El sorgo es un importante cultivo cerealero en África debido a su tolerancia a la sequía. Se cultiva principalmente en rotación con legumbres para mejorar la fertilidad del suelo y controlar plagas como la striga. Existen variedades resistentes a plagas e infecciones que son adecuadas para diferentes condiciones de cultivo.
1. Sorgo
El Sorgo (Sorghum bicolor) es el cultivo de cereales más importante después del trigo, el arroz, el
maíz y la cebada. Los principales productores de sorgo son Nigeria, Sudán, Burkina Faso, Etiopía,
Mali y Egipto.
El sorgo es una grama perenne vigorosa que se da principalmente como cultivo anual. Puede crecer
hasta alcanzar 4 m de alto y muestra una tolerancia considerable a condiciones de cultivo difíciles.
El sorgo tiene la capacidad de permanecer latente durante la sequía y luego volver a activarse en el
período de lluvias. Cuenta, asimismo, con un eficaz sistema radicular que la hace más resistente a
las sequías que la mayoría de los otros cultivos de cereal (a excepción del mijo). El sorgo se cultiva
en regiones en donde los cereales no están presentes. El interés creciente del sorgo en África se
debe en gran parte a su tolerancia a la sequía.
Los residuos del sorgo después de la cosecha son, además, un valioso pienso para la alimentación
del ganado. El sorgo forrajero está considerado como uno de los mejores cultivos para el ensilaje
debido a su alto rendimiento de la cosecha y a su elevado contenido de azúcar, así como por sus
tallos jugosos. En zonas en donde no se producen heladas, el sorgo continúa brotando y produce
nuevas hojas verdes para el pasto, siempre y cuando se mantenga la humedad del suelo. En África
el sorgo es un cultivo de subsistencia de escasos rendimientos ―entre los 500 kg/ha y los 900
kg/ha―, muy por debajo del potencial del cultivo. Las escasas cosechas se deben a prácticas de
producción inadecuadas, daños provocados por insectos y enfermedades, las malas hierbas
parásitas de la striga y la sequía.
El sorgo se adapta muy bien a la agricultura de subsistencia y a los mercados locales. No obstante,
no existe un mercado internacional para el consumo humano de sorgo. Para muchos agricultores,
las posibilidades de mejora a través de medios tecnológicos son muy limitadas. Con todo, es
importante conocer los factores que limitan la producción de los cultivos y los métodos de agricultura
ecológica para lograr cultivos ecológicos con garantías de éxito.
Estrategias de diversificación
En condiciones áridas, el sorgo suele darse en cultivos intercalados más que en rotación de cultivos
debido a la escasez de agua. Cuando las lluvias son abundantes o la irrigación es posible, la
rotación del sorgo con otros cultivos está más extendida. El cultivo simultáneo de diferentes
cultivares, incluso con diferentes períodos de madurez, es también una práctica muy extendida. El
cultivo del sorgo en rotación con otros cultivos no huéspedes reduce la proliferación de pestes de
insectos, de enfermedades transmitidas por el suelo y de malas hierbas (striga). Una rotación
planificada favorece, asimismo, la fertilidad del suelo. Combinar diferentes plantas complementarias
y diferentes variedades en un solo y mismo cultivo permite asegurar un rendimiento mínimo de la
cosecha en caso de escasez de agua y aumenta las retribuciones de la tierra.
Rotación de cultivos
Cultivar el sorgo de forma reiterada en un mismo campo no es aconsejable para la mayoría de
cultivos arables con una gran demanda de nutrientes. Esta práctica aumenta el riesgo de desarrollar
plagas y enfermedades. La rotación del sorgo (con el algodón y la soja) reduce la presencia de
enfermedades transmitidas por plagas, como la del gusano doradilla y la de las larvas blancas, así
como la de algunos gusanos grises; ya que todos ellos dependen de los cultivos de gramíneas,
tienen un ciclo biológico largo y están ligados a la tierra debido a su estado larvario subterráneo.
2. El sorgo prospera cuando se planta después del cultivo de una legumbre o en rotación con un
cultivo de hoja larga o de raíz pivotante (algodón y soja) que no albergue las mismas plagas o
enfermedades que el sorgo. No deben plantarse en la misma rotación otras plantas de la familia de
las gramíneas. Si se planta el sorgo después del cultivo de una legumbre, es mejor utilizar una
variedad resistente a la cecidomia. El sorgo solo puede ser cultivado una vez en el mismo lugar
cada 2 o 3 años.
