1. In Time
En el año 2161, el gen del envejecimiento humano ha sido desactivado. Al cumplir los
veinticinco años, las personas dejan de envejecer, pero sólo tienen un año más de vida.
Transcurrido ese año, mueren de un ataque cardíaco a menos que «ganen» tiempo y
rellenen con él sus «relojes de vida», que llevan la cuenta regresiva como un reloj
digital en sus antebrazos izquierdos.
El tiempo de vida se ha convertido en «dinero» y es la forma con que la gente paga sus
lujos y necesidades. Los ricos pueden vivir eternamente, mientras que el resto debe
negociar o pedir préstamos para poder vivir el día a día (sus «relojes de vida» a lo más
tienen siete días de vida). Cada persona vive en una «zona horaria» distinta, en función
de su estatus social. Los pobres viven en los guetos de Dayton. Para ellos, el trabajo de
cada día sirve para ganar un par de horas más de vida que también deberán utilizar
para pagar las necesidades diarias. Los ricos viven en la lujosa Nueva Greenwich y
pueden vivir durante siglos o milenios en función de la cantidad de tiempo que han
adquirido. Cada «zona horaria» está cercada con muros donde se cobran peajes en
tiempo cada vez más costosos para evitar que la gente «pobre» pueda cruzar o
emigrar a lugares de niveles sociales más altos.
Will Salas es un trabajador de una fábrica de veintiocho años que vive con su madre de
cincuenta, Rachel, en los guetos. Un día, Will y su mejor amigo, Borel, visitan un bar
donde ven que un hombre, Henry Hamilton que tiene más de un siglo en su reloj y
hace alarde de su tiempo ante los demás. Hamilton es atacado por Fortis, el jefe
mafioso de setenta y cinco años de edad, perteneciente a una banda llamada «Los
Minuteros», quienes roban tiempo a los demás con el uso de la fuerza. Will le ayuda a
Hamilton a escapar y lo lleva a una fábrica abandonada, donde este le dice a Will que
hay tiempo suficiente para todo el mundo, pero que se ha estado guardando
únicamente para que los ricos se vuelvan inmortales. Así, además, controlan la
superpoblación mundial (subiendo el costo de la vida: impuestos, servicios y alimentos,
por ende la gente más humilde corre el riesgo de que su reloj se consuma y finalmente
muera). Los ricos lo llaman «el sistema». Hamilton afirma que nadie debe morir antes
de tiempo y confiesa que ya está harto de seguir vivo y su mente está cansada después
de sus ciento cinco años vividos.
Mientras Will duerme, Hamilton le transfiere el tiempo de vida que le queda. Al
despertar, Will descubre el tiempo en su reloj y ve a Hamilton lanzarse al río. Trata de
salvarlo, pero sólo logra que una cámara de vigilancia detecte su presencia. Huye de la
zona, pero la policía, los «guardianes del tiempo», dirigidos por Raymond León,
comienzan a perseguirlo porque creen que él mató a Hamilton para robarle su tiempo.
Will quiere ver a su madre para festejar su cumpleaños. Pero ella muere al acudir a la cita. El
tiempo que le queda no es suficiente para llegar a pie y el chofer del autobús que debe tomar
no acepta que ella pague menos de la tarifa del transporte, la cual también se paga con tiempo
y ha aumentado. Recordando lo que Hamilton le dijo