La personalidad está formada por una serie de características únicas que definen a cada persona. La personalidad se va manifestando progresivamente desde la infancia hasta la vejez, a medida que se producen cambios biológicos, psicológicos y sociales. Aunque la personalidad se vuelve más lograda en la juventud, sigue sin tener un grado de estabilidad o madurez completo. Los rasgos de la personalidad continúan modificándose a lo largo de la vida debido a la interacción con el medio ambiente.