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             X. FE BÍBLICA: UNA LLAMA ARDE EN MEDIO DEL VENDAVAL

1. LA CULTURA DE UN PUEBLO REFLEJA SU MODO DE VIVIR

Todos los pueblos son portadores de cultura, unas veces con semejanzas, otras con aspectos diferentes,
que reflejan el modo propio de vestir, comer, habitar, celebrar, manifestar sus creencias y organizar su
vida familiar y social.

Retomando el camino hecho

Ciro, rey de Persia, fue esperado por los exiliados de Babilonia como el "ungido", el nuevo "Pastor" del
pueblo elegido. Encantó a los sacerdotes de Marduk y al Segundo Isaías por su respeto a las tradiciones
religiosas de los pueblos conquistados para su imperio. Dio a los exiliados libertad de volver a sus
tierras y, junto con sus sucesores, apoyó diversos proyectos de reconstrucción de Judea. Éstos fueron
llevados adelante por Sesbasar, Zorobabel, Josué, Nehemías y Esdras. Persia mantuvo, sin embargo, la
región bajo su dependencia política y económica.

La comunidad judía, fuera de su tierra y, luego, al volver a ella, se hallaba en medio de una
multiplicidad de razas, culturas y religiones. Así, pues, necesitaba encontrar una forma de rescatar su
identidad cultural y religiosa; Nehemías y Esdras contribuyeron mucho a esto, por medio de la
observancia estricta de la ley de Moisés y de algunas prácticas como la circuncisión, el sábado y, de
modo especial, las leyes de santidad y pureza.

La situación de amenaza externa en que la comunidad vivía la llevó a cerrarse como forma de defensa
de sus principios y prácticas. Esto trajo como consecuencias la exclusión de la mujer extranjera, la
lectura nacionalista de la Palabra de Dios y la observancia estricta de la ley, que marginaba incluso a
los mismos hermanos samaritanos, considerados como infieles. En este contexto surgieron diversos
escritos de protesta contra el encerramiento de la comunidad en sí misma y el rigorismo de la ley. Estos
escritos aportaron una visión más abierta y universal sobre la salvación y la mujer, y posibilitaron la
reafirmación de algunas tradiciones ya olvidadas por la comunidad judía, como la del redentor y la del
levirato.

Desde el punto de vista político, Judea no llegó a conquistar la independencia en el período persa, pero
reconquistó su posición como provincia, desligándose de la provincia de Samaria, en tiempos de
Nehemías.

No pasó mucho tiempo y un nuevo imperio comenzó a consolidarse, esta vez no en Oriente, sino en
Occidente: Grecia. Israel sufrió mucho pues estaba confrontado a un pueblo con otra mentalidad y con
tradiciones culturales y religiosas muy diferentes. Algunos reyes, sobre todo en el período de los
Seléucidas, emprendieron una verdadera campaña de helenización de la cultura judía. El resultado fue
desastroso, como veremos luego. Todos los pueblos dominados han enfrentado o enfrentan este desafío
con mayor o menor intensidad.

La civilización griega occidental
Los griegos tenían un modo particular de concebir la vida en familia y en sociedad, mucho menos
marcada por la tradición y por la dimensión comunitaria. Tenían diferentes formas de organización
social, de tradiciones culturales y de vivencias religiosas. Con esta realidad el pueblo de Israel tuvo
que convivir durante muchos años y en constante conflicto. Abordaremos algunas de las referencias de
esta sociedad helenista.
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Ciudades griegas

La ciudad (polis) es la base de la unidad cultural, social, económica y religiosa de Grecia. Todas las
ciudades griegas tenían una gran autonomía. Había poca intervención de los reyes en su organización
interna. Eran ciudades-estados regidas por una constitución elaborada en los moldes de la constitución
de Atenas, y defendidas por un ejército permanente, formado por sus ciudadanos. Dentro de la ciudad
tenían lugar diversos servicios populares: comercio, religión, actividades sociales, cultura, etc.

Empórion

En el centro de la ciudad estaba el empórion (es decir, mercado), palabra griega que dio origen al
castellano "emporio', o mercado. Es una especie de almacén de víveres, ubicado en la plaza central,
conocida como ágora. En el mercado se vendían los productos que venían del campo (cereales,
legumbres, frutas...); Y los industrial izados como el lino, objetos de guerra, cerámicas y otros. El
comercio se realizaba a través dé la moneda propia de cada ciudad. Además del mercado, las minas, de
propiedad del Estado, también eran fuente de lucro, arrendadas a pequeñas empresas que absorbían la
mayor parte de la mano de obra.

Divinidad y templo: centro de la vida cultural

Cada ciudad tenía su divinidad protectora principal, con su templo. Éste era atendido por una casta
sacerdotal que oficiaba las ceremonias religiosas. Los sacerdotes no ejercían gran influencia en la vida
moral del pueblo. La religión importaba en cuanto servía a los intereses de los hombres y mujeres que
frecuentaban el templo, que ayudaba no sólo para el culto de la divinidad, sino también como taller de
artes, escuela de música, estudio de los textos sagrados (Aeroglíficos y cuneiformes) y también ejercía
una función bancaria.

Estructura social: diferencias bajo el velo de la igualdad

La sociedad griega estaba dividida, básicamente, en tres clases sociales: la de los ciudadanos, la de los
libertos y la de los esclavos. Los ciudadanos eran sólo los varones nacidos de padres ciudadanos. Éstos
gozaban de plenos derechos. Algunos, con raras excepciones, obtenían la condición de ciudadanos
gracias a leyes especiales. La segunda clase social, la de los libertas, era conocida en Atenas con el
nombre de metecos. Estaba formada, en su mayoría, por extranjeros que no tenían los mismos
privilegios políticos de los ciudadanos, pero podían poseer tierras.

Entre tanto, la mayoría de la población estaba constituida por esclavos, divididos en esclavos urbanos y
esclavos de las minas. Pocos esclavos urbanos conseguían pasar a la segunda clase social, la de los
libertas. Normalmente, mejoraban su posición según los servicios prestados. Podían, entonces, recibir
un salario por el trabajo y adquirir propiedades. Algunos llegaban incluso a ocupar posiciones
respetables como pequeños funcionarios públicos y gerentes de banco. Pero a los esclavos de las minas
se les reservaba un trato muy cruel y carente de derechos.

A pesar de las diferencias entre las clases sociales y de la desigualdad entre ricos y pobres, no había un
desnivel social tan escandaloso como se presenta hoy. Comían el mismo tipo de comida, vestían el
mismo tipo de ropa y participaban en las mismas diversiones.

Esta igualdad sustancial era creada por el sistema de servicios que los hombres ricos prestaban al
Estado en forma de contribuciones para costear el teatro, equipar la marina y sostener a los pobres. Los
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griegos estaban habituados a un estilo de vida sin grandes comodidades ni lujos. Profesores, escritores,
albañiles, carpinteros y trabajadores comunes de la población recibían un dracma diario. El salario era
el mismo para todos. Los pasteles de cebada, cebolla y pescado, regados con vino, eran el alimento
principal. El vestido era un pedazo de tela rectangular enrollado en el cuerpo -sostenido por un alfiler
en los hombros y amarrado a la cintura por una cuerda- y sandalias.

Normalmente, la preocupación de los griegos era vivir de manera sosegada sin la preocupación de
acumular riquezas como forma de poder y prestigio. Se contentaban con un pequeño negocio que les
diera una renta razonable. Lo que los ciudadanos deseaban era tiempo libre para dedicar a la política, a
las conversaciones de la plaza ya las actividades intelectuales y artísticas, cuando había disposición
para esto.

Filosofía: diferentes escuelas de vida

La cultura griega se distinguió por su filosofía de vida y por la filosofía clásica, que tuvo gran
influencia en la cultura universal. Entre los primeros filósofos helénicos están los cínicos, que surgieron
alrededor del 350 a.C. Diógenes fue una de las figuras más representativas de este movimiento,
volviéndose famoso por su gesto de buscar, en pleno día, con una linterna encendida, a un hombre
honesto. El mayor objetivo de su vida era el cultivo de la autosuficiencia; cada uno debería encontrar
dentro de sí la capacidad de satisfacer sus propias necesidades.

En esta misma época surgieron dos escuelas, cada una con su filosofía de vida. La primera fue la
escuela de Epicuro, fundada hacia el350 a.C. Ésta dio origen al epicureísmo, cuyo principio era la ley
del menor esfuerzo. Era un liberalismo total, con tal de que la persona viviera sin dolor y sin esfuerzo
en ningún sentido. La segunda filosofía de la vida nació como reacción a los epicúreos, es la escuela
estoica de Zenón de Cício. Ésta primaba por el rigorismo en la observancia de la disciplina y de las
reglas del buen vivir, elaborando listas de virtudes que debían evitarse. Pablo, el apóstol, sufrió la
influencia de la escuela estoica. En sus escritos encontramos, con cierta frecuencia, listas de defectos y
virtudes (cf. Rm 1.29-32; 1 Co 5.10-11; 6,9-10; Ga 5,19-21 y otras).

Contemporánea a las filosofías de vida, estaba la filosofía clásica desarrollada por los grandes filósofos
como Platón, Sócrates, Aristóteles y otros. Los griegos cultivaban.

El espíritu valía más que la materia. Esta mentalidad se produjo en la valoración del trabajo y, por
consiguiente, de las personas: la producción intelectual era mejor considerada, mientras el trabajo que
exigía más esfuerzo físico, era considerado inferior y se reservaba a los esclavos. Aún hoy existe una
valoración diferenciada entre el trabajo manual y el intelectual. Son influencias culturales que persisten
y pesan sobre los trabajadores.

Etapas de la dominación griega sobre Israel

El período helenista es complejo. Para facilitar su comprensión lo estudiaremos en cinco bloques: el
período de Alejandro Magno, de los Lágidas o Tolomeos, de los Seléucidas, de la revolución de los
Macabeos y de la dinastía Asmonea.




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TAREA:

La cultura popular es una herencia familiar. Los padres enseñan a los hijos. ¿Qué                     nos
enseñaron nuestros padres en la infancia? ¿Canciones? ¿Historias? ¿Leyendas? ¿Danzas?

•      ¿Hoy enseñamos a nuestros hijos y nietos la herencia cultural que recibimos?
•      ¿Los niños se interesan por aquellos que tenemos para enseñarles?
•      ¿Cuál es la cultura del niño, del adolescente y del joven de hoy?

En la visión bíblica, el ser humano es integralmente cuerpo y alma. Existe la percepción de la materia y
del espíritu (barro y aliento), pero no son antagónicos entre sí como en el mundo griego, en que el
cuerpo es la prisión del alma.

