La maestra realiza una actividad para enseñar a los estudiantes sobre los cinco sentidos. Primero, le da una galleta a un estudiante con audífonos para que experimente el gusto y el oído. Luego, venda los ojos de los estudiantes uno por uno y les pide que identifiquen objetos usando sus otros sentidos. Finalmente, pide a los estudiantes que dibujen los sentidos que experimentaron.
1. Katherine Ramírez 12-0503
Actividades Naturales
Grado: Primer grado Básica
Tema: Los sentidos. Funciones de: La vista, oído, olfato, gusto y el tacto.
Inicio:
La maestra proporcionará a uno de los estudiantes elegido al azar un pedazo de galleta mientras
escucha música con audífonos. Al terminar la maestra preguntará al alumno que sintió, como
estuvo la música y el alimento que le dio.
A continuación la maestra preguntará a los alumnos:
¿Qué pudieron observar?
¿Qué función de su cuerpo utilizo en las dos actividades?
Al pasar esta parte irá directo a la pizarra, en ella previamente habrá laminas pegadas de una
boca con la legua hacia fuera, una mano, ojos, un oído y por último una nariz.
Les explicará que su compañero utilizó sus sentidos. Los seres humanos tenemos cinco sentidos
que nos sirven para conocer y relacionarnos con nuestro entorno; son el gusto, la vista, el olfato, el
oído y el tacto.
Mientras señala las imágenes indicadas dirá la función de cada una de ellas, la lengua es la que nos
permite saber el gusto, por esta podemos saber si algo es dulce o saldado, el oído nos ayuda a
poder escuchar los elementos y personas de nuestro alrededor, la nariz es la que nos ayuda con el
sentido del olfato, por esta podemos saber si algo huele rico o feo, o muy fuerte o suave, los ojos
nos ayudan con el sentido de la vista y por este es que podemos ver, y el sentido del tacto lo
realizamos principalmente por nuestras manos, es todo lo que podemos tocar y sentir, ya sea
blando o áspero.
Desarrollo
La maestra pedirá a los estudiantes que hagan un gran círculo en el piso, cada uno de los
estudiantes pasará en medio, la maestra colocará una venda en los ojos del alumno.
Esta actividad será realizada con cada alumno en el centro del circulo ya realizado, la maestra
proporcionará todos los elementos, cada sentido tendrá un numero asignado, ejemplo, tacto #1,
olfato#2, gusto#3, vista#4 y oir#5, pedirá al estudiante que le tocó en el momento que saque de
una pequeña bolsa el número, según sea el numero la maestra recurrirá a los recursos que lleva
cada sentido al realizar, con el objetivo de que puedan identificar claramente las funciones de
cada uno de los 5 sentidos.
2. La maestra tendrá diferentes cajas cerradas como elementos sorpresas, uno por uno, los alumnos
con los ojos vendados tendrán que realizar lo que la maestra indiquen que hagan, meter sus
manos en una caja y decir que puede sentir y que sentido está utilizando, en otra caja tendrán
que oler a través de un pequeño orificio y decir como huele y que cree que es, también otra caja
poseerá audífonos y diferentes elemento que producen un sonido en particular como maracas
tambor etc. En esta parte la maestra colocará o hará reproducir el elemento para que el alumno
diga que es, si suena alto o bajo y que sentido utilizó, otro elemento es al quitarse la venda, la
maestra proporcionará una caja más pequeña con un pequeño orifico, el alumnos tendrá que
mirar y observar rápidamente y tendrá que decir qué piensa que es además de decir qué sentido
utilizó. Y la última caja aun con sus ojos vendado la maestra dará a comer un elemento sorpresa, el
alumno deberá decir que sabor tiene y que cree que es, además del sentido que utilizó.
Cierre:
La maestra preguntará a los alumnos como se sintieron en la actividad. Al terminar las respuestas,
pedirá que dibujen en su cuaderno que sentidos pudieron ver en la actividad y qué cosas pudieron
aprender de ellos.
