2.
Se afirma que la filosofía agustiniana se centra en dos
temas esenciales: Dios y el hombre. Para llegar a Dios
primero tenemos que preguntar al mundo, después
volverse hacia uno mismo y por último trascenderse. El
mundo responde que él ha sido creado y el itinerario
continúa; se procede a la ascensión interior, y el hombre
se reconoce a sí mismo intuyéndose como ser existente,
pensante y amante. Puede por ello ascender a Dios por
tres vías: la vía del ser, de la verdad y del amor. Se trata
de trascenderse a uno mismo, de poner nuestros pasos
"allí donde la luz de la razón se enciende". Ahora bien,
llegaremos a un Dios incomprensible, inefable. Dios es el
ser sumo, la verdad, y eterno amor.
San Agustín Su Pensamiento
Sobre El Hombre
3. San Agustín, explora el misterio del hombre, su naturaleza, su
espiritualidad y su libertad. El ser humano está compuesto por un cuerpo
y el espíritu. Teniendo en cuenta que la cárcel del alma no es el cuerpo
humano, sino el cuerpo corruptible; por lo que el alma no puede ser
dichosa sin el cuerpo. El alma fue creada de la nada y es el complemento
del cuerpo, ayuda a entender el misterio del hombre en su creación a
imagen de Dios. La creación del hombre a Imagen y semejanza de Dios, se
ha deformado por el pecado y será la gracia la que se encargara de
restaurar la correcta relación de Dios con el hombre. El hombre sólo
adhiriéndose al ser inmutable puede alcanzar su felicidad. En este
encuentro de Dios y el hombre, San Agustín examina la delicada cuestión
de la gracia y la libertad. San Agustín defendió la libertad contra los
maniqueos y la existencia de una sola alma y una sola voluntad: era yo
mismo quien quería, yo quien no quería; yo era yo. Por último, también
exploró el tema de las pasiones, reduciéndolas a la raíz común del amor. En
las pasiones advierte tres posibilidades: ausencia de pasiones, orden en las
pasiones y desorden o concupiscencia, la cual le hace llegar a una guerra
civil." Se debe recobrar la mirada al hombre apartándose del sentido y
retornando a la interioridad. Nos enfrentamos a un asunto de notable
complejidad. San Agustín no sistematizó su reflexión sobre el hombre. No
era él pensador de sistema ni disciplinado como escritor y la magnitud del
tema demanda estudio ulterior.
4. El hombre es ser problemático. San Agustín lo considera desde la filosofía y la
teología. Como filósofo agita multitud de cuestiones que aquí sólo puedo enumerar:
1-. El puesto del hombre en el mundo: entre Dios y el hombre. Como una de las
síntesis más importantes de la existencia del hombre. 2-. El lenguaje, cuya teoría
sintetiza, como sistema de signos convencionales. 3-. La en el alma,
amplísimamente estudiada en, resonando el viejo tema de la asimilación de Dios. 4-.
La inmortalidad del alma, preocupación de sus obras juveniles y en la que fluctúa y
vacila; su obra la considera él mismo oscura y apenas inteligible. 5-. La voluntad,
determinada por el dinamismo originario del querer y del amor, de modo que
rectitud del amor es correcta voluntad. 6-. La libertad: «nuestra voluntad no sería
voluntad si no fuera libre». Libertad que de joven defendió, frente a los maniqueos
(especialmente en De libero arbitrio), y de mayor delimitó, frente a los pelagianos,
armonizándola con la gracia. 7-. La muerte, pena trágica del pecado, huella
reveladora de finitud, desgarramiento que para nadie es un bien, y a la que tenemos
desde el inicio mismo de nuestro vivir. Es un mero muestrario de problemas.