Sintonía con la Biblia: Leer Tobías 14,3-11.
En el exilio, el justo Tobías se mantiene fiel a las prácticas de la fe judía. Así se hace merecedor de la
bendición de Dios, la cual comunica a sus descendientes.

¿El diálogo final de Tobías con su hijo es válido también para nosotros y nuestros hijos? ¿En qué
aspectos?


2. LA GLOBALIZACION HELENISTA INVADE LA CULTURA DE ISRAEL

Helenistas (griegos) y judíos viven mundos culturales diversos. Cuando Grecia dominó a Judea,
algunos reyes griegos quisieron imponer sus tradiciones culturales a los judíos. Pero encontraron
mucha resistencia de una fracción significativa de la población. La élite, sin embargo, se adhirió en
gran escala a la helenización.

Alejandro Magno y la expansión del imperio: 336-323 a.C.

Filipo de Macedonia, en el 338 a.C., logró unificar bajo su imperio a toda Grecia. Pero no reinó durante
mucho tiempo, pues fue asesinado en una riña familiar. Su hijo Alejandro lo sucedió y siguió con las
campañas militares de expansión territorial de su padre. Conquistó Siria en el333 a.C. y, en seguida,
Tiro, Fenicia y Gaza, llegando hasta Egipto, donde fundó la ciudad de Alejandría, en el33l a.C. En el
mismo año conquistó el imperio persa, que era su mayor sueño.

La difusión del espíritu griego en el espacio fenicio Palestina no se dio de modo uniforme. Alejandro
Magno, al comienzo, conquistó al antiguo núcleo israelita de las montañas de Samaría y de Judá y la
planicie costera, y siguió hacia Cisjordania, llegando hasta Transjordania, donde fundó la Decápolis,
formada por diez ciudades griegas, entre las cuales se destaca Gadara. Del 330 al 326 a.C., alcanzó
progresivamente el Oriente y llegó hasta la India. Poco a poco fue asentando las bases para el gran
imperio helenista. Con sólo 32 atlas, Alejandro enfermó, como consecuencia de la malaria que azotó a
Babilonia, y murió en el 323 a.C. Muchos hasta hoy lo consideran un genio de la estrategia y de la
organización militar, pues nunca perdió una batalla. Era inteligente y estaba dotado de un gran valor.

Su muerte prematura desencadenó la ambición de los cuatro diádocos (es decir, generales) en la disputa
por la sucesión del imperio, que, luego de muchas luchas, fue dividido entre ellos. Seleuco se quedó
con Persia, Mesopotamia y Siria. Lisímaco se apropió del Asia Menor y de Tracia. Cassandro se


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estableció en Macedonia y los Tolomeos, también conocidos como Lágidas, ocuparon Egipto, Fenicia y
la tierra de Israel.

Con esta nueva fase comenzó el período conocido como helenismo, caracterizado por la "fusión" de
dos tradiciones culturales: la cultura occidental griega y la cultura oriental semita. Sin duda, esta
mezcla no se dio en su totalidad en la vida de ambos pueblos. Los judíos, sobre todo, se resistieron
mucho a la helenización, aunque ésta haya dejado sus huellas, como lo veremos más adelante.

Israel bajo el dominio de los Lágidas de Egipto: 323 - 198 a.C.

Tolomeo era uno de los cuatro generales del ejército de Alejandro Magno. A él le correspondió Egipto,
Fenicia e Israel. Era hijo de Lagos de Macedonia, de donde vino el nombre de la dinastía de los
Lágidas de Egipto, conocidos también como Tolomeos de Egipto. Estos vivían continuamente
amenazados por los Seléucidas de Siria, que ambicionaban su territorio. La secuencia cronológica de
sus reyes, según los escritos de Flavio Josefo, Zenón, Aristeas y las referencias bíblicas (Daniel 11; 1 y
2 Macabeos) nos ayudan a ubicar los acontecimientos:
• Tolomeo I Soter: 323-285 a.C.
• Tolomeo II Filadelfo: 285¬247 a.e.
• Tolomeo III Evergetes: 247¬221 a.C
• Tolomeo IV Filopátor: 221¬03 a.C.
• Tolomeo V Epífanes: 204- 81 a.e.

Los Tolomeos establecieron la capital del reino en Alejandría de Egipto. No todos los reyes dieron
igual importancia a la tierra de Israel. Destacaremos dos reyes de este período: Tolomeo I Soter y
Tolomeo II Filadelfo.

Tolomeo I Soter (323-285 a.C) conquistó la tierra de Israel Llegó a Jerusalén hacia el 320 a.C., en un
día sábado y con el pretexto de llevar una ofrenda al Templo, se apoderó
de éste y de toda la ciudad. Apresó a numerosos judíos y los deportó a Alejandría. El segundo hecho
impol1ante en su gobierno fue el incentivo dado a la cultura, al fundar un museo en Alejandría de
Egipto. Tolomeo I Soter fue sucedido en el poder por Tolomeo TI Filadelfo (285-247 a.e.). Éste se
destacó por dos hechos que tuvieron repercusión sobre la región de Israel: El primero fue haber
conseguido un tiempo de paz con los Seléucidas de Siria. Para ratificar esta alianza, Tolomeo 11
concedió su hija, Berenice, en matrimonio, a Antíoco II, Teo, de los Seléucidas de Siria, quien, por ese
motivo, despidió a su esposa legítima, Laodicea (cf. Dn 11,6). Posteriormente ésta toma venganza del
marido y lo envenena, al igual que de Berenice y del hijo que ésta había tenido con Antíoco n. El
segundo hecho de gran importancia para los judíos que vivían en la diáspora es de orden cultural y
religioso. Tolomeo mandó traducir la Biblia hebrea al griego, para conservarla en su museo de
Alejandría, según informaciones de la pseudo-cat1a de Aristeas.

La dinastía de los Lágidas de Egipto perdió la hegemonía sobre Judea hacia el año 198 a.C., en la
batalla de Panión, y a partir de esta fecha los Seléucidas de Siria comenzaron a dominar sobre la región
de Judea. En el período de los Tolomeos surgieron diversos escritos que reflejan su contexto histórico y
sus problemáticas más agudas.

Época de los Tolomeos: los antiguos escritos se iluminan

Gran parte de los antiguos escritos alcanza su redacción definitiva en este período: los libras de Esdras,
Nehemías y 1 Y 2 Crónicas se atribuyen al mismo autor, llamado Cronistas. Los dos libros de las
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Crónicas habrían constituido inicialmente una sola obra, igualmente Esdras y Nehemías. De hecho, son
muy semejantes en su estilo y contenido. Tratan de los mismos temas fundamentales: el Templo, el
culto, el clero, el gobierno de David y la restauración de la comunidad pos-exílica.

Un testimonio a favor de la unidad de la obra cronista, hoy formada por los cuatro libros, es el final de
2 Crónicas, literalmente igual al inicio del libro de Esdras: "En el año primero de Ciro, rey de Persia, en
cumplimiento de la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió Yahveh el espíritu de 9iro, rey de
Persia, quien, mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino. “Así habla Ciro, rey de Persia:
Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Élme ha encargado que le
edifique una Casa en " Jerusalén, en Judá [...]'" (cf. 2Cro 36, 22-23; Esd 1,1-3c).

No obstante, en nuestras Biblias, la obra cronista comprende cuatro libros, que abordaremos por
separado.

Primer libro de Crónicas: se reafirma la herencia de David

1 Crónicas retoma las listas de las genealogías contenidas en el libro del Génesis 1-12. En el Génesis,
las genealogías van desde Adán hasta Abrahán. También 1 Crónicas comienza con Adán y llega hasta
el final del reinado de David. El segundo libro de Crónicas comienza con Salomón y sigue hasta el
siglo V a.C., después del exilio de Babilonia.

Podemos dividir 1 Crónicas en dos partes. En la primera, el cronista muestra un interés particular por la
tribu de Judá, por la descendencia de David y por los levitas y habitantes de Jerusalén (1 Cro 1-9),
preparando, de esta forma, la historia de David, personaje central de la segunda parte del libro (l Cro
10-29). El autor de las Crónicas ignora las fallas del rey David presentadas en los libros de los Reyes:
desavenencias con Saúl, el deseo por la mujer de Urías, las intrigas familiares por la sucesión y las
revueltas de sus generales. El libro muestra, por otro lado, interés por la profecía de Natán a favor de la
casa de David (1 Cro 17) y por las instituciones religiosas de aquel tiempo: el arca y la organización del
culto en Jerusalén (1 Cro 13; 15¬16), los preparativos para la construcción del Templo y las funciones
desarrolladas en éste por parte de los levitas, las clases sacerdotal es, los cantores y porteros (1 Cro
21¬28). Muestra la preocupación de David por las ofrendas del Templo (1 Cro 29,1-20), sin embargo
no será él quien lo construya, sino su hijo Salomón, como aparece en la segunda obra de Crónicas.

Segundo libro de Crónicas: la bendición de Dios para la casa de Judá

2 Crónicas también se presenta en dos palies. La primera comienza con la oración de Salomón,
pidiendo a Dios la sabiduría para gobernar bien. Sigue la construcción del Templo y su dedicación, el
traslado del Arca, las oraciones, los discursos y un elogio a la gloria de Salomón. También acerca de
Salomón el autor ignora las sombras que hubo en su reinado, y por el contrario resalta su riqueza y
gloria, frutos de la bendición divina (2Cro 1-9). Lo que interesa al autor en la segunda parte de la obra
es la exaltación de la monarquía del reino de Judá y de la dinastía davídica. Todos los reyes son
juzgados según la fidelidad o infidelidad al Señor. Y el modelo, el parámetro del juicio es el rey David,
fiel a Dios. Ningún rey fue fiel al Señor; todos fueron infieles y son desaprobados por el cronista. De
Judá, al sur, sólo dos reyes merecieron aprobación:
Ezequías y Josías. Éstos fueron aprobados por la reforma religiosa que comprendieron en su gobierno
(2Cro 29-35).




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Esdras y Nehemías: el renacimiento de la comunidad judía

Esdras y Nehemías formaban un solo libro en las biblias hebrea y griega, bajo un único nombre:
Esdras. En la traducción de las lenguas originales al latín, la Vulgata, san Jerónimo lo dividió en dos
libros: Esdras y Nehemías. Las narraciones de las Crónicas terminan con la ruina de la monarquía en el
reino de Judá, mientras Esdras y Nehemías retoman la historia después del exilio, con el edicto de Ciro
que daba libertad a los exiliados para volver a su tierra, y abordan los diversos proyectos de
reconstrucción de Judea y de la comunidad de Israel.