Fuentes:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ninos/web5sentidos/tema1.htm
http://www.medicosescolares.com.ar/inicio.php?s=91
3. Artículo:
Los cinco sentidos
Área Padres MyKids
El desarrollo de los sentidos es muy importante para la evolución del niño ya que éstos
constituyen el vehículo a través del cual el pequeño entra en contacto con el exterior, lo
conoce y, en consecuencia, evoluciona en su aprendizaje. No hay que olvidar que gracias a
los sentidos nos comunicamos con otros seres humanos y entablamos relaciones de afecto
con ellos.
El tacto
Es el primer sentido que el recién nacido aprende a utilizar. Hasta el tercer mes de vida, la
sensibilidad táctil del bebé se concentra principalmente en la cabeza, la boca y el tronco. El
pequeño responde a la presión, a la textura, a la temperatura, a la proximidad y al dolor. De
ahí la importancia de la lactancia (un momento de comunicación por excelencia entre la
madre y el niño), de las caricias, de los abrazos y del baño. Los masajes también ocupan un
lugar destacado en el desarrollo del bebé. Además de transmitir cariño a través del contacto
de la piel, permiten su relajación y bienestar.
Entre los seis y los nueve meses de vida, el pequeño comienza a explorar el mundo que lo
rodea. Su tronco, brazos, piernas, manos y dedos, se convierten en las herramientas
perfectas de exploración. Este es el momento de dejarlo experimentar con distintas texturas,
temperaturas y formas. Como todavía no puede desplazarse y tiende a llevarse todo a la
boca, la utilización de gimnasios de bebés con objetos de distintas características, resulta un
excelente recurso de estimulación.
A medida que el niño va creciendo y su sentido del tacto se desarrolla, es muy importante
que comience a procesar y relacionar la información que le proporciona la experiencia. Un
juego que suele divertir mucho a los pequeños consiste en introducir sus manos en distintas
cajas de cartón, dentro de las cuales se han dispuesto previamente objetos de varios
tamaños, formas y texturas. Adivinar de qué se trata el objeto que han tocado después de
describir las características del mismo, se convierte en un todo un reto.
La audición
El oído es el primer órgano sensorial que madura. A las 24 semanas de gestación, el bebé
comienza a percibir y a distinguir los sonidos. Por este motivo, resulta fundamental
estimular este sentido, aún cuando el pequeño se encuentra en el interior del útero materno.
Inmediatamente después de nacer, el niño puede reconocer a la madre por la tonalidad de su
voz. No hay que olvidar que el desarrollo de la audición está ligado a la adquisición del
lenguaje.
Hablarle al bebé desde los primeros días de vida es importantísimo.
Los niños también nacen con un enorme potencial musical.
Durante el período fetal, el pequeño escucha el latido del corazón materno y aprende los
4. primeros rudimentos del ritmo. Después de nacer ya sabe diferenciar melodías, timbres y
tonos. La enseñanza musical es un punto de partida para promover el desarrollo de la
motricidad del niño. Desde muy temprano, los pequeños logran moverse rítmicamente al
compás de una melodía, un hecho que los ayuda a generar movimientos cada vez más
precisos. Las canciones, por su parte, estimulan las habilidades lingüísticas. Pueden ser
entendidas como historias melódicas que ayudan a desarrollar la comprensión y expresión
oral.
Si un niño recibe estímulos que incrementan su potencial musical en los primeros años de
vida, crece más creativo y con una mayor sensibilidad ante el mundo que lo rodea. La
música favorece la comunicación y la sociabilidad.
La vista
Aunque los ojos del bebé ya están perfectamente desarrollados al nacer, son incapaces de
ver. El proceso visual requiere de un largo aprendizaje. La vista es un sentido que tarda
mucho en resultar efectivo. El cerebro necesita aprender a interpretar lo que los ojos del
pequeño observan. Es un proceso intenso de maduración que se desarrolla durante el primer
trimestre de vida. A partir de este momento, va decreciendo poco a poco hasta los cinco
años de edad, momento en que el niño posee el 70% de la agudeza visual de los adultos. A
los diez años, el sentido de la vista ha madurado completamente.
Resulta imprescindible que estimulemos la visión de nuestro hijo desde su nacimiento.
