el CTE 6 DOCENTES 2 2023-2024abcdefghijoklmnñopqrstuvwxyz
Latín II 2014 Andalucía
1. CUADERNO
DE
LATÍN II
(ANDALUCÍA – 2014)
Incluye ediciones bilingües de la Guerra civil de César y de la
Guerra de Yugurta de Salustio.
Prof. Juan J. Bossini
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3. ÍNDICE.
UNIDAD 1.
1.1. Los géneros literarios romanos. La tradición latina.
Características de la Literatura latina. Etapas de la Literatura
latina.
1.2. La transmisión de la Literatura antigua (Bibliotecas y
circulación de libros).
1.3. Textos: César, Guerra civil I.
1.4. Formas personales del verbo.
1.5. Reglas de evolución fonética.
Apéndice. Utilización del diccionario.
Actividades complementarias.
UNIDAD 2. El Teatro romano.
2.1. El teatro (Plauto. Terencio. Séneca).
2.1.1. Características del género.
2.1.2. Principales autores y obras.
2.1.3. Influencia posterior.
2.2. Lecturas: Plauto, Aulularia, Prólogo y Acto I, Escena I;
Terencio, Hecira, Segundo Prólogo y Acto I, Escena I; Séneca,
Fedra, Acto , vv. 1-50.
2.3. Textos: César, Guerra civil II.
2.4. Morfosintaxis nominal y pronominal. Las preposiciones.
Los complementos de lugar.
2.5. Derivación y composición en castellano.
Apéndice. Métrica latina (I): Nociones generales de Prosodia
latina. Los metros de los cómicos latinos (Plauto. Terencio).
Actividades complementarias.
UNIDAD 3. La Historiografía romana.
3.1. La Historiografía (César. Salustio. Livio. Tácito).
3.1.1. Características del género.
3.1.2. Principales autores y obras.
3.1.3. Influencia posterior.
3.2. Lecturas: César. Guerra de las Galias, Libro I, Capítulo I;
Salustio, Conjuración de Catilina, Capítulo I; Tito Livio, Ab
urbe condita, Libro I, Capítulo I; Tácito. Anales, Libro I,
Capítulo I.
3.3. Textos: César, Guerra civil III.
3.4. Valores de cum y ut.
3.5. Étimos latinos (I).
Apéndice. La Epistolografía latina.
Actividades complementarias.
UNIDAD 4. La Poesía épica romana.
4.1. La épica (Virgilio. Lucano).
4.1.1. Características del género.
4.1.2. Principales autores y obras.
4.1.3. Influencia posterior.
4.2. Lecturas: Virgilio, La Eneida, Libro I, vv. 1-52; Lucano, La
Farsalia, Libro I, vv. 1-52.
4.3. Textos: Salustio, Guerra de Yugurta caps. 1-42.
4.4. Morfosintaxis del infinitivo.
4.5. Étimos latinos (II).
Apéndice: La poesía didáctica latinab.
Actividades complementarias.
UNIDAD 5. La Poesía lírica romana.
5.1. La Poesía lírica (Catulo. Horacio. Ovidio).
5.1.1. Características del género.
5.1.2. Principales autores y obras.
5.1.3. Influencia posterior.
5.2. Lecturas: Catulo,, Poema LXIV, vv. 1-51; Horacio, Epodos,
II; Ovidio, Las Metamorfosis, I, 1-51.
5.3. Textos: Salustio, Guerra de Yugurta caps. 43-83.
5.4. Morfosintaxis del participio.
5.5. Étimos latinos (III).
Apéndice. Métrica latina (II): Métrica de la Poesía lírica
romana..
Actividades complementarias.
UNIDAD 6. La Fábula. La Sátira. El Epigrama (en Roma).
6.1. La Fábula. La Sátira. El Epigrama (Fedro. Juvenal. Marcial).
6.1.1. Características de los géneros.
6.1.2. Principales autores y obras.
6.1.3. Influencia posterior.
6.2. Lecturas: Fedro, Fábulas, I. 1; Juvenal, Sátiras, I, vv. 1-50;
Marcial, Epigramas, I, 1 y 2.
6.3. Textos: Salustio, Guerra de Yugurta caps. 84-114.
6.4. Conjunciones subordinantes adverbiales.
6.5. Étimos latinos (IV).
Apéndice. Poesía bucólica y Poesía elegíaca latinas.
Actividades complementarias.
UNIDAD 7. La Oratoria y la Retórica en Roma.
7.1. La Oratoria y la Retórica (Cicerón. Quintiliano).
7.1.1. Características del género.
7.1.2. Principales autores y obras.
7.1.3. Influencia posterior.
7.2. Lecturas: Cicerón, Catilinarias, I, 1-2; Quintiliano,
Instituciones oratoriae, I, 1.
7.3. Textos y actividades correspondientes: Opción A de las
PAEGs.
Apéndice. La Filosofía en Roma.
Actividades complementarias.
UNIDAD 8. La Novela en Roma.
8.1. La Novela (Petronio. Apuleyo).
8.1.1. Características del género.
8.1.2. Principales autores y obras.
8.1.3. Influencia posterior.
8.2. Lecturas: Petronio, Satiricón, CXI-CXII (La matrona de
Éfeso); Apuleyo, El asno de oro, III, 24-27.
8.3. Textos y actividades correspondientes: Opción B de las
PAEGs.
Apéndice. Literatura científico-técnica romana.
Actividades complementarias.
UNIDAD 9. La romanización de la Bética.
9.1. La romanización de la Bética (Factores de romanización de
la Bética).
9.2. Lectura: J.A. Cebrián, La aventura de los romanos en
Hispania; págs. 173-178.
9.3. Textos y actividades correspondientes: PAEGs. (a elegir
entre las dos opciones).
Apéndice. Literatura jurídica romana.
Actividades complementarias.
ANEXO I. César, Guerra civil (bilingüe).
ANEXO II. Salustio, Guerra de Yugurta (bilingüe).
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5. UNIDAD 1. LOS GÉNEROS LITERARIOS ROMANOS. LA
TRADICIÓN LATINA. CARACTERÍSTICAS DE LA
LITERATURA LATINA. ETAPAS.
Índice.
1.1. Los géneros literarios romanos. La tradición latina.
Características de la Literatura latina. Etapas de la
Literatura latina.
1.2. La transmisión de la Literatura antigua (Bibliotecas y
circulación de libros).
1.3. Textos: César, Guerra civil I.
1.4. Formas personales del verbo.
1.5. Reglas de evolución fonética.
Apéndice. Utilización del diccionario.
Actividades complementarias.
1.1. Los géneros literarios romanos. La tradición latina. Características de la Literatura latina. Etapas de
la Literatura latina.
1.1.1. Los géneros literarios romanos.
En literatura se define como género literario "cada una de las distintas categorías en que se pueden ordenar las
obras literarias" (DRAE). En la literatura clásica acostumbramos a clasificarlas en diferentes géneros y subgéneros para
que sea más sencillo su estudio y didáctica. Pero, ¿según qué criterio se clasifican los géneros literarios?
La clasificación de los géneros se basa principalmente en los caracteres formales de la obra (prosa, verso, etc.),
pero también en los de su contenido (amoroso, humorístico, moral, didáctico, etc.).
Para facilitar su comprensión y estudio, se suele hacer una primera clasificación distinguiendo entre POESIA
(composición en verso), PROSA (textos de carácter narrativo) y TEATRO (composición mixta). Este criterio
esquemático es el que vamos a seguir a la hora de clasificar los géneros literarios de la literatura latina que estudiaremos
durante este curso.
Dentro de la poesía, la literatura latina, según el tipo verso empleado y el contenido de la composición, tiene
estos géneros: poesía épica, poesía lírica, fabula, sátira, epigrama.
La prosa latina se divide en los siguientes géneros: historiografia, novela, oratoria.
Consideración aparte merece el teatro. Este género literario, además de un texto que combina el verso con un
acompañamiento musical, implica también una acción, para cuya representación se necesitan unos actores y un público.
En la literatura latina podemos distinguir los siguientes géneros dramáticos: comedia y tragedia.
Veamos ahora los subgéneros literarios que configuran la POESIA, es decir, las composiciones en verso:
- POESÍA ÉPICA (La estudioaremos en la Unidad 4). Es una composición realizada en versos hexámetros que narra las
hazañas de los héroes, en las que pueden intervenir dioses. Deriva de la palabra griega ἔπος que significa palabra, relato.
Ejemplos: en el mundo griego podemos citar la Iliada y la Odisea de Homero, y en Roma la Eneida de Virgilio.
- POESÍA LÍRICA (La estudiaremos en la Unidad 5). Es un tipo de composición en verso de diferentes metros (dístico
elegíaco, hexámetro, estrofa safica, etc.). La temática de estas composiciones es de carácter amoroso o relacionada con
la vida cotidiana. En el mundo griego citamos a Alceo, Safo, Píndaro; en el mundo romano distinguimos a autores como
Catulo, Horacio, Ovidio.
- SÁTIRA (La estudiaremos en la Unidad 6). Es una composición generalmente en verso cuyo objetivo es criticar la
política y la sociedad del momento, poniendo de manifiesto sus defectos. A veces puede tener un fin moralizador. En
Roma podemos distinguir a poetas como Lucilio, Catulo, Horacio, Persio, Juvenal.
- EPIGRAMA (La estudiaremos en la Unidad 6). Se trata de una composición en verso muy breve, que en origen era
una inscripción poética encomiástica (alabanza) de carácter funerario. Posteriormente asumió un carácter satírico e
ingenioso. En Roma se distinguió principalmente en este genero el hispano Marcial.
- FÁBULA (La estudiaremos en la Unidad 6). Se trata de un tipo de composición breve protagonizada por animales,
que personifican virtudes y defectos de los humanos y cuyo final tiene una función moralizante. Dentro de este género
5
6. podemos señalar al autor Esopo en Grecia y a Fedro en Roma.
Pasemos a ver, ahora, los subgéneros pertenecientes a la PROSA.
- HISTORIOGRAFÍA (La estudiaremos en la Unidad 3). Es la descripción e interpretación de la Historia de un
determinado pueblo, en la que se recogen hechos y personajes significativos. Nacido en Grecia donde se distinguieron
los historiadores Herodoto y Tucidides, en Roma fue un género que tuvo importantes autores, entre los que sobresalen
César, Salustio, Tito Livio, Tácito, Suetonio, Amiano Marcelino.
- NOVELA (La estudiaremos en la Unidad 8). Es un género literario en prosa de carácter narrativo, cuya trama y
personajes son ficticios y cuyo objetivo es entretener al público. Su carácter de evasión queda reflejado en las dos
únicas novelas que se conocen de la literatura latina: el Satyricon de Petronio y la Metamorfosis o el Asno de Oro de
Apuleyo.
ORATORIA (La estudiaremos en la Unidad 7). Es literalmente el arte de hablar bien en publico, para lo cual es
fundamental aprender a elaborar discursos, de tipo político y judicial. Forman parte del género de la oratoria también
los tratados teóricos. Las escuelas de oratoria o retorica, nacidas en Grecia, tuvieron mucho éxito en Roma. Entre los
principales autores latinos podemos señalar principalmente a Cicerón, como autor de discursos y de tratados, y a
Quintiliano, como maestro de retorica.
Cerramos con el TEATRO (Lo estudiaremos en la Unidad 2).
- COMEDIA. De contenido cómico, su objetivo es provocar la hilaridad del publico, mediante tramas de enredo con un
final feliz, y personajes cuyos defectos se ponen en evidencia (el avaro, el fanfarrón, etc.). Su origen se encuentra en el
mundo griego, donde brillaron autores como Aristófanes y Menandro, mientras que en Roma destacaron Plauto y
Terencio.
- TRAGEDIA. Su contenido es muy diferente. El protagonista suele enfrentarse a un destino adverso, que suele
culminar con su muerte o con la destrucción de su mundo. Si los griegos fueron auténticos maestros del genero
(Esquilo, Sofocles y Euripides), en Roma podemos señalar especialmente a Séneca, originario de Corduba.
1.1.2. La tradición latina.
Las primeras manifestaciones de la literatura latina proceden del siglo III a.C. Después fue evolucionando y
transformándose, a través de distintos géneros y formas. La desintegración del Imperio romano y el desarrollo gradual
de las lenguas románicas a partir del latín vulgar (la lengua no literaria del pueblo llano) no afectó durante siglos la
posición del latín como lengua literaria predominante en Europa occidental. La literatura latina, en una forma
cristianizada, continuó desarrollándose durante la edad media, cuando el latín era la lengua oficial de la Iglesia católica.
