analisis timoleon coloma de carlos tobar por marco manotoa
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LITERATURA
ECUATORIANA
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Análisis de la novela
“Timoleón Coloma”
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de Carlos R. Tobar
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Quinto “A”
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M ANOTOA B. MARCO V.
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2. 2
ANÁLISIS NARRATIVO
Narrador
Ubicación: Dentro (homodiegético) Tipo: Protagonista
Actantes
Diseñados
Planos: negros (Malecio), otro cazador, criados (china y
chino), cura del pueblo, padre de Aurora, negra
cocinera con la que baila, parienta de Aurora,
amigos truhanes, sirviente de Timoleón, Tía
(madre de la novio), novia (prima), novio, criados
(la que lo alentaba a bailar desde la puerta),
vecinos (Don Braulio, Don Goyo, Mi siá Chanita)
el cura, señora que roncaba a su lado, los músicos
(pianista), parientita con la que baila, señorita con
la que baila un momento, hija más joven de Blas,
criados (criada foctótum), amigo dueño de la
hacienda 1, Doña Beatriz, el porquerizo, tribunal
de exámenes (tres sacerdotes), rector, padre con
anteojos (portero), padre cuidador, compañeros de
curso, chico que fumaba un cigarrillo.
Estáticos: guía montañés, Elvira, Don Pancho, tía Rosa,
primos (Concha, Juana y José), nuevo catedrático,
D. Blas, doña Josefa, Eduviges (hija mayor),
Inesita, padre Troncozo (profesor), hermana de
Timoleón, el portero mozo rollizo (castiga a los
estudiantes),
Modelados
De relieve: la pulga (Agustín Manso), Álvaro Crost, Aurora,
Javier Paz, Adolfo Esparza, el toro (Juan Gálvez),
el burro (Adolfo Esparza), padre y madre de
Timoleón.
Dinámicos: Timoleón Coloma
3. 3
Acción
Ritmo: rápido
Secuencia: zig/zag
Motivos dominantes: - La autoridad representada por la familia, la escuela y
el estado.
- La alteridad, el cómo se reconoce el protagonista en
los otros.
- El amor que siempre busca para liberarse.
- Descubrimiento de ser a través de sus experiencias.
- La realidad que frena sus posibilidades de libertad.
Cronotopo
Espacio: rural - urbano
Escenario: flexible
Tiempo: definido
Pasado inmediato
Momento: permanente
Sitio: Latinoamérica, Ecuador, provincia de Pichincha, Ciudad
de Quito, Colegio San Gabriel.
Casa de Timoleón Pueblo: La Negalito
Escuela pública Hacienda vecina
Colegio San Gabriel Casa de pariente de Aurora
Casa de tía Calles de la ciudad (centro
Hacienda de uno de los estudiantes histórico), La Ronda
Hacienda de su amigo Casa de Aurora
El Ejido (final de la ciudad) Casa de Elvira
Hacienda de la tía Rosa Quinta de Don Pancho
(noroccidente de Quito) = bosques
sub tropicales – selva.
4. 4
CUADROS DE UNA NOVELA BREVE
Timoleón Coloma
“Cada época ofrece al novelista un conjunto de temas
que se desatacan con especial vivacidad sobre otros, al tiempo de proyectar sus obras”
ROJAS, Ángel. “La novela ecuatoriana”
Carlos R. Tobar al publicar en 1887 en Lima “Timoleón Coloma” advierte a sus
lectores diciendo: <<Timoleón Coloma más que una novela hecha y derecha son
cuadros. –No me he propuesto escribir una novela. No. – Propúseme, relatando la vida
de un hombre bosquejar unos cuantos cuadritos de costumbres… Y los condiscípulos
del colegio, ¿qué se hicieron? ¡Ah! Las letras no hicieron a todos letrados. El colegio
fue una nidada de la cual reventaron aves y reptiles. –Clérigos, médicos, abogados,
sastres, zapateros, arrieros, soldados, vagos brotaron de ese campo donde se habían
enterrado mil diversas semillas, todas revueltas y confundidas >>. De tal forma, que el
presente ensayo tomará como dirección la intencionalidad comunicativa propuesta por
el autor, que por varios años fue desconocido para la literatura ecuatoriana y que debe
su difusión al trabajo investigativo de Hernán Rodríguez Castelo.
