CULTURA NAZCA, presentación en aula para compartir
death note y klossowski por marco manotoa
1.
2.
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4. Los shinigamis son una versión
oriental de las Valkirias o la muerte
en occidente. Según la mitología, su
función es velar y decidir quien
muere y cómo, a veces hasta
alimentándose de las almas
humanas. Existe un gran misticismo
alrededor de esta figura, ya que no
se puede delimitar si es buena o
mala, aunque -en las narraciones-
muchas veces sus decisiones
parecen cruentas y horribles. Pero
a pesar de que las distintas
religiones que les han dando un
carácter demoníaco, su carácter es
más neutral. Pertenecen a la casta
baja de los dioses. Hay relatos que
cuentan que estos dioses ayudaron
a los humanos a cumplir ciertas
tareas, y se dice que los Shinigamis
custodian la entrada a los dos
Mundos en un plano que se podría
denominar el Ethero
5.
6. Una de las diferencias más
radicales entre el cristianismo y
las religiones occidentales
anteriores –las llamadas paganas–
es la drástica reducción que el
primero hizo del ámbito de lo
sagrado.
(París, 9 de agosto, 1905—12 de agosto, 2001)
fue un artista y filósofo francés, hijo mayor de
Erich Klossowski y Baladine Klossowska. Su
hermano menor fue el pintor Balthus.
7. Esta historia épica fue creada
por Tsugumi Ōba (guión) y
Takeshi Obata (lápices) en el
año 2003 y publicada hasta
2006 en Japón a través de las
páginas de la famosa revista
semanal Shōnen Jump. Poco
tiempo después daría el salto
a la pantalla de dos maneras,
como serie animada, de gran
similitud con el manga, y como
película de actores reales, con
ciertas licencias y recortes
necesarios con respecto al
núcleo inicial.
8. ¿Qué ocurriría si alguien tuviera el poder
de decidir sobre la vida y la muerte de
quienes lo rodean? ¿Y si con solo un gesto
se pudieran purgar los males de la
humanidad? Un gesto, sin
embargo, destructor, capaz de matar a
quien fuese, un gesto tan sencillo como
escribir el nombre de la víctima en una
libreta. Estas son las premisas que mueven
la trama de la obra Death Note, una de
las obras más complejas que ha creado la
narrativa moderna, en forma de cómic
o, más propiamente, de manga, pero
también en formatos distintos como son la
serie animada (anime), películas o
videojuegos.
9. La narración nos muestra la vida de Light Yagami, un
joven estudiante con una excelente trayectoria
académica quien, sin embargo, no soporta la hipocresía
del mundo a su alrededor, se siente atrapado en un
ambiente de falsedad y opresión hasta que un día ve
caer un objeto extraño en el patio de su instituto.
10. Light descubrirá ese mismo día otro de los
secretos que oculta aquel extraño objeto: a su
contacto, el poseedor podrá ver a un Mensajero
de la Muerte (un Shinigami), verdadero
propietario del cuaderno en el reino de los
muertos y una especie de divinidad por encima de
la moral del hombre. Ante Light aparece el
histriónico Ryuk, quien hace tan solo unas horas
ha dejado caer su Cuaderno en el mundo humano
por mero aburrimiento (Death Note. Cap 1,
“Renacimiento”) y que, sin
embargo, asistirá al desarrollo de la trama como
un testigo de excepción, a modo de primer filtro
de la experiencia de recepción de la obra; a la
manera de un Watson posmoderno que riera por
todos y cada uno de los giros de la trama, por
todas las deducciones y reveses de un psicópata
y megalómano Holmes.
11. A pesar de que las numerosas reglas del Cuaderno le
permiten múltiples variables para dar muerte a sus
víctimas (suicidios, accidentes de
tráfico, enfermedades, etc.), Light, en su
soberbia, decide que todas ellas mueran mediante un
ataque al corazón. El motivo: para que todos sepan que
hay alguien que está limpiando el mundo de la escoria
12. “Yo también estaba aburrido”, dirá.
“¿Conozco a alguien a quien pasarle el
cuaderno? ¿Alguien que pueda purgar el
mundo de la gente indigna? Claro que no.
Pero yo… Yo sí puedo. Mejor dicho… soy el
único que puede. ¡Y lo haré! Con el Cuaderno
de muerte… ¡yo voy a cambiar el mundo!”
(Death Note. Cap 1, “Renacimiento”).
13. ¿Quién es, pues, el
misterioso L? ¿Qué podrá
hacer un solo hombre contra
el poder invisible de un dios?
Como en el viejo mito
prometeico, L contará con su
astucia para engañar a la
divinidad.
14. Los sucesivos encuentros entre
Light y L recuerdan
directamente a los famosos
cuentos de Poe sobre su
conocido detective Auguste
Dupin2. Así, asistimos a una
intrincada red de
acercamientos y dobles
intenciones por las cuales L
acepta la colaboración del
inteligente Light Yagami para
dar caza a Kira y demostrar
así su inocencia, al tiempo que
Light estudia a su oponente y
pretende hallar el modo para
descubrir su verdadero nombre
y poder así escribirlo en el
Cuaderno de Muerte.