Con la aparición del humanismo, en el siglo XIV, y su énfasis por recuperar las formas clásicas del mundo antiguo, se
dio un nuevo impulso creativo al latín, que se mantuvo hasta el siglo XVII. No obstante, la lengua latina sobrevive en
escritores científicos hasta bien entrado el siglo XVIII. René Descartes, Isaac Newton, Baruch Spinoza, Gottfried
Leibniz e Immanuel Kant escribieron algunas de sus obras en latín.
Hasta no hace mucho tiempo, en la cultura occidental el conocimiento de la literatura clásica latina (así como
de la griega) era considerado condición necesaria de una sólida educación.
1.1.3. Características de la Literatura latina.
La literatura romana se modeló a partir de la literatura griega y sirvió a su vez como referencia básica,
especialmente en el Renacimiento, para el desarrollo de las literaturas europeas posteriores. Por su estrecha dependencia
formal de los modelos griegos, los escritores latinos ensalzaron las cualidades específicas de la cultura romana y, lo que
es más importante, casi todos los escritores romanos contribuyeron con sus escritos a la misión civilizadora de Roma en
el mundo. Los logros más importantes de la literatura latina se encuentran en la poesía épica y lírica, en la retórica, la
historia, el drama cómico y la sátira, género literario que los romanos inventaron.
1.1.4. Etapas.
- Período primitivo.
La literatura latina se inicia con Livio Andrónico, que llegó a Roma siendo un esclavo de habla griega.
Tradujo en verso el poema épico de Homero, la Odisea, al latín, y escribió las primeras piezas dramáticas en esta
lengua, así como traducciones de obras griegas. El primer escritor romano nativo fue Gneo Nevio (270-201? a.C.), que
siguió el ejemplo de Livio Andrónico. Sus comedias tuvieron mucho éxito. Compuso también el Bellum poenicum, un
poema épico sobre la primera de las guerras púnicas entre Roma y su rival Cartago. Sin embargo, el primer escritor
romano verdaderamente importante fue Quinto Ennio, famoso por sus Annales, un poema enérgico y vigoroso que
cuenta la historia de Roma y sus conquistas en versos hexámetros adaptados con éxito del griego al latín. El esfuerzo
pionero de Ennio sirvió como modelo para la épica romana y fue muy imitado por poetas posteriores que refinaron las
asperezas de su estilo. Sólo se conservan fragmentos diseminados de estos primeros escritores, pero disponemos de 21
obras de teatro del primer dramaturgo importante de la literatura romana, Plauto. La comedia fue la más importante
aportación romana al desarrollo del drama; las obras ágiles de Plauto sirvieron de modelo a la comedia europea
posterior y han sido representadas e imitadas hasta hoy. Su mundo de amos ignorantes, esclavos astutos, doncellas
inocentes y jóvenes sin esperanza que se enamoran absurdamente, fue heredado por el segundo autor romano de
comedias, Terencio. Sus obras son quizá menos divertidas pero más conmovedoras que las de su predecesor.
Catón el Viejo, político conservador y enemigo implacable de Cartago, fue el primer maestro de la prosa
romana. Orador hábil, proporcionó los primeros modelos a la retórica romana. Su tratado sobre agricultura, De agri
6
7. cultura, aún se conserva. El gran maestro de la sátira, un género supuestamente inventado por Ennio, fue Cayo Lucilio,
que introdujo el uso de palabras mordaces que ridiculizan despiadadamente una gran variedad de locuras humanas,
tanto en el terreno privado como en el público. Sólo se conservan fragmentos de su obra.
- La Edad de Oro: Poesía.
El precursor de la época más brillante de la poesía romana fue Lucrecio, cuyo poema didáctico De
rerum natura argumenta en versos elocuentes que los dioses no intervienen en asuntos humanos. Su finalidad era liberar
a la gente de la superstición y del miedo a la muerte. Catulo, el primer gran poeta lírico en latín, se inspiró en modelos
griegos. Sus poemas largos son complejos y eruditos, pero le caracterizan en mayor medida los poemas líricos más
cortos, algunos de los cuales son puras declaraciones de amor a una mujer llamada Lesbia o están dedicados a su
hermano muerto. En otros saca a relucir la vena de su ingenio mordaz e hiriente contra sus enemigos políticos. Su
palabra rigurosa e intensa ha sido una fuerza impulsora en la historia de la lírica europea desde el redescubrimiento de
su obra a comienzos del Renacimiento.
Reconocido como el más grande de los poetas latinos, tanto en vida como en tiempos posteriores, Virgilio
escribió al principio de su carrera las Églogas, diez poemas pastorales que se convirtieron en modelos permanentes en
su género. A estas siguieron las Geórgicas, poemas sobre la vida de los agricultores. Sin embargo, la obra maestra de
Virgilio es la Eneida, un poema épico que narra cómo el héroe troyano Eneas viajó a Italia para encontrar el
asentamiento donde se fundaría Roma. En este complejo poema, inspirado en la obra de Homero, contrasta el deseo de
paz con la admiración tradicional de la virtud militar.
El amigo de Virgilio, Horacio, se convirtió en el maestro de la oda adaptando hábilmente los metros griegos al
latín. De su mejor poesía se desprende también un elegante sentido del humor. La tradición de la elegía de amor, que
empezó Catulo, fue continuada deuna manera tierna y melancólica por Alibio Tibulo (c. 48-19 a.C.). El último de los
tres libros que se le atribuyen incluye poemas de amor directos y conmovedores escritos por su contemporánea Sulpicia,
los únicos poemas que se conservan de una mujer romana. Más dinámicas y complejas son las elegías de amor escritas
por Sexto Propercio, registros turbulentos de sus difíciles amoríos con Cintia. La tradición elegíaca concluyó con la
obra de Ovidio, que cultivó el género de una manera festiva. Prolífico poeta, es más conocido por su Ars amatoria, y por
su obra más importante, la Metamorfosis, un largo poema que constituye una recuperación de gran parte de los mitos
antiguos.
- La Edad de Oro: Prosa.
La Edad de Oro de la poesía romana se correspondió con la de la prosa. El autor más destacado, Cicerón, fue un político
y orador cuya retórica se convirtió en un modelo para la oratoria europea posterior. Los discursos más conocidos de
Cicerón son los que profirió contra el conspirador político Catilina, pero otros muchos son igual de oportunos y
certeros, por el magistral uso que hace de los ritmos y cadencias de la lengua latina, conjugados para alcanzar efectos
persuasivos y contundentes. Cicerón destacó también con obras en prosa de un estilo más relajado, tratados sobre
retórica y filosofía tales como los famosos textos sobre la amistad y los tiempos pasados. También se conserva gran
parte de su reveladora y extensa correspondencia.
Igualmente famoso como escritor de prosa fue el contemporáneo de Cicerón, Julio César. Sus comentarios
claros y enérgicos sobre La guerra civil y Comentarios sobre la guerra de las Galias (De bello civili y De bello gallico)
también se convirtieron en importantes modelos en su género. El principal historiador romano fue Tito Livio, que
escribió la larga historia de Roma Ab urbe condita, también conocida como Décadas, de la que sólo se conserva cerca
de una cuarta parte y que continúa siendo una fuente básica de este periodo.
- La Edad de Plata.
A la Edad de Oro siguió lo que a menudo se conoce como la Edad de Plata de la literatura latina, en el siglo I d.C.;
aunque sobrepasada por el brillo del siglo anterior, durante este periodo se produjo un valioso conjunto de obras
importantes. La Eneida de Virgilio pareció consumar hasta tal punto la perfección del género épico que los poetas
posteriores tuvieron más dificultades que ayudas por su ejemplo. Sin embargo, Lucano, cuya epopeya Farsalia narra
incidentes de la guerra civil romana con un estilo animado, y Publio Papinio Estacio, un escritor muy admirado en la
Edad Media, supieron abordar eficazmente la tradición épica. la Tebaida (91?), obra principal de Estacio, es una
epopeya vigorosa y poco organizada que lleva al límite las formas del estilo virgiliano. Figura descollante de la edad de
plata fue Séneca, tutor del famoso emperador Nerón. Séneca expuso las doctrinas de la filosofía estoica en cartas y
tratados quetuvieron una gran influencia. Escribió varias tragedias que exploraban el tema del mal y sus consecuencias,
la omnipresencia de la muerte, la culpa voluntaria e involuntaria, la pasión y el abuso de poder.
Durante este periodo se produjeron obras de interés en varios estilos satíricos. El esclavo Fedro, que se
convirtió en hombre libre con el emperador Augusto, escribió en verso versiones latinas de las populares fábulas del
griego Esopo. El escritor más original de su época fue tal vez el galante Petronio, cuyo sorprendente Satiricón (60?),
una extensa obra en verso y prosa de la que sólo se conserva parte, es una narración enormemente entretenida que
describe vivamente un amplio conjunto de excesos humanos. La sátira en verso está representada por el áspero y
complejo Persio y el amargo, pero entretenido, Juvenal. La más corta de las formas poéticas, el epigrama, fue
perfeccionada por Marcial, cuyos versos socarrones e ingeniosos son un modelo en su género.
La prosa del siglo I d.C. incluye la obra de varios escritores didácticos notables. Plinio el Viejo fue un autor
prolífico cuya Historia natural sirvió durante generaciones como modelo de libro de texto sobre historia natural. La
7
8. Institución oratoria (95?) del retórico Quintiliano es también un estudio importante dedicado a la teoría y práctica de la
oratoria, que incluye además algunas de las críticas literarias romanas más equilibradas. Varios destacados historiadores
escribieron también durante este periodo. Cornelio Tácito relató dramáticamente los acontecimientos de su época y la
que lo precedió en sus Historias y Anales; escribió asimismo una famosa descripción de Germania y sus habitantes,
Germania (98?). La vida de los Césares (121?), de Suetonio, es famosa por sus animadas biografías de los césares y su,
a menudo, demoledora descripción de lo que para los lectores actuales es el periodo más rico de la historia romana.
- Último período.
Durante los siglos siguientes, la literatura romana declinó al mismo tiempo que la fortuna política del
Imperio, pero destacaron unas pocas figuras. La Metamorfosis (también conocida con el título El asno de oro) de Lucio
Apuleyo es una narración en prosa entretenida que incluye la historia, elegantemente relatada, de Cupido y Psique. En
el siglo IV sobrevino un último impulso literario pagano con el sabio y perspicaz Ambrosio Teodosio Macrobio, que
escribió una especie de sumario de la antigua cultura en su Saturnalia.
- Los primeros escritores cristianos.
Las primeras manifestaciones de escritura cristiana en latín se superponen a la última escritura pagana.
El primer escritor cristiano importante fue Tertuliano, un maestro de la prosa. Uno de los escritores cristianos más
influyentes de su época fue el padre de la iglesia san Ambrosio, conocido sobre todo por su correspondencia y por sus
himnos. Aurelio Clemente Prudencio inauguró una nueva tradición en la poesía cristiana al emplear recursos de la
literatura pagana para propósitos cristianos. Su Psychomachia, que presenta el alma como campo de batalla donde
luchan las virtudes y las vicios, introdujo el uso de la alegoría en la poesía cristiana.
La prosa cristiana estuvo dominada por dos padres de la Iglesia: san Jerónimo y san Agustín. La obra más
importante de san Jerónimo fue la traducción de la Biblia. Conocida como la Vulgata, ha sido la versión modelo en latín
desde entonces, y ha influido enormemente en la prosa latina y europea. La figura de san Agustín fue una de las más
trascendentales en el pensamiento europeo medieval y renacentista. Sus obras principales, La ciudad de Dios (413-426)
y las Confesiones (400?), emplean el estilo clásico de la retórica ciceroniana de manera conmovedora y personal para
expresar un sentimiento de convicción cristiana.
Otras obras de esta época, no especialmente cristianas en cuanto a su orientación, tuvieron una gran
repercusión en el pensamiento cristiano posterior. De nuptiis Philologiae et Mercurii (400?) es el título que se
popularizó de una curiosa obra de Marciano Minneo Félix Capella, que proporcionó a la cultura cristiana europea un
medio para organizar el conocimiento secular representado por las siete artes liberales, el trivium y el quadrivium. De
consolatione philosophiae, del cónsul Boecio, describe con maestría y sosiego cómo la vida espiritual puede ser una
fuente de paz interior en tiempos adversos.
- La Literatura latina de la Edad Media.
La literatura latina medieval prosigue la tradición de la literatura cristiana primitiva. San Isidoro de
Sevilla reunió un compendio de la cultura de su época en los veinte libros de las Etimologías (623), que sirvieron como
obra de referencia durante la edad media tardía. El género histórico fue también importante durante este periodo, con
algunas obras interesantes desde el punto de vista literario. En el 731, el inglés Beda el Venerable escribió versos en
latín, además de concluir una inestimable historia de la Iglesia en su país. La obra en prosa más admirada de su época
fue la biografía de Carlomagno escrita por el erudito franco Einhard.