No obstante, a la definición que da, el investigador antes citado, al texto como
una obra de humor en la introducción que realiza en “El cuento ecuatoriano en el siglo
XIX” de Clásicos Ariel; el presente documento se adscribe a la postura adoptada por
Miguel Donoso Pareja que lo define como una obra con humor. Debido a que el texto
no puede ser leído sólo como una crónica de costumbres (cuyo análisis superficial no
atiende a significaciones profundas), sino como un obra enteramente ficcional y de
vanguardia para su tiempo, en cuyos componentes se hallan elementos trascendentales y
simbólicos que otorgan vigencia a la novela.
El protagonista hace una distinción fundamental en el texto entre la vida antes de
la escuela (educación formal) y la que se desarrolla a partir de su ingreso al sistema
educativo. De esta forma, la primera se caracteriza por ser metáfora del movimiento,
llena de juegos, alegría, libertad y las caricias del amor materno. Mientras que la
5. 5
segunda es la metáfora de la quietud, castigos, encierros y silencio ocasionados por la
tutela pedagógica. A la medida que se crece la disciplina aumenta. El argumento que
justifica la tesis anterior se encuentra en:
Las primeras letras, como las segundas y como las demás, entran siempre con sangre
para no dejar mentir al antiguo refrán; el abecedario es el primer peldaño de la subida
angustiosa y sin interrupción que sigue el hombre mientras vive1
La escuela pública (educación primaria) se encuentra abandonada por el
gobierno. Los profesores deficientes hacen de ella un infierno, en donde los niños
aumentan a sus instrumentos de juegos disciplinas y palmetas construidas a semejanza
de las magisteriales.
A los once años de edad Timoleón es enviado a continuar sus estudios
secundarios en el internado del Colegio San Gabriel (jesuita). Es en este momento de su
vida, en el que se evidenciará la nostalgia de pertenencia que estará presente en toda la
obra. Ese continuo reconocerse y reconstruirse a partir de la identificación con un sitio,
en donde pueda ser lo que anhela ser o en este caso retornar al estado de libertad del que
lo sustrajeron. Dolor que queda expresado en las siguientes líneas:
No es fácil pintar el dolor de la primera separación del regazo materno, de los
hermanos, de los compañeros de juegos, del perro -travieso cómplice y víctima del
niño- del gallo del corral, del gato, del baúl lleno de descabaladas propiedades, de aquel
rincón testigo de tantos afanosos entretenimientos, de tantas fútiles alegrías y de
tantas infundadas tristezas. (p. 35. Subrayados nuestros.)
La despedida del hogar muestra el papel que desempeñan dentro de la familia
tanto padre como madre. El primero, ser reacio y represivo -símbolo del poder- impone
su voluntad. Mientras que la segunda, con la ternura de quien esconde golosinas en el
equipaje de su hijo, vive una sensibilidad profunda. De ahí que la separación entre
madre e hijo y su consecuente desvinculación con el espacio, sólo pueda expresarse de
la siguiente manera:
Tristes me parecieron las calles, tristes las gentes, tristes las campanas que sonaban. (p. 35)
1
TOBAR, Carlos, Timoleón Coloma, Quito, Editorial el Conejo, Segunda Edición, 1994, 136 págs. Todas las
citas se remiten a esta edición. Los subrayados son nuestros.