16. En estas líneas hemos visto aparecer los principales
conflictos morales de la obra: la legitimidad de los
asesinatos de Kira-Light a la hora de erradicar el mal
de la sociedad, de reconstruir, como en una suerte de
Revolución Francesa de nuevo cuño, los pilares de una
nueva moral mediante la poda de los males de la raza
humana. Todo esto frente a esa otra legitimidad, ya
establecida, que ve peligrar no tanto sus ideales como
sus funciones, es decir, que ha de abandonar su
estatuto de poder, los juegos y tramas de
dominación, sus prácticas punitivas, para entrar en un
nuevo orden mundial en el que ya no sean necesarios los
«estados policiales» en la medida en que existe, como
en las sociedades de corte tradicional, una figura
invisible (el monarca, el dios) en quien delegar esa
carga. Sin embargo, la aparición del detective L
trastocará los propósitos de Light Yagami.
17. La obra explotará entonces
ese siniestro pacto que
desde la Ilustración europea
ha regulado los protocolos
legales que constituyen la
moral, los juicios éticos que
conforman nuestra vida en
sociedad, los enunciados,
las prácticas que permiten
definir qué hacer, cómo
actuar, cómo regir una
nación desde el poder
democratizado. ¿Matar para
hacer el bien?
18. Ese «contrato
social» que desde
la época ilustrada
define qué
poderes,
instituciones y
personas están
convenientemente
legitimadas para
ausentarse del
poder al mismo
tiempo que lo
constituyen,
representa uno de
los principios de
nuestras modernas
sociedades de
control.
20. se criminaliza a Kira
porque no juega al mismo
juego, porque Kira es
invisible y no tiene
discurso, porque es solo
una acción destructora y
reorganizadora, pero
muda, fuera de los
mecanismos de control
que el Estado necesita
establecer para que un
dispositivo pueda ser
siempre anulado por otro,
controlado, medido,
vigilado.
21. LIGHT YAGAMI, EN
SU ACTITUD
(POST)MODERNA,
EN SU CRUELDAD,
DIGNIFICA LA VIDA
POR ENCIMA DE
LOS VALORES DE
CAMBIO.
22. Como todo super-
hombre, Light ya no es
cordero, sino pastor, o
mejor dicho, león: no
se trata de
sacrificarse para que el
hombre pueda
comer, sino de comerse
al hombre, sustituirlo
23. Acabar con Kira, lo cual es un bien necesario, supondría
de nuevo la no-visibilidad del pecado, la ocultación de
esa mueca desfigurada de la verdadera naturaleza del
hombre, por lo que son precisas fuerzas, leyes,
movimientos y regímenes que sofoquen los ideales y
tendencias destructivas, tendencias que no son,
insistimos, nada más que dispositivos para hacer visible
un universo de falsedad y de hastío, una realidad a la
que nos habíamos habituado aun a pesar de sus
inestabilidades e inconvenientes.
24. La extrañeza de una
religión desconocida
para el lector asiático
degrada el cristianismo
a una atractiva
mitología que llama
poderosamente la
atención a los «otakus»
(aficionados al manga y
al anime) tanto como en
su día las fábulas
grecolatinas
encandilaron a los
europeos del
Renacimiento.
26. El protagonista es un
simulacro de dios, es el dios
oscuro que, en su negación
de la luz a través de su
nombre de luz, hace de la
oscuridad un orden que no
acaba por cumplirse.
27. Este dios demasiado humano no
representa un modelo o ejemplo
sino que, como en la filosofía
sadiana, ha de constituirse como
el criminal que, por sus
delitos, salvará a la humanidad.
28. La palabra es ahora quien
expide su sentencia
irrevocable. Y es este acto
de escritura lo que
deconstruye al sujeto
real, físico, por una ironía
bien urdida desde la
conciencia posmoderna de la
escritura, volviéndose ella
misma sujeto. Ella, la
palabra, es quien habla en
la escritura, había dicho
Foucault asistido por la
poética de Mallarmé
29. El Cuaderno de Muerte
es un sutil simulacro de
la Biblia: la palabra
escrita es la palabra de
Dios, y es acto; lo que
escribe Dios se realiza.
La escritura bíblica es
el «Hágase» de los
designios de la
divinidad, mientras que
el Death Note
constituye el macabro
«Muérete» que repetirá
Light entre dientes en
repetidas ocasiones.
30. ¿Quién es el asesino: aquel que mata para conseguir un
mundo mejor –viejo sueño del hombre que dio su
expresión más cruel durante el siglo pasado– o aquel que
experimenta, amparado en la ley, con las vidas
humanas?
31. Kira, a la manera de un Sade
renovado, denuncia en la
perversión de sus métodos el
refinamiento de los
dispositivos de control y las
veleidades de la moral que
aceptamos cada día sin
reservas.