La rotación de cultivos es el método más eficaz para controlar la striga. La propagación de esta mala
hierba parasitaria se ve aumentada por el cultivo consecutivo de cereales y el abandono del
barbecho, que conduce a una reducción en la fertilidad del suelo. La striga ataca el maíz, el mijo y el
arroz; mientras que el algodón, la soja, el guandú y la haba y el guisante de tierra (Vigna
subterranea) son plantas-trampa (en orden decreciente de eficacia), al igual que los girasoles, los
guisantes, las judías, la alfalfa, el cáñamo Sunn, el sésamo, el lino y el ricino. Las plantas-trampa
inducen la germinación de la striga, pero no actúan como huéspedes. En consecuencia, las malas
hierbas mueren y se reduce su capacidad de reproducción. Por tanto, cultivar el sorgo en rotación
con plantas-trampa para la striga (idealmente con legumbres para mejorar la fertilidad del suelo) es
una importante medida preventiva, así como una medida de tratamiento y control de la striga a tener
en cuenta.
El sorgo se da en rotación de cultivos con el algodón, los cacahuetes, los girasoles o la caña de
azúcar. Lasrotacionesrecomendadasson:
Cacahuetes – sorgo – guandú/judías;
Mijo dedo – habas;
Amaranto – ricino – sorgo – pimientos.
Cultivos intercalados
El sorgo producido de forma comercial suele cultivarse como monocultivo. Los cultivos intercalados
en filas son más comunes en la producción a pequeña escala. El sorgo puede darse en cultivos
intercalados con el maíz, el mijo, los cacahuetes o las judías. En condiciones de secano, el sorgo se
utiliza para separar o delimitar las parcelas de cacahuetes o algodón.
Los daños provocados por la cecidomia se ven reducidos cuando el sorgo se cultiva de forma
intercalada con leguminosas. El cultivo intercalado de sorgo con plantas-trampa para la striga puede
contribuir a reducir su nivel de infestación (cuanto mayor sea la densidad de plantas que no sean
huéspedes, más efectivo resultará el control de la striga).
Cuando el sorgo se cultiva de forma intercalada con el guandú, ambos cultivos se plantan al
comienzo de la estación de lluvias. El sorgo se cosecha al cabo de 100 días, mientras el guandú se
deja para que pueda utilizar la humedad y los nutrientes restantes del suelo hasta su cosecha, una
vez transcurridos 160 días. Cuando el sorgo se cultiva para el forraje, puede intercalarse con el
cultivo de otras legumbres como las judías para mejorar el valor nutritivo del forraje.
Selección de cultivares
La selección de variedades cultivadas apropiadas es fundamental. Los cultivares seleccionados
están adaptados a las condiciones de crecimiento local, presentan tolerancia o resistencia a las
plagas de insectos y enfermedades más extendidas, y son capaces de resistir al encamado de la
cosecha y a las plagas gracias a sus panículas abiertas.
Puede ser vital hacer crecer cultivares que presenten una buena resistencia a las plagas de insectos
y a enfermedades. La resistencia puede deberse a la forma de las panículas, a una madurez
3. temprana y uniforme y a una buena adaptación a las condiciones de cultivo locales. También existen
variedades que presentan tolerancia y resistencia frente a plagas y enfermedades como la striga, el
mildiu y otras enfermedades de la hoja, la cecidomia del sorgo, el pulgón verde de los cereales, la
broca del tallo y los insectos que se alimentan de las panículas.
Los cultivares con panículas abiertas son, por lo general, menos sensibles al ataque de las larvas de
plagas que se alimentan de los granos en desarrollo y toleran mejor las alteraciones del grano que
los cultivares con panículas compactas.
Se puede evitar la propagación de virus cultivando variedades resistentes a estos. Los cultivares con
aristas son menos propensos a sufrir pérdidas de grano provocadas por los pájaros. Estos han de
tener un período de maduración que se adapte a las zonas agroecológicas locales. En los climas
áridos es generalmente importante una buena tolerancia al estrés hídrico.