6. 6
Cuando Timoleón llega al internado (11 años), su nostalgia al comprobar el
ambiente sombrío del lugar sufre un aumento considerable. Reiteraciones constantes,
por ejemplo: caminar en dos columnas al ir o venir de un sitio a otro, rezar antes de
entrar o salir de cualquier lugar; junto con el atroz sentimiento de pesar que lo abate
durante su primera noche:
Acostéme, pegué la cara a la almohada y la empapé en lágrimas: me figuraba huérfano,
me juzgaba en prisión, me creía víctima de atroz pesadilla; me puse a recapacitar en lo
más insignificante de mi casa, procuré recordar qué estarían a esas horas haciendo en
ella y lloré por mi madre, por mi padre, por mis hermanitos, por el perro, por los
criados, lloré y lloré por todo y por todos hasta que me dormí. Entonces soñé, ¡amarga
burla del alma en vela!, soñé con jardines, pájaros hermosos, caballos retozones,
confites y otras cosas deliciosas. (p. 38. Subrayados nuestros.)
Hacen que su espíritu se contraiga en el grito de angustia del crecimiento.
Luego, las burlas y el acoso cometido en su contra por parte de sus compañeros –que no
terminaría hasta bautizarlo como Mamita Coloma-, tornarán insoportable su primera
experiencia en el encierro.
Después de aprender lo único posible en su primer día en el colegio: odio y
desconfianza; las características del problema educativo nacional aparecen. Pues siendo
el colegio aquella penitenciaría de la infancia, el mundo en miniatura donde sólo se
aprende a padecer, y sin existir las condiciones y recursos necesarios, la improvisación
por parte del gobierno salta a la vista.
No obstante, su nueva estadía en un sitio, al que él sabe que no pertenece, le hará
reflexionar sobre las cosas del mundo, dialogará con la naturaleza, mirará las estrellas.
Porque son éstas, las que se encuentran presentes sobre todo y le permiten abstraerse a
temporadas felices y gratas para su memoria. Épocas anteriores a su inauguración en la
vida de lágrimas del colegio, que educa para la vida de lágrimas del mundo.
Aceptando su nueva situación, Timoleón busca adaptarse a las circunstancias,
razón por la que intenta -a toda costa- ingresar al grupo de muchachos (el burro y la
pulga, entre ellos) que ha sabido distinguirse por su haraganería, indocilidad e ineptitud
para los estudios. Es así, que Timoleón empezará a participar en todas las travesuras del
grupo, al extremo de denominarlas como nuestros crímenes.
7. 7
Las travesuras son en los jóvenes, lo que las trasgresiones morales a lo correcto.
Timoleón se adaptará a su nueva vida gracias a la participación que tiene en los distintos
juegos que realiza junto con sus camaradas en contra de los sacerdotes – profesores o de
sus compañeros. Este acto de afirmación de la fuerza creativa de la juventud, supone la
posibilidad de fluir de la existencia aún en contra de la autoridad:
¿Hasta cuándo, libro mío,
en mi poder te veré?
Ya de tu vista me hastío,
más tú, con aire sombrío:
“Tuyo, me dices, seré”. (p. 51. Subrayados nuestros.)
El que siendo niño fue apartado de su hogar regresa a su casa totalmente distinto.
A pesar de que físicamente es el mismo, su temperamento se encuentra en proceso de
formación. La búsqueda de autodefinirse lo ubica en la transición de la niñez a la
adolescencia. De su primera salida y su pronto retorno al encierro dos conclusiones se
desprenden.
Primero, la aceptación cuasi-voluntaria de permanecer en el encierro. Porque
después de pensar de acuerdo al espíritu de su tiempo, el romanticismo que dando
prioridad al individuo le faculta para salir airoso en infinidad de trances de la vida,
considera indispensable el empleo de la disciplina, para la formación de una voluntad
vigorosa que resista los huracanes del mal ejemplo y de los malos concejos en
beneficio del statu quo vigente:
[…] la sujeción moderada, la obediencia no pasiva sino razonada y razonable,
acostumbra a poner límites a los deseos; enseña a conocer los deberes mutuos, linde que
separa nuestros derechos; suaviza la tesura del carácter; nos alecciona, en resumen,
para la vida de sociedad. (p. 53. Subrayados nuestros.)
