Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Roles, socializacion, desarrollo del grupo y orientacion
1. Psicodinámicas de grupo I
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
La asociación de grupos de personas para promover una u otra clase de actividad es el gran
pasatiempo norteamericano. La revista Fortune lo expresa de la siguiente manera:
“Con la excepción de unos pocos intelectuales que no son partidarios de asociarse y de los
muy pobres que no disponen de medios suficientes para hacerlo, prácticamente todos los
norteamericanos adultos pertenecen a algún club, y la mayoría de ellos participan en algún
esfuerzo en conjunto para hacer el bien. Esa hueste prodigiosa de ciudadanos voluntarios, que
quitan tiempo a sus empleos y a sus horas libres para trabajar más o menos desinteresadamente
en pro del mejoramiento de la comunidad, es única en el mundo. Es en cierta manera el móvil
principal de la democracia, así como su salvaguardia. Porque cualesquiera sean los tontos rituales
y los absurdos de algunas de sus organizaciones, y el propio interés perseguido por otras, los
voluntarios siempre están dispuestos a trabajar y luchar por lo que creen justo”.
¡Así somos, sin duda alguna! Desde nuestros primeros días escolares y a través de toda nuestra
vida siempre tenemos en vista alguna reunión inminente. La mayoría de nosotros formamos parte
de esa “hueste prodigiosa de ciudadanos voluntarios”. Podemos poner reparos y aun lamentaros
por el tiempo que quitamos a nuestros “empleos y horas libres” para trabajar en favor del
adelanto de la comunidad, pero continuamos haciéndolo. Esto es verdaderamente el móvil
principal de la democracia. Por lo general estamos dispuestos a trabajar y luchar por lo que
creemos justo. Lamentablemente no empleamos siempre el tiempo necesario para averiguar lo
que es justo, y a veces luchamos más entre nosotros que en favor de la “causa”.
A menudo dudamos del acierto de la actuación del grupo, especialmente cuando los
grupos de que formamos parte toman decisiones dudosas, disipan energías en disputas internas o
caen bajo el dominio de quienes los manejan para sus propios fines. Pero también,
ocasionalmente, hacemos un alto y nos maravillamos de cuánto realizamos, de cuántas tareas
importantes se logran concretar. Constituye una satisfacción duradera el emprender una tarea
para el bien común y continuarla hasta su terminación, aunque haya sido de rutina.
Retrospectivamente, podemos recordar muchas experiencias agradables en nuestras actividades
en grupo.
Tal vez hayamos sentido cómo crecían nuestras aptitudes para las relaciones humanas a medida
que participábamos en esas actividades. Y acaso, experiencia aún más gratificadora, hayamos
observado cómo se desarrollaban otros bajo nuestra conducción.
Este libro está dirigido a todos nosotros, los integrantes de esa “hueste prodigiosa”.
Deberá de tener especial valor para quienes están realizando sus primeros ensayos en el servicio
de la comunidad y para la gente joven que aún está en el colegio. Deberá de ser útil para aquellos
dirigentes profesionales y semi-profesionales que conscientemente están intentando desarrollar el
liderazgo en sus grupos. Está dirigido finalmente a cualquiera de nosotros que tenga que
desempeñar, desde hoy, una tarea especial como presidente, funcionario, apoderado, presidente
o integrante de directorio, o como miembro de un consejo, comisión o equipo.
Nuestro interés puede residir en la Cruz Roja, la Asociación de Padres y Maestros, los
clubes de las cuatro “A”, los niños exploradores o en las sociedades comunales de beneficiencia.
2. Tal vez formemos parte de la Liga Femenina de Votantes o de un club dedicado al servicio de la
comunidad, o de jardineros o de teatro. Nuestro grupo puede actuar en cualquiera de una
multitud de campos distintos: religioso, político, cívico, educativo, comercial. De negocios,
patriótico, fraternal, recreativo, o meramente social. Aun la sola enunciación de los grupos,
virtualmente universales y útiles llenaría páginas. Y la palabra “útil” está deliberadamente
empleada, ya que cualquier observador objetivo no dejará de reconocer que la suma de toda esa
desordenada y confusa actividad grupal sirve para promover el bien común. Por lo general esto
acontece porque la conducción se desarrolla dentro del grupo.
La mayoría de nosotros somos conductores, lo hemos sido o nos agradaría llegar a serlo. O
por lo menos nos agradaría entender mejor la naturaleza de la rienda por la cual os conducen.
Muchos de nosotros nos sentimos inseguros dentro de nuestros grupos. Quizás hayamos
tenido dificultades al trabajar con otros integrantes del grupo. Deberíamos estar dispuestos a
reconocer que algunos de estos problemas giran alrededor de nosotros, como individuos.
Podremos tener dificultad en comunicarnos con otros; cuando hablamos parece que irritamos a
las personas. Podremos preguntarnos qué es lo que otras personas piensan realmente de nosotros
y de la tarea que estamos haciendo.
