1. ¿Qué? Debemos tener muy claro desde un comienzo los objetivos que perseguimos. ¿Qué queremos diseñar? ¿Será un mero depósito de contenidos? ¿Será una simulación? ¿Será una animación?
2. ¿Para qué? Pensemos en la finalidad de nuestra idea. ¿Qué deseo que el usuario logre al final del recorrido por este material? Por ejemplo: ¿tendrá un fin recreativo?, ¿será informativo?, ¿se aprenderá a hacer algo?
3. ¿Cuánto? ¿Cuánto voy a explicar o profundizar sobre un mismo tema? Para no escribir una enciclopedia de 300 páginas y abandonar a mitad de camino, tenemos que conocer cuál es el alcance del desarrollo, los límites.
4. ¿Dónde? Tenemos que conocer dónde publicaremos el material, cuál es el contexto. ¿Forma parte de una clase virtual? Si es así, el contenido será un complemento de esa clase y por lo tanto no repetiremos contenido ya desarrollado.
5. ¿Para quién? Debemos saber a qué rango etario irá dirigido, ya que la manera de expresarnos seguramente variará, tanto como los elementos gráficos que elijamos y hasta el tamaño de la tipografía dependerá de la edades de los destinatarios.
6. ¿Cómo? Por último debemos decidir sobre el formato del contenido y de qué manera lo expondremos, cantidad de pantallas, hipertexto, cantidad de recursos interactivos o multimedia, tipo y cantidad de actividades, etc.