1. AGENDA DE LA SEMANA
Obra de misericordia
del mes:
"ENTERRAR
A LOS MUERTOS"
Día 1, martes 19,30: Jornadas cristiano-culturales, en el Salón parroquial
Día 2, miércoles 17,30: Cáritas
19,30: Jornadas cristiano-culturales
Día 3, jueves 16,00: Padres de 2º
17,00: Catequesis de 1º
19,30: Jornadas cristiano-culturales
Día 4, viernes 09,30: Eucaristía y Exposición del Santísimo
18,30: Oración vocacional de Kairós
20,00: Confirmación de adultos
Día 6 DOMINGO 2º ADVIENTO
III Jornadas cristiano-culturales
CUIDEMOS NUESTRA CASA DE ESTE MUNDO
• Día 1 de diciembre, a las 19,30 horas:
"¿Qué está pasando en nuestro mundo?"
Por Juan José Medina Rodríguez, del Movimiento Cultural Cristiano.
• Día 2 de diciembre, a las 19,30 horas:
"El Evangelio de la creación para una ecología integral."
Por Jesús Castro González, párroco de Fuensanta de Martos
y miembro de la Delegación de Migraciones.
• Día 3 de diciembre, a las 19,30 horas:
"¿Cómo puedo yo cuidar nuestro mundo?"
Por Mª Isabel García Fernández,
psicóloga del Centro de Orientación Familiar.
EL CIELO
Cuando haya pasado la figura de este mundo, los que hayan acogido a Dios
en su vida y se hayan abierto sinceramente a su amor, podrán gozar de la plenitud de
comunión con Dios, que constituye la meta de la existencia humana.
Como enseña el Catecismo de la Iglesia católica, «esta vida perfecta con la
santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con ella, con la Virgen María,
los ángeles y todos los bienaventurados se llama el cielo. El cielo es el fin último y
la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y
definitivo de dicha» (nº 1024).
En el lenguaje bíblico del Antiguo Testamento el cielo se entiende como
morada de Dios (cf. Sal 104,2s), desde donde ve y juzga (cf. Sal 113,4-9) y baja
cuando se le invoca (cf. Sal 18,7.10). También es el lugar al que los creyentes pueden
por gracia subir, como muestran las historias de Enoc (cf. Gn 5,24) y Elías (cf. 2R
2,11). Así, el cielo resulta figura de la vida en Dios. En este sentido, Jesús habla de
«recompensa en los cielos» (Mt 5,12) y exhorta a «amontonar tesoros en el cielo»
(Mt 6,20).
El Nuevo Testamento profundiza la idea del cielo también en relación con el
misterio de Cristo, pues los creyentes, en cuanto amados de modo especial por el Padre,
son resucitados con Cristo y hechos ciudadanos del cielo: «Dios, rico en misericordia,
por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros pecados,
nos vivificó juntamente con Cristo —por gracia habéis sido salvados— y con él nos
resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos
venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros
en Cristo Jesús» (Ef 2,4-7).
Así pues, la participación en la completa intimidad con el Padre, después
del recorrido de nuestra vida terrena, pasa por la inserción en el misterio pascual
de Cristo. El «cielo» o la «bienaventuranza» no son una abstracción, ni tampoco
un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con la santísima
Trinidad. Es el encuentro con el Padre, que se realiza en Cristo resucitado gracias
a la comunión del Espíritu Santo. Es una situación de felicidad y paz, en comunión
definitiva con Dios. La vida de los bienaventurados consiste en la plena posesión de
los frutos de la redención realizada por Cristo, que asocia a su glorificación celestial
a quienes han creído en él y han permanecido fieles a su voluntad.
Número 72
29-XI-2015
2. REFLEXIÓN
Jesús vino para hacernos nuevos a todos. Creciendo en amor y viviendo
más profundamente nuestra fe, los cristianos por medio de una vida de
amor, oración y vigilancia nos preparamos para encontrarnos con el Señor.
Esta semana iniciamos un nuevo Año Litúrgico y, con él un NUEVO
ADVIENTO, este tiempo cargado de esperanza que nos ofrece la Liturgia
para poder celebrar con gozo el nacimiento de Jesús. Un tiempo para
recordar que Jesús ya ha venido; es un tiempo de gracia y espera.Ésta es la
invitación: “estad siempre despiertos”: hay que vigilar, porque el Señor está
viniendo a nuestro encuentro, en cada ser humano y en cada acontecimiento,
para que lo recibamos en la fe y, por el amor, demos testimonio de la espera
dichosa de su Reino. “¡Ven, Señor Jesús… a este mundo, a nuestra Iglesia,
a nuestra vida!”, es la súplica.
Comenzamos nuevamente este camino.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (33,14-16)
Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que cumpliré la promesa que hice
a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora suscitaré
a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos
días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: Señor-
nuestra-Justicia.
Salmo
Sal 24
R/. A ti, Señor, levanto mi alma
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres
mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad,
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da conocer su alianza. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Tesalonicenses (3,12–4,2)
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo
mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente; para que,
cuando Jesús nuestro Señor vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis
santos e irreprensibles ante Dios nuestro padre. Para terminar, hermanos, por
Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: habéis aprendido de nosotros como
proceder para agradar a Dios: pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis
las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús.
Evangelio
Lectura del Evangelio según san Lucas (21,25-28.34-36)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la
luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por
el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por
el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los
astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube,
con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos,
alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.»
TiempodeAdviento
tiempodeespera
Diosqueseacerca,
Diosqueyallega.
Esperanzadelpueblo
lavidanueva.
ElReinonace,
donytarea.