2. En estos campos de la tierra mía
y extranjero en los campos de mi tierra
–yo tuve patria donde corre el Duero
por entre grises peñas,
y fantasmas de viejos encinares,
allá en Castilla, mística y guerrera,
Castilla la gentil, humilde y brava,
Castilla del desdén y de la fuerza–,
en estos campos de mi Andalucía,
¡oh tierra en que nací!, cantar quisiera.
plasmación de la carencia y el recuerdo
de una tierra recientemente perdida, la castellana.
3. Tengo recuerdos de mi infancia, tengo
imágenes de luz y de palmeras,
y en una gloria de oro,
de lueñes campanarios con cigüeñas,
de ciudades con calles sin mujeres
bajo un cielo de añil, plazas desiertas
donde crecen naranjos encendidos
con sus frutas redondas y bermejas; se evoca el espacio
y en un huerto sombrío, el limonero de la niñez:
de ramas polvorientas las tierras
y pálidos limones amarillos, andaluzas.
que el agua clara de la fuente espeja,
un aroma de nardos y claveles
y un fuerte olor de albahaca y hierbabuena,
imágenes de grises olivares
bajo un tórrido sol que aturde y ciega,
y azules y dispersas serranías
con arreboles de una tarde inmensa;
4. mas falta el hilo que el recuerdo anuda explica el porqué
al corazón, el ancla en su ribera, de esa carencia
o estas memorias no son alma. Tienen apuntada al principio:
en sus abigarradas vestimentas, al recuerdo le falta
señal de ser despojos del recuerdo, la emoción de
la carga bruta que el recuerdo lleva. lo evocado.
Un día tornarán, con luz del fondo ungidos,
los cuerpos virginales a la orilla vieja..
expresa la esperanza de que esos cuerpos, ahora inertes,
recuperen la vida.
Métrica una silva asonantada (endecasílabos y
heptasílabos en número y combinación
indeterminados, con rima asonante en los pares). Los
dos últimos versos son alejandrinos.
5. Tema contenido y estructura:
Sensación de desarraigo que el poeta, el ‘yo
lírico’, siente ante el recuerdo de sus días
infantiles en tierras andaluzas y la esperanza de
recuperar la sensibilidad evocadora.
La estructura es la siguiente:
Los diez primeros versos constituyen la plasmación de la
carencia y el recuerdo de una tierra recientemente
perdida, la castellana.
En los dieciocho versos siguientes (vv. 11-28), mediante
una concentración bellísima de imágenes, se evoca el
espacio de la niñez: las tierras andaluzas.
En los seis versos siguientes (vv. 29-34) se explica el
porqué de esa carencia apuntada al principio: al
recuerdo le falta la emoción de lo evocado.
En los dos últimos versos se expresa la esperanza de
que esos cuerpos, ahora inertes, recuperen la vida.
6. Comentario
El poema se articula en torno a tres tiempos diferentes: un
pasado, un presente y un futuro, los cuales se
corresponden con las formas verbales características. El
pasado –yo tuve patria(v. 3)– supone la evocación de
Castilla. El presente –tengo recuerdos (v. 11)– es la
descripción de las tierras andaluzas. El futuro –un día
tornarán (v. 35)– plasma esa puerta abierta a la esperanza
de recuperar la emoción de antaño.
Las dos descripciones paisajísticas están hechas desde la
distancia: espacial en el caso de Castilla y temporal en el
de las tierras andaluzas.
Sin embargo, al comparar ambas evocaciones vemos el
distinto tratamiento de lo castellano y lo andaluz. Así, a la
descripción colorista y sensorial de Andalucía –cielo
añil, naranjos encendidos – se opone la grisura y
austeridad del paisaje castellano –grises peñas, viejos
encinares–, en el que predominan cualidades espirituales –
gentil, humilde, brava –. Esta oposición de lo sensorial y lo
espiritual puede relacionarse con un hecho evidente: el yo
se sitúa físicamente en Baeza, pero anímicamente en Soria.
7. Destaca el carácter impresionista de las
descripciones. No se trata de un «recuento» ordenado
y sistemático, sino de manchas, de pinceladas sueltas
mediante las que se logra una completa visión de
conjunto. De ahí la abundante adjetivación. Se
puede comprobar incluso cómo la eliminación de los
adjetivos superfluos o epítetos supone un profundo
empobrecimiento del texto.
En el texto abundan las estructuras bimembres.
Así, los sustantivos se asocian en parejas: grises
peñas–viejos encinares, imágenes de luz y de
palmeras... Este recurso es especialmente llamativo
en la adjetivación: a cada sustantivo le corresponde
a menudo más de una cualidad: Castilla es mística y
guerrera, humilde y brava; las frutas son redondas y
bermejas... Se puede relacionar esta tendencia a la
bimembración con la dualidad básica del poema: la
oposición de dos espacios –Castilla/Andalucía– y de
dos pasados –uno inmediato y otro remoto.
8. Algunas de las palabras que usa el ‘yo’ en
sus descripciones tienen en la poesía de
Machado un claro sentido simbólico, que
no se puede soslayar: el limonero ,
relacionado siempre con la infancia; el
agua, que tantas veces canta el paso del
tiempo; la tarde, que asociamos
inevitablemente con la decadencia...
Especialmente significativas son en este
poema las metáforas machadianas del
hilo que anuda el recuerdo al corazón y de
la orilla vieja de la vida presente.
9. Conclusión
Se trata de una visión de la infancia desde la lejanía, con un
sentimiento de orfandad, de vacío. El yo emisor es
doblemente extranjero: en el espacio, para con Castilla; en
el tiempo, respecto de Andalucía. Ninguna de las dos
categorías lo acepta en su seno. Y, en el fondo, ambos
rechazos no son sino uno y el mismo, por cuanto también
Castilla ha naufragado en el tiempo, y un posible retorno
material ya no devolvería las emociones intensas de antaño.
Late con fuerza el sentir romántico bajo la frustración.
El poema es el dolorido canto de un alma desarraigada. Es
más, puede decirse que éste es el poema que nunca existió,
o si se prefiere, la promesa de un futurible poético, de un
texto por escribir.
Cantar quisiera (v. 10), afirma el poeta. Acto seguido,
enuncia, mediante amplias pinceladas poéticas, un vario
repertorio de objetos de la memoria. Pero una vez concluida
la evocación, se expresa una carencia: este conglomerado de
recuerdos no tiene vida, es decir, no se presenta con la
urgencia nostálgica del «tiempo recuperado».
10. Conclusión
Se trata de una visión de la infancia desde la lejanía, con un
sentimiento de orfandad, de vacío. El yo emisor es
doblemente extranjero: en el espacio, para con Castilla; en
el tiempo, respecto de Andalucía. Ninguna de las dos
categorías lo acepta en su seno. Y, en el fondo, ambos
rechazos no son sino uno y el mismo, por cuanto también
Castilla ha naufragado en el tiempo, y un posible retorno
material ya no devolvería las emociones intensas de antaño.
Late con fuerza el sentir romántico bajo la frustración.
El poema es el dolorido canto de un alma desarraigada. Es
más, puede decirse que éste es el poema que nunca existió,
o si se prefiere, la promesa de un futurible poético, de un
texto por escribir.
Cantar quisiera (v. 10), afirma el poeta. Acto seguido,
enuncia, mediante amplias pinceladas poéticas, un vario
repertorio de objetos de la memoria. Pero una vez concluida
la evocación, se expresa una carencia: este conglomerado de
recuerdos no tiene vida, es decir, no se presenta con la
urgencia nostálgica del «tiempo recuperado».