Esdras y Nehemías tienen los mismos grandes temas: el templo, la ciudad de Jerusalén y la comunidad
del pueblo escogido. La primera preocupación de los exiliados que volvieron a la patria fue la
reconstrucción del Templo (Esd 1,2), que era la expresión máxima de la presencia de Dios en medio
del pueblo, el lugar por excelencia para mantener la relación con el Señor mediante el culto, los
sacrificios y las ofrendas. Al Templo están ligados aquellos que sirven a Dios y lo representan ante el
pueblo: los sacerdotes, los objetos de culto, las ofrendas (Esd 1,9-11; 2,68-69) y el altar, el primero en
ser restablecido para ofrecer sobre él los sacrificios a Dios (Esd 3,1-7).

La segunda preocupación que se refleja en estos escritos es la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén,
destruida por Nabucodonosor en el 587 a.C.; ciudad santa que cobija al Templo y al pueblo escogido.
Nehemías pidió autorización al rey persa para reconstruir las murallas de la ciudad. Finalizó con éxito
la obra, a pesar de las resistencias que encontró.

La tercera preocupación que se refleja en estos libros es la restauración de la comunidad, del pueblo
escogido por Dios. Este pueblo no tenía ya independencia ni autonomía nacional. Se preocupó,
entonces, por conservar la identidad ética y religiosa, volcándose a la observancia rigurosa de la ley de
Dios, de las fiestas, de la circuncisión, del sábado y de los diezmos destinados a los sacerdotes y al
culto (Ne 10; 12; 13,1-22). Hizo un gran esfuerzo para el imitar los matrimonios mixtos (Esd 10; Ne J
3,23-30) y las desigualdades sociales (Ne 5).

Conozcamos lo específico de los libros de Esdras y Nehemías.

Esdras: el primado de la Ley de Moisés

El libro de Esdras puede dividirse en dos grandes bloques: de 1-6 y de 7-10. En el primer bloque, el
autor retoma la historia desde el edicto de Ciro, en e1538, que daba libertad a los exiliados para volver
a Jerusalén y reconstruir el Templo. Las obras de reconstrucción se comenzaron, pero fueron
obstaculizadas por la oposición de los samaritanos. El segundo bloque narra la llegada del escriba
Esdras, encargado de los asuntos judíos en la corte persa, a Jerusalén. Llegó con un decreto que le daba
autoridad para imponer la observancia de la Ley de Moisés, reconocida como Ley de Dios y del rey
(Esd 7,26).

Nehemías: la comunidad retorna la Alianza

'El libro de Nehemías presenta la primera y la segunda misión de Nehemías y la situación de los
habitantes de Judá. Este libro puede estudiarse en cuatro bloques. En el primero (Ne 1,1-7,72) el autor
presenta la primera misión de Nehemías: la reconstrucción de los muros en Jerusalén y las dificultades
que encontró para llevarla a cabo. En el segundo (Ne 7,72b-l0, 40) narra el nombramiento de
Nehemías como gobernador de Judá'. Esdras hizo la lectura solemne de la ley y celebró con el pueblo
la fiesta de las Tiendas, donde todos confesaron sus pecados y se comprometieron a observar la Ley. El
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tercer bloque (Ne 11,1-13,3) trae diversas listas de los moradores de Jerusalén, de la provincia de Judá,
de los sumos sacerdotes, de los levitas y otras. Presenta la dedicación de las murallas de Jerusalén. El
cuarto y último bloque (Ne 13,4-31) narra la segunda misión de Nehemías en Jerusalén, ante la
comunidad judía, y aborda cuestiones relacionadas con el orden en el Templo, el diezmo de los levitas,
la observancia del sábado y el matrimonio con mujeres extranjeras.

2 Zacarías 9-14: el Rey Mesías es humilde y manso

El libro de Zacarías fue escrito en dos épocas distintas: en el período persa, los capítulos 1 -8 (Zc 1,1),
hacia el 519 a.C.; y en el período griego, los capítulos 9-14 (Zc 9,1 -8).

En la segunda parte, la preocupación central es la llegada de los tiempos mesiánicos. Hay una
referencia explícita a la campaña de Alejandro Magno, en el 332 a.C. (Zc 9,1-8). En los capítulos 9-11
predominan el texto en poesía y la utilización frecuente de los libros de Jeremías y de Ezequiel. Se
habla de un rey humilde, montado en un borrico (Zc 9, 9- 10), que la tradición cristiana releyó
presentando a Jesús, el nuevo Rey Mesías, que entró triunfal en Jerusalén, antes de celebrar la Pascua.

Los capítulos 12-14 son escritos casi todos en prosa y, en perspectiva apocalíptica, hablan del
"traspasado" con referencia al pueblo (Lc 12,10); el Nuevo Testamento hizo una aplicación de estos
textos a Jesús.

Malaquías: coherencia y sensibilidad

Malaquías, en hebreo, significa "mi mensajero". El libro refleja los grandes problemas que emergieron
ya en el período de Nehemías y Esdras y continuaron en el período helenista: los matrimonios mixtos y
la práctica inadecuada del culto.

El profeta hace una. Acusación contra los sacerdotes que ofrecían a Dios sacrificios de animales
defectuosos (MI l ,7¬8.13), mostrando que realizaban un culto vacío que no servía a Dios (MI 2,2). En
este escrito el autor aborda también la cuestión de los matrimonios mixtos. Su opinión parece ser
contraria a la de Nehemías y de Esdras, que se oponían a esta práctica (MI 2, 14, cf. Esd 9; Ne 6,18;
10,31; 13,23-27). Sin embargo, en otro texto, el profeta parece también oponerse a los matrimonios
mixtos por el riesgo de idolatría que representan (MI 2,11).

Eclesiastés: el sentido de la vida humana

El libro de Eclesiastés es también conocido como Cohélet (Qohélet), que en hebreo significa "aquel
que habla en la asamblea". Si por un lado el nombre señala al orador, por otro indica también a la
asamblea que éste representa. Cohélet parece estar cansado de la enseñanza clásica de mucho tiempo,
tanto en el helenismo como en el judaísmo. Contra el helenismo, que apreciaba el cuerpo, el placer de
los sentidos, el lucro, el poder, el enriquecimiento y el conocimiento, Cohélet afirma categóricamente:
"He comprendido que aun esto es atrapar vientos" (Ecl 1,17; 2,1): "Vanidad de vanidades, todo es
vanidad" (Ecl l, 2). ¡Todo no es más que un soplo! Cohélet cuestiona, también, la doctrina oficial judía
sobre la retribución y la piedad tradicional (Ecl3, 12-22).

La obra puede estudiarse en dos grandes bloques: de 1 a 6 el autor relativiza todo como "viento",
porque nada de este mundo trae felicidad. Ni el mismo Salomón con toda su pompa y sabiduría conoció
la felicidad (cap. 2). La mitad de las acciones humanas son un gesto de luto (cap. 3). Luego, evalúa los
males de la vida en sociedad y dinero (caps. 4-6). En los capítulos 7-12 considera la práctica de la
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sabiduría que conduce a la moderación; habla sobre las injusticias, el des- g. tino del ser humano, hace
un elogio de la vejez (Ecl 12, 1-8) y, en el epílogo, reporta el encomio de un discípulo a Cohélet.

El autor enfrenta la vida humana, bajo diversos aspectos, con mucho realismo, llegando en algunos
momentos a la ironía y al pesimismo. Para él, el verdadero "temor" consiste en que el ser humano tenga
conciencia de sus limitaciones. Por más que lo intente o se esfuerce, el ser humano es imperfecto, no es
Dios: debe aceptar sus límites.

Esther: el amor valeroso vence la muerte

Existen dos versiones del libro de Ester, una en hebreo y otra en griego. La versión griega aumenta,
desde el inicio hasta el fin del texto hebreo, 93 versículos a los 167 ya existentes en la versión hebrea.
En las traducciones católicas, las adiciones en griego vienen insertas en la narración hebrea.

La versión hebrea cuenta la llegada de Ester al trono de Persia y el descubrimiento de una celada contra
el rey de Persia, maquinada por un grupo antijudío liderado por el primer ministro Amán. Muestra la
valiente intervención de Ester en favor de los judíos, el ahorcamiento de Amán a causa de su
persecución a los judíos y la organización de un movimiento reaccionario de los judíos. , Finalmente,
presenta la institución de la fiesta de Purim (es decir, de las Sueltes), celebrada aún hoy entre los
judíos. Las adiciones griegas relatan el sueño de Mardoqueo, la carta de condena de los judíos, la
oración de Mardoqueo y de Ester, la visita de Ester al rey, la carta de rehabilitación de los judíos y la
interpretación del sueño de Mardoqueo.

La traducción griega ya era conocida hacia el año 114 a.C., cuando el texto fue enviado a Egipto como
una manera de autenticar la fiesta de Purim (cf. Est 10,3). Sin embargo, la versión hebrea es anterior,
conocida ya hacia el 160 a.C., porque 2M 15,36 hace referencia al "día de Mardoqueo". Esto nos lleva
a pensar que la historia de Ester ya era popular y probablemente el mismo escrito circulaba entre las
comunidades judías.

La historia de Ester y Mardoqueo recuerda las historias de Daniel y de José en Egipto, que lucharon por
la liberación de su pueblo.

Salmos 73 y 139: confianza incondicional en Dios

Los salmos 73 y 139 son salmos de instrucción. Quieren dar una enseñanza: en el sufrimiento y en la
prueba, el salmista depura sus ideas y sus sentimientos.

El salmo 73 revela la perplejidad del salmista ante la prosperidad de los impíos (vv.3.12) y el
sufrimiento de los justos (vv. 13.14). En esta época, la enseñanza oficial del Templo era la teología de
la retribución: Dios bendecía a quien practicaba el bien y maldecía a quien obraba el mal. En virtud de
esta doctrina, el salmista expone cómo en la práctica sucede lo contrario: el que hace el bien sufre y el
que practica el mal prospera. A partir de esta constatación, muchos entraban en crisis de fe: "En vano
guardé el corazón puro, mis manos lavando en la inocencia" (v. 13). Pasada, sin embargo, la crisis, el
salmista renovaba la confianza incondicional en Dios: "Mi bien es estar junto a Dios" (v. 28).

El salmo 139 presenta una larga meditación sobre la omnisciencia de Dios. Él conoce a cada ser
humano aun antes de ser concebido. Acompaña todos sus actos: "Mi alma conocías cabalmente, y mis
huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Mi
embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún
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exista uno solo de ellos" (vv.15-16). El salmista se muestra maravillado e incapaz de comprender la
grandeza de los designios de Dios, y le pide que elimine a sus enemigos y le renueve su fidelidad.

Escritos sobre el período de los Tolomeos

Encontramos algunos capítulos de los libros de Isaías (24-27 y 34-35) Y lo del (3-4) que hablan de este
período histórico, pero no fueron escritos en esta época. Estos textos fueron añadidos a otros capítulos
de sus respectivos libros.