Las variedades que maduran de forma temprana y uniforme pueden evitar la invasión de plagas. No
obstante, cuando la irrigación es posible, los cultivares con un período de madurez más largo tienen
mejores rendimientos. Las variedades de sorgo que toleran el hierro deben ser usadas en regiones
en las que la deficiencia del hierro supone un problema. Además de los criterios fisiológicos,
generalmente los consumidores prefieren las plantas y las semillas curtidas (ya que las plantas tiñen
los granos de su propio color). Las variedades que proporcionan harina de gran calidad son
particularmente apreciadas. Los programas de selección recientes también han intentado mejorar la
calidad del grano. Los granos rojos y marrones se reservan para el pienso de animales y la
fabricación de cerveza. Las diferencias en la calidad nutricional de los diferentes cultivares son
menos importantes que las provocadas por los factores medioambientales. El sorgo forrajero o el
sorgo herbáceo, como el pasto de Sudán, es el más apropiado para los pastos. Existe un interés
creciente en las variedades de sorgo que tienen un buen rendimiento del grano y que asimismo
producen cantidades considerables de hoja destinadas a la alimentación animal. Estas variedades
se conocen por tener una doble función.
Existen variedades híbridas del sorgo disponibles. Los híbridos tienden a ser más sensibles a los
suelos con un pH bajo y pobres en fósforo y potasio, y no necesitan prácticas agrónomas
mejoradas. En tierras irrigadas, son más productivas que otras semillas. Si las semillas híbridas se
utilizan para la agricultura ecológica certificada, debe prestarse especial atención para evitar el uso
de semillas que han recibido tratamiento químico.
Control de plagas
El sorgo cultivado está sometido a los ataques potenciales de numerosas plagas y enfermedades,
algunas de las cuales pueden provocar pérdidas considerables (incluso durante el almacenamiento).
En el contexto de la agricultura tradicional, raramente se toman medidas directas para el control de
las plagas y enfermedades, ya que los cultivos se gestionan con pocos insumos. No obstante, las
prácticas de cultivo mejoradas (enterrar los residuos infectados de la cosecha), la utilización de
cultivares tolerantes y resistentes, y los insumos naturales pueden reducir considerablemente las
pérdidas. La agricultura ecológica fomenta la utilización de métodos preventivos para proteger los
cultivos. Los métodos directos y curativos solo se recomiendan como último recurso cuando los
métodos de protección preventiva han resultado ineficaces.
El sorgo puede albergar numerosos hongos, bacterias, virus y nematodos. Algunas enfermedades
están muy extendidas. Entre ellas se incluyen el moho de los granos y la antracnosis de los granos,
y enfermedades foliares como la antracnosis, el tizón foliar, la mancha foliar y la costra negra, el
mildiu lanoso y las royas. Entre otras enfermedades menos comunes se incluyen la enfermedad del
melazo o cornezuelo, así como la podredumbre del tallo y las raíces.
4. El carbón cubierto (Sporisorium sorghi): El sorgo solo puede estar infectado por el carbón
cubierto cuando las semillas entran en contacto con las esporas diseminadas a través del aire en el
momento de la cosecha. La infección de las nuevas plantas se produce en el suelo antes de que las
plántulas empiecen a salir (cuando la temperatura del suelo medianamente seco es inferior a los 25
ºC). Las plantas enfermas presentan soros de carbón blanquecinos y grises, en lugar de granos. Las
semillas gravemente infectadas pueden volverse grisáceas o negras, particularmente en el caso del
sorgo de semillas blancas. Por lo general, los hongos no suelen sobrevivir en el suelo entre dos
estaciones de cultivo. El carbón cubierto ha desaparecido casi por completo en las zonas de cultivo
en donde se utilizan semillas híbridas, ya que generalmente son tratadas con productos químicos.
Sin embargo, la enfermedad puede ser grave si no se tratan las semillas. Las semillas infectadas
pueden ser tratadas de forma eficaz con agua caliente. La sensibilidad de los cultivares de sorgo al
carbón cubierto varía.
