1. HACEMOS PARROQUIA
parroquia de la asunción
-villargordo-
Número 37 - 18 de Enero 2015
AGENDA SEMANAL
JORNADA DE MIGRACIONES: IGLESIA SIN FRONTERAS, MADRE DE TODOS
UN CUENTO QUE NOS HACE PENSAR: EL SUEÑO DE “PELI”
Nicolás es un niño pelirrojo que es conocido por todos con el nombre de “Peli”.
Peli es alegre, inteligente, servicial; se puede decir que solo tiene un defecto, no le
gustan los niños y niñas que vienen de otros países. Ha oído a algunos adultos comentarios
que le hacen pensar que los que llegan de otros países son como nuestros “enemigos”, y por
ello no le son simpáticos, siempre se muestra receloso con ellos.
Una noche tuvo un sueño. Peli soñó que llegaba a su casa después del colegio y no
podía entrar. En la puerta había unos señores uniformados que le pedían unos papeles que
certificasen que él vivía en esa casa y que los que vivían allí eran sus padres…; por más que
intentaba explicarse nadie parecía entenderle.
Un poco asustado se marchó hacia el parque, a esperar un rato, a ver si aquello
pasaba. Cuál fue su sorpresa al ver que en la puerta del parque también había unos guardias
armados; a quienes dejaban pasar llevaban una especie de libro en la mano.
Se marchó rápidamente hacia la puerta de atrás de su casa. Nada, lo mismo. Entonces,
intentó saltar la valla, esa valla que ya había saltado más de una vez y de dos, aunque con
gran esfuerzo. Por fin lo consiguió, pero nada más caer al suelo llegó un guardia y lo sacó
fuera, sin darle tiempo para más explicaciones.
Estaba un poco angustiado; las personas con las que se encontraba parecían ver como
normal todo lo que estaba pasando. Se dirigió al colegio, pues acababa de salir de allí y no
había visto nada raro, quizá aquel lugar no estaba invadido por guardias que pedían papeles,
explicaciones y libritos. La imagen del colegio era aún más desoladora, estaba todo muy
controlado, los guardias pedían papeles que certificasen los estudios, altas calificaciones…
Muchos compañeros de Peli estaban fuera, sin poder pasar.
Así que Peli, como último recurso, pensó en ir a la parroquia; no sabía qué se iba a
encontrar, pero no tenía otro sitio dónde ir. ¡Sorpresa! Allí no había guardias, sino todo lo
contrario, las puertas estaban abiertas, todo estaba iluminado por una gran luz que brotaba de
una gran vela que estaba en el centro de la Iglesia, y se escuchaban cantos de alegría. Corrió
para entrar. Aquel lugar no tenía fronteras: había adultos, jóvenes, niños, de distintos países,
lenguas, culturas... Peli estaba boquiabierto, no salía de su sorpresa, cuando de repente sintió
un abrazo grande y se despertó.
—Pero Nicolás, ¿qué te ha pasado? ¡Estás sudando! —le dijo su madre.
—Sí, tuve una pesadilla —afirmó mientras se agarraba a sus brazos, necesitando
sentir el cariño de su madre después de una noche tan “especial”.
OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Jesús le dice: «Dame de beber» (Jn 4,7)
En esta semana del 18 al 25 de enero, los cristianos de tradiciones distintas se
reúnen en todas las partes del mundo para
rezar por la unidad de cuantos creemos en
Jesús como Hijo de Dios y Salvador. Nos
unen, ante todo, una misma fe en Cristo y
en su Evangelio, un mismo bautismo en
nombre de la Santa Trinidad, y un mismo
Espíritu que nos convoca.
Y al mismo tiempo, constatamos
dolorosamente que el único Cuerpo de
Cristo, su Iglesia, vive desgarrada por
las divisiones que hemos heredado de
la historia. Católico-Romanos, Ortodoxos, Anglicanos, Reformados… Ninguno de
nosotros es responsable de la herencia recibida. Pero sí lo somos de las divisiones que
nosotros aceptamos sin más, de las que nosotros mismos creamos y, sobre todo, de
nuestra pasividad e indiferencia ante las rupturas existentes.
Por eso, esta semana nos ha de ayudar a reflexionar sobre la Palabra de Dios,
contrastando su mensaje con la realidad de nuestras vidas como discípulos del Señor
Jesús. El contraste entre esas dos realidades ha de llevarnos a buscar actitudes de
diálogo y cooperación, de aceptación y complementariedad del otro y de intercambio
de dones que enriquece, pues nos necesitamos unos a otros para transmitir el mensaje
evangélico que se nos ha confiado.
Día 19, lunes Octavario de oración por la unidad de los cristianos
(hasta el día 25)
19,30: Escuela de fundamentos cristianos
Día 20, martes 09,30: Eucaristía
Día 21, miércoles 09,30: Eucaristía en la Ermita
18,00: Liturgia
Día 22, jueves 19,30: Itinerario 2 de formación de adultos
Día 23, viernes 09,30: Eucaristía. Exposición del Santísimo
18,00: Oración comunitaria
18,45: Consejo pastoral
Día 24, sábado 11,00: Monaguillos
Día 25, domingo
3º del T.O.
Infancia Misionera
20,00: Consejo económico
2. Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (3,3b-10. 19)
En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca
de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.»Fue corriendo a donde
estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: «No te
he llamado; vuelve a acostarte.» Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a
Samuel. Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me
has llamado.» Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.» Aún no
conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera
vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo
porque me has llamado.» Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho,
y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu
siervo te escucha."» Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó
como antes: «¡Samuel, Samuel!» Él respondió: «Habla, que tu siervo te escucha.»Samuel
crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.
Salmo
Sal 39,2.4ab.7.8-9.10
R/. Aquí estoy, Señor,
para hacer tu voluntad
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.
Entonces yo digo: «Aquí estoy
–como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a los Corintios (6,13c-15a.17-20)
El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el
Señor, para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor
y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros
cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es
un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado
que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que
fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en
vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en
propiedad, porque os han comprado pagando un precio por
vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
Evangelio
Lectura del evangelio según san Juan (1,35-42)
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que
pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las
cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que
oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le
dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te
llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
REFLEXION
Sería sorprendente ver hoy a Cristo, paseando por la calle como uno
más, y posiblemente le preguntaríamos al Señor que donde vive y
pasaríamos toda la tarde con Él. Y es que viene hoy y siempre, a
nuestro encuentro, nos invita continuamente y nos dice: “si queréis
ver dónde vivo, venid y lo veréis”, solo así descubriremos el modo
de vida de Jesús, convivir con Él, quedarnos con Él, para poder
experimentarlo como propio. No hay otra forma de ser su discípulo.
Cada uno de nosotros hemos sido llamados y formamos parte de
una comunidad especial, los hermanos de Jesús. Estamos invitados
y llamados para ayudar al Señor en la tarea de extender su Reino de
verdad, de amor y de justicia.
Dejemos a un lado aquello que nos estorba y sigamos al Señor.
Seguir a Cristo es comenzar una nueva experiencia de vida
"Dios concédeme serenidad para aceptar las cosas
que no puedo cambiar, valor para cambiar las que
sí puedo, y sabiduría para conocer la diferencia.
Que se cumpla tu voluntad no la mía"
San Francisco de Asís