Segundo, la metáfora del colegio como una republiquita con sus respectivos
partidos: gubernativos y demagogos; permite vislumbrar al Ecuador de finales del siglo
XIX. País convulsionado que no encuentra el rumbo para la consolidación de una
nacionalidad (aspiración del romanticismo político), porque todavía no se da la
concertación nacional necesaria. Así, los de un partido –los gubernativos- representados
8. 8
por los mimados por las autoridades, los aduladores y chismosos, se contraponen por
sus intereses a los del otro partido –los demagogos- representados por los
quebrantadores perpetuos del orden. De nuevo la contradicción autoridad – libertad se
transparenta en el texto, porque el ir contra corriente de la autoridad, tal cual lo hacen
los demagogos, muchas de las veces tiene como desenlace la prisión o el destierro
sufrida a causa de sus convicciones y perpetrada por los empleados despreciables de un
gobierno despreciado (Hecho confirmado por la historia en el ejemplo de Juan
Montalvo que sufrió destierro a causa de su lucha contra Veintimilla).
A los 13 años de edad la lectura particular de las obras del romanticismo
europeo, segaron la flor de su corazón por cuanto abriendo los ojos de su alma,
penetraron en ella y enturbiaron sus inocentes infantiles vagueaciones. En su tiempo, la
educación de la clase aristocrática, manejada por la iglesia, consideraba perjudicial el
acceso a literatura “perniciosa”:
Nunca será excesivo ni sobrado escrupuloso el cuidado que los padres y maestros
desplieguen para evitar en los niños la lectura de malas novelas. Y juzgo malísimas
aun muchas que, sin escrúpulos, se dejan en manos de mujeres y de los adolescentes. (p.
65. Subrayados nuestros.)
Lo anterior se justifica en la revelación estética fruto del ejercicio de lectura.
Que sobrepasando las fronteras de la racionalidad escolástica de su tiempo, hacían de la
imaginación y el misterio, el vademécum de la fantasía. El joven encerrado en un
sistema educativo represivo y caduco podía re-inventarse en la libertad ya sea a través
del amor –como es el caso de Timoleón-, ya sea a través de la irreverencia, etc. Por
tanto, el papel de la autoridad sujetadora del poder era impedir que este tipo de literatura
se encontrara al alcance de mentes no formadas (amaestradas y acostumbradas al vaho
medieval de conformismo que aspiraba la época).
Mas, para Timoleón la vivencia cognoscitiva de dos obras literarias trastornaron
su psique de forma definitiva. Hecho que se explica por el nivel de enclaustramiento
social y emocional en el que se desarrollaba, pero también por el espíritu de curiosidad
y experimentación de aquella edad: para el que no existe un límite y la saciedad -en
apariencia- no restringe las emociones.
9. 9
Influenciado por lecturas de todo género, surge en él una pasión desbordante por
el pensamiento de la Ilustración. El discurso que da a su padre en procura de resolver el
asunto de su porvenir muestra el nivel de preocupaciones del joven en su proceso de
crecimiento intelectual.
Mientras que por otro lado su primera aventura de amor en una hacienda cercana
a la ciudad con una joven, lo convencen del padecimiento humano que se sufre por
culpa de ese continuo aceptar de la ignorancia humana. Aprender duele, siempre ha sido
así. Darse cuenta que el escape a través de la literatura no es posible, resulta
defraudante. El sufrimiento, el ridículo, el escalofrío elemental de la trasgresión
inyectan a la educación la funcionalidad normalizadora por la que existe:
La letra con sangre entra, lector; ésta es ley ineludible: el novicio ha de pasar por las
duras pruebas del noviciado, al recluta la caminan el cuerpo con palos para que aprenda
a marchar, al aprendiz de pianista de dislocan los dedos, al niño que va al colegio le
bautizan con capoteadas y a los mujeriegos les sobrevienen mil cochinas aventuras.
