"Pinturas para la Utopía desde Ecuador" por Jjuan Ramón Etxebarria
1.
2. 2.- Rescatando del cofre de la memoria
Hoy quiero rescatar del cofre de la memoria algunas reliquias históricas. Se trata de
aquellos primeros dibujos y pinturas que hice en Manabí (Ecuador). Ellos están
hechos para contar una historia muy sencilla y muy apasionante: la historia de
cómo los más pobres comenzaron a organizarse.
3. 3.- Pintando a la luz de una vela
Son los primeros dibujos y pinturas que hice, muchas veces a la noche, cuando
regresaba del campo de visitar a las comunidades. A veces a la luz de una vela,
con un lápiz corriente o con lápices de colores. En aquellas casas sencillas y
rústicas donde vivíamos en Pedernales, San Isidro, Jama, San Vicente, o en
nuestra casa grande de Bahía, donde compartimos con todo el equipo momentos
pletóricos de ilusión, de descubrimiento de caminos de liberación.
Ahora, al sacar aquellas pinturas del baúl de los recuerdos, las he relaborado, les
he dado color y he hecho otras nuevas pinturas para completar la historia.
4. 4.- Todos éramos utópicos y dibujantes artesanos
A todos los compañeros nos tocó desarrollar el rústico arte de hacer dibujos o
garabatos. Cada reunión, cada asamblea, cada misión, comenzaba con un sencillo
dibujo, hecho muy artesanalmente, que expresaba la realidad que queríamos analizar.
Hacíamos códigos, carteles, para las reuniones. Elaborábamos folletos, boletines,
pequeños libritos, para devolver las reflexiones y las experiencias de la gente sencilla,
porque creíamos firmemente en ellos y en su proceso de organización. Publicamos
métodos de alfabetización, siempre basados en dibujos motivadores. Y editamos
colecciones de tarjetas.
5. 5.- El lápiz no se movía por el dominio de la técnica
Son dibujos ingenuos, sencillos,
infantiles, técnicamente limitados.
Pero es que el lápiz no se movía por el
dominio de la técnica, sino por la
fuerza del amor a aquel pueblo.
A mí me apasionó aquel sencillo arte
de perfilar con rayas y colores la vida
de la gente y sus ilusiones. Llegaba del
campo y necesitaba expresar lo que
había visto: la vida del pueblo, sus
sufrimientos, las profundas injusticias.
Pero, sobre todo, quería mostrar
caminos de solución, las sencillas
formas de organización.
Me pareció que aquel arte tenía
posibilidades ilimitadas y aún, puedo
decir, no he llegado al final de todo lo
quisiera contar a través de la pintura.
6. 6.- Pinturas utópicas
Estos dibujos quieren descubrir la vida, quieren recorrer el perímetro de la pobreza, los
escondrijos donde luchan por la subsistencia los más pobres.
Pero, sobre todo, pretenden animarles a vivir con esperanza, a creer en sí mismos, a
construir comunidades vivas.
Por eso se llaman pinturas utópicas, porque quieren ayudar a sus protagonistas a
construir un pueblo libre, pleno de derechos.
7. 7.- Buscando una vida más natural
El tono y el ambiente de esta utopía que aquí se describe es pretendidamente rural,
familiar, femenino, comunitario, ingenuo.
Por supuesto que la vida –y la vida de los más pobres- es también urbana o suburbana,
complicada, individualista, machista, violenta.
Pero aquí, como en todo, hay una apuesta. Creo que las personas seremos más felices en
la medida en que nos acerquemos a los modos de vida más naturales y primitivos.
8. 8.- Una utopía realista con personas reales
Al mismo tiempo, es una utopía sumamente realista. Cada persona que aparece en estas
imágenes, se refiere a alguna persona concreta, con sus nombres y apellidos. Detrás de
cada grupo de gente hay una experiencia determinada. Podría ponerle nombre a los
rostros, identificar los lugares.
Cada escena corresponde a alguna vivencia definida. Aquí hay comunidades vivas que
después de más treinta y cinco años siguen reuniéndose y haciendo juntos el largo camino
de la liberación.
9. 9.- La fuerza de los pobres
Sobre todo, he querido ponerles alma a estos dibujos. Y el alma profunda de esta
historia de los pobres la descubrimos y la sorbimos, junto a todos mis compañeros, en
aquellas charlas largas con la gente, sentados en los suelos de caña de las casas, en las
reuniones nocturnas interminables de las comunidades. Y también en los diálogos
apasionados con los compañeros. Nos reuníamos a debatir. Guardábamos celosamente
todo por escrito.
