Cuatro animales abandonados - un burro, un gallo, un carnero y un gato - se hacen amigos y deciden viajar juntos. Más tarde, espían una casa donde unos ladrones guardan dinero robado y asustan a los ladrones fingiendo que la casa está embrujada, para quedarse con la casa y el dinero.
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
Los cuatro amigos
1. LOS CUATRO AMIGOS
Había una vez un burro viejoy flaco, a quien su dueño iba a sacrificar para dar la carne a los perros y aprovechar el
cuero. Enteradode estas intenciones, el animal decidióescaparse. Así, una noche, se deslizópor entre las maderas
del corral y se largó a rodar por el mundo.
No había caminado mucho cuando, ya cerca del amanecer, se encontró con un gallo que llevaba un atadito en la
espalda.
-Buen día – saludó el burro-. ¿Qué hace tan lejos de su casa?
-Es que ya estoy muy viejo -explicó el gallo- y, como no sirvo para nada, el patrón me iba a echar al puchero.
-¡Compadre! -exclamó el burro-. ¡Qué casualidad! ¿Qué le parece si caminamos juntos?
Aceptó el gallo y echarona andar. Al cabo de un rato, mientras iban charlando, descubrieron a un carnero que
estaba sentado al costado del camino.
-¿Qué le pasa amigo, qué está tan triste? -preguntó el burro.
2. El carnero levantó la cabeza y los miró.
-Mi dueño me echó de la granja porque no quiere que me coma sus plantas.
-No se preocupe más – lo animó el gallo-. Venga con nosotros y vamos juntos a probar fortuna.
Le pareció bien al carnero la propuesta del gallo y se agregó al grupo.
Poco después mientras hacían mil planes con la plata que iban a ganar, se encontraroncon un gato viejo, al que el
dueño no quería más porque ya no podía cazar ratones. En seguida lo incluyeron en el grupo y prosiguieron,
felices, el rumbodel camino. Tan concentrados iban con sus nuevas esperanzas, que no se dieron cuenta que un
tigre los acechaba. De pronto, al doblar una curva, los cuatroamigos se encontraron de frente cortándoles la senda
y se detuvieron helados de susto.
-Muchachos -dijo en voz baja el burro- déjenme hablar a mí.
-Buenas tardes -saludó el tigre acercándose.
-Buenas -respondieron lo cuatro.
-¿Qué pueden ofrecerme para comer? -preguntó el tigre.
3. -¿Tiene hambre? -dijo el burro. Podemos invitarlo con carne muy fresca.
-A ver -bramó el tigre.
-Compadre -dijo el burro al gallo-, saque un pocodel yaguareté que carneamos esta mañana. O no, mejor dele la
cabeza del león de anoche, que debe estar más sabrosa.-Cómo no -respondió el gallo- mientras hurgaba en su
bolsa.
El tigre pensó que eran cazadores de fieras.
-Vea, amigo -dijopreocupado-, no se moleste por mí. Acabo de acordarme que voy un poco apurado, así que
disculpe por todo y adiós.
-Buenas tardes -respondió el burro, pero del tigre no quedaban más que las huellas en el polvo del camino.
Después de reírse un rato, los cuatro amigos decidieron continuar la marcha. Ya estaba anocheciendo cuando
descubrieron una lucecita entre los árboles del monte. Se acercaron y vieron que pertenecía a una casa.
-¿Qué tal si pedimos que nos den alojamiento? -propuso el gato.
-Buena idea -asintió el carnero.
-Pero primero -dijo el burro- averigüemos con qué clase de gente vamos a tratar.
Resolvieronespiar por la ventana de la cual salía luz, pero comoestaba un poco alta, el carnero se subió encima
del burroy el gato se trepó encima del carnero. Arriba de todos, voló el gallo, quien se asomóal interior de la casa
y vio una habitación en donde unos hombres estaban contando el dinero de unas bolsas.
-Ya está -oyó que decían de adentro-. Mañana asaltamos el último banco y nos retiramos para siempre.
El gallo bajó a contarles a sus amigos.
-¿Qué hacemos -preguntó el burro, después de escucharlo.
4. -Ya sé -propuso el gato-, hagámosles creer que la casa está embrujada.
Enseguida se pusieron de acuerdo y cuando el burrodio la señal, todos gritaron al mismo tiempo. Tan espantosa
resultó la mezcla de maullidos, balidos, rebuznos y cantos, que del susto, los ladrones huyeron de la casa,
abandonando todo el dinero robado.
Contentos con el resultado obtenido, los cuatro amigos entraron y ocuparon la estancia.
El gato se fue a la cocina, el carnero se echó junto al fuego, el burro se apropió del establo y el gallo se trepó al
techo. Así ubicados se desearon buenas noches y se dispusieron a dormir.
Ya estabantodos conciliando elsueño cuando unode los ladrones que no se resignaba a perder sudinero regresó
a la casa. Silenciosamente abrió la ventana y se deslizó dentro de la cocina. Caminó con cautela hacia la puerta,
pero su mala suerte quiso que le pisara la cola al gato. Éste pegó un aullido que le heló la sangre. El hombre
totalmente olvidado de su botín, corrió buscando la salida, pero en la sala, se encontró con el carnero que lo
persiguió a topetazos. Cuando pudo alcanzar la galería, le cayó encima el gallo quien le gritó en los oídos:
-¡Quiquiriquí, quiquiriquí!
Finalmente, se lanzódesesperadoa la oscuridad del campo y, al pasar por el establo, el burro lo molió a patadas.
A medianoche, el ladrón llegó todo magullado a la cueva donde lo esperaban sus amigos.
-¿Cómo te fue? -le preguntó un compañero al verlo.
-¡No me hablés!-respondióel reciénllegado-. La casa esta encantada. Cuando entré en la cocina, una bruja con
dos ojos fosforescentes pegóun terrible chillido y me clavó las uñas;después se transformó enuna enorme maza
y me persiguiópor la sala golpeándome. Al pasar por la galería, un fantasma me cayó encima e hincándome las
espuelas, gritó:“¡Tráiganlo aquí!¡Tráinganloaquí!” Escapé lo más rápido que pude, y ya cuando me alejaba, una
fuerza maligna me rompió varios huesos.
5. Todos se admiraron de la historia de su compañeroy optaron por alejarse del lugar enseguida, sinacordarse más
del botín.
Así los cuatro amigos se quedaroncon la casa y con el dinero, y vivieron sinpreocupaciones hasta el final de sus
vidas.