(p. 71. Subrayados nuestros.)
Timoleón anhela constantemente crecer. Ser libre. Y para ello, ve en los actos
sociales una oportunidad de pertenecer y conocer. De esta forma, la participación que
tiene en el matrimonio de su prima, le deja observar la dinámica de la alta sociedad
quiteña. Que so pretexto de festejar una boda, realizan una ceremonia de despilfarro y
glamur. El licor posee una ubicación especial (su función es la de desvelar apariencias),
pues a lo largo del evento será el encargado de mediar una separación de clase e incluso
de remediarla:
[…] a las cinco de la mañana, excepto la sala tapizada de jirones de linón, cintas, flores,
etc., todo se asemejaba a las chicherías: bailes plebeyos, voces enronquecidas,
carcajadas ruidosísimas, protestas de amistad, juramento de cariño, reconvenciones. (p.
79. Subrayados nuestros.)
Paradoja: siete años de encierro, terminaron por hacer de Timoleón un hombre
correcto –ahora tiene 18 años-. Del niño que lloraba sobre su almohada la primera
noche con la ternura inconsolable de un animalito despojado de su hábitat, nada queda.
Se gradúa como maestro, la antítesis de su primer ser. Él, burlador de catedráticos;
ahora será blanco de burlas y travesuras. ¿Acaso, esta acomodación a los requerimientos
de la sociedad es un simulacro del inconsciente? No lo creo:
10. 10
Los honores cambian de tal modo a los hombres, que hemos visto pobres diablos
convertidos en grandes personajes, y, lo que es más raro, en individuos razonables. (p.
81. Subrayados nuestros.)
La contradicción entre ciudad y campo se manifiesta de forma abrupta. El primer
acto del discípulo-maestro liberado de la tradición educativa es ir hacia el encuentro de
la selva. Para lo que visita hacienda que se sostiene por medio de la mano de obra afro
descendiente (que trabajan en condiciones infrahumanas). El primer encuentro con el
otro, en el proceso de definir su identidad, es el acercamiento intangible que tiene con la
música de los negros, poética de la naturaleza que lo invade para hipnotizarlo con su
fuerza, con su dinámica, con su vitalidad:
Lo que los negros llaman bomba es un tambor grande o sea un bombo de forma
especial; el alfandoque es un cañuto de guadúa (caña muy larga y muy gruesa) lleno de
guijas, el cual, sacudido, marca el compás en los bailes a que los negros son en
extremo aficionados. (p. 87. Subrayados nuestros.)
La selva, como mayor metáfora de la vida, se mide en la imposibilidad del ser
humano de comprenderla en toda su extensión. Representa el ideal de la existencia de
personas que al igual que Timoleón han sido obligadas a permanecer al margen de ella.
No así, el espíritu dominante (civilización occidental) se verá reducido a nada frente a la
sacralidad de un espacio-tiempo dotado de una significación –y por ende, trascendente-
y de un lenguaje simbólico que permite una instrucción sin palabras:
¡Tú, araña negra, fea, horrible, eres el odio, la envidia, la calumnia que nos saca de
nuestra vida íntima, que nos hace levantarnos de un salto de nuestra doméstica
tranquilidad, para llevarnos perturbados, desasosegados, heridos por los caminos
dolientes de una existencia rodeada de ranas que aturden, de sierpes que silban, de
víboras que matan…! (p. 90. Subrayados nuestros.)