Creíamos tan firmemente en la fuerza de los pobres que seguiremos creyendo en ella
hasta la victoria final.
10. 10.- El País utópico
La organización de los pobres será capaz de construir el país que soñamos. La Costa, la
Sierra, el Oriente, Galápagos, las regiones de Ecuador, las distintas razas y culturas,
forman una comunidad, animada por la fuerza vital del sol, de las plantas y las flores,
de las aves del cielo, de los nevados eternos.
11. El sol guiñó su ojo
travieso y comenzó el
juego de la vida; la luna
envolvió en la noche la
lucha del pobre con su
ternura.
La pareja, el sexo, el
nacimiento, la alegría, la
picardía: valores de un
pueblo vitalista.
11.- Nació un niño
12. Estampas de la vida
campesina, modelos
de viviendas; detalles
de la vida, de los
trabajos, de los juegos
infantiles.
Todo ello forma un
gran mosaico familiar,
en el que se asienta la
comunidad.
12.- La familia, fuerza de la comunidad
13. 13.- Un gran descubrimiento: el trabajo comunitario
El trabajo comunitario fue un gran descubrimiento para los más pobres. Personas muy
sencillas se reúnen, ponen lo que más pueden poner ellos, su fuerza de trabajo. De esta
manera logran reunir unos fondos, comienzan a resolver sus necesidades primarias y
empiezan a salir de los trabajos esclavos con los patrones. Así van fortaleciendo su unión.
Por eso, aquí se muestra el trabajo comunitario como danza de la liberación.
14. 14.- Haciendo pueblo
Una familia trabajando al pie de su casa; un grupo haciendo trabajo comunitario; los
niños jugando en el recreo de la escuela; la comunidad reunida; la danza, la fiesta; una
marcha de gente reivindicando sus derechos. Un camino y la familia completa que avanza
por él. Todo contribuye a hacer un pueblo libre.
Sin duda, nuestro País utópico va logrando importantes conquistas gracias a la
organización de los pobres. Aunque el camino siga siendo largo y aún falte mucho.
15. 15.- El Recinto profundo
Las casas de caña alejadas, muchas en lo alto de una loma, y cada casita rodeada de su
finca; los cafetales, las plantaciones; caminos y senderos donde uno se encuentra con los
vecinos; ríos y esteros regando la naturaleza. Y en el centro del recinto: la escuela, la
cancha, la capilla.
16. 16.- La marcha del pueblo hacia la liberación
Una multitud de gente pobre ha salido de sus casas escondidas y avanzan unidos,
presididos por el luminoso y cálido sol, guarecidos por la sombra de los samanes y
animados por los cantos de los pájaros. ¿A dónde caminan? La unión de los pobres
es el camino y es el destino.
17. 17.- La última cena montubia
Una palabra de Dios, leída e interpretada desde las raíces culturales montubias, es un
elemento profundamente liberador de las comunidades. Y deseamos vivir nuestra vida
fieles a nuestros orígenes. Porque un pueblo que pierde sus raíces está llamado a la
muerte.
18. 18.- Somos una casa de puertas y ventanas abiertas
El mundo de los pobres es profundo y quiere abrir sus puertas y ventanas, para dar a
conocer sus utopías, para acoger toda la savia de liberación que se respira a lo largo y
ancho del mundo, para compartir todas las experiencias de organización.
19. 19.- Ha nacido un niño que llevará nuestra antorcha
En nuestra casa de puertas y ventanas abiertas, hay tantas experiencias como personas.
Y todo ese bagaje lo transmitimos a nuestros niños, pues ellos son los que van a coger el
testigo de nuestra lucha liberadora, porque sabemos que no es corta.
20. 20.- Las mujeres de la chacra
Sembrar, recoger, regar…, tareas importantes, no sólo en la chacra sino en la
vida. La liberación femenina y la participación de la mujer son fuerza y fruto de
las comunidades.
21. 21.- La familia trabajando en la huerta
Imagen utópica pero posible de un país feraz: el autoconsumo y la auto subsistencia familiar
son alternativa real para los pobres, que no quieren depender de patrones y de la venta
esclava de su trabajo.
22. 22.- Los cimientos de la comunidad
Trabajar juntos, producir en común, fortalecer su unión, reunirse en comunidad: es la forma
que tienen los pobres de cambiar la realidad y alcanzar sus metas.