La corte de Carlomagno reunió a un notable grupo de poetas. Destacan entre ellos el erudito inglés Alcuino de
York y el sabio arzobispo de Maguncia Rabanus Maurus, que pudo ser el autor del magnífico himno “Veni Creator
Spiritus”. También fue esta una época de ejemplos notables en poesía litúrgica. La forma conocida como secuencia,
cantos en latín para ser ejecutados durante la misa, surgió en el siglo IX y está particularmente asociada a Notker
Balbulus, de la abadía de Gall.
Diversas clases de poemas largos fueron también característicos de la primera época de la edad media. La
historia de Reynard the Fox, una fábula de animales, apareció en versos latinos en el siglo X. También se escribieron
poemas épicos más serios. Especialmente notable es el poema heroico Waltharius, atribuido al monje suizo Ekkehard I
el Viejo, basado en la vida del rey Walter de Aquitania.
Gran parte de la mejor poesía de la edad media fue anónima, en especial los versos líricos de la literatura
goliárdica, escritos por estudiantes y monjes vagabundos, que cantaban los placeres de la bebida y el amor carnal, y
ridiculizaban al clero y a la poesía devota tradicional. Estos poemas anónimos se conservan en varios manuscritos. Uno
de los más conocidos es Carmina Burana. Mientras tanto continuó escribiéndose poesía religiosa, con ejemplos
destacados como la secuencia conmovedora, también usada como himno, “Stabat Mater Dolorosa”, de Jacopone da
Todi, y el impresionante “Dies Irae”, del fraile italiano Tomás de Celano.
Se conserva un número considerable de obras de teatro religiosas medievales que son antecesoras directas del
drama moderno. Desarrolladas en un contexto de servicios litúrgicos, incluyen las formas conocidas como misterios
(véase Autos). La monja germana Hrosvitha adaptó las técnicas dramáticas de Terencio a temas cristianos con
resultados curiosos. Sin embargo, al margen de su obra, estos dramas son, en su mayor parte, anónimos.
La prosa de ficción fue también cultivada dentro de la literatura en latín popular, generalmente en forma de
cuentos cortos; ejemplos de ellas son las colecciones ampliamente leídas del siglo XIII que se conocen por Gesta
romanorum. La Legenda aurea, una colección de vidas de santos del arzobispo de Génova Jacobo de Voragine, también
8
9. fue muy popular.
Durante este periodo el latín sirvió como lengua de cultura en Europa y se conserva un vasto conjunto de prosa
especializada, como la filosofía escolástica. Algunos filósofos, como el sabio francés Abelardo, escribieron obras de
mérito literario. Sus poemas de amor y canciones seculares se han perdido, pero se conservan sus himnos religiosos y la
correspondencia intensa y conmovedora con su querida Eloísa. Dos obras importantes del poeta erudito Alain de Lille,
Anticlaudianus y De planctu naturae, son intentos alegóricos y filosóficos por determinar el lugar de los seres humanos
en el universo natural. Pese a que los escritores empezaron a emplear las lenguas vernáculas cada vez más, los tratados
técnicos continuaron escribiéndose en latín. El gran poeta italiano Dante Alighieri empleó la lengua latina en tratados
sobre el papel de la monarquía (De monarchia) y sobre los usos de la lengua italiana (De vulgari eloquentia).
- La Literatura latina del Renacimiento.
La última gran época de creatividad en latín, el Renacimiento, se concretó en la obra del humanista
italiano Petrarca en el siglo XIV. El humanismo fue un movimiento que pretendía recrear la experiencia clásica
reviviendo el lenguaje, el estilo y los géneros de la literatura latina.
La obra en latín más lograda de Petrarca incluye Secretum (1343), donde el poeta monologa y se somete a
interrogatorio, así como su extensa correspondencia, en prosa y verso. La tradición de la prosa humanista en Italia fue
continuada por escritores como Poggio, famoso por una brillante crónica de la Florencia de la época y por su Facetiae
(1438-1452), una colección de divertidos relatos.
Durante el Renacimiento, el latín continuó siendo la lengua técnica e intelectual en Europa. Los estudios
lingüísticos del humanista italiano Lorenzo Valla abrieron el camino a eruditos futuros y tuvieron una enorme
trascendencia en el pensamiento y el estilo literario de la época. En el campo literario destacan los escritos filosóficos
de Marsilio Ficino, que trató de conciliar el platonismo con el cristianismo, y los de Giovanni Pico della Mirandola,
famoso por su De hominis dignitate oratio (1486).
Al mismo tiempo que se desarrollaba la prosa en latín en la Italia del Renacimiento, hubo una notable
producción en verso. El mejor poeta fue Giovanni Pontano, en cuya obra se conjugan el vigor erótico y la exaltación de
la vida familiar. Un exiliado griego, Michael Marullus, escribió vehementes himnos en latín dirigidos a los dioses
paganos, y el humanista florentino Poliziano escribió poesía tanto en latín como en italiano. La obra de Marco Girolamo
Vida incluye un importante tratado en verso sobre el arte de la poesía, Ars poetica, y su Christiad (1535) es quizá lo más
parecido a una epopeya renacentista en latín. El tratado De arte dicendi (1556), del español El Brocense, es un ejemplo
de las gramáticas prácticas comunes en la época.
Otras latitudes de Europa también fueron escenario de una obra excelente en latín que continuó la tradición
iniciada en Italia. Entre las más significativas, destaca la del sabio humanista holandés Erasmo, cuya amplia producción
incluye el divertido Elogio de la locura (1511). El estadista inglés Tomás Moro, amigo de Erasmo, escribió una obra
visionaria en latín, Utopía (1516), que continúa siendo significativa en el pensamiento político occidental. La novela en
latín más conocida del Renacimiento es Argenis (1621), del poeta y satírico escocés John Barclay.
Entre la poesía escrita en latín más difundida en Europa se encuentra el apasionado Basia, del escritor holandés
Johannes Secundus. El galés John Owen fue famoso por sus epigramas en latín. La tradición de la poesía latina en el
norte de Europa continuó en el siglo XVII. Dos poetas jesuitas, Casimir Sarbiewski de Polonia y Jacob Balde de
Alsacia, escribieron una poesía horaciana admirable de tema cristiano.
1.2. Lectura: La transmisión de la Literatura antigua (Bibliotecas y circulación de libros).
Bibliotecas y circulación de libros.
Hasta mediados del siglo II a.C. no puede decirse que Roma contase con una literatura propia
cuantitativamente importante. Pero por entonces, ya existe una nobleza ilustrada, que seguía los dictados literarios y
filosóficos de las modas helénicas y se había dado el fenómeno del mecenazgo, en torno al llamado círculo de Escipión.
Es de suponer que los libros circulaban, aunque no hubiese ni un sistema organizado para su difusión, y que existían
bibliotecas privadas, al menos las que habían llegado a Roma desde Grecia como botín de guerra. Un siglo más tarde,
en época de Cicerón, ya hay constancia de la existencia en Roma de un sistema de edición y difusión de libros; incluso
hay un barrio donde los libreros abren sus florecientes negocios: el Argiletum (la zona comprendida entre el foro y la
Subura). Los libreros romanos podían lograr fabulosos beneficios colo que hoy conocemos como ”derechos de autor”.
Colocaban a la entrada de sus tiendas llamativos carteles con los títulos y precios de las novedades. Solían tener la
exclusiva de los autores importantes; así Tito Pomponio Ático era editor de Cicerón, los hermanos Sosii de Horacio,
Atrecto y Segundo de Marcial, Doro de Séneca, y Trifón de Quintiliano.
El proyecto para fundar la primera biblioteca pública de Roma se debe a Julio César, que incluso encargó a
Varrón que recopilase libros para ella. Pero César no vio cumplido su deseo. Sería Gayo Asinio Polión quien fundase la
primera biblioteca pública de Roma en el 39 a.C., en el Atrium Libertatis. No mucho después, Augusto fundó una
biblioteca aneja al templo de Apolo del Palatino (28 d.C.) y otra en el Campo de Marte. Y desde entonces se siguieron
abriendo bibliotecas: la del Pórtico de Octavia, la construida por Tiberio en la Domus Tiberiana, la del Templo de la
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10. Paz, abierta por Vespasiano, la Biblioteca Ulpia, levantada por Trajano, otra más en el Capitolio, etc. Las bibliotecas
romanas podían formar parte de los grandes complejos arquitectónicos, como las termas o los templos, y estar a
disposición de sus visitantes. Se calcula que Roma llegó a tener en el siglo II hasta veintiocho bibliotecas públicas. En
cuanto a las privadas, algunas también fueron considerables, como la del poeta Persio. Los gramáticos se aplicaron al
estudio y comentario de las obras de los autores nacionales y, de éstos, los más importantes pasaron a formar parte con
sus textos de los programas educativos de las escuelas. Este último factor suponía una selección consciente, que
determinó la fortuna de la transmisión de algunos autores, que quedaban a expensas de los gustos de cada época.
En el siglo VI se produjo el derrumbe cultural del Imperio Romano, que ya estaba anunciado desde el siglo III.
Con las invasiones bárbaras, la continuidad de la cultura romana se rompió en muchos puntos, y los restos de la
civilización clásica fueron paulatinamente quedando en manos de la iglesia. Los fondos de las grandes bibliotecas
públicas y privadas que se salvaron de la catástrofe tuvieron como último reducto las bibliotecas de los nacientes
monasterios. No obstante, la mayor parte de la literatura latina perduraba a comienzos del siglo VI, pese al ambiente
hostil de los centros monásticos, debido a que el prestigio de la tradición pagana no tenía parangón en la cultura
cristiana; las obras de los autores paganos seguían constituyendo modelos dignos de imitación y estudio.
En las postrimerías del mundo tardo-antiguo aparecen, no obstante, algunos personajes a los que cabe
considerar en conjunto como puente cultural hacia unos siglos en los que hay más sombras que luces: Símaco, Boecio,
Casiodoro, Benito de Nursia o Isidoro de Sevilla, entre otros, contribuyeron con su persona y con su obra a que no se
olvidara el interés por el libro y por la lectura.
Hay muchos testimonios de la existencia de bibliotecas en los monasterios. San Benito, en su Regula, prescribe
a los monjes que durante la Cuaresma accipiant omnes singulos codices de bibliotheca (”todos cojan códices de la
biblioteca, uno cada uno”), y que lean esos códices a mane usque ad tertiam plenam (”desde el amanecer hasta la hora
tercia”).
También sabemos que la copia de códices era un deber monástico, y, desde luego, para poseer una biblioteca es
imprescindible la copia y el intercambio de libros entre los monasterios. A lo largo de la Edad Media europea, los
monasterios y abadías se convirtieron en focos de cultura. En muchos casos, disponían de escuela orientada tanto a la
formación de monjes como a la de laicos. En la Baja Edad Media algunas de estas escuelas compitieron con las de las
catedrales, y luego lo harían con las universidades. La importancia de un centro monástico se correspondía con la
calidad y la cantidad de los libros que se copiaban y de los fondos de su biblioteca, que se convertían así en el más
preciado tesoro. En los estantes predominaban los textos religiosos, pero había sitio para los textos de la Antigüedad
pagana.
Escribas, amanuenses, copistas.
En Egipto los escribas formaban parte de una jerarquía administrativa. El aprendiz de escriba, siempre de
familia principal, recibía de otro escriba las enseñanzas de su oficio desde muy joven. Dadas las características de las
escrituras egipcias (hierática, jeroglífica y demótica), se diría que el escriba tenía mucho de pintor. Sentado sobre el
suelo con las piernas cruzadas, escribía en el papiro, extendido sobre sus rodillas, con una pluma de caña o un tallo de la
misma planta del papiro; escribía de derecha a izquierda en columnas verticales y a mano levantada.
Si nos atenemos exclusivamente a lo que afecta a la transmisión de la literatura por vía de copia, hay que decir
que en Grecia, y más tarde en Roma (su literatura comienza en el siglo III a.C.), el de amanuense era un oficio servil. El
dominus ocasionalmente podía hacer copiar a sus esclavos, con destino a su biblioteca particular, cualquier libro, pero
por lo general, al menos a finales de la República, recurría al librero profesional (bibliopola o librarius, aunque este
término se hacía extensivo al copista) para comprar su copia o encargarla. El librero tenía a varios copistas trabajando
para atender sus encargos, pero sabemos muy poco de las condiciones en que trabajaban.
La información acerca de la copia de libros en la Antigüedad es escasa, si bien el panorama cambia cuando los
centros monásticos se convierten en depositarios del legado escrito. La labor de copia se realizó en condiciones muy
diversas, dependiendo de las épocas, e incluso de la orden monástica de que se tratase. El copista podía escribir aislado
en su celda: es el caso de los monjes cartujos y de los cistercienses; este tipo de copia presupone que el copista trabajaba
leyendo directamente un modelo. En los scriptoria, por el contrario, los monjes escribían colectivamente al dictado, de
manera que era posible realizar varias copias simultáneamente.