El estilo de vida de la aristocracia rural no dista mucho de la urbana. Que
sostenida en la misma base socio-cultural varían en particularidades mínimas. Así,
experiencias que no agradaron a Timoleón por la superficialidad de su trama fueron:
asistir obligatoriamente a misa el día domingo e ir a visitar las haciendas vecinas. Las
relaciones entre los hacendados y sus familias se sustentan en las apariencias, buscan
11. 11
impresionar: de ahí que prometer lo que no se tiene termine en casos como el de la sopa
que para duplicarse necesitó de agua. Por lo general la conversación gira en torno a tres
temas: las dificultades morales a las que tienen que enfrentarse los amos en su condición
de amos, los problemas políticos del país y las habladurías amenizados por el consumo
de licor.
Hay jóvenes posesos de una visión privilegiada. Porque cuando tienen en su
frente la oportunidad de re-inventar lo imposible, lo hacen. Y Timoleón es uno de ellos.
Le bastaron pocos días para entender la a-racionalidad del ecosistema que duerme bajo
los cimientos obsoletos de la civilización. La experiencia estética de lo cotidiano, la
facilidad de encontrar un inagotable filón de poesía en cada uno de los espectáculos de
la naturaleza, compensaron en parte, su prisión en los socavones de la tradición
heredada y le hicieron olvidar de aquella insoportable regularidad fastidiosa, que todo
lo cuantifica, que todo lo pretende explicar:
¡Cuántas veces ahora –aun cuando no son muchos los años que han transcurrido-,
detengo largo en mi boca el panal de guaba tratando de percibir, ávido de gustar el
exquisito, el delicioso sabor de otros días! ¡Cuántas veces me empeño inútilmente en
hallar en la atmósfera la claridad, el aroma, las armonías de otros tiempos! (p. 106.
Subrayados nuestros.)
A su retorno a la ciudad, los objetos se le presentaron distintos. Había renacido.
Su vivencia selvática fue una iniciación, un nuevo comenzar. Lo necesitaba: refrescarse,
lavarse la cara después de haber caminado entre sombras y despojos de una sociedad
auto consumida en sus lamentaciones y culpas. Si no dejaba atrás cuanta amargura había
conocido, no hubiera podido tomar la decisión de amar, ser feliz, entablar con Aurora
una conversación de insinuaciones repleta de fórmulas novelescas y de versos eróticos
de Espronceda y de Velarde. De nuevo los libros, de nuevo la literatura, de nuevo el
amor:
[…] con ideas vagas acerca del mundo, esto es, del amor, de los goces, de los hombres,
de sus perversidades, era en realidad vida nueva la que comenzaba: vida de libertad
con todos sus alicientes y peligros, con un cielo infinito sobre la cabeza, con
aspiraciones a todo aquello que por desconocido se presenta a la imaginación lleno de
atractivos. (p. 107. Subrayados nuestros.)
12. 12
Frente a la sensibilidad que se alcanza de forma individual. La personalidad de
Timoleón –otra vez- necesita la confirmación de los otros. Si por un lado, la actitud del
estereotipo del hombre decimonónico (fuerte, altanero, racionalista, conocedor de la
filosofía Enciclopedista, escéptico y ateo) es porque un proceso de cambio se avecina,
necesita reafirmase. En este sentido, nuestro personaje habrá de explorar en los
entretenimientos del exabrupto. Pero su separación posterior de los amigos truhanes,
obedece a una lógica de desarrollo, donde un nuevo tipo de pensamiento está
empezando a aflorar y no se siente parte de las fórmulas tradicionales de
comportamiento de la sociedad, sino que desde esa necesidad de la razón práctica opta
por obras de carácter beneficioso para sí mismo. El espíritu liberal naciente puede
encontrarse en sus palabras de despedida:
-Señores, esta cena me dejará, es probable, con la debilidad de un convaleciente; pero,
gracias a ella, la salud de mi bolsillo será duradera en adelante, pues esta noche me
despido de ustedes porque no me siento con aptitudes para ser pasto de sanguijuelas, ni
menos de mosquitos que sobre chupar la sangre dejan veneno que escuece. Tampoco
nací con vocación para nodriza de lobos y así, señores, me despido de ustedes
prometiéndoles no dejarme comer de hoy más ni un lado ni medio lado. (p. 114 -
115. Subrayados nuestros.)
¿Qué es el amor? ¿Cómo se lo mantiene? ¿Cuáles son sus características?