El mildiu lanoso (Peronosclerospora sorghi): Esta enfermedad afecta a las plantas en casi todos
los estadios de su crecimiento dejando franjas verdes y blancas muy vivas sobre las hojas y los
cálices, que se vuelven parcial o completamente estériles. La infección proviene mayoritariamente
de las esporas que sobreviven bajo el suelo y de las esporas transmitidas por el aire, que proceden
de otros cultivos infectados. Los cultivos densos y la lluvia abundante después de la siembra
favorecen el desarrollo de la enfermedad. La enfermedad no se transmite por las semillas si estas
están bien secas y almacenadas. Existen algunos cultivos resistentes. Un control eficaz consiste en
enterrar profundamente los residuos de las plantas infectadas. Una rotación de cultivos apropiada es
incluso más eficaz. Una pausa de al menos tres años entre dos cultivos de sorgo y de maíz impide a
las esporas alcanzar el suelo. Para un control todavía más eficaz, se puede aplicar un fungicida
natural sobre las semillas o utilizar un tratamiento sobre las hojas.
El cornezuelo (Clavicepsafricana): Esta micosis se produce al cultivar el sorgo. Ataca los ovarios
no fertilizados, reduciéndolos a una masa fúngica blanca que es visible entre las glumas. Las flores
infestadas exudan un melazo dulce y pegajoso que gotea sobre las hojas y el suelo, y que en
condiciones húmedas produce una masa blanca polvorosa sobre la que se desarrollan las esporas
secundarias transmitidas por el viento. El hongo produce alcaloides que pueden tener un impacto
negativo si son ingeridos por los animales. Las noches frías de las 2 o 3 semanas antes de la
floración y el tiempo fresco y húmedo durante los días que siguen a la floración promueven la
enfermedad. La enfermedad del cornezuelo constituye un problema cuando se produce en las
variedades híbridas. Tomar medidas sobre los cultivos como una siembra temprana, la eliminación
de panículas infectadas durante la cosecha, una rotación de cultivos de tres años y un laboreo en
profundidad sobre los residuos de los cultivos reducirán la intensidad de la infección; con todo, estas
medidas tendrán un escaso impacto si se aplican de forma individual. La resistencia de ciertos
cultivares es mayormente debida a una polinización y a una fertilización rápidas. El tratamiento
químico de las semillas con fungicidas es efectivo, pero no está autorizado en la agricultura
ecológica.
La mancha foliar (Ascochyta sorghi): Micosis del sorgo extendida que conlleva pérdidas en el
rendimiento de la cosecha y pérdidas económicas menores. La enfermedad suele ser más severa
en campos en donde el sorgo y el pasto de Sudán crecen de forma sucesiva. La infección se
extiende a través de las esporas cuando el tiempo es húmedo o cuando hay mucho rocío. Los
hongos forman primero pequeñas manchas rojas decoloradas sobre las hojas que se agrandan y
sobre las cuales aparece una mancha marrón amarillenta en el centro. Al final de su desarrollo, la
parte infectada se vuelve rugosa al frotarla contra la punta de los dedos. Las hojas pueden volverse
completamente marrones antes de morir. Una medida de control consiste en evitar los cultivos
repetitivos de sorgo y pasto de Sudán en el mismo campo. Algunos cultivares resisten muy bien a la
5. mancha foliar por Ascochyta. Rociar una mezcla de caldo bordolés (cobre) reduce la intensidad de la
enfermedad, pero también puede provocar una reacción tóxica en las plantas.
La mayor parte de especies de insectos que afectan al sorgo realizan ataques masivos que
destruyen no solamente el sorgo, sino también otras plantas naturales y cultivadas. La mayor parte
de estos insectos aparecen en un momento preciso del desarrollo de la planta. Muchos insectos se
alimentan de las hojas de las plántulas, otros perforan el tallo matándolas por dentro, otros se nutren
de las hojas durante la fase vegetativa y otros succionan la savia (insectos chupadores de savia)
desarrollándose en las glumas. Las plagas de insectos del sorgo más comunes son la mosca del
sorgo, las brocas del tallo, la cecidomia del sorgo y los chinches de la panoja del sorgo. Las medidas
para mejorar los cultivos como la utilización de cultivares apropiados, la preparación del lecho de
siembra y el tratamiento de las semillas resultan, por lo general, suficientes para controlar estas
plagas. El control directo de las plagas de insectos apenas se practica. Se ha demostrado que la
aplicación de insecticidas no específicos mata a los enemigos naturales y provoca el resurgimiento
de las plagas en cuestión, así como otras plagas.