23. 23.- Reunirse y trabajar comunitariamente
Así empieza la organización, así se forma la comunidad. Unas personas se juntan, empiezan
a hablar y a compartir; analizan la realidad teniendo como referencia la vida y las
experiencias de Jesús. Como no tienen nada, pues son muy pobres, trabajan juntos para
tener lo necesario y fortalecer su unión. Y así siguen hasta el final de la vida.
24. 24.- La vida plácida en el campo
La vida serena en el campo, la tertulia, un alto en el camino para conversar con los vecinos,
es la cara de una vida rural, que también tiene su cruz. Aquí queremos mostrar su imagen
liberadora para inmortalizar el sentido profundo de la vida campesina.
25. 25.- La reunión en la loma
Una escena real, donde se forjaron nuestros primeros sueños utópicos. Treinta familias
reunidas en la loma de Tachina, cobijadas por la luna, llegadas de otros tantos cerros y
sumidas en la mayor pobreza y explotación, empezaron a hablar. En ese primer movimiento
de un ser que desata su palabra y ansía liberarse, está toda la potencia del proceso de
liberación en el que creemos.
26. 26.- Un canto de la naturaleza
Cuando los pobres toman la voz, cuando un campesino oprimido por los patrones lanza
su primera palabra, cuando una mujer dominada empieza a enderezarse…, eso es la
comunidad. Es toda la tierra la que canta de gozo.
27. 27.- Dichosos los que aportan ternura
El camino liberador de los pobres es muy largo y necesita mucha energía personal y muchas
dosis de ternura para resistir hasta el final.
La comunidad exige una vida personal de entrega y amor. Cuántas personas, en este
proceso comunitario, han exclamado gozosos: “Yo llevaba una vida inútil y egoísta y, gracias
a la comunidad y a la palabra de Dios, he cambiado”.
Bienvenidas todas las personas que aportan pasión y entrañas compasivas a la causa de
liberación.
28. 28.- Pocas cosas se necesitan para vivir
Una familia pobre reposa alegre junto a sus sencillas posesiones. Pocas cosas que se
necesitan para vivir: llevar una vida natural, estar en paz con los hermanos, vivir en
armonía con el entorno, saborear los discretos placeres de la vida. Y la capacidad de poner
color a los días grises.
29. 29.- Las lavanderas de Palmar
Las lavanderas de Palmar lavan la ropa de la señora Sofía, la esposa del terrateniente,
mientras ella juega a las cartas con sus amigas, después de tomar chocolate y asistir a la
misa.
Pero ahora las lavanderas de Palmar han conocido lo que es la comunidad y la
organización de los pobres. Y han empezado a cambiar su vida.
30. 30.- Las dos pequeñas lavanderas
Estas dos niñas de la Chonta, después de terminar los estudios de cada día, colaboran en los
quehaceres domésticos, lavando la ropa en el porche de la casa. Es importante aprender a
trabajar desde pequeño. La economía de una familia pobre exige la colaboración de todos.
31. 31.- El milagro del arroz
Decía Eddy Vera, de La Semira, en Baba, el cual se sentía muy montubio y siempre estaba
reflexionando cuando estaba machetando en el campo, y a menudo pensaba en verso: “Se
agacha el montubio, / la fe puesta en Dios; / luego se endereza, / el milagro del arroz”.
32. 32.- Agacharse para levantarse
Un gesto sencillo pero revolucionario: agacharse para sembrar, porque después podrá
uno erguirse para recoger la cosecha de liberación. Ésta es la metodología de los pobres
para alcanzar sus metas. El cruce de brazos y cuerpos de esta familia depositando la
planta en la tierra proyecta su luz libertaria sobre el cerro.
33. A la mitad del
camino le vinieron
los dolores del
parto e
improvisaron una
hamaca amarrada
a la palmera y a la
cola del burro.
Le pusieron por
nombre María
Camino y lleva en
su ombligo la
cicatriz de la lucha.
33.- Nació en el camino
34. 34.- El quemado
– Ay, comadre, qué lindo el bebe.
- Compadre, sírvase un quemadito para celebrar el nacimiento del pelado.
35. 35.- Transportando al enfermo en la hamaca
Cuando llega la enfermedad, se deja todo. Todos los vecinos se aprestan a echar la
mano, preparan la hamaca, reúnen cuatro cosas para sacar unos centavos. Y se
emprende el viaje. La solidaridad entre pobres es su única seguridad social.