Las características del scriptorium dependían de cada monasterio, podía ser un edificio aparte dentro del
recinto, o bien contar con varias dependencias alineadas en las galerías que rodeaban el claustro.
Los copistas trabajaban mientras había luz diurna, una vez cumplidas sus demás obligaciones. Un manuscrito
acabado implicaba muchas horas de trabajo silencioso, forzando la vista, con una luz pobre y sin posibilidad de utilizar
velas o candiles, por el peligro que suponía para el libro, y en una postura que no permitía apoyar la espalda. Con la
mano derecha, el copista utilizaba la pluma de ganso para escribir, con la izquierda, el rasorium, con el que afilaba la
pluma, alisaba la superficie irregular del pergamino o corregía los errores. Cada día el copista copiaba una porción del
exemplar o modelo que le habían encomendado, sin distraerse y sin manifestar su opinión jamás. En una especie de
”trabajo en cadena”, para copiar una obra podían alternarse más de un copista, o bien trabajar al mismo tiempo
repartiéndose los cuaterniones.
A finales de la Edad Media un copista con experiencia escribía una media de dos o tres folios por día, mientras
que uno no profesional podía escribir hasta nueve o diez, pero lo hacía cometiendo más faltas.
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11. Copiar una obra requería a menudo varios meses, lo que puede dar idea del costo de un códice así. Eso sin
contar con el trabajo de los iluminadores. Los copistas que contaban con experiencia y habilidad eran muy apreciados
ya que resultaba de trascendental importancia que no hubiera errores en el proceso de copia, y de ello dependía la
reputación del scriptorium. Un manuscrito terminado y revisado era un objeto de gran valor, por eso el robo era visto
como un crimen.
Copistas laicos comenzaron a trabajar a sueldo en los scriptoria de los monasterios ya desde el siglo VIII, pero
su número creció con el nacimiento de las Universidades, entre los siglos XII y XIII, cuando comenzaron a establecer
sus talleres en las proximidades de estas instituciones, debido a que la demanda de libros había aumentado
notablemente.
Las escrituras romanas.
Al desarrollarse la literatura romana, surgió la necesidad de contar con una escritura caligráfica libraria. En un
principio lo que se dio fue la simple transposición a tinta de los antiguos modelos de escritura de las inscripciones sobre
piedra, y particularmente de los que pueden verse en las inscripciones monumentales y commemorativas.
Los códices de pergamino más antiguos conservados datan del siglo IV d.C., y por ellos se sabe que las
escrituras fundamentales utilizadas para los libros de época romana fueron: la capital, la uncial y la semiuncial; todas
ellas eran mayúsculas.
- Escritura capital.
Es la más antigua. Las letras mayúsculas, altas e iguales, se llaman ”capitales” por las mayúsculas de
los encabezamientos de los libros o de las iniciales de los capítulos (caput, sing., capita, pl.). Había dos variantes: la
capital cuadrada, tan ancha como alta, tomada de las inscripciones monumentales, que se reservó para ediciones lujosas,
aunque no se conservan muchos testimonios; y la capital rústica, que también tenía un paralelo epigráfico, y era más
estilizada que la cuadrada.
- Escritura uncial.
En el siglo IV apareció otra forma de mayúscula de carácter lujoso, la uncial, que, según se cree, tuvo
su origen en áfrica. Se encuentra en gran número de manuscritos hasta el siglo IX. Consiste en unas grandes letras
redondeadas (el significado etimológico del término es “de una pulgada de alto”). A pesar de su aspecto impresionante,
tenía graves inconvenientes: era lenta de escribir y su tamaño permitía escribir poco texto en cada página.
- Escritura semiuncial.
La semiuncial aparece en el siglo VI, y fue utilizada principalmente en los escritos cristianos hasta el
siglo X; está constituida por una peculiar mezcla de unciales y de formas minúsculas.
Las escrituras nacionales.
Los siglos VII y VIII fueron una época de encarecimiento de los materiales de escritorio. La conquista árabe de
Egipto terminó con el suministro de papiro, y el pergamino se encareció considerablemente.
Se necesitaba introducir mayor cantidad de texto, reduciendo la letra; para ello se comenzó a utilizar en los
libros un tipo de escritura minúscula creado a partir de la escritura cursiva romana, la que se usaba cotidianamente en
las cartas y los documentos. Las letras de menor tamaño permitían escribir más texto sobre una hoja, y con mayor
rapidez. En los centros de cultura, durante el siglo IX se acometió la tarea de pasar los viejos libros en escritura uncial a
la nueva minúscula; se piensa que la mayor parte de las obras clásicas derivan de uno o más de los manuscritos
transliterados en esta época.
La implantación de la escritura minúscula fue un proceso de experimentación que en cada zona se resolvió de
modo diferente, dando lugar a diversos tipos, hasta que finalmente se impuso uno que llegaría a hacerse común: la
escritura carolina. Veamos algunas de las llamadas ”escrituras nacionales”:
- Escritura insular.
Los ingleses y los irlandeses desarrollaron una forma de minúscula a partir de la semiuncial. Esta
escritura fue llevada al continente por los scotti peregrini, los monjes irlandeses que llegaron con Columbano, a los
monasterios que fundaron: Corbie, Bobbio, Sant Gallen, etc.
- Escritura visigótica.
En el continente se optó por establecer formas caligráficas a partir de la cursiva romana. Una de estas
formas fue la escritura visigótica, que floreció en España entre los siglos VIII y XII, y no debió de ser vehículo de
transmisión de textos clásicos, a juzgar por los pocos testimonios conservados. Es una fusión entre la nueva cursiva
romana y la semiuncial.
- Escritura beneventana.
La beneventana toma su nombre del antiguo ducado de Benevento, en Italia, donde se desarrolló,
principalmente en el monasterio de Monte Cassino. Se usó entre los siglos VIII y XIII, en que fue cediendo ante la
carolina para la copia de obras clásicas.
- Escritura merovingia.
Se trata de una forma de minúscula muy artificiosa de la Galia merovingia, más fluida que las de Italia
y España. Estuvo reducida al ámbito cancilleresco, oficial y diplomático, si bien influyó en el desarrollo de lo que sería
la minúscula carolina.
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12. La escritura carolina.
El Renacimiento carolingio, con su ambiente de renovación cultural y su necesidad de disponer de libros, se
manifestó en la creación de un nuevo tipo de escritura económica y legible, la llamada “minúscula carolina”. Su
uniformidad y regularidad, sus formas sencillas, redondeadas y separadas, la hacían muy legible, de modo que se
difundió rápidamente. En los territorios excluidos del Imperio de Carlomagno, España, Islas Británicas y sur de Italia,
penetró más tarde, compitiendo con las escrituras nacionales, pero finalmente se impuso. La minúscula carolina
permaneció prácticamente inalterada hasta el siglo XII, y perduró incluso más allá de este siglo, proporcionando a la
Europa occidental un tipo común, que está en la base de nuestra escritura minúscula actual. Para las mayúsculas, se
siguieron usando las formas unciales, aunque prevalecieron las formas de las antiguas capitales epigráficas romanas.
La escritura gótica.
La carolina fue volviéndose cada vez más amanerada, hasta convertirse en un estilo con puntas y ángulos,
precursor de la escritura llamada ”gótica”. En la creación de este nuevo tipo de letra influyó también un cambio en el
arte de la escritura: la carolina se ejecutaba con pluma de oca de punta recta, mientras que la gótica sólo se podía
obtener con un corte oblicuo en el lado izquierdo de la punta de la pluma. La perfección de la letra gótica llegaría en el
siglo XIII, luego disminuyó su elegancia y las letras se hicieron más densas y agudas.
A veces resulta difícil distinguirlas; así ocurre con la c y la t y la n y la u. Salvo en Alemania, donde siguió en
uso, este tipo de letra perduró hasta el siglo XVI.
Las abreviaturas.
Lo mismo que ocurre en las inscripciones o en las monedas, en las escrituras librarias se utilizaban también
abreviaturas (notae), y durante la Edad Media se emplearon con profusión. Las abreviaturas podían ser de varios tipos:
una sencilla sigla, signos especiales de origen taquigráfico, abreviatura de la desinencia, de alguna letra o sílaba interna,
lo que generalmente se indicaba mediante algún tipo de señal, como una rayita horizontal colocada sobre la palabra
abreviada, etc.
Humanismo y búsqueda de manuscritos.
Durante los siglos XIV y XV el interés por la cultura de Grecia y Roma desató entre los humanistas una
verdadera pasión por descubrir textos clásicos; las bibliotecas de los monasterios y las catedrales en que se habían
conservado pusieron al alcance de los estudiosos códices de los autores clásicos, deparando obras que se desconocían o
se creían perdidas. La bibliofilia y la erudición tienen en esta época ilustres representantes, que citamos a continuación:
Ricardo de Anguerville (1286–1345) fue preceptor de Ricardo III de Inglaterra y obispo de Durhan. De sus embajadas a
París, Aviñón y otras ciudades del continente, regresaba con códices antiguos o que mandaba copiar.
Petrarca (1304–1374), en quien se unen las dos vertientes del humanismo, literaria y erudita, buscó
afanosamente códices de Cicerón y Livio, que copió de su propia mano, completando, corrigiendo y anotando.
Bocaccio (1313–1375) también indagó por las bibliotecas, se cree que tuvo acceso a la de Monte Casino,
descubriendo manuscritos de Marcial, Ausonio, Varrón y el Appendix Vergeliana.
Coluccio Salutati (1330–1406) ocupó cargos importantes en la república florentina fue un gran conocedor de
las diversas formas en que los textos antiguos podían haber sufrido corrupciones. Consiguió textos de Catulo y Tibulo;
descubrió el De agricultura de Catón y colecciones completas de las cartas de Cicerón.
Poggio Bracciolini (1380–1459) fue secretario de varios papas, emprendió expediciones cuidadosamente
organizadas para buscar manuscritos por los principales monasterios de Europa, y descubrió obras de Plauto, Lucrecio,
Cicerón, Quintiliano, Columela, Celso y Frontino, entre otros.
Nicolás de Cusa (1401–1464) desempeñó legaciones en varios países, que aprovechó para conseguir códices,
el principal de los cuales fue uno que contenía las obras de Plauto.
Los comienzos de la imprenta.
Amediados del siglo XV puede decirse que la mayor parte de las obras clásicas que hoy conocemos ya se
habían descubierto. Poco después, con la invención de la imprenta, se inauguró una nueva etapa: había que imprimir
todas las obras encontradas hasta entonces. Para ello se utilizaban manuscritos, que en muchos casos fueron destruidos
inmediatamente después de editados. Estas primeras ediciones de cada obra se denominan editiones principes, y son de
un gran valor para la crítica textual, ya que cuentan como auténticos manuscritos, sobre todo cuando su texto refleja el
de uno perdido, además de que suelen utilizarse como base para iniciar el trabajo crítico.
Los libros que se editaron hasta 1500 reciben el nombre de incunables, del francés incunable, a su vez del latín
incunabula, y en última instancia de cuna, ”lecho infantil”, en atención a que la imprenta estaba entonces en sus
comienzos. Existen dos clases de incunables: los xilográficos, impresos con planchas de madera, y los tipográficos,
impresos con tipos móviles. Se trata de ediciones muy rudimentarias, en las que a veces se dejaban incluso los huecos
para iluminar a mano las letras capitales.
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13. 1.3. Textos: César, Guerra civil I.
La Guerra civil de Julio César: Libro I.
Sin ningún tipo de preámbulo, César empieza losComentarios sobre la guerra civil relatando la reunión del
Senado que, el primero de enero del año 49, acordó dar a César la orden de licenciar a su ejército. Las negociaciones
sucesivas demostraron la mala fe de sus adversarios. César, después de exhortar a los soldados a que defendieran el
honor del general que les habla conducido a pacificar las Galias y la Germania, avanza sobre Rímini, dispuesto todavía
a llegar a un acuerdo. Pero Pompeyo sólo procura ganar tiempo, y César prosigue sus operaciones, mientras sus fuerzas,
integradas en un principio por una sola legión, se ven engrosadas por la llegada de otras legiones y por la rendición de
fuerzas enemigas que tenían la misión de detener su avance.
Su benignidad para con los vencidos le atrae las simpatías de todos, soldados y paisanos: una tras otra las
ciudades van pasándose sucesivamente a su bando, mientras él se dirige hacia Brindisi, donde Pompeyo ha concentrado
el grueso de su ejército con la intención de pasar a Grecia. César no logra impedírselo, y la falta de naves le impide
seguirle. Pero, por el momento, lo más importante para él es asegurarse el Occidente; y, después de mandar tropas a
Cerdeña, Sicilia y África y de una breve estancia en Roma, parte hacia la Galia, donde deja un lugarteniente para sitiar a
Marsella, y se dirige apresuradamente hacia España, a enfrentarse con los generales de Pompeyo y sus siete legiones.