Conviene comenzar con juegos muy sencillos que complicaremos un poquito más a medida
que el niño vaya creciendo. A modo de ejemplo, podemos dibujar una carita feliz en
nuestro dedo índice y jugar con él como si fuera una marioneta, o hacer caras y muecas
frente a un espejo para lograr que nuestro bebé se ría. Es muy importante que cuando
mostremos objetos al niño lo hagamos acompañado de la palabra "mira" y de expresiones
exageradas de sorpresa. A partir de los nueve meses, podemos presentarle al pequeño un
juguete para posteriormente esconderlo y pedirle que lo encuentre.
A los 18 meses de edad, es importante utilizar juegos didácticos que ayuden al niño a
reconocer los colores, las formas y los movimientos. También es necesario estimular su
capacidad de atención y enfoque. Con el objetivo de lograr este propósito, se pueden
colocar 4 ó 5 objetos familiares en una bandeja para que el pequeño los observe durante un
minuto. Una vez realizado este ejercicio, se cubre la bandeja y se le pide al niño que
describa lo que ha visto.
Los niños desarrollan el sentido del gusto a medida que los adultos incrementamos el
número y la variedad de los alimentos que forman parte de su dieta. Es muy importante que
le ofrezcamos al pequeño todo tipo de alimentos para que pruebe y elija los que más le
gustan.
Teniendo en cuenta que el sentido de la vista influye considerablemente en la selección de
los alimentos, es bueno que el niño aprenda a identificar y a disfrutar la comida a través del
gusto. Esto se puede lograr con divertidos juegos como por ejemplo, disponer sobre una
mesa mantequilla de cacahuete, gajos de naranja, papas fritas y chocolate amargo.
Cubrimos los ojos del niño y le pedimos que pruebe los diferentes alimentos para
5. posteriormente adivinar su nombre. No debemos olvidar recordarle al pequeño las palabras
que necesita para describir los sabores: salado, dulce, amargo, ácido, etc. Probando los
alimentos, el niño también conseguirá entender el significado de estas palabras.
El olfato
Aunque el olfato es el más sensible de todos los sentidos, ocupa un lugar secundario en
nuestra vida. Está relacionado con el gusto, lo que explica que participe en la estimulación
del apetito y de las secreciones digestivas. Además, los datos que proporcionan las
membranas olfativas se asocian con sensaciones, emociones y recuerdos. De ahí que el olor
o el perfume habitual de la madre, tenga un efecto tranquilizador sobre su hijo.
Jugar con los olores le permite al niño reconocer los objetos. Esta información olfativa se
combina con la visual, la gustativa, la auditiva y la táctil. Así por ejemplo, si el niño huele
una manzana, inmediatamente la asocia con su sabor, el color rojo, verde o amarillo, la
textura lisa y el crujido que se escucha al morderla. Estimular la capacidad de conocer el
entorno a través de los sentidos, ayudará a los más pequeños a desarrollar su imaginación,
percepción y sensibilidad
6. posteriormente adivinar su nombre. No debemos olvidar recordarle al pequeño las palabras
que necesita para describir los sabores: salado, dulce, amargo, ácido, etc. Probando los
alimentos, el niño también conseguirá entender el significado de estas palabras.
El olfato
Aunque el olfato es el más sensible de todos los sentidos, ocupa un lugar secundario en
nuestra vida. Está relacionado con el gusto, lo que explica que participe en la estimulación
del apetito y de las secreciones digestivas. Además, los datos que proporcionan las
membranas olfativas se asocian con sensaciones, emociones y recuerdos. De ahí que el olor
o el perfume habitual de la madre, tenga un efecto tranquilizador sobre su hijo.
Jugar con los olores le permite al niño reconocer los objetos. Esta información olfativa se
combina con la visual, la gustativa, la auditiva y la táctil. Así por ejemplo, si el niño huele
una manzana, inmediatamente la asocia con su sabor, el color rojo, verde o amarillo, la
textura lisa y el crujido que se escucha al morderla. Estimular la capacidad de conocer el
entorno a través de los sentidos, ayudará a los más pequeños a desarrollar su imaginación,
percepción y sensibilidad