El documento presenta tres lecturas bíblicas para el viernes de la segunda semana de Cuaresma. La primera lectura es del Génesis y narra la historia de José y sus hermanos. La segunda lectura es un salmo que recuerda las maravillas de Dios. La tercera lectura es del Evangelio de Mateo y presenta la parábola de los viñadores infieles. El autor reflexiona sobre cómo quizás no hemos dado frutos buenos a Dios sino sólo uvas amargas y podridas.
Luisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la Caridad
San Agustín comenta que "Dios nos cultiva como un campo para hacernos mejores".
1. Primera Lectura: del libro del Génesis (37,3-4.12-13a.17b-28):
Salmo Responsorial: Sal 104,16-17.18-19.20-21
R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor
Evangelio: san Mateo (21,33-43.45-46):
Viernes de la 2ª semana de Cuaresma
Quizá no hayamos dado frutos buenos, sino sólo uvas
amargas y podridas.
Autor: P. Sergio A. Cordova LC | Fuente: Catholic.net
2. Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (37,3-4.12-13a.17b-
28):
José era el preferido de Israel, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con
mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le
negaban el saludo. Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre.
Israel dijo a José: «Tus hermanos deben estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a
mandar donde están ellos.»
José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos. Antes de que se
acercara, maquinaron su muerte.
Se decían unos a otros: «Ahí viene el de los sueños. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe;
luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en que paran sus sueños.»
Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo: «No le quitemos la vida.»
Y añadió: «No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las
manos en él.»
Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre. Cuando llegó José al lugar donde
estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica con mangas, lo cogieron y lo echaron en
un pozo vacío, sin agua. Y se sentaron a comer. Levantando la vista, vieron una caravana de
ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto.
Judá, propuso a sus hermanos: «¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su
sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pondremos nuestras manos en él, que al fin es
hermano nuestro y carne nuestra.»
Los hermanos aceptaron. Al pasar unos comerciantes madianitas, tiraron de su hermano, lo
sacaron del pozo y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas. Estos se llevaron a José a
Egipto.
¡Es palabra de Dios! ¡Te alabamos Señor !
3. Salmo 104,16-17.18-19.20-21
R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor
Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R/.
Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó. R/.
El rey lo mandó desatar,
el señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones. R/.
4. Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43.45-
46):
¡ Gloria a Ti, Señor!sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra
En aquel tiempo, dijo Jesús a los
parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un
lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado
el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le
correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a Otro, y
a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos
lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los
labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos
con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando
vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros
labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los
arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo
que produzca sus frutos.»
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.
Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.
¡Es palabra del Señor! ¡ Gloria a Ti, Señor Jesús!
5. Oración
Señor, gracias por tu misericordia, porque a pesar
de mis debilidades, envías a la viña de mi corazón a
tu Hijo Jesucristo. Dame tu luz y el fuego de tu amor
para que lo sepa recibir en esta oración. Aumenta
mi fe, para que pueda escucharle; acrecienta mi
confianza, para que sea dócil a su voz; aumenta mi
amor para que pueda corresponderle.
Petición
Señor, que las prácticas cuaresmales de este
viernes me hagan crecer en la humildad.
6. Meditación
De esta verdad habla la parábola de los viñadores infieles, a
los cuales un hombre había confiado su propia viña para que la
cultivaran y recogieran los frutos. El propietario de la viña
representa a Dios mismo, mientras la viña simboliza a su
pueblo, así como la vida que Él nos dona para que, con su
gracia y nuestro compromiso, hagamos el bien. San Agustín
comenta que "Dios nos cultiva como un campo para hacernos
mejores". Dios tiene un proyecto para sus amigos, pero por
desgracia la respuesta del hombre se orienta muy a menudo a
la infidelidad, que se traduce en rechazo. El orgullo y el
egoísmo impiden reconocer y acoger incluso el don más
valioso de Dios: su Hijo unigénito. Cuando, de hecho, "les envió
a su hijo -escribe el evangelista Mateo- … [los labradores]
agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron”. Dios se
pone en nuestras manos, acepta hacerse misterio insondable
de debilidad y manifiesta su omnipotencia en la fidelidad a un
designio de amor, que al final prevé también la justa punición
para los malvados. (Benedicto XVI, 2 de octubre de 2011).
