Después de Asia, Brasil o Rusia, el continente africano está a punto de convertirse en el próximo polo emergente. Se estima incluso que de 2012 a 2030, el crecimiento del PIB anual en esta región va a ser ligeramente superior al de Asia (4,8% contra 4,6%) y las grandes ciudades van a aumentar en 300 millones el número de sus habitantes. Se prevé que Lagos (Nigeria) duplique su población de aquí a 2030 pasando de 12,5 a 25 millones.
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1. África: un destino de inversión muy atractivo
Después de Asia, Brasil o Rusia, el continente africano está a punto de convertirse en
el próximo polo emergente. Se estima incluso que de 2012 a 2030, el crecimiento del
PIB anual en esta región va a ser ligeramente superior al de Asia (4,8% contra 4,6%) y
las grandes ciudades van a aumentar en 300 millones el número de sus habitantes. Se
prevé que Lagos (Nigeria) duplique su población de aquí a 2030 pasando de 12,5 a
25 millones.
Este aumento del PIB asociado a un claro dinamismo demográfico hacen que este
continente sea probablemente el próximo gran mercado de consumo de masa en el
mundo y constituye una verdadera mina de oro para las empresas que tengan
ambiciones en África.
Las oportunidades son, sin embargo, distintas de un país a otro. Hoy por hoy, Nigeria
ocupa sin duda el primer puesto en las economías africanas con un PIB en 2013 de
510 billones de dólares, por delante de Sudáfrica (USD 384 bn). Este país, primer
productor y exportador de petróleo del continente africano, ha sabido atraer
inversiones de empresas internacionales a pesar de una inseguridad creciente.
La inversión extranjera en Africa va creciendo desde el inicio de los años 2000 y se ha
multiplicado por 5 entre 2000 y 2010 a pesar de la peligrosidad de algunos países
como Somalia, Mali o Guinea Bissau donde existe un riesgo político muy alto. Una
reciente encuesta reveló que el 67% de los inversores potenciales interrogados
consideran Africa como un continente atractivo y la mitad de ellos tienen previsto
invertir en Africa subsahariana a muy corto plazo. Países emergentes como China
están ya muy presentes en el continente hasta tal punto que algunos hablan de
“Chinafrique” en referencia a la “Franceafrique” de la época en la cual las antiguas
potencias coloniales lideraban las inversiones en Africa.
Son numerosos los indicadores económicos que hacen pensar que esta tendencia va
a ser duradera e ilustran un cambio de imagen de África en su posicionamiento
internacional como nuevo actor económico. Según el Banco Africano de Desarrollo,
África necesita una inversión en infraestructuras de 93.000 millones de dólares de aquí
a 6 años para lograr acabar con el déficit este campo.
La pregunta ahora es si España podrá saber aprovecharse de esta situación. Y la
respuesta es claramente sí. Las exportaciones españolas hacia África no dejan de
crecer hasta tal punto que este continente se ha convertido en la tercera región
mundial por crecimiento de compras, tras Oriente Próximo y Asia.
La suma de la necesidad de compra africana sostenida por una clase media de 400
millones de personas en busca de productos y servicios va a intensificar este
fenómeno. Los empresarios españoles son conscientes de ello y su presencia en esta
región (sobre todo en la zona subsahariana) es cada vez más fuerte ya que las
oportunidades de negocio para responder a esta demanda son muchas.
El país predilecto para las empresas españolas es, sin duda, Sudáfrica. Abengoa,
Acciona, Cobra, Gestamp, Iberdrola o Isolux son algunas de las empresas presentes
en este país participando en grandes proyectos de infraestructuras o energía.
Proyectos que exigen grandes capacidades de afianzamiento y requieren del
asesoramiento de corredores muy especialistas. Algunas grandes corredurías
españolas son muy activas en este campo. Senegal es otro país de destino de las
empresas españolas atraídas por su relativa estabilidad política y jurídica así como
2. una importante clase media emergente. Más de 70
compañías españolas se han establecido en Senegal entre las cuales están Iberia, Air
Europa, Boluda o Prosulia
Estas cifras y esta situación esconden sin embargo otra realidad, la de un crecimiento
dinámico que no contribuye de manera suficiente al desarrollo del país. Peor aún, el
nivel de la pobreza ha empeorado estos últimos años y las desigualdades se han
acentuado. En Nigeria, la proporción de los habitantes que viven por debajo de la
pobreza (2 USD/ día) ha pasado del 65,5% en 1996 al 69% en 2010. El crecimiento
no ha sido acompañado de un cambio estructural de la economía. Existe una
desconexión entre la riqueza creada por los estados y la persistencia de la pobreza de
una gran parte de la población que tiene problemas en garantizar sus necesidades
más básicas.
THIERRY PLANET, DIRECTOR DEL ÁREA INTERNACIONAL DE MARCH JLT