Isaías 24-27: Dios habitará en Jerusalén

Los capítulos 24-27 de Isaías son conocidos como el "Apocalipsis de Isaías".Aunque no tengan todas
las características de la apocalíptica, muestran, sin embargo, una de sus preocupaciones fundamentales:
el fin de los tiempos, cuando los impíos recibirán el castigo definitivo y los justos el premio eterno.
Estos capítulos presentan poemas escatológicos (24,1-6; 25,6-10; f},20-27,1) Y cánticos líricos .
24,7-'163; 25,1-5; 26,1-19; },2-13). El autor contrapone la ciudad impía reservada para los judíos
(24,10; 25,2; 26,5; 27~ 1O) a la ciudad santa reservada para los justos, los humildes y los pobres
(26,1-6). En la montaña de Sión en Jerusalén, se manifestará la gloria del Señor (24,23; 25,6-7,10;
27,13). En ella, Dios congregará a todos los pueblos para el banquete (25,6), aunque el castigo de la
ciudad es el preludio necesario para la restauración de la ciudad y la resurrección del pueblo (26,10).

Isaías 34-35: la paz no tendrá fin

Los capítulos 34 y 35, atribuidos al Primer Isaías, son conocidos normalmente como el "pequeño
Apocalipsis de Isaías". Hacen una descripción de los últimos y terribles combates que el Señor debe
emprender contra las naciones en general, y contra Edom en particular (cap. 34). El segundo tema es la
liberación de Sión: cuando el desierto florecerá y en él se abrirá un camino para el nuevo éxodo, por el
cual pasará un pueblo purificado que se establecerá en Sión, para gozar de una paz sin fin (cap. 35).

Joel 3-4: un pueblo renacido

El tema desarrollado por Joel, en estos dos capítulos, refleja la misma temática de los Apocalipsis de
Isaías: la construcción de un pueblo nuevo (3,1.2.5; 4, 16b-18.20-21) y el juicio en el día del Señor
(3,3¬4; 4,1-16".17-19). El pueblo estará conformado por aquellos que sobrevivan a la tribulación y
sean llamados por el Señor al monte santo de Sión, donde invocarán su nombre y serán salvados. Dios
será para ellos refugio y baluarte.

TAREA:

   -   Sintonía con la Biblia: Leer Zc 8,10-17; ls 11,1.
   -   El pueblo humilde de Judá recobró el ánimo, cuando pudo habitar y cultivar la tierra.
   -   Isaías dice que este pueblo es un retoño, nacido del antiguo tronco.

Cuando es posible compartir los bienes de la tierra, brota la ida, como un retoño del tronco seco.
¿Cuáles son los retoños que nacen en nuestro país, en nuestra región, en nuestra comunidad?




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                      3. UNA NUEVA POLÍTICA ILUSIONA AL PUEBLO

El pueblo judío, bajo el dominio de los Seléucidas, vivió momentos cruciales en su historia. Entre los
reyes Seléucidas, Antíoco IV Epífanes se destacó por su intolerancia a las tradiciones culturales y
religiosas, promoviendo la helenización de la sociedad judía. En este contexto, nacen los escritos de
resistencia como Tobías, Judit, Eclesiástico y otros.

Israel bajo el dominio de los Seléucidas de Siria: 198-142 a.C.

Seleuco Nicátor era uno de los generales de Alejandro Magno, y dio inicio a la dinastía de los
Seléucidas ya hacia el 313 a.C. Estableció su capital, Antioquía de Siria, y una residencia oficial en
Babilonia. Él y sus sucesores, llamados Seléucidas, amenazaron varias veces a los Tolomeos hasta
conseguir de ellos el dominio sobre la región de Judea, en el 198 a.C., en la batalla de Panión. La
dinastía de los Seléucidas ya se había consolidado cuando Antíoco III Magno ocupó la región de Judea.
Cinco reyes lo habían precedido en el trono, como se percibe en esta sucesión:

*      Seleuco I Nicátor: 305/4¬281 a.C.
*      Antíoco I Soter: 281-261 a.C.
*      Antíoco II Teos: 261-246 a.C.
*      Seleuco II Calínico: 246-226 a.C
*      Seleuco IIJ Cerauno: 226¬223 a.C.
*      Antíoco III Magno: 223¬187 a.C.
*      Seleuco IV Filopátor: 187¬175 a.C.
*      Antíoco IV Epifanes: 175¬164 a.C.
*      Antíoco V Eupátor: 164¬162 a.C.
*      Demetrio I Soter: 162- 150 a.C.
*      Alejandro Balas: 150- 1 45 a.C.
*      Antíoco VI: 144- 1 42 a.e. • Trifón rey: 142- 138 a.C.
*      Antíoco VII: Sidetes 139¬129 a.C.

Del 129 al 64.a.C., se sucedieron las luchas fratricidas de los Sidetes. Nuestro interés se centra sobre
todo en Antíoco III Magno -que conquistó a los Tolomeos la región de Israel-, Seleuco IV Filopátor y
Antíoco IV Epífanes. La anterior secuencia cronológica, aunque aproximada, nos ayuda a situar en el
contexto a los reyes que nos conciernen de manera particular.

Antíoco III Magno: privilegios e intereses
El dominio de los Seléucidas sobre la región de Judea comenzó en el 198 a.C., cuando Antíoco III
Magno venció a los Lágidas en la batalla de Panión. El paso del poder de los Lágidas a los Seléucidas
no significó sólo un cambio político, sino una significativa mejoría para la gente. La población de Judá
no estaba satisfecha con el domino de

Los Tolomeos. Había un gran descontento. Éstos eran menos generosos en conceder ciertos privilegios
a los países dominados, porque tenían miedo de perder su poder si concedían mucha autonomía.
Temían las consecuencias, como la pérdida de la hegemonía. Por el contrario, los Seléucidas eran más
generosos y concedían a los países dominados la libertad de organizarse a la manera de las ciudades
griegas, con un consejo y las asambleas de los ciudadanos, aunque esta libertad no se extendiera a toda
la población, como a los esclavos y libelios.



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Antíoco III favoreció mucho a los habitantes de Jerusalén, renovando los privilegios para la ciudad y el
Templo por medio de una decreto especial, en el cual reconoció la buena acogida que los Seléucidas
tuvieron por parte del Sanedrín, el cual salió a su encuentro, dio comida al ejército y a los elefantes y
ayudó al mismo ejército a capturar la guarnición egipcia. Como retribución, Antíoco III ayudó a
reconstruir la ciudad destruida por las acciones bélicas y permitió que los habitantes dispersos
volvieran para repoblar las ciudades; dio libertad a los prisioneros; proveyó animales, sal y leña para
los sacrificios del Templo; ofreció vino, aceite, incienso, granos y harina para los ritos; prohibió la
importación de carnes ritualmente impuras; incentivó la terminación de las obras del Templo y dio
libertad para vivir la Ley según las prescripciones de los antepasados; eximió a los ancianos, sacerdotes
y escribas de las tasas del Templo sobre los animales y la sal (a los demás habitantes de Jerusalén
concedió la misma exención de impuestos durante tres años) y dispensó a los ciudadanos de un tercio
de los servicios obligatorios. Antíoco III confirmó el derecho de los judíos a regirse según su Ley, la
Torah (2M 4, 11).

En esta época, comenzó a destacarse una nueva potencia en el escenario internacional:
Roma. Señales importantes fueron la unificación de Italia y la victoria sobre Cartago, en la segunda
guerra púnica (218¬201 a.C.), después de haber conquistado ya la parte occidental del Mediterráneo.
Antíoco III trató de garantizar las fronteras al sur, luego avanzó por Asia Menor, enfrentándose a
Roma, y fue derrotado en la batalla de Magnesia (Dn 11,18). Tuvo que entregar todo el territorio que
ya había conquistado en Asia Menor, desarmar al ejército, pagar una gran indemnización y entregar a
su hijo Antíoco como rehén (1 M 8,6-7).

La paz y la "autonomía" le costaron muy caro. Antíoco III presionado por la enorme deuda contraída
con Roma, recurría a todos los métodos, lícitos o no, para saldarla. Fue asesinado cuando se apoderaba
del tesoro del templo de Bel, en Elimaida, en el año 187 a.C. (Dn 11,19). Su hijo Seleuco IV Filopátor
lo sucedió en el trono.


Seleuco IV Filopátor: el alto precio de los favores
Seleuco IV Filopátor enfrentó las deudas de su padre e implantó una rigurosa política fiscal, que afectó
también a Judea (Dn 11,20). En Jerusalén desató una situación interna muy difícil.

Dos familias tradicionales vivían en disputa constante por la hegemonía. La familia de Oníadas -de la
descendencia sacerdotal de la línea de Sadoq, que se consideraba con derechos de sucesión al cargo de
sumo sacerdote- y la familia de Tobías, que sólo logrará cargos administrativos en Judea y
Transjordania y de organización en el Templo. Tobías, el amonita, se opuso a los trabajos de
reconstrucción de los muros de Jerusalén en tiempos de Nehemías. Un descendiente suyo, también de
nombre Tobías, era general de la colonia militar de la región de Amón y estaba casado con la hija del
sumo sacerdote Onías; con ella tuvo tres hijos: José, Simón e Hircano.

José, el hijo mayor, recibió del padre el cargo de administrador, que controlaba la política fiscal de
Judea y Transjordania. Favorecía, sin embargo, a una pequeña parte de la población, a los magnates de
Judá, lo que llevó a la gente a rebelarse contra sus injusticias. Además, limitó mucho la influencia del
sumo sacerdote y de la familia de los Oníadas.

Simón, el segundo hijo de Tobías, era inspector de la administración del Templo y entró en conflicto
con el sumo sacerdote Onías por la supervisión del mercado de la ciudad. Simón sabía de la gran suma
de dinero que Onías guardaba en el Templo, e informó a Apolonio, gobernador de Siria. Apolonio, a su
vez, habló al rey Seléucidas, Seleuco IV Filopátor, endeudado con Roma, quien envió inmediatamente
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a suministro Heliodoro a un encuentro con Onías para obtener grandes sumas de dinero. Onías le
informó que éste pertenecía a las viudas y a los huérfanos y en su mayor parte a Hircano Tobías,
hermano de Simón Tobías. Heliodoro quiso invadir el tesoro del Templo, a pesar de la resistencia, pero
quedó inmovilizado ante una visión que le impidió seguir, por lo que desistió de su intento e informó al
rey que en aquel lugar había un poder divino (cf. 2M 3,4-40).

El relato, sin duda, es tendencioso, pero refleja el conflicto entre los reyes Seléucidas y los sumos
sacerdotes, ávidos de dinero. Onías decidió hacer una visita al rey, pero, al llegar, Heliodoro ya lo había
liquidado.