A menudo tenemos dificultad en resolver qué es lo que hace descollar a otros integrantes
de nuestro grupo. ¿Por qué ciertos integrantes no toman mayor interés? ¿A qué fuerza
motivadora puede recurrirse para que lance a Pepe a la acción? ¿Por qué no habla Mack con
mayor frecuencia, si sus ideas por lo general son buenas? Por otro lado, ¿por qué intenta
Hortensia monopolizar los debates?, ¿qué debemos hacer para que vea cuál es su verdadero
papel? ¿Por qué están Mauricio y Silvia siempre en desacuerdo? ¿En realidad ven las cosas desde
puntos de vista tan diferentes, o se trata solamente de un choque de personalidades? ¿Interviene
Juan en las actividades del grupo por el solo hecho de realzar su prestigio? Estas preguntas y
muchas otras enraizadas en el comportamiento humano surgen inevitablemente.
Luego están los problemas del grupo como un todo. En realidad, ¿sabemos lo que
intentamos realizar? ¿Cuáles son nuestras verdaderas metas? ¿Se han establecido con propósitos
de largo alcance? ¿Para este año? ¿Para esta reunión, o sólo para una parte de la reunión? ¿Hay
camarillas dentro del grupo que ven las cosas con otros ojos? Cuando hay un acuerdo general en
los objetivos, ¿en qué diferimos con respecto a los medios más apropiados para cumplir estos
objetivos? ¿Estamos principalmente interesados en la prosecución de nuestros métodos y técnicas
convencionales solamente? ¿El grupo se está estancando? ¿O prefiere estar estancado y no buscar
nuevas orientaciones? ¿Los integrantes se sienten, en realidad, parte del grupo, se sienten
responsables hacia él?
Por sobre todo, alguien se toma la molestia de hacer estas preguntas o de valorar nuestras
actividades?.
¿Cómo se relaciona nuestro grupo con el exterior? ¿Nos comunicaos en realidad con el
resto de la comunidad o con la organización del condado, o la estatal o nacional de la cual
formamos parte? Los que no pertenecen a nuestra asociación, ¿entienden y aprecian lo que
estamos intentando realizar? ¿Nos consideran como una organización snob o una asociación de
admiración mutua? ¿Qué estamos haciendo para justificarnos ante el resto del mundo? ¿Qué
3. estamos haciendo para justificarnos ante el resto del mundo? ¿Estamos fracasando en el logro de
nuestros fines debido a esta falta de comunicación externa?
Tal serie de preguntas podría continuarse indefinidamente. Cualquier veterano en el
trabajo de asociaciones podría compilar una lista igualmente importante. Muchas veces podrá
parecer que nuestro problema o el de nuestro grupo es único, pero probablemente esto sea raro.
Los problemas universales de las relaciones humanas. Uno de los propósitos de este trabajo es el
de analizar estos problemas, clasificarlos, y proporcionar la comprensión básica que pueda ayudar
a resolverlos.
¿Cómo es una junta, comisión o consejo ideal? Tal vez sea valioso enumerar algunas de las
virtudes de este tipo de grupo, para poder compararlas con las del nuestro.
En este grupo el individuo se siente seguro, deseado y necesitado. Puede aceptar a sus
colegas y sabe que ellos lo aceptan.
En tal grupo los intereses y las motivaciones de los integrantes se conocen y aprovechan con
facilidad, lográndose un progreso rápido hacia las metas elegidas. De tanto en tanto se evalúa el
progreso, como también los medios mediante los cuales se lo logró. El grupo tiene un concepto de
conducción o liderazgo que no coloca toda la responsabilidad en unas pocas personas. Intenta
emplear métodos racionales para decidir las metas y los medios para lograrlas.
Desgraciadamente, pocos de nosotros podríamos aplicar esta descripción en todos los
detalles a nuestros propios grupos. Una perfección que funcione con tanta regularidad raras veces
se encuentra en las instituciones humanas. Comúnmente vacilamos, titubeamos y resoplamos
hacia nuestra meta.
Hay amplias diferencias en la eficacia con que actúan los grupos. Variando desde la casi perfección
hasta el caos completo. Cuando se logra una acción eficaz, no estamos muy seguros de por qué las
cosas salieron tan bien. En realidad, aquellos que han conducido y desarrollado un equipo que
trabaja con eficiencia probablemente lo han obtenido por casualidad. Han aprendido por el
camino difícil –principalmente por el método de ensayos y errores- cuáles son las técnicas que les
resultan. Raras veces pueden explicar las razones por las cuales se eligió determinado método o
por qué tuvo éxito. Han aprendido por experiencia que ciertos métodos dan resultado, y con
frecuencia están igualmente seguros de que otros planes fracasarán.
Decimos que estos individuos han desarrollado el “arte” de la conducción; que pueden
“sentir” la disposición natural de un grupo; que parecen poder intuir los pasos que deben darse.