No es cosa fácil batir a tan gran ejército: César lo vence después de varios contratiempos, cercándolo junto a Ilerda
(Lérida) al norte del Ebro (Libro I). Más tarde capitula también el último ejército pompeyano, compuesto de dos
legiones. Marsella, después de heroica resistencia, se rinde. En todas partes, César se adueña, con su clemencia, del
corazón de los vencidos. Finalmente puede regresar a Roma, donde asume el título de dictador para el nuevo año.
Después de leer el Libro I de la Guerra civil de Julio César, analiza morfosintácticamente y traduce los
siguientes textos, prestando especial atención a las formas verbales personales, que aparecen subrayadas:
AÑO 49.
Deliberaciones del senado sobre las propuestas de César.
1. Multi undique ex veteribus Pompei exercitibus spe praemiorum atque ordinum evocantur, multi ex duabus
legionibus, quae sunt traditae a Caesare, arcessuntur. Completur urbs et ipsum comitium tribunis, centurionibus,
evocatis.
Vocabulario:
a: a, prep. : + Abl.:
ipsum: ipse, ipsa, ipsum:
arcessuntur: arcesso, is, ere, iui, itum :
legionibus: legio, onis, f.:
atque: atque, conj.:
multi: multus, a, um:
Caesare: Caesar, aris, m.:
praemiorum: praemium, ii, n.:
centurionibus: centurio, ionis, m.:
quae: qui, quae, quod:
comitium: comitium, i, n.:
spe: spes, ei, f.:
completur: compleo, es, ere, pleui, pletum:
sunt: sum, es, esse, fui:
duabus: duo, ae, o:
traditae: trado, is, ere, didi, ditum:
et: et, conj.:
tribunis: tribunus, i, m.:
evocatis: evoco, as, are:
urbs: urbs, urbis, f.:
ex: ex, prep.: + Abl.:
veteribus: vetus, veteris:
exercitibus: exercitus, us, m.:
2. Profugiunt statim ex urbe tribuni plebis seseque ad Caesarem conferunt. Is eo tempore erat Ravennae exspectabatque
suis lenissimis postulatis responsa, si qua hominum aequitate res ad otium deduci posset.
Vocabulario:
ad, prep. + Ac.:
possum, potes, posse, potui:
aequitas, atis, f.:
qui, quae, quod:
Caesar, aris, m.:
quis, quae, quid:
confero, fers, ferre, tuli, latum:
Rauenna, ae, f.:
deduco, is, ere, duxi, ductum:
res, rei, f.:
eo, is, ire, iui, itum:
sese, pron.: = se.
ex, prep.: + Abl.:
si, conj.:
exspecto, as, are, aui, atum:
sum, es, esse, fui:
homo, minis, m.:
sus, suis, f.:
is, ea, id: ce, cette ;
suus, a, um:
lenis, e:
tribunus, i, m.:
otium, ii, n.:
urbs, urbis, f.:
plebs, plebis, f.:
César arenga sus tropas. César entra en Italia. Intercambio de mensajes entre César y Pompeyo. César ocupa
diversas plazas de la costa adriática.
3. Cognita militum voluntate Ariminum cum ea legione proficiscitur ibique tribunos plebis, qui ad eum profugerant,
convenit; reliquas legiones ex hibernis evocat et subsequi iubet. Eo L. Caesar adulescens venit.
Vocabulario:
ad, prep. + Ac. :
adulescens, entis, m. :
Caesar, aris, m. :
conuenio, is, ire, ueni, uentum :
cum, inv. :1. Preposicion + abl. =
eo (2), adv. :
et, conj. :
euoco, as, are :
hiberna, orum :
is, ea, id :
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14. iubeo, es, ere, iussi, iussum :
L, abrev. : Lucius
legio, onis, f. :
plebs, plebis, f. :
proficiscor, eris, i, fectus sum :
profugio, is, ere, profugi, profugitum :
queo, is, ire, ii o iui, itum :
qui, quae, quod :
reliquus, a, um :
subsequor, eris, i, secutus sum :
uenio, is, ire, ueni, uentum :
uoluntas, atis, f. :
4. Acceptis mandatis Roscius cum L. Caesare Capuam pervenit ibique consules Pompeiumque invenit; postulata
Caesaris renuntiat. Illi deliberata re respondent scriptaque ad eum mandata per eos remittunt.
5. Itaque ab Arimino M. Antonium cum cohortibus V Arretium mittit; ipse Arimini cum duabus subsistit ibique
delectum habere instituit; Pisaurum, Fanum, Anconam singulis cohortibua occupat.
6. Cuius adventu cognito diffisus municipii voluntati Thermus cohortes ex urbe reducit et profugit. Milites in itinere ab
eo discedunt ac domum revertuntur. Curio summa omnium voluntate Iguvium recepit.
7. Quibus rebus cognitis confisus municipiorum voluntatibus Caesar cohortes legionis XIII ex praesidiis deducit
Auximumque proficiscitur; quod oppidum Attius cohortibus introductis tenebat delectumque toto Piceno circummissis
senatoribus habebat.
8. Commisso proelio deseritur a suis Varus; nonnulla pars militum domum discedit; reliqui ad Caesarem perveniunt,
atque una cum eis deprensus L. Pupius, primi pili centurio, adducitur.
Temor y desconcierto en Roma.
9. Cn. Pompeius pridie eius diei ex urbe profectus iter ad legiones habebat, quas a Caesare acceptas in Apulia
hibernorum causa disposuerat. Delectus circa urbem intermittuntur;
Avance triunfal de César. Toma de Piceno, Firmo, Sulmona, Corfinio. Llega a Apulia.
10. Cum his duabus Asculum Picenum proficiscitur. Id oppidum Lentulus Spinther X cohortibus tenebat; qui Caesaris
adventu cognito profugit ex oppido cohortesque secum abducere conatus magna parte militum deseritur.
11. Cum his ad Domitium Ahenobarbum Corfinium magnis itineribus pervenit Caesaremque adesse cum legionibus
duabus nuntiat. Domitius per se circiter XX cohortes Alba, ex Marsis et Paelignis, finitimis ab regionibus coegerat.
12. Ibi cum antecursoribus Caesaris proelio commisso celeriter Domitiani a ponte repulsi se in oppidum receperunt.
Caesar legionibus transductis ad oppidum constitit iuxtaque murum castra posuit.
13. Caesar eas cohortes cum exercitu suo coniunxit Attiumque incolumem dimisit. Caesar primis diebus castra magnis
operibus munire et ex finitimis municipiis frumentum comportare reliquasque copias exspectare instituit.
14. post paulo tamen internuntiis ultro citroque missis quae ignorabant, de L. Domiti fuga, cognoscunt. Itaque omnes
uno consilio Domitium productum in publicum circumsistunt et custodiunt
15. Milites Domitianos sacramentum apud se dicere iubet atque eo die castra movet iustumque iter conficit VII omnino
dies ad Corfinium commoratus, et per fines Marrucinorum, Frentranorum, Larinatium in Apuliam pervenit.
Pompeyo ordena reunir todos sus efectivos en Brindis. César bloquea la ciudad. Nuevo intento de negociación.
Pompeyo logra romper el bloqueo y embarcar a su ejército.
16. Pompeius his rebus cognitis, quae erant ad Corfinium gestae, Luceria proficiscitur Canusium atque inde
Brundisium. Copias undique omnes ex novis dilectibus ad se cogi iubet;
17. Item reliquis itineribus nonnullae cohortes in agmen Caesaris, aliae in equites incidunt. Reducitur ad eum deprensus
ex itinere N. Magius Cremona, praefectus fabrum Cn. Pompei.
18. His datis mandatis Brundisium cum legionibus VI pervenit, veteranis III et reliquis, quas ex novo dilectu confecerat
atque in itinere compleverat; Domitianas enim cohortes protinus a Corfinio in Siciliam miserat.
19. Prope dimidia parte operis a Caesare effecta diebusque in ea re consumptis VIIII naves a consulibus Dyrrachio
remissae, quae priorem partem exercitus eo deportaverant, Brundisium revertuntur.
20. Brundisini Pompeianorum militum iniuriis atque ipsius Pompei contumeliis permoti Caesaris rebus favebant. Itaque
cognita Pompei profectione concursantibus illis atque in ea re occupatis vulgo ex tectis significabant.
Mientras se prepara una flota para seguir a Pompeyo, César decide intervenir en Hispania y tomar posiciones
en Cerdeña, Sicilia y África. César en Roma. Justificación de su comportamiento. Falla un nuevo intento de enviar
emisarios a Pompeyo. Camino de Hispania, los marselleses le cierran las puertas de la ciuda. Preparativos para el
asedio. Él continúa su marcha hacia Hispania y envía a Gayo Fabio como avanzadilla.
21. Albicos, barbaros homines, qui in eorum fide antiquitus erant montesque supra Massiliam incolebant, ad se
vocaverant; frumentum ex finitimis regionibus atque ex omnibus castellis in urbem convexerant;
Recuento de los efectivos pompeyanos y cesarianos. Operaciones y fortificaciones en torno a Lérida.
22. Eo biduo Caesar cum equitibus DCCCC, quos sibi praesidio reliquerat, in castra pervenit. Pons, qui fuerat
tempestate interruptus, paene erat refectus; hunc noctu perfici iussit.
23. Ipse cognita locorum natura ponti castrisque praesidio sex cohortes reliquit atque omnia impedimenta et postero die
omnibus copiis triplici instructa acie ad Ilerdam proficiscitur et sub castris Afranii constitit.
24. Nostri in primo congressu circiter LXX ceciderunt, in his Q. Fulginius ex primo hastato legionis XIIII, qui propter
eximiam virtutem ex inferioribus ordinibus in eum locum pervenerat;
Una crecida del Segre crea problemas de comunicación y de abastecimiento en el ejército de César.
Construcción de un puente de barcas y reequilibrio de la situación.
25. Tum autem ex omnibus montibus nives proluit ac summas ripas fluminis superavit pontesque ambo, quos C. Fabius
14
15. fecerat, uno die interrupit. Quae res magnas difficultates exercitui Caesaris attulit.
26. Multum erat frumentum provisum et convectum superioribus temporibus, multum ex omni provincia
comportabatur; magna copia pabuli suppetebat. Harum omnium rerum facultates sine ullo periculo pons Ilerdae
praebebat.
27. Hoc pugnae tempus magnum attulit nostris ad salutem momentum; nacti enim spatium se in loca superiora
receperunt. Desiderati sunt eo die sagittarii circiter CC, equites pauci,
28. Carinae ac prima statumina ex levi materia fiebant; reliquum corpus navium viminibus contextum coriis
integebatur. Has perfectas carris iunctis devehit noctu milia passuum a castris XXII.
29. Huc legionem postea traicit atque ex utraque parte pontem instituit, biduo perficit. Ita commeatus et qui frumenti
causa processerant tuto ad se recipit et rem frumentariam expedire incipit.
Victoria naval cesariana junto a Marsella.
30. Magnum numerum sagittariorum, magnum Albicorum, de quibus supra demonstratum est, imponunt atque hos
praemiis pollicitationibusque incitant. Certas sibi deposcit naves Domitius atque has colonis pastoribusque, quos secum
adduxerat, complet.
31. Hi manus ferreas atque harpagones paraverant magnoque numero pilorum, tragularum reliquorumque telorum se
instruxerant. Ita cognito hostium adventu suas naves ex portu educunt, cum Massiliensibus confligunt.
32. Pugnatum est utrimque fortissime atque acerrime; neque multum Albici nostris virtute cedebant, homines asperi et
montani, exercitati in armis; atque hi modo digressi a Massiliensibus recentem eorum pollicitationem animis
continebant,
César cierra alianzas con diferentes pueblos y asegura sus líneas de aprovisionamiento. El desconcierto cunde
entre los pompeyanos que deciden pasar a Celtiberia. Éssar logra vadear el río e interceptarlos.
33. Caesar exploratis regionibus albente caelo omnes copias castris educit magnoque circuitu nullo certo itinere
exercitum ducit. Nam quae itinera ad Hiberum atque Octogesam pertinebant castris hostium oppositis tenebantur.
Abierto. Indecisión y problemas de aprovisionamiento de los pompeyanos. Confraternización de los dos
ejércitos. César rechaza la posibilidad de librar un combate abierto. Indeción y problemas de aprovisionamiento de los
pompeyanos. Reacciones contrapuestas de Afranio y Petreyo.