A pesar de la tentativa de obtener recursos del tesoro del Templo de Jerusalén para pagar la deuda
externa impuesta por Roma, Seleuco IV parece haber tenido buenas relaciones con los judíos, pues
pagó con su renta personal todos los gastos necesarios para los sacrificios (2M 3,3). Logró liberar
algunos rehenes que su padre, Antíoco III, tuvo que entregar a Roma, entre ellos su hermano Antíoco,
quedando, sin embargo, su hijo Demetrio. Seleuco IV fue asesinado por su ministro Heliodoro en el
175 a.C., (Dn 11,20; 2M 3) Y Antíoco, su hermano, lo sucedió en el trono.

Antíoco IV Epífanes: el rey-dios
Antíoco IV Epífanes es el hijo menor de Antíoco III y hermano de Seleuco IV, a quien sucedió en el
trono. Su política apresuró el declive de la dinastía Seléucidas y provocó la rebelión de los Macabeos.
Era un rey muy soberbio y jactancioso: usó el nombre de una de las divinidades más invocadas en
Grecia para proclamarse "Zeus" Epífanes. De esta manera, desagradó a griegos y judíos, y rompió la
promesa que les hicieron a sus padres de respetar su autonomía religiosa.

Antíoco IV desestabilizó también la legitimidad de la sucesión al cargo de sumo sacerdote, nombrando
a quien le ofreciera mayores ventajas económicas (2M 4,23-29), porque necesitaba pagar los tributos
impuestos por Roma. Por esto, en Jerusalén los sumos sacerdotes se sucedieron a un ritmo acelerado:
Onías III era sumo sacerdote cuando Antíoco asumió el poder (2M 3; 4,5). Mientras Onías viajaba, su
cargo fue robado por su hermano Jasón, que, además de romper con la legitimidad de la línea
sacerdotal, apoyó el helenismo (2M 4,7-20). Pero Jasón no duró mucho tiempo, pues apareció
Menelao, que compró al rey el cargo de sumo sacerdote, "superando en trescientos talentos de plata la
oferta de Jasón". Tal situación causó mucho descontento entre los judíos.

Helenización de Antíoco IV
Antíoco IV Epífanes promovió la helenización en Judea. Como él no era aceptado en Jerusalén (2M
5,1-4), envió a Apolonio, "encargado de los impuestos" (1M 1,29; 2M 5,24), para helenizar la ciudad y
tomar las medidas necesarias para su seguridad militar. En todas sus empresas encontró un gran apoyo
por parte de los sumos sacerdotes Helenizados.

Mandó construir junto al Templo, en la colina occidental, Arca, la ciudad alta, también conocida como
"Antioquía de Jerusalén", que no era muy grande, pero servía para abrigar a la guarnición sirio-
macedónica y refugiar a los judíos helenizantes (1 M 1,33-35), hasta ser conquistada por Simón
Macabeo (1 M 13,49-51). Esta ciudad constituía una amenaza constante para el Templo, que estaba
situado sobre el monte Sión, en la parte este, pero a un nivel inferior. En ella, Antíoco construyó un
gimnasio deportivo y un templo consagrado a Júpiter.

El pueblo judío ya había echado raíces profundas, durante todos estos años, en torno a sus principios
religiosos, la Ley y las tradiciones culturales que lo hacían diferente de los demás pueblos. El helenis-
mo ya había conquistado una cierta unidad cultural entre los demás pueblos de Oriente, después de la
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conquista de Alejandro, excepto entre los judíos. No todos se habían adherido a la helenización, pero la
mayoría de los simpatizantes estaba formada por personas influyentes, sumos sacerdotes y miembros
de la élite. La asimilación de los principios de esta cultura no era posible sin quebrar las bases de la
fidelidad a la Ley y a las tradiciones judías.

La cultura helenista, se juzgaba superior a la cultura oriental, con una visión más abierta y universal. La
cultura judía se distinguía, aún, entre las diversas culturas del Oriente: se le consideraba tradicional y
cerrada; hablaban una lengua incomprensible; practicaban costumbres diferentes e, incluso, comían
alimentos extraños y repugnantes. Según los helenistas, seguían leyes injustas como el ayuno y
desconocían el arte y diversas formas culturales. Mientras tanto, los griegos eran conocidos por tener
una lengua "universal", sus grandes filósofos, divinidades, muchas ciencias apreciadas en la época
-como astronomía, matemática, literatura, jurisprudencia- y las artes figurativas y melódicas. Tenían
ciudades monumentales, escuelas de filosofía, gimnasios deportivos, termas y circos famosos.

Esto encantaba a la élite joven judía, que veía su propia cultura como poco conocida y rechazada entre
los pueblos. Su fe era muy estricta con instituciones únicas y "anticuadas", como el descanso del
sábado, la emancipación del esclavo después de seis años de servicio prestado, una ética muy exigente
y una jurisprudencia sin penas crueles, que defendía la dignidad de la persona. En el helenismo había
espectáculos crueles, penas sádicas y. parasitismo de la clase intelectual, que disfrutaba de la riqueza
producida por el trabajo esclavo. La cultura helenista encontraba resonancia y apoyo en los líderes reli-
giosos judíos.

Participación de los sumos sacerdotes en la helenización
Jasón, sumo sacerdote, llegó a promover el helenismo introduciendo juegos e instituciones culturales y
deportivas como la "eufebía", frecuentada por jóvenes de 18 a 20 años que aprendían a manejar armas
y se dedicaban a los ejercicios físicos y a la cultura literaria. Los jóvenes judíos seguían costumbres
helenistas, sobre todo en la práctica de deportes, pero se veían humillados a causa de la circuncisión.
Para evitar este vejamen, "rehacían sus prepucios y renegaban de la alianza santa" (1 M 1,14-15; 2M
4,9). También recae sobre Jasón la acusación de haber usado ofrendas del Templo para ofrecerlas como
contribución a los sacrificios ofrecidos a las divinidades griegas, con ocasión de los juegos (2M
4,18-20). Todas las competencias deportivas se ponían bajo la protección de los dioses y se practicaban
en su honor. Antes de los juegos, se ofrecía un culto a los dioses protectores del deporte: Hércules o
Hermes.

Estos usos y costumbres en las tradiciones culturales y religiosas helenistas dificultaban, en gran parte,
la adhesión masiva de los judíos. Menelao, al usurpar el cargo de sumo sacerdote de Jasón, también se
adhirió totalmente a la helenización de Jerusalén. Eliminó a Onías III, legítimo sumo sacerdote (2M
4,23-5,23) Y fue enviado a Antioquía con una misión de paz entre los judíos, aunque no fue bien
recibido por los más observantes (2M 11,27-32). Según el texto bíblico, Menelao fue asesinado (2M
13,1-8).

Antíoco IV: una piedra que aplasta al judaísmo
Antíoco IV Epífanes emprendió dos campañas militares contra Egipto. La primera fue en el 170 a.c., y
venció, provisionalmente, al ejército enemigo, llegando hasta Menfis, donde se proclamó rey. Al volver
a Antioquía de Siria, pasó por Jerusalén y se apoderó de los tesoros del Templo (M 1,16-28, 2M
5,15-21; Dn 11,21-28). Emprendió una segunda batalla contra Egipto en el 168 a.C., pero fue detenido
por un comandante romano que lo obligó a dejar el país y volver a Antioquía de Siria (Dn 11,29; 2M
5,1).


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En el año 167 a.C., Antíoco IV Epífanes desencadenó una gran persecución religiosa contra los judíos.
No sólo prohibió el culto al Señor, los sacrificios en el templo, la circuncisión, la observancia del
sábado y las dietas alimenticias, sino que decretó sentencia de muerte para quien practicara todo esto.
Mandó ofrecer sacrificios a los dioses (l M1, 59; 2M 10,5; 6,2) en el templo de Jerusalén y levantó un
altar dedicado a la divinidad pagana "Zeus olímpico", este gesto fue interpretado por Daniel como la
"abominación de la desolación" (Dn 9,27). Las prácticas y ritos del judaísmo eran juzgados como
delitos políticos y rebelión contra la soberanía Seléucidas. Muchos judíos, para no renegar de sus
tradiciones religiosas, migraron a otras tierras, aumentando el número de ciudades que ocupaban en la
diáspora (l M 15,22-23). Otros preferían la muerte a renunciar a su propia fe (2M 6,18-7,42).

Antíoco IV Epífanes, a pesar de encontrar gran resistencia, sobre todo por parte de los Macabeos y de
los asideos 7 -comunidades de judíos apegados a la Ley (l M 2,42) continuó la persecución a los judíos,
hasta enfrentarse con la resistencia armada de la familia sacerdotal de Matatías (1 M 2,15-28). La
oposición crecía cada vez más, sobre todo en el campo. Antíoco murió como su padre, mientras
intentaba saquear un templo persa en el año 164 a.C. (lM 6,1-17; 2M 9; 10,9-13).

Escritos bíblicos del período Seléucidas: fe y heroísmo

En el período de la ocupación seléucida, surgieron otros escritos que reflejan los conflictos de esta
época: Judit, Tobías y Eclesiástico.

Judit: Dios actúa por la mano de quien lo ama
Judit es el personaje principal del libro que lleva su nombre. Era viuda y conocida por su piedad y
belleza. Cuando el poderoso ejército de Holofernes, general persa, cercó Betulia -pequeña ciudad de la
tribu de Benjamín situada junto al camino que lleva a Jerusalén (Jd 4,6)- Y amenazó destruida, junto
con su población predominantemente judía, Judit se presentó al general para defender su tierra natal.
Holofernes se apasionó por el la y le ofreció un banquete. Al final, estaba muy bebido e introdujo a
Judit a sus aposentos. Ella se llenó de valor y lo decapitó. Con su muerte, el ejército que amenazaba a
Betulia se dispersó y la población quedó a salvo del enemigo.

El libro no hace parte de la Biblia hebrea, pero llegó a nosotros por medio de la versión griega. Éste
quiere mostrar el poder y la determinación de Dios a través de intermediarios en los que Él confía,
como esta viuda. Ella era fiel a la Ley y muy piadosa, como lo demuestran sus discursos y su conducta.
El discurso que Ajior (5,5-21) hace, de Judit (8,11-27) y su conducta (8,6; 10,5; 12,2.19).

El libro puede subdividirse en tres partes: 1-7: la campaña de Holofernes contra Israel y el cerco a la
ciudad de Betulia, con la ayuda de Moab y Edom; 8-16,20: la intervención de Judit y la victoria sobre
el enemigo; 16,21-25: la ofrenda a Dios de la propia viudez, por parte de Judit, con piedad y fidelidad,
en memoria de su marido.