¿Quiénes lo merecen? Son preguntas fundamentales que invadieron de pronto a
Timoleón. Él intenta dar respuesta a ellas en sus cartas. Pero la respuesta se encuentra
dada ya. En primer lugar, el nuevo Timoleón que se libera a partir de su experiencia en
el campo y que después se enamora en la ciudad, es el arquetipo de un nuevo tipo de ser
humano que busca su beneficio y el de su colectividad –entendida ésta como el conjunto
de personas que necesitan ayuda-, una persona progresista. De ahí lo ilimitado de su
concepción del amor, cuya culminación, cuyo clímax no puede transparentarse en la
conjunción perfecta entre la sexualidad y la sensualidad; sino, en un contrato conyugal
que asegure un beneficio mutuo para la acumulación del capital. En definitiva,
enamorarse más, es ratificar un compromiso social de matrimonio, y la cosificación de
la mujer como instrumento de reproducción sexual dentro de una clase determinada:
13. 13
“Los hombres estamos convencidos ¡sabedlo! Que la coqueta no ama ni amará sino la
coquetería. - “Allá, huyendo de la luz traidora, en calma el pecho, quieto el espíritu se
forman la buena esposa y la excelente madre. (p. 119. Subrayados nuestros.)
La tesis anterior guarda coherencia con lo acontecido a Timoleón en el cap.
XVII. Aquí, luego de una separación producida por los celos infundados del joven con
respecto a Aurora, él buscará consolación en el seno de otra mujer: Elvira. Quien
aceptando las reglas del juego impuestas por la sociedad de su tiempo, es presentada
como vil mercancía por su padre a los ojos del Timoleón. El objetivo: casar a su hija.
Artimaña que al ser descubierta por Timoleón no pasará a mayores consecuencias. Pero,
la lectura debe ser más profunda. Únicamente fue del hombre el derecho de tener una
relación con alguien más en ese tiempo de separación, no a la mujer, que después
terminaría siendo parte de la familia Coloma.
Timoleón ora graduado como maestro, ora casado con Aurora, ora en su
cumpleaños número veintiuno alcanza lo que desde temprana edad buscó: la libertad de
ser. La ciudadanía como fin último de su existencia, aparece vedada por un aire de
temprano pesimismo. Quizá los cambios sociales de su tiempo (década de 1880) o las
lecturas apocalípticas de la realidad influenciadas por el clero [No olvidemos que Carlos
R. Tobar contaba con apenas 28 años cuando escribió esta novela] hicieron que vea a la
ciudadanía como una ilusión más. A pesar de haber depositado toda su fe en ella, hay
algo que no le permite creer por completo:
Verdad que para poco o nada le sirven al ecuatoriano los tales derechos, si no es para
votar de tarde en tarde en pro o en contra de candidatos de antemano electos por el
Gobierno; pues sabido es que en las buenas de las Repúblicas la única persona que
tiene derecho de representación y de elección es el señor Presidente; verdad que la
mayor edad no aprovecha sino para obtener las cargas concejiles de juez de hecho,
abogado de pobres o médico de reconocimientos judiciales; verdad que de la patria
potestad sólo se pasa a la potestad de la patria, y se adquiere el derecho de morir en las
calles el día de una revuelta eleccionaria, o de alojarse gratuitamente en el
panóptico. (p. 128 - 129. Subrayados nuestros.)
El desencanto de Timoleón no es gratuito. Juan Gálvez ahora funge de juez
implacable contra Agustín Manso (quien por seguir su instinto murió dignamente)
14. 14
[acción de trascendencia que de igual forma se manifiesta en la novela de M. Vargas
Llosa “Los cachorros” con la muerte de Pichula Cuéllar]. Javier Páez es un comerciante
con un capital respetable. Esparza continúa con su anarquismo furioso. Álvaro Crost se
aprovecha de los inocentes. Todos, hogaño sus camaradas se han integrado a la
sociedad, se han sometido al poder con mecanismos tan conocidos como el arribismo, la
falta de escrúpulos, el cinismo o la misma tenacidad.