El sorgo también puede ser atacado por las plagas de almacenamiento como el gorgojo del arroz
(Sitophilus oryzae), el escarabajo de la harina (Tibolium castaneum) y la polilla de los cereales
(Silotroga cerealella).
La mosca del sorgo (Atherigona soccata): Los residuos de los cultivos deben ser recogidos y
destruidos antes del comienzo de las lluvias monzónicas. Se recomienda la utilización de cultivares
tolerantes o resistentes en las regiones afectadas con regularidad por la mosca del sorgo y cuando
la plantación se ha retrasado. Inocular las semillas con las bacterias Azospirillum y Pseudomonas
reduce considerablemente el daño provocado por la mosca del sorgo. Los cultivos densos y los
cultivos intercalados (con leguminosas o, especialmente, ajo) que garantizan una cantidad suficiente
de humedad y nutrientes en el suelo, así como un aclareo retardado y un escardado a conciencia,
contribuyen a reducir los daños provocados por la mosca del sorgo. Las especies de hierbas
silvestres pueden ser utilizadas como plantas-trampa. La fertilización con estiércol de ganado puede
provocar daños mucho más serios que la propia mosca del sorgo (y la broca del tallo). Las plantas
atacadas por la mosca del sorgo deben ser eliminadas durante el aclareo para ser posteriormente
destruidas. Si las plantas corren el riesgo de sufrir daños, puede resultar útil rociarlas con margosa.
Lasbrocasdel tallo (Busceola fusca, Eldan saccharina, Sesamia sp, Acigona ignefusalis,
Chilo partellus): Estos insectos prefieren el sorgo, aunque también atacan a otros cereales y
plantas herbáceas como la caña de azúcar y el maíz. Pueden provocar grandes pérdidas. Las larvas
se alimentan de las partes que se desarrollan durante las diferentes fases de crecimiento. Los
síntomas son los mismos que los ocasionados por la mosca del sorgo, pero se manifiestan más
tarde en función del desarrollo de la planta. Otros síntomas que aparecen son la escarificación de
las hojas durante el estado vegetativo (las larvas se alimentan en hojas enrolladas) y los tallos
agujereados durante los estadios de desarrollo siguientes. Los ataques tardíos durante la fase
generativa pueden provocar una malformación de los cálices y, en casos más graves, el
desprendimiento de los pedúnculos. Las brocas del tallo forman crisálidas en los tallos o entre el
tallo y la vaina de la hoja. Dependiendo de la temperatura, se pueden desarrollar dos o más
generaciones al año. Los insectos sobreviven de una estación a otra transformándose en larvas
totalmente desarrolladas en el interior del tallo. Entre las prácticas de cultivo para controlar las
poblaciones de brocas del tallo se incluyen la siembra tardía del sorgo, el desarrollo de enemigos
naturales, el cultivo intercalado del sorgo con el mijo (los adultos no ponen huevos en los tallos del
mijo) y la destrucción de residuos tras la cosecha para matar a las orugas. Disponer de trampas
luminosas para atrapar a los adultos que son activos durante la noche, puede constituir una primera
6. señal de infestación. Los insecticidas rociados sobre las cosechas para controlar las brocas del tallo
suelen resultar ineficaces ya que estos productos no llegan hasta las larvas que viven dentro del
tallo. No obstante, la aplicación repetida de polvo de semillas de margosa mezclado con serrín o
arcilla y colocado en el cuello de las plantas jóvenes puede utilizarse para controlar las brocas del
tallo en donde se prevén los daños más graves. En algunas zonas, se utilizan, por sus propiedades
insecticidas, los extractos de la planta leguminosa Tephrosia (Tephrosia spp.), un barbecho de uso
extendido, el abono verde o el cultivo de cobertura.
Es posible controlar de forma ecológica las brocas del tallo gracias a la avispa Cotesia
flaviceps (Cameron). El manejo integrado de plagas (método de empujar-tirar) ha resultado eficaz
para controlar a las brocas del tallo del sorgo.
Para ello, se plantan hileras de hierba de elefante o pasto de Sudán alrededor del campo de sorgo,
ya que actúan como plantas-trampa, atrayendo y matando a las brocas del tallo. Además, los
cultivos repelentes como el Desmodium spp. y el pasto gordura Melinis minutiflorapueden ser
plantados entre las hileras del sorgo. Estos compañeros de cultivo tienen también la ventaja de
poder servir como plantas forrajeras. El Desmodium también provee al suelo de nitrógeno y suprime
la mala hierba parasitaria striga.