36. 36.- El calvario de los pobres
Se puso grave el hijo y corrieron a vender la cosecha al comercio “La Dolorosa”. De verdad,
“La Dolorosa” hizo honor a su nombre, pues el patrón, tan devoto él de la Virgen, se
aprovechó de la urgencia y apenas les dio unas moneditas. Y el doctor, antes de atenderle al
enfermo, le preguntó al padre del niño: - “¿Cuánto dinero traes, zambo?”. – “Lo que me
dieron por el cafecito”. – “¿No ves que con eso no te alcanza? Ve a por más, si quieres que
le cure a tu hijo”.
37. 37.- El milagro de cada día
Comer cada día es un milagro. Una aventura. Uno amanece sin saber si podrá almorzar al
mediodía y llevar algo a la familia. Todo hace falta: imaginación, fuerza, salud, fortuna. Hoy
hubo suerte: salieron a atarrayar y hubo pesca. Habrá comida para todos.
38. 38.- Navegando por la sabana con la familia
Han desbordado los ríos y la sabana se ha inundado. El arroz está pariendo. El niño se ha
enfermado y la familia coge la canoa y navegan al pie de las casas, pasando entre los
cordeles de la ropa tendida, para llegar al pueblo y buscar al doctor.
39. 39.- Día de mercado y de compadres
Sábado de mañana, han llegado los campesinos, las calles del pueblo son un hervidero
comercial. Se encuentran los compadres, brotan las tertulias, se hacen las compras. Y al
atardecer de nuevo a la casa.
40. 40.- De tertulia al pie de la casa
La tarde está serena, llegan los trabajadores del campo, las comadres se mecen en la
hamaca, se comentan las noticias del día. Hasta el niño, el gato y toda la naturaleza
participan de la vida apacible antes de que lleguen las sombras de la noche.
41. 41.- La familia reunida al regreso del trabajo
Ha terminado el día y, antes del baño y de los preparativos de la merienda, es el rato
de sacar niguas, despiojarse y comentar las novedades que trae cada uno al hogar: la
escuela, el campo, las visitas…
42. 42.- El jubileo familiar
La familia muestra su júbilo por la dicha de estar juntos y por los sencillos
sabores de la vida cotidiana.
43. Tras los
barrotes de
caña, bulle la
vida en sus
múltiples
formas. El
mundo de los
pobres es
profundo.
43.- La casa de caña es profunda
44. 44.- El avanzar de los pobres, la más bella estampa
De forma escondida y
silenciosa se inició un
camino de organización
de los pobres, que sigue
creciendo día a día.
¡Qué otra imagen más
hermosa se puede
ofrecer al mundo que
el resurgir de los que
vivían humillados,
donde hasta los
humildes burritos y
toda la naturaleza se
integran en este
caminar!
45. 45.- Diez hombres blanden sus machetes en la floresta
Diez significa multitud. Los macheteros fundidos en la maraña de la vegetación
tropical, muestran sus machetes rebeldes, como signo de valentía y coraje. La fuerza
de los pobres se expresa a través del trabajo.
46. 46.- Familias trabajadoras en plena labor
Las tres mujeres y los tres varones, en medio de sus fincas, cerca de sus casas,
muestran seis trabajos diferentes, como signo de la riqueza de la vida campesina.
47. 47.- Trabajando en minga en la finca comunitaria
Se han unido todas las comunidades para trabajar en la finca comunitaria. Así es el largo
camino de los pobres para ir saliendo de la explotación de los patrones, de los
comerciantes, e ir creando modos alternativos de vida.
48. 48.- La danza del trabajo comunitario
Cuando los pobres se disponen a trabajar juntos es como una danza en la que
participa toda la naturaleza, porque es la tierra entera la que se alegra del mundo
nuevo que está naciendo.
49. 49.- El resurgir los pobres
Las posiciones de estos cinco trabajadores revelan la capacidad de surgir y elevarse a
través del trabajo comunitario.
50. Trabajando
comunitariamente
bajo el sol de
justicia se levanta el
astro que guía el
camino de
liberación de los
pobres.
50.- Un sol de justicia
51. 51.- Los afilados machetes descansan
El descanso y la tertulia entre los pobres, en medio del trabajo, son fuerza motriz
en el proyecto de liberación.
52. 52.- El machetero señala el horizonte
El coloquio íntimo y a media voz, en un descanso del trabajo y a la sombra de un
árbol protector, muestra que así van haciendo los pobres camino: en silencio.