34. Reliqui coeunt inter se et repentino periculo exterriti sinistras sagis involvunt gladiosque destringunt atque ita se a
cetratis equitibusque defendunt castrorum propinquitate confisi seque in castra recipiunt.
35. Sed ex numero tribunorum militum centurionumque nonnulli sua voluntate apud eum remanserunt. Quos ille postea
magno in honore habuit; centuriones in priores ordines, equites Romanos in tribunicium restituit honorem.
Decididos, Afranio y Petreyo, a regresar a Lérida, ven dificultada su marcha por la presión de César.
36. Qua re animum adversa Caesar refectis legionibus subsequitur, praesidio impedimentis paucas cohortes relinquit;
hora X subsequi pabulatores equitesque revocari iubet. Celeriter equitatus ad cotidianum itineris officium revertitur.
37. Illi animadverso vitio castrorum tota nocte munitiones proferunt castraque castris convertunt. Hoc idem postero die
a prima luce faciunt totumque in ea re diem consumunt.
38. In his operibus consiliisque biduum consumitur; tertio die magna iam pars operis Caesaris processerat. Illi
impediendae reliquae munitionis causa hora circiter VIIII signo dato legiones educunt aciemque sub castris instruunt.
Cortadas todas sus líneas de suministro y profundamente desmoralizados, los pompeyanos capitulan y sus
tropas son licenciadas.
1.4. Lengua latina: Formas personales del verbo.
A. Tema de Presente. Repasa (y amplía en su caso) las formas verbales personales del tema de presente en voz activa y pasiva de la
conjugación regular y las de los verbos irregulares, así como las del verbo sum y sus compuestos.
- TEMA DE PRESENTE DE LOS VERBOS REGULARES
Indicativo Subjuntivo
Presente 1ªc.
-o
-as
-at
-amus
-atis
-ant
2ªc.
-eo,
-es,
-et, -emus
-etis
-ent
3ªc.
-o
-is
-it
-imus
.itis
-unt
4ªc.
-io
-is
-it
-imus
-itis
-iunt
5ªc.
-io
-is
-it
-imus
-itis
-iunt
1ªc.
-em
-es
-et
-emus
-etis
-ent
2ªc.
-eam
-eas
-eat
-eamus
-eatis
-eant
3ªc.
-am
-as
-at
-amus
-atis
-ant
4ªc.
-iam
-ias
-iat
-iamus
-iatis
-iant
5ªc.
-iam
-ias
-iat
-iamus
-iatis
-iant
Pretérito
imperfecto
1ªc.: a m
2ªc.: e s
3ªc.: e ba t
4ªc.: ie mus
5ªc.: ie tis
nt
1ªc.: a m
2ªc.: e s
3ªc.: e re t
4ªc.: i mus
5ªc.: e tis
nt
15
16. Futuro simple 1ªc.
-abo
-abis
-abit
-abimus
-abitis
-abunt
2ªc.
-ebo
-ebis
-ebit
-ebimus
-ebitis
-ebunt
3ªc.
-am
-es
-et
-emus
-etis
-ent
4ªc.
-iam
-ies
-iet
-iemus
-ietis
-ient
5ªc.
-iam
-ies
-iet
-iemus
-ietis
-ient
- TEMA DE PRESENTE DEL VERBO SUM “SER, ESTAR”
Indicativo Subjuntivo
Presente sum soy, estoy
es
est
sumus
estis
sunt
Sim sea, esté
sis
sit
simus
sitis
sint
Pretérito imperfecto eram era, estaba
eras
erat
eramus
eratis
erant
essem fuera, fuese, sería
esses estuviera, estuviese,
esset estaría
essemus
essetis
essent
Futura simple ero seré, estaré
eris
erit
erimus
eritis
erunt
- LOS VERBOS COMPUESTOS DE SUM.
– Enunciado. Están formados sobre el verbo sum con diversos prefijos que marcan el sentido del verbo. Son los
siguientes:
– ab-sum, abes, abesse, afui, - (estar ausente, estar lejos).
– ad-sum, ades, adesse, adfui/affui, - (estar presente, ayudar.
– de-sum, (dees), deesse, defui, - (faltar).
– in-sum, ines, inesse, (infui), - (estar en, estar dentro).
– ob-sum, obes, obesse, obfui/offui, - (oponerse,ser un obstáculo).
– pos-sum, potes, posse, potui, - (poder).
– prae-sum, (praees), praeesse, praefui, - (presidir, estar al frente (de)).
– pro-sum, podes, prodesse, profui, - (aprovechar, ser útil).
– sub-sum, subes, subesse, (sin tema de perfecto), - (estar debajo).
– super-sum, superes, superesse, superfuui, - (sobrar, sobrevivir).
– absum y praesum tienen participio de presente: absens (ausente) y praesens (presente).
– desum contrae generalmente la vocal del prefijo con la vocal temática: dest, dero, deram, etc.
– prosum está formado del preverbio prod, que conserva la d cuando ésta precede a una vocal: prodes, prodest, etc. Pero
la pierde ante consonante (s o f), ejs.: prosum, prosumus, etc.
– El verbo posum. Es el más irregular. Tiene en el sistemaa de presente un prefijo pot, que conserva la t ante vocal, ejs.:
potes, poteram, etc., pero la convierte en s ante otra s, ejs.: possum, possim, etc. El sistema de perfecto se forma sobre
un tema potu- que no tiene nada que ver con el verbo sum y posee una conjugación absolutamente regular.
PRESENTE PRET. IMPERFECTO FUTURO SIMPLE
INDICATIVO possum Yo puedo
potes
potest
possumus
potestis
possunt
poteram Yo podía
poteras
poterat
poteramus
poteratis
poterant
potero Yo podré
poteris
poterir
poterimus
poteritis
poterunt
SUBJUNTIVO possim Yo pueda
possis
possit
possimus
possitis
possint
possem Yo pudiera,
posses pudiese o
posset podría
possemus
possetis
possent
INFINITIVO Posse Poder
16
17. - CONJUGACIÓN DE LOS VEBOS IRREGULARES.
- Conjugación de volo (querer), nolo (no querer) y malo (preferir).
Indicativo
Presente volo
vis
vult
volumus
vultis
volunt
nolo
non vis
non vult
nolumus
non vultis
nolunt
malo
mavis
mavult
malumus
mavultis
malunt
Pretérito Imperfecto volebam
volebas
volebat
volebamus
volebatis
volebant
nolebam
nolebas
nolebat
nolebamus
nolebatis
nolebant
malebam
malebas
malebat
malebamus
malebatis
malebant
Futuro Imperfecto Volam
voles
volet
volemus
voletis
volent
nolam
noles
nolet
nolemus
noletis
nolent
malam
males
malet
malemus
maletis
malent
Subjuntivo
Presente Velim
velis
velit
velimus
velitis
velint
nolim
nolis
nolit
nolimus
nolitis
nolint
malim
malis
malit
malimus
malitis
malint
Pretérito Imperfecto vellem
velles
velles
vellemus
velletis
vellent
nollem
nolles
nollet
nollemus
nolletis
nollent
Mallem
malles
mallet
mallemus
malletis
mallent
- Conjugación de fero (llevar) y eo (ir).
fero eo
Indicativo
Presente fero
fers
fert
ferimus
fertis
ferunt
eo
is
it
imus
itis
eunt
Pretérito Imperfecto ferebam
ferebas
ferebat
ferebamus
ferebatis
ferebant
ibam
ibas
ibat
ibamis
ibatis
ibant
Futuro Imperfecto feram
feres
feret
feremus
feretis
ferent
ibo
ibis
ibit
ibimus
ibitis
ibunt
17
18. Subjuntivo
Presente Feram
feras
ferat
feramus
feratis
ferant
Eam
esa
eat
eamus
eatis
eant
Pretérito Imperfecto Ferrem
ferres
ferret
ferremus
ferretis
ferrent
Irem
ires
iret
iremus
iretis
irent
B. Repasa (y amplía en su caso) las formas verbales personales del tema de perfecto en voz activa y pasiva de la conjuagación
regular.
Los tiempos de perfecto se forman con el tema que encontramos en la forma del enunciado terminada en -i, una vez
separada esta desinencia, ejs.: amo, amavi, amatum, tema de perfecto es amav-; do, dedi, datum, tema de perfecto ded-; facio, feci,
factum, tema de perfecto fec-.
Paradigma de los tiempos de perfecto:
Indicativo Subjuntivo
Pretérito perfecto -i
-isti
Tema de perfecto + -it
-imus
-istis
-erunt/ere
-m
-s
Tema de Perfecto + eri + -t
-mus
-tis
-nt
Pretérito pluscuamperfecto -m
-s
Tema de perfecto + era + -t
-mus
-tis
-nt
-m
-s
Tema de Perfecto + isse + -t
-mus
-tis
-nt
Futuro perfecto ero-m
eri -s
Tema de Perfecto + eri -t
eri -mus
eri -tis
eri -nt
1.5. Reglas de evolución fonética.
I. Evoluciones forzosas de consonantes
1. La -m y la -t al final de palabra, desaparecen
2. Las consonantes oclusivas sordas (p, t, c) entre vocales o entre vocal y -r- se sonorizan (b, d, g ).
3. En principio de palabra, pl- y cl- (fl- a veces) se convierten en ll-
4. La s- seguida de consonante y a principio de palabra, desarrolla una e-
5. Los grupos de fonemas -mn-, -nn-, -gn- y -ni- pasan a -ñ-
6. El grupo de consonantes -ct- pasa a -ch-
7. El grupo de fonemas -li- ante vocal pasa a -j-
8. La -x- intervocálica pasa a -j
9. El grupo de fonemas -cul- tras vocal pasa a -j-
10. Los grupos de fonemas -ci- y -ti- evolucionan a -ci- o a -z-
11. El grupo -ce- se conserva (con distinto sonido)
12. Los grupos dobles de consonantes se simplifican, a excepción de -ll- y -rr-
II. Evoluciones optativas de consonantes
13. La f- a principio de palabra puede convertirse en h-
14. Las consonantes oclusivas sonoras (b, d, g) entre vocales o entre vocal y -r-,
pueden desparecer
18
19. III. Evoluciones forzosas de vocales
15. La -u al final de palabra se abre en -o
16. La -o- breve (ŏ) y tónica diptonga en -ue-
17. La -e- breve (ĕ) y tónica diptonga en -ie-
18. El diptongo -au- monoptonga en -o-
19. El diptongo -oe- monoptonga en -e-
20. El diptongo -ae- monoptonga en -e- o en -ie-
IV. Evoluciones optativas de vocales
21. Las vocales pretónicas y postónicas pueden sincoparse
22. Pueden producirse cambios de timbre:
i > e, u > o, a > e y, más raramente, e > i, o > u
- Actividades sobre el léxico. Aplica las reglas de evolución a los los étimos latinos propuestos por la Ponencia de la
PAEGs de Latín II de las Universidades Andaluzas, busca su significado y escribe dos derivados castellanos como
mínimo de cada uno de los étimos.
Étimo latino Resultado de aplicar las
reglas de evolución
fonética a la raíz
Significado Derivados castellanos
annum
aperire
aurum
capillum
causam
clavem
delicatum
dominum
facere
filium
flammam
integrum
laborare
lactem
19
20. magistrum
multum
mutare
noctem
oculum
operam
petram
plenum
populum
portam
rotam
somnum
strictum
terram
ventum
Vitam
APÉNDICE. Utilización del diccionario.
El diccionario es un instrumento de gran ayuda a la hora de traducir. Tiene una serie de reglas internas que el
estudiante debe conocer para que le pueda ser de utilidad.
En las páginas iniciales suelen aparecer algunas observaciones que avisan de las particularidades que hay que
tener en cuenta a la hora de manejarlo, así como una relación de las principales abreviaturas empleadas. Es muy
conveniente que el estudiante las conozca o, en caso de que no sea así, acuda a estas páginas cuando surjan en alguna de
sus consultas.
20
21. Palabras variables (I): sustantivos, adjetivos.
Los sustantivos aparecen bajo la enunciación normal de Nominativo y Genitivo. Esta particularidad puede
plantear problemas cuando los sustantivos cambian de raíz en dichos casos; en algunas ocasiones figura una entrada que
remite al Nominativo correspondiente, donde se expresan los posibles significados de la palabra: agri – gn. de ager;
itineris – gn. de iter.
Lamentablemente no siempre se hace así: agminis, hominis, etc., por lo que se hace necesario conocer las
posibles alternancias que los sustantivos pueden sufrir en la raíz, sobre todo los de la 3ª Declinación.
Los adjetivos se expresan con su enunciación en Nom. (excepto los de tema en consonante, que se enuncian
igual que los sustantivos). Hay que tener en cuenta que en el diccionario sólo aparecen los adjetivos en grado positivo,
por lo que formas como altior, altissimus, hay que reconocerlas como derivadas de altus. Los comparativos y
superlativos irregulares (melior, optimus, etc.) si cuentan con entrada propia.