7. Reflexión
La dramática historia de una viña
Nuestro Señor nos cuenta otra historia en el Evangelio de hoy. A Jesús
le encantaba predicar por medio de parábolas porque así toda la gente
le entendía con facilidad y cada uno podía sacar de ellas las
enseñanzas y aplicaciones pertinentes para su propia vida.
Hoy nos narra la historia de una viña y de unos viñadores. Y también
en esta ocasión se dirige a los sumos sacerdotes y a los jefes del
pueblo.
Había un rico propietario que poseía una viña. Y, a pesar de ser el
dueño, él mismo se encargaba de sembrarla, cuidarla, regarla,
abonarla, escarbarla, etc., labores todas más propias de un jornalero
que de un hacendado. Pero en estos datos encontramos un mensaje
muy rico y sugerente. Con esta descripción, nuestro Señor quería
recordar a sus oyentes otra historia muy parecida que ya había contado
el profeta Isaías a los israelitas ocho siglos antes: la canción del amigo
a su viña (Isaías 5, 1-7).
8. Allí aparece con una claridad meridiana el mensaje: el dueño de la viña es
Dios, y la cuida con infinito amor y cariño; la planta, la riega y la abona con
sus propias manos; le construye una cerca para protegerla de los
animales selváticos; pero, en vez de darle uvas buenas, la viña le da
agrazones.
Entonces Dios se queja lastimeramente: -"¿Qué más podía yo haber
hecho por mi viña que no lo hiciera? ¿Entonces por qué, esperando que
diera uva buena, sólo dio uvas agraces?"... La viña es el pueblo de Israel,
que no corresponde a todos los cuidados con que el Señor la ha tratado:
ha sido ingrata e infiel. Ésta es la viña de la que nuestro Señor habla en
esta parábola.
Pero hay otro dato muy interesante: Cristo habla de viñadores crueles e
inicuos, que matan a todos los enviados del dueño de la viña, hasta que,
por fin, el propietario decide mandar a su propio hijo. Fijémonos muy bien
en las palabras de los viñadores homicidas: "Éste es el heredero; venid,
matémoslo y nos quedaremos con su herencia". Y añade nuestro Señor:
«agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron». ¿Verdad que
nos queda clara la alusión a los profetas y a Jesucristo mismo? ¡Con cuán
pocas pinceladas nos pinta el drama de la pasión que, dentro de poco,
tendrá que padecer a manos de los judíos! También a Él lo agarrarán, lo
empujarán fuera de la ciudad de Jerusalén y lo matarán colgándolo de un
9. -"¿Y qué es lo que hará el dueño de la viña con esos viñadores?"-
pregunta Jesús a los sumos sacerdotes. Y ellos se condenarán por su
propia boca: -"Hará morir a esos malvados y dará la viña a otros
labradores que le entreguen los frutos a su tiempo". ¡Ellos son esos
viñadores homicidas!
Esta parábola es la historia del pueblo de Israel. Y, después de la
muerte de Cristo, el pueblo judío será dispersado y la viña pasará a
otras manos. El antiguo Israel desaparecerá, la nueva viña será ahora
la Iglesia de Cristo y los nuevos viñadores los Apóstoles, el Papa, los
obispos y los sacerdotes.
Sin embargo, esa viña también podemos ser tú y yo: tantos dones que
hemos recibido de parte de Dios con tanto amor y delicadeza, y que, tal
vez, no hemos respondido siempre a esos cuidados del Viñador
celestial. Es más, quizá no le hayamos dado frutos buenos, sino sólo
uvas amargas y podridas. Cristo está esperando que también nosotros
"le demos los frutos a su tiempo". ¿Qué frutos has dado a Dios hasta el
día de hoy en tu vida? ¿Eres tú uno de esos viñadores homicidas que
rechazan a Cristo con su rebeldía, incredulidad o indiferencia? Ojalá
que no.
10. Propósito
Ser fiel a mi conciencia para darle a Cristo el
primer lugar en mi vida.
Diálogo con Cristo
«El fruto de acoger a Cristo es una vida que se
despliega según las tres virtudes teologales: se trata
de acercarse al Señor "con corazón sincero y llenos de
fe", de mantenernos firmes "en la esperanza que
profesamos", con una atención constante para realizar
junto con los hermanos "la caridad y las buenas
obras"». Gracias por mostrarme el camino a la
felicidad, que sepa siempre recibir y corresponder a tu
amor.