La cecidomia del sorgo (Contarinia sorghicola): Es la más devastadora de las plagas del grano
de sorgo y surge en cualquier parte en donde se cultive este cereal. El adulto se asemeja a una
pequeña mosca naranja que deposita pequeños huevos de color amarillo blanquecino en las
espiguillas de las inflorescencias unas pocas horas después de incubar en espiguillas próximas por
la mañana. Las temperaturas extremas o las condiciones muy áridas o muy húmedas pueden
dificultar el desarrollo del insecto. El sorgo acusa grandes infestaciones de la cecidomia del sorgo
cuando los cultivos no son densos, cuando el período de floración se prolonga debido a las siembras
escalonadas y/o al cultivo de variedades de sorgo con diferentes períodos de madurez, así como a
la fuerte presencia de malas hierbas huéspedes. Los cultivos de floración tardía están
particularmente expuestos a enormes pérdidas, ya que la población de cecidomias prolifera a lo
largo de la estación. Existen enemigos naturales (parasitoides), aunque su población solo se
desarrolla en cantidades significativas después de la aparición de daños en la cosecha.
Si se planta el sorgo de forma temprana durante el período de crecimiento, por lo general suele
salvarse de la infestación. El uso de cultivares resistentes híbridos reduce los daños de forma
considerable. Unas mejores prácticas agrícolas, como la rotación apropiada con cultivos no
huéspedes y el cultivo del sorgo de forma intercalada, permiten reducir los daños provocados por
plagas, así como preservar los enemigos naturales y la calidad del medioambiente.
En algunos países se rocían insecticidas, pero esta práctica resulta cara, difícil de aplicar y debe ser
bien planificada para que coincida con el vuelo de los adultos; además, es menos efectiva que otras
medidas. La aplicación de insecticidas se utiliza en algunas regiones para reducir las pérdidas
resultantes de una siembra tardía. Las ventajas que supone la aplicación de insecticidas son más
significativas en los cultivares resistentes a la cecidomia que en los cultivares susceptibles a su
ataque. En la agricultura ecológica se puede utilizar el piretro natural.
Los chinchesde la panoja del sorgo (Calocorisangustatus y otras variedades): Son insectos
que se alimentan de las panículas y se han convertido en una de las mayores plagas del sorgo. Los
chinches de la panoja del sorgo se alimentan de granos maduros, provocando drásticas reducciones
en el rendimiento y la calidad de las cosechas. Se ha comprobado que las variedades mejoradas
con panículas compactas son más susceptibles de acusar el ataque de los chinches de la panoja del
sorgo. Cuando los chinches de la panoja dañan los granos de los cultivares que maduran de forma
7. temprana, aquellos son más propensos a desarrollar moho; particularmente los que maduran en
condiciones de humedad elevada durante la estación de lluvias.
Los pájaros: Las pérdidas debidas al ataque de los pájaros que se alimentan de los granos son
bastante frecuentes. El cultivo de variedades de granos con un tegumento inferior de la semilla de
color violeta que contiene taninos es una medida de control efectiva, ya que los pájaros ignoran las
semillas que tienen un gusto amargo.
Operaciones de cosecha y poscosecha
Cosecha
El sorgo se cultiva al final de la estación de lluvias en el caso de los cultivos de secano o cuando los
granos cogen color y empiezan a endurecerse. Una cosecha rápida es necesaria para evitar
pérdidas mayores provocadas por los ataques de los pájaros. Si el sorgo se cosecha a mano, los
granos deben contener menos del 20 % de humedad, pero si se cosecha por procedimientos
mecánicos, lo mejor es que el grado de humedad sea del 13 % (si no habrá que secar los granos).
Se estima que el rendimiento potencial del sorgo en condiciones favorables es de aproximadamente
7 t/ha (toneladas por hectárea). Sin embargo, el rendimiento medio de los granos de sorgo en el
caso de los cultivos de secano en los trópicos está por debajo de 1 t/ha. Los rendimientos oscilan
entre 2 t/ha y 200 kg/ha. El sorgo irrigado puede producir el doble o más. Los agricultores cosechan
el sorgo a mano, ya sea cortando las panículas o arrancando toda la planta para después cortar las
panículas.