Palabras variables (II): verbos.
Los verbos, normalmente, aparecen enunciados en voz activa dando tres formas que contienen las distintas
raíces: 1ª persona sing. del presente de indicativo, 1ª persona sing. del perfecto de indicativo y Supino, seguidas del
número correspondiente a la conjugación a la que pertenecen: ago-egi-actum 3.
Asimismo se informa sobre su naturaleza morfológica (irregular, defectivo) o sintáctica (transitivo,
intransitivo, etc.). También se expresa, mediante un ejemplo, el régimen específico (el caso con el que ha de ir).
Algunos verbos regulares de la 1ª y 4ª conjugaciones, sobre todo, aparecen sólo con la primera forma de la
enunciación y el número correspondiente a la conjugación: amo 1, servio 4.
Los verbos deponentes aparecen enunciados con la 1ª persona singular del presente de indicativo, con la forma
del perfecto y con la abreviatura dep.
Algunas formas irregulares tienen su entrada propia en el diccionario: vis.
Palabras invariables: adverbios, preposiciones, conjunciones.
Adverbios: el diccionario no expresa a qué clase pertenecen; deberá deducirse por su significado o por el
contexto. En el caso de formas adverbializadas de sustantivos o adjetivos (por ejemplo multum) aparecerán al final de
la entrada correspondiente a la forma originaria.
Las preposiciones figuran con la mención de su régimen y los posibles valores circunstanciales que puede
tener.
Las conjunciones aparecen con la abreviatura conj.; por lo general se expresa, según el modo del verbo, el tipo
de oraciones que introducen.
Observaciones
- Cuadros de grabados, mapas y explicaciones (mapas de Hispania, Galia, etc.)
- Abreviaturas empleadas en el diccionario
- Leer todos los significados de la palabra. Las rayas verticales suelen delimitar significados. Nos quedaremos
con la tenga más sentido, y si no encontramos solución, adoptaremos el primer significado.
- Subrayar el diccionario: valores especiales, frases hechas, valores distintos a los habituales, régimen de un
verbo, expresiones frecuentes, etc.
21
22. Actividades complementarias:
1. Lectura recomendada de Lucrecio, De rerum natura (La Naturaleza).
Poco sabemos a ciencia cierta de la vida del poeta y filósofo romano Tito Lucrecio Caro, apenas que vivió durante la
primera mitad del siglo I a.C. y que fue el autor del más bello ejemplo de poesía científica (en él hallamos expuestas las
bases de la doctrina física de Epicuro, el atomismo) y didáctica de la Antigüedad, De rerum natura (Sobre la naturaleza).
El poema, dividido en seis libros y dirigido a Memio, un político ambicioso, símbolo de una clase dirigente
descarriada y refractaria a cualquier remedio moral, constituye un gran tratado del mundo, puesto que pretende explicar
al lector la esencia y los mecanismos más íntimos de la realidad. Todo (la naturaleza del universo, compuesto de átomos
y vacío, la naturaleza del alma y del conocimiento, la historia del mundo y de la humanidad, los movimientos celestes,
los fenómenos meteorológicos) está contemplado en este espléndido poema cuyo objetivo es liberar al hombre de sus
miedos a la muerte y al castigo de los dioses mediante la explicación racional.
«Lucrecio lleva razón cuando, en la convencional propaganda de sus proemios, dice que es un pionero, que
pisa un camino limpio de huellas, que no tiene precursores. El metro y la lengua de Lucrecio se perciben a veces como
una estación de paso entre el poeta arcaico Ennio y el clásico Virgilio. Esto es un abuso del historicismo progresista.
Lucrecio es en sí y para sí. Es poeta de su tiempo que a su manera participa de la solemnidad comprometida y civil de
Cicerón». Francisco Socas.
2. Visionado de “El nombre de la rosa” (1986).
Siglo XIV. Fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery), monje franciscano y antiguo inquisidor, y su
inseparable discípulo, el novicio Adso de Melk (Christian Slater), visitan una abadía benedictina, situada en el norte de
Italia, para esclarecer la muerte del joven miniaturista Adelmo de Otranto. Durante su estancia, desaparecen
misteriosamente otros monjes que después aparecen muertos.
22
23. UNIDAD 2. EL TEATRO ROMANO.
Índice.
2.1. El teatro (Plauto. Terencio. Séneca).
2.1.1. Características del género.
2.1.2. Principales autores y obras.
2.1.3. Influencia posterior.
2.2. Lecturas: Plauto, Aulularia, Prólogo y Acto I, Escena
I; Terencio, Hecira, Segundo Prólogo y Acto I, Escena I;
Séneca, Fedra, Acto , vv. 1-50.
2.3. Textos: César, Guerra civil II.
2.4. Morfosintaxis nominal y pronominal. Las
preposiciones. Los complementos de lugar.
2.5. Derivación y composición en castellano.
Apéndice. Métrica latina (I): Nociones generales de
Prosodia latina. Los metros de los cómicos latinos (Plauto.
Terencio).
Actividades complementarias.
2.1. El Teatro romano (Plauto. Terencio. Séneca).
2.2.1. Características del género.
Los dos subgéneros esenciales del teatro son la tragedia y la comedia. En Roma, encontramos, a su vez, dentro
de la tragedia dos subgéneros: la fabula graeca que se apoya principalmente en Eurípides, aunque el coro de la tragedia
helénica se adaptó transformándose en una especie de comparsa con un locutor (excepto Séneca) y se dejó amplio
espacio a las partes cantadas o declamadas al son de la flauta; y la fabula praetexta, que ponía de manifiesto episodios
sobresalientes de la historia nacional romana. Dentro de la comedia también existían dos tipos: la fabula palliata, de
tema griego y la fabula togata, de tema romano. Los modelos serán los autores de la Comedia Nueva griega (Menandro,
Filemón, Dífilo), que presenta una temática de enredos amorosos con situaciones y personajes muy estereotipados.
Tampoco la comedia romana tendrá un coro propiamente dicho. Junto al teatro de origen griego había otro de carácter
más popular y propiamente romano: las atelanas. Eran piezas cortas de carácter burlesco, con personajes fijos (el viejo,
el idiota,. . . ). También el mimo era de origen romano (existió en Grecia, pero era diferente). Se representaban en fiestas
y eran parecidos a las atelanas: parodias de mitos, burlas. . . Es curioso que aparecían mujeres para representar los
personajes femeninos. Los actores, generalmente extranjeros o libertos, se organizaban en greges (compañías) bajo un
director (dominus). Para la representación usaban máscaras, como en el teatro griego, pero no había, como en Grecia,
un número fijo de actores (en Grecia llegaron a tres); en Roma, por las piezas conservadas, podemos deducir que se
necesitarían más. Las representaciones tenían lugar en las fiestas oficiales: los juegos megalenses en abril, los
apolinares en julio, los juegos romanos en septiembre y los juegos de la plebe en noviembre. Hasta el 55 a.C. No existió
un teatro de piedra construido por Pompeyo. Por lo tanto, se instalaban locales para cada ocasión.
Conocemos, pues, el antiguo teatro romano a través de los fragmentos de:
- Tragedias: Ennio (siglo III a.C.), Pacuvio (siglo III a. C.) y Accio (siglo II a.C.) y Séneca (siglo I d. C).
- Comedias: Nevio (siglo III a.C.), Cecilio Estacio (siglo III a. C.) y, sobre todo, Plauto y Terencio (siglos III–II a.C.).
2.1.2. Principales autores y obras.
- Plauto (250? – 184 a.C.).
Sabemos poco de su vida. Parece ser que llegó a Roma joven, que ganó dinero con el teatro aunque lo perdió
después con el comercio; que, apremiado por la necesidad, se puso a trabajar al mismo tiempo que continuó escribiendo
comedias que le dieron tal éxito que pudo dejar de trabajar y vivir sólo del teatro. Pero, el único dato seguro es el año de
su muerte, el 184.
El número de obras que circularon con el nombre de Plauto eran, según Gelio, unas 130. Pero opina Varrón,
que las investigó tratando de garantizar su autenticidad, que sólo se le podían asignar poco más de 21. Sólo sabemos
con seguridad el año de representación de dos, por lo que es complicado establecer la cronología y tratar de ver una
evolución artística. Además, todas nos han llegado con lagunas. Algunos títulos importantes son: Asinaria, Pseudolus,
Miles gloriosus, Aulularia, Captivi. . .
Lo que sí es cierto es que Plauto cultivó exclusivamente la fabula palliata. Casi siempre aprovechó los modelos
de la Comedia Nueva griega y la mayoría de sus obras son variaciones sobre temas conocidos: el motivo del doble que
23
24. genera confusión, la rivalidad entre un joven y un anciano para conquistar a una muchacha, las diferencias
generacionales entre padres e hijos, los hijos perdidos y su posterior reconocimiento.
Su interés no está en la acción ni en la creación de caracteres; los tipos que muchas veces dan nombre a sus
piezas (Miles gloriosus, Mercator) eran ya modelos que existían en el mundo antiguo. Plauto explota considerablemente
sus posibilidades, pero no tiene el menor interés en hacer de ellos caracteres individuales. Entre sus personajes, los más
logrados serán los secundarios (el alcahuete, el parásito).
Donde reside el mérito indiscutible de este autor es en el uso que hace del lenguaje, cuya riqueza y vivacidad
elogiaron ya Varrón y Cicerón. Plauto penetra en la lengua hablada y en sus obras encontramos todo lo que podía venir
de la boca de un romano de su tiempo (uso de diminutivos, exageraciones, redundancias, palabras griegas, . . . ), desde
el insulto grosero a la parodia del estilo artificioso, desde el acento lírico a la obscenidad. Tiene una gran fuerza cómica
(vis comica), es un hombre del pueblo que escribe para el gran público, por lo que su obra posee un carácter popular
que le da su originalidad.
- Terencio (190? – 159 a.C.).
De origen africano, murió a los 35 años y su vida transcurrió entre la Segunda y la Tercera Guerra
Púnica. Llegó joven a Roma como esclavo pero consiguió pronto la libertad. Tuvo amistad con Escipión el joven y con
esta generación helenizante que lo rodeaba y que constituyó un foco de irradiación de la cultura griega en Roma. Hizo
un viaje a Grecia de donde ya no volvió.
Se conservan las seis comedias que escribió: Andria, Hecyra (representada tres veces),
Heautontimorumenos ("El que se atormenta a sí mismo"), Eunuchus, Phormio y Adelphoe.
Además se conservan los prólogos de las comedias en los que se puede observar cómo Terencio se
tuvo que defender de los ataques de los críticos y tratar de atraer la atención del público que no manifestaba una actitud
muy positiva ante sus obras. En realidad las obras de Terencio no contentaron ni al gran público ni a los literatos. Estos
últimos le echaron en cara la contaminatio (combinación de dos piezas griegas) de sus obras y el plagio, además de
colaboraciones ajenas en la composición.
Dos de las comedias son adaptaciones de un autor poco conocido, Apolodoro de Caristo, y las cuatro restantes,
de Menandro. Junto a los temas, los personajes y la caracterización idiomática, también tomó de éstos (a diferencia de
Plauto) su visión del mundo conciliadora y resignada. Con Terencio la fabula palliata empieza a transmitir unas
actitudes más distanciadas de la vida disipada, un espíritu más reflexivo y un refinamiento en las formas de vida y de
trato social. Y, a pesar de que su éxito fue muy relativo, su influjo en el teatro posterior sí ha sido notable. Siempre se ha
valorado mucho su moderación y su delicadez en el tratamiento de los personajes así como el purismo de su estilo.
La comedia es en Plauto bufonesca y en Terencio psicológica, con auténticos retratos de edad y de condición,
aunque carece de la fuerza cómica de Plauto. Del mismo modo, Terencio ha hecho una comedia burguesa, sentimental y
moralizante de la comedia popular de Plauto.
- Séneca (4 a.c. – 65 d.c.).
Se entregó desde joven a la filosofía, en especial a la escuela estoica. Su carrera pública de funcionario sufrió
un revés al desterrarle Claudio en el año 49. Pero, a instancias de Agripina, la última esposa de Claudio, regresó en el 49
y se convirtió en maestro de su hijo Nerón. Al principio ejerció gran influencia sobre el futuro emperador, pero después
se fueron distanciando y Séneca acabó abandonando la corte. Finalmente, la supuesta participación del filósofo en la
conjuración de los Pisones llevó a Nerón a darle la orden de suicidarse en el 65.