Por supuesto que no existe cosa tal como un “conductor innato”. Aquellos que tienen éxito son
quienes, consciente o inconscientemente, han elegido los métodos más apropiados basándose en
su experiencia. Desgraciadamente, no pueden comprender por lo común su propia habilidad y, por
lo tanto, son incapaces de comunicarla a otros. También, a menudo, no tienen el don de adaptar
enteramente sus métodos a las situaciones completamente nuevas que puedan surgir.
Aun los conductores más hábiles, a medida que intentan el desarrollo de los integrantes
del grupo para convertirlos en conductores, encuentran dificultad en transmitir el conocimiento
básico de la conducta humana que origina su habilidad. Por más hábiles que sean, muchas veces
no pueden transmitir esta habilidad a otros.
El campo de las relaciones humanas se está ampliando rápidamente más allá de los
confines de un arte que está reglamentado por el “sentido común”. Uno de los objetivos de la
4. sociología es el de aportar métodos científicos al estudio del comportamiento del grupo: análisis,
experimentación y generalización válida. De estos estudios están emergiendo ciertos conceptos,
principios y recursos que, una vez entendidos en su totalidad, acrecentarán grandemente el logro
de la habilidad de conducción. Una vez comprendidos, los principios básicos de las relaciones
humanas pueden ser aplicados hábil y adecuadamente sin los titubeos propios del método de
ensayo y error. He aquí el propósito de este libro: la interpretación de esas generalizaciones de la
sociología y la psicología social con respecto al comportamiento del grupo humano, de tal manera
que sean aplicables, la habilidad para reconocer, definir y resolver sus problemas comunes, no se
presume que un grupo cualquiera tenga todo el conocimiento necesario. Se supone que las
personas inteligentes y racionales investigarán los hechos necesarios sobre los cuales basarán una
decisión. Un grupo que obra sin haber estudiado los hechos, está meramente sumando la
ignorancia de sus integrantes y no puede esperar soluciones racionales bien basadas.
Homans ha enunciado el problema de manera muy idónea: “Lo que necesita el conductor
no es un conjunto de reglas, sino un buen método para analizar la situación social en la que debe
desempeñarse. Si el análisis es adecuado, la manera de resolver la situación surgirá por sí misma”.
Esto se podría comparar con la frase que afirma que una vez que el médico ha
diagnosticado el mal de su paciente, es fácil indicar el tratamiento. Sin embargo, ello puede ser
cierto únicamente cuando el conocimiento de los principios involucrados es básico y amplio.
Las ideas y las generalizaciones a que han a la ligera se ha hecho referencia son en realidad
complejas. Para la comprensión, simplificamos:
Se espera que el lector amplíe, desarrolle y organice mejor las ideas más o menos generales que
tiene con respecto a la psicología social del individuo en el grupo, y del grupo mismo. Se desea,
además, que su conocimiento y comprensión de las fuerzas internas y externas de la conducta.
(dinámica) de grupo, pueda ser ampliado de manera que le sea posible aplicar este conocimiento
de una manera práctica. Para este fin, también se describirán ciertos métodos y técnicas, siempre
con la esperanza de que el lector podrá desarrollar su propio modo de actuar con el objeto de
llenar sus propias necesidades y las de su grupo en distintas situaciones.
Salvo que estemos dispuestos a cultivar nuestra habilidad para las relaciones en el grupo,
nuestra democracia puede seguir el camino de las grandes democracias de la historia, y como los
atenienses, podemos destruirnos nosotros mismos. A fin de mantener nuestro sistema de vida,
debemos estar eternamente atentos, no solamente a enemigos externos, sino también a la
ignorancia, la indiferencia y el letargo interno. Hay actualmente una tendencia a pensar que la
democracia es algo que se está almacenando para nosotros en alguna parte dentro de la gran
burocracia de Washington y a la cual rendimos un homenaje hipócrita cada cuatro años al votar en
la elección presidencial.
Nada podrá estar más alejado de la verdad. La democracia vivirá o morirá como resultado
de las acciones diarias de todos nosotros: cuando asistimos o dejamos de concurrir a una reunión,
cuando firmamos o nos negamos a firmar una petición, cuando aceptamos o rehusamos nuestro
nombramiento para una comisión.
El hecho de que todos en una democracia tienen el derecho de expresar sus opiniones
lleva aparejado el corolario de que todos tienen una responsabilidad equivalente de hacerlo. A
menudo el acto más destructivo es no hacer nada.
5. Nuestra herencia democrática norteamericana solamente puede ser perpetuada por
aquello que ven claramente sus derechos, privilegios y responsabilidades, tal como lo ejemplifica
el grupo democrático. Un ermitaño perdería el tiempo leyendo este libro; está escrito para
aquellos que creen en la democracia y que están dispuestos a hacer algún esfuerzo para sostener
sus creencias.