2. La mente del ser humano es lingüística, necesita
la palabra para sentir los primeros rayos de vida.
Los primeros sonidos salen de su madre, le arrulla
con nanas, mimos y abrazos sonoros. No importa
lo que le digamos al principio, importa el cómo se
lo digamos.
Los padres al contar cuentos crean ese vínculo de
afecto y seguridad que necesita para crecer
seguro y fuerte en la sociedad que le va a tocar
vivir.
Al escuchar cuentos la mente del niño va
descubriendo sus sentidos: el oído para escuchar
las palabras; el gusto para poder saborear la
manzana prohibida; con la vista podemos ver más
allá de nosotros; el tacto nos acerca lo contado y
podemos sentir todo lo que nuestra imaginación
despierte y el olfato que nos asegura que mamá
huele igual que el hada madrina.
Contando cuentos a los niños preparamos la
estructura mental y espiritual que trae al mundo.
El lenguaje se enriquece, la imaginación se
desarrolla, podríamos decir que le ayudamos a
forjar su identidad
3. Por mi trabajo y experiencia como madre
aconsejo que cuanto antes conozca un
niño las palabras, mejor aprenderá lo
siguiente. Aunque sabemos que leer no es
innato en el niño, el aprendizaje debería
realizarse sin prisas pero sin pausas.
El cerebro está vivo y crece con su uso.
Leer incrementa la inteligencia y hace
que la mente trabaje más rápido y
retrase la futura demencia senil.
No hay que olvidar que un ser humano
aprende jugando, y leer no le costará
igual a un niño que a otro.
El niño con la lectura irá descubriendo su
espíritu creativo. “Aprender a leer
ampliaría las habilidades de
representación mental, se amplia el
conocimiento del mundo y la capacidad de
reflexionar sobre éste”