Tobías: la certeza de la fidelidad de Dios
El libro de Tobías no está en la Biblia hebrea. Llegó a nosotros por medio de la Vulgata (Biblia latina).
Se divide fácilmente en cuatro partes: El prólogo (Tb 1,3-3,17), narra diversos hechos sobre la vida de
Tobit y de su familia, durante el exilio, donde permaneció fiel a la Ley y a las tradiciones de los
antepasados. Narra también la ceguera de Tobit y su condición de indigente, e introduce la historia de
Sara, una judía piadosa que ya había tenido siete maridos, quienes, antes de consumar el matrimonio,
eran asesinados por un demonio llamado Asmodeo.



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En los capítulos 4-9, Tobit encarga a su hijo Tobías ir a la ciudad de Ecbatana a cobrar un dinero, pero
le pide que lleve a alguien consigo. El ángel Rafael-que oculta su identidad usando el nombre de
Azarías acepta acompañado e/1 el viaje. En el transcurso, Rafael impide que Tobías sea devorado por
un pez, y le sugiere que guarde las entrañas del animal. En Ecbatana, Tobías conoce a Sara y se
apasiona por ella, pero sólo logra desposada después de expulsar al demonio Asmodeo que la había
maldecido, quemando las vísceras de aquel pez.

En los capítulos 10-13, Tobías, Sara y Rafael vuelven a Nínive. Con la hiel del pez, Tobías cura la
ceguera de su padre. El ángel Rafael se despide y sigue al cielo sin revelar su identidad. Tobías entona
un himno de alabanza a Dios por sus grandes obras.

El Epílogo (cap. 14) habla de la muerte de Tobit a una edad avanzada, luego de haber instruido a su
hijo sobre la observancia de la Ley. El libro insiste sobre algunas obras de beneficencia características
del judaísmo: la limosna (I,17;2,2-4;4,7-11), la piedad hacia los muertos (4,4; 14,12-13), la atención a
los peregrinos (1,6; 5,14) Y la abstención de alimentos paganos (l, 1 0-12). El libro de Tobías quiere
enseñar que Dios no abandona jamás a quien confía en Él. Este hombre pasó por diversas pruebas que
parecían insolubles, pero Dios abrió los caminos y recompensó su fidelidad. Tobías representa la visión
nacionalista de la tradición ortodoxa judía.

Eclesiástico o Sirácida: la sabiduría es sencilla
El libro del Eclesiástico es conocido también como Sirácida, porque fue escrito por "Jesús, hijo de
Sirac" (EcIo 50,27; 51,30). Todo indica que era un escriba reconocido en Jerusalén, dedicado desde su
juventud al estudio de la Ley y empeñado en extenderlo a los demás (Eclo 24,34; 33,18). Tenía un
aprecio especial por el Templo, el sacerdocio y el culto (Eclo 50,5-21). El autor revela un cierto
malestar que expresa el sentimiento de muchos correligionarios. Por esto, comienza a escribir para
defender los principios religiosos y culturales del judaísmo: su visión de Dios, del mundo y del ser
humano y la conciencia de ser el pueblo escogido.

El libro hace parte del bloque de los escritos sapienciales ya conocido en Israel. Lo específico del
Sirácida consiste en releer la historia de su pueblo en una perspectiva sapiencial (Eclo 44,1-49; 46).
Identifica la sabiduría con la ley dada a Israel en el Monte Sinaí (Eclo 24,23).

Otro tema querido para el Sirácida es el temor a Dios (Eclo 2,15-17), que se manifiesta en la
observancia de la Ley. Quien es fiel a la Ley también es sabio (Eclo 1,26; 6,37). La búsqueda de la
sabiduría se identifica con el estudio de la Torah y viceversa. En la comprensión del Sirácida, Dios es
eterno y único (Eclo 18,1; 36,4; 42,21); conoce todo (Eclo 42,18-25); lo es todo (Eclo 43,27); gobierna
el universo con justicia y providencia (Eclo 16,17-23) y es Padre no sólo de Israel (Eclo 17,17; 24,12),
sino de cada ser humano (Eclo 23,1).

Sirácida escribió esta obra entre los años 200 y 180 a.C., en la fase de transición del poder de los
Tolomeos a los Seléucidas. Desde Alejandro Magno (333) la cultura griega comenzó a imponerse en
Oriente, y en diversos puntos se constituyó en una amenaza para las exigencias fundamentales de la
religión judía (Eclo 2,12-14).

La retribución por el bien y el mal que alguien realiza está limitada a una visión terrestre: salud y larga
vida; amplia descendencia y renombre; prosperidad y abundancia para quien obra el bien, y todo lo
contrario para quien practica el mal.



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El libro de Sirácida no hace parte de la Biblia hebrea, está formado por una colección de sentencias
sobre los más diversos asuntos. Puede dividirse en dos grandes secciones: la primera (Edo 1 ~23) es
una alabanza a la sabiduría que en todos los casos viene de Dios: Eclo 1,1.16.20; 2,1¬4.10. Las virtudes
ligadas a la sabiduría reciben un gran elogio: paciencia, humildad, misericordia, confianza en Dios,
obediencia a sus mandamientos, piedad filial y solidaridad con los pobres (Eclo 4,11-6,17). Siguen
diversos consejos prácticos sobre las compañías, la búsqueda de la sabiduría, las advertencias sobre el
dinero, el amor, la previsión, el dominio de sí, los sabios y los insensatos, los justos y los pecadores
(Eclo 6, 18-23,27).

La segunda parte de Eclo 24-50 comienza con una auto-presentación de la sabiduría, que se identifica
con la Torah de Moisés. Los temas son muchos: matrimonio, honestidad, prudencia, educación de los
hijos y sabiduría, entre otros. En resumen, el autor del Eclesiástico mostró diversos elementos que
entraron en conflicto con la cultura helenista: en particular la fe, la Torah, la ética y la sabiduría. El
autor acentúa la fe en el Dios UNO que salva al individuo y a la colectividad, base de la resistencia
espiritual y cultural judía frente a la helenización (Eclo 17,14.17 Y Dt 32,8-52).

Israel es el pueblo escogido por el Señor (Eclo 35,24.19). Dios es quien le dio la Torah, que manifiesta
su voluntad (Eclo 24, 23,34) con fuerte dimensión ética en la línea de la predicación profética: Eclo
2,15-17; 15,11-13; 32,]4; 35,3.5. Esta voluntad divina es revelada al hombre mediante la Torah: Eclo
2,16. Es sabio aquel que la sigue. La sabiduría de Israel es entendida como bien vivir, vuelta hacia la
práctica y no tanto al saber especulativo, propio del helenismo.

Salmos 44; 74; 86; 91: lágrimas ante Dios
Los salmos 44 y 74 integran las oraciones colectivas de petición de socorro. El salmo 44 es una especie
de elegía nacional que opone a los triunfos del pasado las humillaciones del presente: "Oh Dios, con
nuestros propios oídos lo oímos, nos lo contaron nuestros padres, la obra que tú hiciste en sus días, en
los días antiguos, y con tu propia mano. Para plantarlos a ellos, expulsaste naciones [...] (v. 2). Como
ovejas de matadero nos entregas, y en medio de los pueblos nos has desperdigado; vendes tu pueblo sin
ventaja, y nada sacas de su precio" (vv. 12-] 3).

El salmo 74 hace una lamentación después del saqueo del Templo. Este episodio puede referirse a los
tiempos de Nabuconodosor en el 587 a.C., o también a los de Antíoco IV Epífanes, hacia el 169 a.C.
(Sal 74,3; cf. 1 MI, 1-28). En este salmo la causa del pueblo elegido se identifica con la causa del Señor
(v. 10).

El salmo 86 hace parte de las oraciones de petición de socorro en medio de la prueba: "En el día de la
angustia yo te invoco [...]" y, al mismo tiempo, de agradecimiento por la liberación obtenida: "Gracias
te doy de todo corazón, Señor, Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre, pues grande es tu amor
para conmigo, tú has librado mi alma del fondo del Sheol" (vv. 7.12.13).

El salmo 91 es una oración de confianza que el justo dirige a Dios, pues ha experimentado la prueba, y
así mismo renueva su entrega: "Que Dios te libra de la red del cazador, de la peste funesta; con sus
plumas te cubre, y bajo sus alas tienes un refugio, escudo y armadura es su verdad" (v. 3).

Escritos sobre el período seléucida: búsqueda de la identidad

Algunos escritos son posteriores, pero se refieren al período de los Seléucidas, como 1 y 2 Macabeos. 1
Macabeos revela una preocupación mayor por los intereses patrióticos y nacionalistas. Comienza con la
división del reino de Alejandro Magno (323 a.C.) (1,1-9), pasa a la helenización bajo Antíoco IV
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Epífanes (175-164 a.C.), sigue con la reacción de Matatías y sus hijos y llega hasta Simón en el 134
a.C. Este libro es de origen palestinense, mientras 2 Macabeos es, probablemente, de origen helenista, y
su preocupación central es la teología de la retribución. Dios recompensará, en el más allá, toda la
fidelidad a su Ley y la resistencia alma!' Todo indica que fue escrito antes de 1 Macabeos.

Para profundizar
   - En mi vida, ¿hay valores por los cuales me arriesgaría a morir? ¿Cuál es la fuerza que sostiene
       estos valores?
   - ¿He conocido a alguien que haya sufrido o muerto para defender los valores de su vida?

Leer 2M 6,18-7,42.
La situación de opresión extrema de muchas personas las ha llevado también a una fe heroica. ¿Cuáles
han sido estas situaciones y personas que se destacan en Colombia? ¿Interpelan nuestra fe?
Encender, en el centro de la sala, el cirio pascua o una vela grande, o incluso una lámpara, que
simboliza la fe. Rodearla de flores. Luego, alrededor de ella, se pondrán los nombres de las personas
recordadas.

                            4. EL AMOR CONSTRUYE LA FIDELIDAD

La resistencia judía a la helenización impuesta por los reyes Seléucidas llegó a la confrontación armada
en tiempos de los Macabeos. Matatías y sus hijos, de la tradición sacerdotal, tomaron distancia para
organizarse mejor y reconquistar su espacio y la autonomía de sus tradiciones culturales y religiosas.

Movimientos de resistencia judía

En la cultura helenista, la vida presente merecía ser vivida intensamente, porque la muerte no era vista
como una feliz liberación. Los helenistas se preocupaban por la plena afirmación del yo, tenían una
visión más individualista de la vida y rechazaban la mortificación de la carne y todas las formas de
abnegación que pudieran disminuir la satisfacción total de los sentidos. El Judaísmo, por el contrario,
estaba estructurado sobre los principios de la comunidad constituida por la familia patriarcal, el clan y
la tribu. Tenía aprecio por el placer de vivir, pero orientado por la disciplina, las leyes y las normas que
no tenían un fin en sí mismas, sino que miraban a
la felicidad de todos en una convivencia más igualitaria.