Timoleón, ya ciudadano, de nuevo viaja. La sensación de incertidumbre gravita
en él. Otra provincia, otros estudios, quizá una nueva nostalgia, un nuevo espacio-
tiempo desconocido donde tal vez pueda terminar de inventarse como protagonista –
porque la ciudad le ha resultado insuficiente-, como narrador, como todos a la vez.
15. 15
APORTES
HORARIO DE ACTIVIDADES EN EL COLEGIO SAN GABRIEL:
05:30 Dormitorio (despertar)
06:00 Capilla (oraciones, misa)
07:30 Refectorio (desayuno)
08:30 Aula de clases
10:00 Recreo
10:30 Aula de clases
12:30 Refectorio (almuerzo, lectura de “Moral y urbanidad”)
13:00 Recreo
14:00 Aula de clases
17:00 Recreo
18:00 Salón de lectura.
19:30 Refectorio (merienda)
20:00 Capilla (rosario, vida del santo del día)
21:00 Dormitorio (dormir)
SALIDAS DEL COLEGIO:
Jueves. Primeros de cada mes (regresar a casa)
Restantes (paseos supervisados al campo)
Costumbre de realizar paseos a las haciendas de los estudiantes.
EXÁMENES
Un tribunal formado por tres padres se sentaba delante de una mesa púrpura mientras
los examinados se sentaban al frente de éste. Además el catedrático se encargaba de
informar a sus compañeros la conducta, aplicación y aprovechamiento del examinado.
El estudiante podía presentar un certificado si lo deseaba.
VACACIONES:
Julio – Agosto.
16. 16
CASTIGOS:
Golpes dados por el portero (media docena).
Permanecer quietos y parados de pie sobre los corredores alrededor del patio.
Consecuencia, el castigo de los menos culpables y el aumento de presión sobre los
demás.
TRAVESURAS EN EL COLEGIO:
Travesuras escritas: a través de géneros de la literatura en prosa o en verso (redondillas y
décimas populares), acomodar fragmentos de libros a particulares fines, etc.
Travesuras habladas: provocar la fuga de la clase entera al grito de “temblor”, imitar
grotescamente las exhortaciones de los catedráticos, etc.
Travesuras obradas: faltar a las oraciones, realizar bromas en clases, hurtar comestibles del
comedor, remedar a los catedráticos, hacerse los enfermos, etc.
* Hacer hoja de estudio: fugarse de una clase
LIBROS DE LECTURA DE TIMOLEÓN:
“Pablo y Virginia” de Saint Pierre, “La Atala” de Chateaubriand, “Los tres mosqueteros” de A.
Dumas, Ponsön du Terrail y Víctor Hugo. “El espía del gran mundo” de Saint-Georges,
Espronceda y Valverde.
DESCRIPCIÓN DE AMIGOS DE TIMOLEÓN:
Juan Gálvez.- siendo el tribuno formidable poseía fuerzas hercúleas y huesos de hierro.
Representa al espíritu de la irreverencia absoluta, cimentado en sus capacidades físicas.
Javier Paz.-gozaba de una maciza gordura de cuerpo y espíritu, que aprendía todo de
memoria aunque muchas veces no comprendiera nada. No se enojaba pro los golpes que
recibía pues se consideraba demasiado importante para atender esos comportamientos.
Adolfo Esparza.- era un hombre de alardes, talento artificial o viveza para hacer las
cosas. Poseía la especialidad de poner apodos exactos y duraderos.
Agustín Manso.- fue el primero en dejar el colegio a causa de la muerte de sus padres,
había heredado un buen capital y ya no necesitaba estudiar.