53. 53.- Clandestinamente
En medio de la multitud y del bullicio de la vida, un grupo de personas reunidas,
pergeña con sus palabras íntimas el futuro.
54. 54.- Amasar la tierra y abrazarla
El mundo que estamos gestando parte de un gran pacto con la tierra. Pues somos
parte de ella; somos unos más entre los animales y las plantas y las piedras.
55. Tras el círculo
de una
comunidad hay
un complejo
mundo
envolviéndola:
la naturaleza,
la vida en sus
mil formas,
tantos mundos
como hogares,
tantos matices
de color como
personas.
55.- Los círculos de la comunidad
56. 56.- La familia atravesando la fronda
Toda la familia viaja desde la montaña hasta el pueblo. Hay que llevar un poco de cosecha
a vender, ir al médico, realizar trámites, hacer compras, visitar a los compadres. Un largo
trayecto semanal, a veces entre cantos y a veces entre lloros. Con mucho tiempo para
meditar en medio de la espesura. Ida y vuelta.
57. 57.- El sueño de la muchacha india
Una joven, Shuyana, tuvo un sueño en medio del páramo: de un volcán surgían volutas de
humo que se transformaban en indios danzantes formando un inmenso pueblo. Y en el sueño
vio su destino: luchar por la libertad de su pueblo.
58. 58.- La muchacha atraviesa su país
La muchacha inició un largo viaje por los caminos y rincones de su país empapándose de la
realidad de los distintos pueblos y culturas, y se cargó de experiencias y de sabiduría. La
lucha iba a ser larga.
59. 59.- Cruce de caminos
Culturas indias, andinas y costeñas, etnias amazónicas, pueblo montubio, formando todos un
rico tapiz. Cruce de caminos. Variedad inmensa. Shuyana penetró en todas las esencias para
hacer que la entrega por su pueblo fuera definitiva.
60. 60.- La danza montubia en medio del trópico
En la Costa, mezcla de muchos cruces, surgió el Pueblo Montubio. Parecía que era un pueblo
que no tenía voz. Pero, sí. Supo pararse altivo y luchar por su existencia.
Cómo danzan los hombres y mujeres costeños: su fuerza, su alegría, su profunda belleza, es la
mejor expresión de la voluntad de los montubios por seguir vivos como pueblo.
61. 61.- Un sueño en la sabana Costeña
Había que ponerle música, movimiento, belleza, a la lucha del Pueblo Montubio. Porque las
utopías con música son más perdurables. Porque los montubios, cuando gozan y cuando
sufren y cuando luchan, se expresan en verso. Y porque no hay alegría más grande para la
humanidad que un pueblo oprimido decidido a subsistir.
DANZAS-BABA fue como un sueño en la sabana de Los Ríos.
62. 62.- Una chispa que crece
Los sueños son siempre los que abren camino. Los que inventan atrevidamente cosas, que
luego van viniendo poco a poco, con mucho esfuerzo y trabajo. Los sueños rompen inercias y
situaciones establecidas e imaginan futuros nuevos.
El Ballet Folclórico DANZAS-BABA ayudó a creer que el sueño montubio era posible. Fue
una chispa que después ha ido creciendo.
63. 63.- Vigor montubio
DANZAS-BABA representa el vigor de los montubios, la vitalidad de un pueblo que, aunque
oficialmente no existe, realmente está muy vivo.
DANZAS-BABA recorre los corazones de la gente de La Costa Ecuatoriana llevando el
orgullo montubio, la cultura del amorfino, de los cuentos y leyendas.
64. 64.- La utopía está en el horizonte
La utopía está en el horizonte
–decía nuestro buen amigo y
revolucionario Eduardo
Galeano-, me acerco dos pasos
y el horizonte se aleja otros
dos. ¿Entonces, para qué sirve
la utopía? Para eso sirve, para
caminar.
La utopía está en estas
pinturas: quieren remover el
interior y empujar a
entregarse a la causa de la
liberación.
Todo lo que movilice a la
organización de los pobres, lo
que sirva para luchar y
cambiar la realidad de
desigualdad e injusticia, todo
eso es utopía. Y todo lo que le
ponga color y música y belleza,
para hacer más definitiva
nuestra entrega, es utopía.
El horizonte lo perciben los que
sueñan con él y luchan por
alcanzarlo. El horizonte se
aleja, y nosotros seguimos.