Otro punto de conflicto entre griegos y judíos, en la época, era la tradición religiosa. Los griegos
admitían el politeísmo (muchos dioses), mientras el judaísmo era monoteísta (un solo Dios). En la
tradición griega, la religión no interfería en la moral ni en la ética de la vida personal, familiar o social.
En la tradición religiosa judía, la adhesión a Dios exigía fidelidad y coherencia con los principios éticos
y morales de la Ley de Moisés.

La insatisfacción de la población más fiel a las tradiciones culturales y religiosas, dentro del judaísmo,
fue creciendo de tal forma que la familia sacerdotal de Matatías encabezó una resistencia abierta a la
helenización que venía siendo impuesta por los reyes Seléucidas, sobre todo por Antíoco IV Epífanes.

Sacerdote Matatías: la vida por la alianza de los padres, año 167 a.C
Antíoco IV Epífanes y sus consejeros, apoyados por los judíos helenizantes, creían que la mayoría de la
población judía estaba dispuesta a aceptar la cultura griega. Pero, en realidad, esto no estaba
sucediendo.


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Aún así, la imposición cultural y religiosa helenista continuó hasta llegar a una confrontación armada,
en la ciudad de Modín, distrito de Lida, en Judea. Matatías y sus hijos rehusaron obedecer las órdenes
del rey, que los obligaba a hacer sacrificios a Zeus, divinidad griega. Matatías llegó a matar a un
correligionario judío y a uno de los mensajeros del rey que pretendían presentar ofrendas a Zeus.
Destruyó también el altar erigido al dios extranjero (l M 2,24-25). Temiendo una represalia, Matatías y
sus hijos huyeron hacia las montañas de Gofna (1M 2,28), donde fueron alcanzados por los asideos,
hombres piadosos que se les unieron en defensa de la Ley (1 M 2,42). De vez en cuando, salían de sus
refugios e iban por los alrededores destruyendo los altares erigidos a los dioses extranjeros e
incentivaban a la población de judíos a rebelarse contra los helenizadores que se habían establecido en
Jerusalén bajo la protección del ejército seléucida.

Matatías no vivió mucho tiempo. Antes de morir, hizo un testamento y confió a sus hijos la continuidad
de la misión, dándoles su bendición: '" Ahora reina la insolencia y la reprobación, es tiempo de ruina y
de violenta cólera. Ahora, hijos, muestren su celo por la Ley; den su vida por la alianza de nuestros
padres. Recuerden las gestas que en su tiempo nuestros padres realizaron; alcanzarán inmensa gloria,
inmortal nombre [...]. Hijos, sean fuertes y manténganse firmes en la ley, que en ella hallarán' gloria
[...]. A continuación los bendijo y fue a reunirse con sus padres" (1 M 2,49-51.64.69).

A Matatías lo sucedió su hijo Judas, quien recibió el apelativo de Macabeo, que significa "martillo" en
hebreo, tal vez como alusión a Zc 2,1-5 y Dn 7,24-25. Los cuatro hermanos de Judas: Juan, Simón,
Eleazar y Jonatán tenían apellidos diferentes, pero eran generalmente identificados por el mismo
apelativo de Judas (1 M 2,2-3).

Judas Macabeo: ojos fijos. En la paz distante (166-160 a.C.)
Judas Macabeo, desde que asumió el lugar de su padre, enfrentó muchas luchas y obtuvo varias
victorias. La primera batalla que llevó adelante, sin Matatías, fue contra Apolonio, gobernador de la
región de Gofna y comandante del ejército seléucida situado en Samaría. Apolonio vino para sofocar la
revuelta de los Macabeos, pero Judas y su ejército se enfrentaron con él en la subida de Lebna. Judas
mató a Apolonio, tomó su espada y "en adelante entró siempre en combate con ella" (1 M 3,12). El
Macabeo enfrentó sucesivas represalias de comandantes Seléucidas: Serón, en Bet-Horon, en el 166
a.C. (1M 3,13-24); Lisias, en Emaús, en el 165 a.C. (lM 3,38-4,25 Y 2M 8,2-29) y más tarde en Betsur
(1 M 4,28-61).

La victoria de Judas en Betsur sobre Lisias, general y ministro de Antíoco lV Epífanes, fue muy
importante, porque permitió la entrada de los Macabeos en Jerusalén. Éstos conquistaron la ciudad y el
Templo, pero no la fortaleza de Acra (1 M 1,33-35); restauraron el Templo que había sido abandonado
hacía mucho tiempo; restituyeron el culto al Señor, en su estado primitivo, después de tres años de
haberse interrumpido. En aquella ocasión, fueron encendidas las luces del candelabro de siete brazos,
conocido como Menorah Este era usado iluminar el Templo. Así, el 25 de Kasleu (9° mes del
calendario babilonio, que va de la mitad de noviembre a la mitad de diciembre) del año 165 a.C., por
primera vez, se celebró la fiesta de Jamukká, de las Luces o de la Dedicación del templo. Judas
fortificó el monte Sión, el monte del templo y Betsur, "para que el pueblo tuviese una fortaleza frente a
Idumea" (1 M 4,28-61).

La vida en defensa de la tierra
Judas Macabeo tuvo que enfrentar muchas campañas militares defensivas y ofensivas, no sólo contra
los Seléucidas, sino también contra los pueblos vecinos: idumeos y amonitas al sur y los habitantes que
se hallaban más allá del Jordán, de la región de Galaad (1 M 5,3-13.24-36; 2M 10,24-37; 12,1-11), que
oprimían a los judíos.
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Simón, su hermano, al mismo tiempo avanzaba al norte en dirección a Aco (es decir, Tolemaida), Tiro
y Sidón. Igualmente victorioso, llevó consigo a los judíos de Galilea y de otras regiones y los condujo a
Jerusalén. Judas se unió a Simón y cercaron la "Ciudadela de Acra", en Jerusalén. Pero tuvieron que
prescindir del cerco e instalarse en Bet-Zacarías, donde combatieron contra Lisias. Aquí no corrieron
con suerte. En esta batalla murió Eleazar, hijo menor de Matatías, hermano de los Macabeos (1M 6,46).
Judas fue obligado a volver a su refugio en Gofna. Lisias y Antíoco volvieron a Jerusalén,
absteniéndose de interferir en el campo religioso y en los servicios litúrgicos del Templo (1 M 6,55-60,
2M 13,22). Sin embargo, Alcimo, sumo sacerdote, seguía ofreciendo sacrificios por el rey (1 M 7,33).
Varias veces instigó a los reyes seléucidas a oponerse a Judas Macabeo (1M 7,20-23; 9,1¬22).

La paz aún estaba muy lejos. Judas Macabeo enfrentó batallas: contra el general Báquides, en
Cafarsalamá, cerca de Gabaón (1 M 7,19-32; 2M 14,15-18) y contra el general Nicanor, en Adasa (l M
7,39¬49; 2M 15,25-28). Sin embargo, no se enfrentó a Báquides cuando vino a Damasco para acabar
con los judíos rebeldes de Arbela, junto al mar de Galilea, desde donde avanzó por Samaría y Judea,
hasta llegar a Jerusalén (1 M 9,1-4). El blanco de las acciones de Báquides eran los rebeldes de Judas, a
quienes se enfrentó en la batalla de Elasa.

La alianza que Judas hizo con Roma (1M 8, 17-32) fue inútil. Judas fue asesinado en esta batalla y su
ejército se dispersó. Sus restos mortales fueron llevados por Jonatán y Simón a la ciudad de Modín (1
M 9,5-19). Durante su gobierno, Judas Macabeo recibió gran apoyo de los asideos, firmes en la lucha
por la fidelidad a la Ley.

Asideos: los guardianes de la fe bíblica
El grupo de los asideos (es decir, piadosos) parece ser más antiguo que las persecuciones religiosas de
los Seléucidas (1 M 2,29-42). Representaban, sin duda, el grupo de observantes de la Ley. Estaban en
contra de la helenización de los Seléucidas y se oponían también a los judíos que no eran observantes
de las leyes de los antepasados. Después de haber batallado largamente al lado de Judas Macabeo (2M
14,6), se unieron nuevamente al sumo sacerdote Alcimo, pues creían que él les daría suficiente garantía
religiosa. Pero la conducta de Alcimo fue decadente y desagradó a los más piadosos.

Progresivamente se fueron independizando del sacerdocio dominante. Alcimo fue asesinado en el 159
a.C., luego de haber ofendido a los asideos en la destrucción de los muros externos del Templo de
Jerusalén, que limitaban el acceso de los paganos al lugar sagrado.

Algunos estudiosos atribuyen a los asideos la redacción de Daniel 7":"'12 y 2M 6-7, textos que hablan
del martirio de Eleazar y de la madre con sus siete hijos. Posteriormente, los asideos dieron origen a los
esenios y fariseos; estos últimos recibieron su nombre”separado”, peyorativamente “separatista”de los
griegos.

Jonatán Macabeo: líder de la resistencia (160-143 a.C.)
Jonatán sucedió a su hermano Judas Macabeo. Él y sus partidarios fueron perseguidos y se mantuvieron
en Tecoa, en el desierto de Judá, donde hizo contactos con los nabateos. Era respetado por otras
poblaciones árabes de la región y transformó a Tecoa en un refugio (1M 9,28-35).

Báquides, general seléucida, se vio obligado a seguir defendiendo Judea. Para asegurar su control,
fortificó todas las ciudades que rodeaban a Jerusalén: Betel, Bet-Jorón, Emaús, Tamnatá, Tecoa, Jericó,
Faraón, Acra, Gazara y Betsur (lM 9,50-53). Después de la muelle de Alcimo, Báquides volvió a
Antioquía, dejando a Judea en paz durante dos años (l M 9, 56s.69-72).
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Ante el avance de Jonatán, que ocupó y consolidó Bet-Basí entre Belén y Tecoa (1 M 9,58-68),
Báquides se sintió amenazado. Volvió a Bet-Basí y cercó la ciudad con una fuerte maquinaria. Jonatán
dejó a Simón luchando contra Báquides, quien logró incendiar los ingenios que asediaban la ciudad,
huyó al desierto y convención a dos tribus beduinas de que se le unieran en la lucha contra Báquides.
Este último tuvo que rendirse y dejar Judea. Jonatán extendió su dominio sobre ella, excepto en
Jerusalén y en la fortaleza de Betsur.

Jonatán en Mikmás: lugar estratégico
Jonatán actuó en Mikmás durante cinco años (1 M 9,73). Desde este lugar mantenía el control sobre
Jerusalén. Pudo mantener contactos con el valle del Jordán y estudiar el lugar estratégico más propicio
para reconquistar posteriormente a Judea. Poco a poco, fue fortificando su posición, aunque dejando
provisionalmente el Templo y la ciudad en manos de los enemigos.

