Con el tiempo las palabras cambian. Esto se debe a que la lengua está viva, es decir, en uso constante. Los hablantes provocamos alteraciones en la forma de articular las palabras. Estos cambios se llaman fonéticos y son inevitables; ocurren en todas la lenguas que se hablan. Los cambios fonéticos ocurren porque la lengua busca siempre la facilidad de comprensión y la comodidad en cuanto a la pronunciación.