Poscosecha
Los granos de sorgo son más difíciles de conservar que otros granos. Una manutención apropiada
tras la cosecha es de importancia fundamental para evitar pérdidas significativas. Los granos de
sorgo son muy sensibles a las plagas de almacenamiento, y los granos húmedos favorecen el
desarrollo de moho. Desafortunadamente, los agricultores echan por tierra los considerables
esfuerzos que han realizado para producir cereales al no seguir las reglas básicas de
acondicionamiento y almacenamiento.
Las panículas deben secarse adecuadamente y sacudirse con el fin de separar los granos de las
panículas para su posterior almacenamiento en sacos bien aireados. Las panículas se secan bajo el
sol. Se separa una pequeña cantidad de granos de sorgo de las panículas y se golpea con ayuda de
una mano de mortero tras el secado. Al igual que con el trigo, las semillas se separan fácilmente de
los soportes florales al ser trilladas. Después de la trilla, los granos se separan de la paja mediante
la criba.
Las panículas se almacenan en graneros. No se deben utilizar sacos de plástico ya que retienen la
humedad y favorecen el desarrollo de moho. Para reducir la infestación de hongos e insectos, se
puede poner una capa de hojas de margosa por el suelo del granero. Los gatos y las serpientes
pueden desempeñar un papel útil ayudando a controlar a los roedores. Por regla general, los tallos
del sorgo y los rebrotes de los rastrojos deben ser enterrados con cuidado en el suelo, utilizados
como pasto para los animales o simplemente destruidos justo después de la cosecha para prevenir
el desarrollo de plagas de insectos. En la agricultura ecológica no es recomendable quemar los
rastrojos, ya que con ello se destruye la valiosa materia orgánica del mantillo y se mata a su vez a
los organismos del suelo. La quema también provoca la erosión del suelo.
El sorgo forrajero se suele secar y apilar, y también se puede utilizar para el ensilaje. El secado y el
ensilaje del sorgo forrajero son una forma eficaz de evitar el envenenamiento por ácido cianhídrico.
Si se quieren utilizar los restos para el pasto tras la cosecha, el sorgo volverá a crecer mejor si se
8. dejan de 10 a 15 cm de rastrojos. El sorgo forrajero se suele cortar después de la floración en
condiciones de secano. Mientras que el agua y los nutrientes sean adecuados, el sorgo forrajero se
puede cosechar varias veces.
En África, la producción convencional intensiva de verduras y hortalizas se caracteriza por unos
insumos extremadamente elevados de plaguicidas y fertilizantes. En la mayoría de los casos, la
producción intensiva de verduras y hortalizas no se basa en el sistema de rotación de cultivos, por lo
que hay regiones enteras especializadas en un solo tipo de verduras y hortalizas. La producción en
régimen de monocultivo conduce a una sobreexplotación de la tierra y aumenta la proliferación de
plagas y enfermedades. El uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes contamina el agua, el aire y el
suelo. Después de haber plantado el mismo cultivo año tras año en la misma tierra, los insectos y
las enfermedades se hacen resistentes a los plaguicidas corrientes. En consecuencia, los
agricultores pasan a depender de costosos insumos externos y acusan descensos en el rendimiento
de sus cultivos debido a la pérdida de fertilidad del suelo. Este mecanismo ha obligado a numerosos
agricultores a cambiar de cultivos en toda la región o a abandonar su producción. Por si esto no
fuera poco, los cultivadores han contraído problemas de salud debidos a la contaminación por
productos agroquímicos.
La producción de verduras y hortalizas ecológicas ha cobrado importancia en numerosos países ya
que la aplicación de plaguicidas es mucho más visible sobre las verduras y hortalizas, más cercanas
al consumidor, que sobre los cereales u otros productos agrícolas que están sometidos a
importantes tratamientos de poscosecha y a procesamientos ulteriores. Esta es la razón principal
por la cual las verduras y hortalizas ecológicas son los primeros productos demandados por los
consumidores en numerosos países. Los productores, procesadores y comerciales han identificado
esta oportunidad y han iniciado programas de verduras y hortalizas ecológicas frescas y
procesadas. Las verduras y hortalizas ecológicas son los artículos más importantes de la
alimentación biológica.