Séneca ejerció un poderoso influjo sobre sus contemporáneos y la posteridad, como ensayista filosófico y
como poeta. Se han conservado diez tragedias, pero para muchos Hercules Oetaeus no es de Séneca; tampoco Octavia
es suya (éste es el único testimonio de fabula praetexta que nos ha llegado y nos narra el destino trágico de la primera
mujer de Nerón). Pero tanto Hercules Oetaeus como las restantes (Hercules furens, Troades, Phoenissae, Medea,
Phaedra, Oedipus, Agamemnon, Thyestes) encuentran su paralelismo en la tragedia ática. Sin embargo, es posible que
le influyese bastante la tragedia postclásica de los griegos, tanto en la materia tratada como en la métrica y los himnos
corales.
También se dejó influir por la tragedia de la época de Augusto, como la Medea de Ovidio.
Lo que más caracteriza a Séneca es su pathos intensificado, en cambio, la acción y los caracteres pierden
importancia. Pero sus tragedias, con su retórica avasalladora, su lenguaje muy cuidado y su vocabulario clásico, ya se
destinaban sin duda y sobre todo (si no exclusivamente) a la recitación. Son obras teatrales deformadas por el exceso de
declamación, por las disquisiciones morales y por la erudición mitológica, y no contienen el trasfondo religioso del
drama griego antiguo.
2.1.3. Influencia posterior.
La fabula palliata romana, que pasará a la modernidad a través de Plauto y Terencio, será la fundadora de la
comedia europea. De su tradición brotan Maquiavelo (Clizia), Ariosto (Cassaria), Camoens (Os anfitroes) Shakespeare
(Comedy of errors), Molière (L’avare), Girandoux (Amphitryon 38), y Oscar Wilde (La importancia de llamarse
Ernesto).
El influjo de Séneca ha sido decisivo en el teatro clásico francés e italiano y en el drama isabelino inglés del
siglo XVI. En España, su influencia la podemos rastrear en los textos de Calderón de la Barca.
24
25. 2.2. Lecturas: Plauto, Aulularia, Prólogo y Acto I, Escena I; Terencio, Hecira, Segundo Prólogo y Acto I,
Escena I; Séneca, Fedra, Acto I, vv. 1-50.
– Plauto, Aulularia, Prólogo y Acto I, Escena I.
PRÓLOGO
EL DIOS LAR
LAR — Unas breves palabras sobre mi persona, para que
nadie se extrañe y se pregunte, qué es lo que quiere éste
aquí. Yo soy el dios lar de esta familia de aquí, de donde
me habéis visto salir ahora mismo. Ya hace muchos años
que estoy instalado en esta casa y encargado de su tutela,
en tiempos ya del padre y del abuelo del que vive ahora
en ella. La cosa es que el abuelo de éste me vino un día
con muchas súplicas y me encomendó en secreto un
tesoro y fue y lo enterró en medio del hogar, pidiéndome
en su rogativa que me hiciera yo cargo de ello. Cuando
murió, que era de una condición muy avara, no quiso dar
cuenta del asunto del tesoro a su hijo y prefirió dejarle sin
una perra que indicarle dónde estaba escondido; le dejó
sólo un pedazo de terreno de nada, teniendo el hombre
que arrastrar así una vida trabajosa y miserable. Cuando
murió su padre, o sea, el que me había encomendado el
tesoro, me puse yo a observar, a ver si es que el hijo me
hacía un poco más de caso que me había hecho el padre.
Pero qué, cada vez se ocupaba menos de mí y me hacía
menos ofrendas. Yo por mi parte hice exactamente lo
mismo, o sea que se murió tan pobre como había vivido.
Dejó un hijo, que es el que vive actualmente aquí en la
casa, que es de la misma condición que el padre y el
abuelo, y tiene una hija única que no deja pasar un día
sin venir a rezarme, me ofrece incienso, vino o lo que sea
y me pone coronas de flores. Ella ha sido la causa por la
que he hecho encontrar el tesoro a Euclión, su padre,
para que la pudiera casar así más fácilmente, si es que
quería. Porque es que la ha violado un joven de una
familia de muchas campanillas. Él sabe quién es ella, pero
ella no sabe quién es él y el padre no sabe nada de nada.
Por obra mía va a pedirla hoy en matrimonio el viejo ese
que vive ahí al lado, pero eso lo hago sólo con el fin de
que se case más fácilmente con ella el joven que la violó.
Y es que el viejo que la va a pedir en matrimonio es tío
del joven que la violó de noche, en la vigilia de Ceres.
Pero ya está nuestro viejo gritando ahí dentro como de
costumbre. Está echando a la vieja fuera, para que no se
entere de nada. Seguro que es que quiere darle una
vuelta al tesoro, no sea que se lo hayan robado.
ACTO I.
ESCENA PRIMERA EUCLIÓN, ESTÁFILA
EUC. — ¡Fuera, digo, hala, fuera, afuera contigo,
maldición!, ¡mirona, más que mirona, con esos ojos de
arrebañadera!
ESTÁ. — Pero, ¿por qué me pegas? ¡Desgraciada de mí!
EUC. — ¿Que por qué te pego, desgraciada! Pues para
que lo seas de verdad y para que lleves una vejez tal
PROLOGUS
LAR FAMILIARIS
Ne quis miretur qui sim, paucis eloquar.
ego Lar sum familiaris ex hac familia
unde exeuntem me aspexistis. hanc domum
iam multos annos est cum possideo et colo
patri avoque iam huius qui nunc hic habet. 5
sed mi avos huius obsecrans concredidit
thensaurum auri clam omnis: in medio foco
defodit, venerans me ut id servarem sibi.
is quoniam moritur—ita avido ingenio fuit—
numquam indicare id filio voluit suo, 10
inopemque optavit potius eum relinquere,
quam eum thensaurum commonstraret filio;
agri reliquit ei non magnum modum,
quo cum labore magno et misere viveret.
ubi is obiit mortem qui mihi id aurum credidit, 15
coepi observare, ecqui maiorem filius
mihi honorem haberet quam eius habuisset pater.
atque ille vero minus minusque impendio
curare minusque me impertire honoribus.
item a me contra factum est, nam item obiit diem. 20
is ex se hunc reliquit qui hic nunc habitat filium
pariter moratum ut pater avosque huius fuit.
huic filia una est. ea mihi cottidie
aut ture aut vino aut aliqui semper supplicat,
dat mihi coronas. eius honoris gratia 25
feci, thensaurum ut hic reperiret Euclio,
quo illam facilius nuptum, si vellet, daret.
nam eam compressit de summo adulescens loco.
is scit adulescens quae sit quam compresserit,
illa illum nescit, neque compressam autem pater. 30
eam ego hodie faciam ut hic senex de proxumo
sibi uxorem poscat. id ea faciam gratia,
quo ille eam facilius ducat qui compresserat.
et hic qui poscet eam sibi uxorem senex,
is adulescentis illius est avonculus, 35
qui illam stupravit noctu, Cereris vigiliis.
sed hic senex iam clamat intus ut solet.
anum foras extrudit, ne sit conscia.
credo aurum inspicere volt, ne subreptum siet.
ACTUS I
I.i
EVCLIO Exi, inquam. age exi. exeundum hercle tibi
hinc est foras,
circumspectatrix cum oculis emissiciis.
STAPHYLA Nam cur me miseram verberas? EVCL. Vt
misera sis
atque ut te dignam mala malam aetatem exigas.
25
26. como te la mereces, de mala que eres.
ESTÁ. — Pero, ¿por qué me echas ahora de casa?
EUC. — ¿A ti te voy a tener que dar yo cuentas, cosechera
de palos? ¡Allí, retírate de la puerta! ¡Mira qué manera de
moverse! ¿Pues sabes lo que te espera? ¡Maldición!
¡Como llegue a echar mano de un palo o de un látigo,
verás cómo te alargo esos pasitos de tortuga!
ESTÁ. — ¡Mejor prefería verme en la horca que no tener
que servir en tu casa en esta forma!
EUC. — ¡Mira cómo rezonga para sus adentros, la
maldita! Los ojos te voy a sacar, malvada, para que no
puedas andar espiando lo que hago. Retírate más, un
poco más, un —¡eh!, para ahí—. Te juro que si te mueves
de ahí ni un dedo ni una uña o si vuelves la cara para acá
antes de que yo te lo ordene, en la horca vas a acabar, a
ver si así aprendes. No he visto en mi vida una vieja más
mala que ésta. ¡Menudo miedo la tengo!, de que se las
arregle para engañarme si me descuido y que se huela
dónde está escondido el oro; en la nuca tiene también
ojos, la maldita. Bueno, voy ahora a dar una vuelta, a ver
si está todavía el oro allí donde lo dejé, desgraciado de
mí, que no me deja este asunto ni un momento de
tranquilidad. (Entra en casa.)
ESTÁ. — Por Dios, que no puedo figurarme qué clase de
maleficio o de locura le ha entrado a mi amo: lo mismo
que ahora me echa de casa hasta diez veces al día,
desgraciada de mí. Por Dios, que no sé qué mal le trae de
esta manera; se pasa las noches enteras en vela, por el día
no se mueve de casa, ¡ni que fuera un zapatero cojo! Y no
sé ya cómo ocultarle la deshonra de su hija, que está a
punto de dar a luz; me parece que la mejor solución sería
echarme una soga al cuello y quedarme colgando como
una espingarda.
STAPH. Nam qua me nunc causa extrusisti ex
aedibus?
EVCL. Tibi ego rationem reddam, stimulorum seges?
illuc regredere ab ostio. illuc sis vide,
ut incedit. at scin quo modo tibi res se habet?
si hercle hodie fustem cepero aut stimulum in manum,
testudineum istum tibi ego grandibo gradum.
STAPH. Vtinam me divi adaxint ad suspendium
potius quidem quam hoc pacto apud te serviam.
EVCL. At ut scelesta sola secum murmurat.
oculos hercle ego istos, improba, ecfodiam tibi,
ne me observare possis quid rerum geram.
abscede etiam nunc—etiam nunc—etiam—ohe,
istic astato. si hercle tu ex istoc loco
digitum transvorsum aut unguem latum excesseris
aut si respexis, donicum ego te iussero,
continuo hercle ego te dedam discipulam cruci.
scelestiorem me hac anu certo scio
vidisse numquam, nimisque ego hanc metuo male,
ne mi ex insidiis verba imprudenti duit
neu persentiscat aurum ubi est absconditum,
quae in occipitio quoque habet oculos pessima.
nunc ibo ut visam sitne ita aurum ut condidi,
quod me sollicitat plurimis miserum modis.—
STAPH. Noenum mecastor quid ego ero dicam meo
malae rei evenisse quamve insaniam,
queo comminisci; ita me miseram ad hunc modum
decies die uno saepe extrudit aedibus.
nescio pol quae illunc hominem intemperiae tenent:
pervigilat noctes totas, tum autem interdius
quasi claudus sutor domi sedet totos dies.
neque iam quo pacto celem erilis filiae
probrum, propinqua partitudo cui appetit,
queo comminisci; neque quicquam meliust mihi,
ut opinor, quam ex me ut unam faciam litteram
longam, <meum> laqueo collum quando obstrinxero.
– Terencio, Hecira, Segundo Prólogo y Acto I, Escena I.
SEGUNDO PRÓLOGO (escrito para la tercera
representación)
Como abogado me presento a ustedes, si bien con atavío
de Prologuista. Dejen que explique y consiga, ahora que
soy viejo, disfrutar del mismo derecho de que gocé siendo
joven, cuando logré que se afianzaran comedias que la
primera vez habían fracasado, y así no desaparecieran
juntamente con su autor. Es el caso de las piezas de
Cecilio. Cuando, recién compuestas, las recité por primera
vez, en unas fui silbado y en otras a duras penas me
mantuve en pie. Como sabía que es fluctuante la suerte
del teatro, por eso quise tomarme, sin esperanza cierta, un
trabajo seguro. Me di pues a repetir aquellas piezas, para
así obtener del autor nuevos originales, y lo hice con
empeño, a fin de mantener su entusiasmo. El resultado
fue que se las vio; y una vez conocidas, agradaron. De esta
manera volví a poner en su lugar al poeta que ya por la
PROLOGUS (II)
Orator ad vos venio ornatu prologi:
sinite exorator sim <eo>dem ut iure uti
senem 10
liceat quo iure sum usus adulescentior,
novas qui exactas feci ut inveterascerent,
ne cum poeta scriptura evanesceret.
in is quas primum Caecili didici novas
partim sum earum exactu', partim vix steti. 15
quia scibam dubiam fortunam esse scaenicam,
spe incerta certum mihi laborem sustuli,
<ea>sdem agere coepi ut ab eodem alias discerem
novas, studiose ne illum ab studio abducerem.
perfeci ut spectarentur: ubi sunt cognitae, 20
placitae sunt. ita poetam restitui in locum
prope iam remmotum iniuria advorsarium
ab studio atque ab labore atque arte musica.
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