La dinastía de los Seléucidas muy pronto se dividió entre Demetrio 1 y Alejandro Balas, rivales entre
sí. Ambos tenían interés en conquistar la simpatía de los Macabeos. Jonatán era favorecido por
Demetrio l, y por Alejandro Balas. Por eso, Demetrio "le concedía [a Jonatán] autorización para
reclutar tropas, fabricar armamento y contarse entre sus aliados. Mandaba, además, que le fuesen
entregados los rehenes que se encontraban en la Ciudadela" (1 M 10,6). Joi1utún se estableció en
Jerusalén y luego comenzó a reconstruir y restaurar la ciudad, y a fortificar el monte Sión (1 M
10,6-14). Recibió de Alejandro Balas el nombramiento de sumo sacerdote (lM 10,18-21).

Demetrio 1 quedó indignado con Alejandro Balas por haber conquistado la simpatía y el apoyo de
Jonatán y de los judíos. Entonces, escribió una carta a Jonatan alegrándose por su fidelidad ante los
acuerdos firmados entre ellos ya su amistad, y haciéndole nuevas promesas: "Les descargaremos de
muchas obligaciones y les concederemos favores. Y ya desde ahora los libero y descargo a todos los
judíos de las contribuciones, del impuesto de la sal y de las coronas. Renuncio también de hoy en
adelante a recibir el tercio de los granos y la mitad de los frutos de los árboles que me correspondían,
del país de Judá y también de los tres distritos que le son anexionadas de Samaría-Galilea, Jerusalén
sen santa y exenta así como todo su territorio, sus diezmos y tributos. Renuncio asimismo a mi
soberanía sobre la Ciudadela de Jerusalén y se la cedo al sumo sacerdote que podrá poner en ella de
guarnición a los hombres que él elija" (1M 10,28-32).

Pero las promesas de Demetrio I no convencieron a Jonatán y los judíos, que recordaban la opresión
que Israel había sufrido en sus manos, "se decidieron, pues, por el partido de Alejandro que, a su
parecer, les ofrecía mayores ventajas y fueron aliados suyos en todo tiempo" (1 M 10,47).

Celos, competencia y muerte
Alejandro Balas, entonces, hizo la guerra contra Demetrio 1 y lo venció. Y, en este día, Demetrio
murió. Alejandro Balas hizo una alianza con el rey Tolomeo de Egipto, casándose con su hija
Cleopatra. Jonatán fue invitado especial al matrimonio (1 M 10,51-66) Y recibió de Alejandro Balas el
nombramiento como gobernador de Judea y
la ciudad de Acarón como recompensa por la victoria obtenida sobre el ejército de Demetrio II (1M
10,84-89). Éste, queriendo conquistar la simpatía de Jonatán, transfirió a su dominio, en Judea, tres
distritos de Samaría: Lida, Ramatayin y Aferema (1M 11,34). Llegó a incluir en sus dominios también
a Perea.

Demetrio II pidió ayuda a Jonatán para defenderlo de Trifón, general del ejército de Alejandro Balas
(quien para entonces había muerto en Arabia, a manos del rey Zabdiel). Muy pronto, Demetrio II
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olvidó las promesas hechas a Jonatán (l M 11,52-53). Trifón quiso reconquistar los favores de Jonatán
y Simón, concediendo a éste el gobierno de la región costera, desde Tiro hasta el torrente de Egipto.
Jonatán atravesó Siria, Escalón, Gaza, Betsur y toda Judea, menos Acra de Jerusalén, que siguió en
manos de los helenizantes (1 MIl ,54-62).

Enfrentaron otras batallas contra el ejército seléucida en azor (lM 11,63-74) y en la Jamat en el valle
del Líbano (1 M .. U,24-38). La última batalla de Jonatán fue contra Trifón, que, al ver el numeroso
ejército de Jonatán, se rindió, pero luego lo traicionó y asesinó (1 M 12,39-53). En consecuencia,
Simón fue elegido para guiar al pueblo.

Simón Macabeo: un líder popular (143-134 a.C.)

La traición de Trifón hizo que Simón se pusiera del lado de Demetrio II, rey seléucida. En el 142 a.C.,
concedió independencia a Judea, pero Simón no se satisfizo con su extensión territorial. Ya había
anexado la ciudad de Joppe y a través de ella llegó a las islas del mar (1 M 14,5). Conquistó Gázara y la
transformó en centro militar, construyendo allí una fortaleza y un palacio; consiguió la rendición de la
población de Acra (1 M 13,49-50) y tomó posesión de la Ciudadela (1 M 13,51-52).

Simón gozaba de gran estima del pueblo. En su época, la población conoció períodos de paz y
prosperidad (1 M 14,8-15). Infelizmente, Simón con sus dos hijos, Judá y Matatías, fueron asesinados a
traición por Tolomeo, su yerno y gobernador de Jericó. La muerte ocurrió en el 135 a.C., durante un
banquete en la ciudad de Dok. A pesar de la desgracia, los Seléucidas no pudieron conquistar Judea.
Juan Hircano, hijo de Simón, que se hallaba en la fortaleza de Gázara, escapó de la matanza y asumió
el liderazgo de su padre.

Las narraciones de 1 Macabeos terminan con la muerte de Simón Macabeo (1 M 16,11¬24). La historia
que sigue a estos acontecimientos nos la transmite Flavio Josefa, en su obra Antigüedades judías.

Macabeos: fidelidad, grandeza y tragedia

En la lucha de los Macabeos se mezclaron grandeza y tragedia. Sus decisiones y luchas estaban
inspiradas en el celo por la ley del Dios de Israel. Salvaron la Ley y el culto divino en el Templo de la
más grave crisis producida hasta entonces por la helenización. Los Seléucidas eran fuertes en la milicia
y en la política, pero ante la resistencia de los judíos observantes nunca lograron imponerse de forma
estable en Judea.

Los Macabeos fueron más allá de los intereses religiosos. Se vieron obligados a pasar del celo por la
Ley a la política del poder. Sólo la indecisión y la debilidad del gobierno central sirio permitieron a los
Macabeos alcanzar su objetivo religioso y su independencia política.

Diversas causas favorecieron la independencia de Judea: la decadencia progresiva del poder "de los
Seléucidas y de los Tolomeos; Siria y Egipto estaban envueltos en luchas internas y Roma, igualmente,
sufría las guerras civiles. Hacia los años 89-69 a.C., los Seléucidas perdieron el poder sobre Siria para
el rey, el armenio Tigrano, hasta cuando Pompeyo venció a Siria y la transformó en provincia romana,
en el año 63 a.C., cuando los Seléucidas y los Asmoneo s perdieron su independencia.

Jerusalén en el tiempo de los Macabeos: división y dolor
Al comienzo de la helenización, los ciudadanos más progresistas creían que la ciudad antigua, sobre la
colina oriental, cercada por muros del tiempo de Nehemías, era accesible y se adaptaba a cambios. Por
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eso, comenzaron a construir una ciudad helenista llamada Acra sobre la colina occidental, usada como
fortaleza, un gimnasio y un templo consagrado a Júpiter. Hubo mucha resistencia por parte del ala
conservadora de los judíos.

Judas Macabeo conquistó el monte del Templo y restableció el culto en el año 164 a.C. La ciudad fue
dividida en dos: el monte Sión fue ocupado por los Macabeos, en tiempos de Judas, Jonatán y Simón,
que estuvieron en lucha constante contra la otra parte ocupada por los helenizadores, la fortaleza de
Acra. Los Macabeos construyeron un muro de asedio conocido como Kaffenatá y un cuartel con el
mismo nombre, para dejar fuera la plaza de mercado con la guarnición, obligándola a rendirse por
hambre. Después de su conquista definitiva en el 141 a.C., los mismos destruyeron la fortaleza que
dominaba el Templo y levantaron una muralla alrededor de la colina occidental. Construyeron un
puente sobre el valle de Tyropeon, entre el monte del Templo y la ciudad alta. Construyeron también
un palacio sobre las ruinas de Acra y fortificaron la ciudadela con algunas torres. Cerca del Templo
estaba la colina de Ofel, cuartel de la residencia real, citada en Is 32,14; Mi 4,8; 2Cro 27,3; Ne 3,27.

Para reflexionar
¿Ya he logrado todo lo que soñaba y anhelaba en la vida?
¿Soy consciente de estar preparando las bases de un edificio que mis descendientes habrán de
continuar?

Leer 1M 4,36-59. Después de muchas luchas, el Templo está libre de las manos de los paganos, se
consagra de nuevo y se da inicio a la Janukká, la fiesta de las luces o de la Dedicación, como memoria
para las generaciones futuras.

¿Nuestras luchas han construido ya algo que quedará como herencia de fe para las generaciones
futuras?




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                             5. DIOS ACTUARA TRAYENDO LA PAZ

Simón fue el último hijo del sacerdote Matatías. Juan Hircano, su hijo, lo sucedió en el poder;
continuando la dinastía que llega hasta el año 40 a. c., con Hircano II. Con el permiso de Roma desde el
año 63 a. c., el gobierno de Judea se había convertido en una concesión. Los escritos bíblicos de este
periodo tienen un cuño apocalíptico.

Dinastía de los Asmoneos: 134 - 37 a.C.
Simón Macabeo comenzó una nueva época. Recuperó la independencia de Jerusalén y de Judea.
Conquistó Jerusalén, que se había vuelto casi en un símbolo de la potencia seléucida en medio del
pueblo judío. Se convirtió en fundador de una nueva dinastía: los Asmoneos. El nombre "asmoneo" es
de origen hebreo y fue dado por Flavio Josefo a los descendientes de Simón Macabeo. Los Asmoneos
mantuvieron el poder supremo sobre Judea, desde la muerte de Simón (134 a.C.) hasta la conquista de
Jerusalén por Herodes el Grande, en el 37 a.C. Esta dinastía prosperó hasta Alejandra Salomé en el año
67 a.C. Luego se dividió en dos facciones rivales: de un lado Hircano II y, del otro, Aristóbulo n.
Hircano II comenzó a gobernar en el 67 a.C., pero fue depuesto por Aristóbulo Il, que tomó el poder y
gobernó del 67 al 63 a.C. Pompeyo depuso a Aristóbulo II y nombró a Hircano II, que gobernó del año
63 hasta el año 40 a.C. En el mismo año, los Partos dominaron la región y nombraron a Antígono,
sobrino de Hircano n, rey y sumo sacerdote de Judea, pero esto no duró mucho tiempo. En el 37 a.C.,
Herodes el Grande venció a Antígono en la disputa por el poder sobre Judea.

Vamos a conocer con más detalles esta historia. La cronología nos ofrece la secuencia de la dinastía
asmonea que, a partir de Aristóbulo I, se arrogó el título de "reyes":

•      Juan Hircano 1: 134-104 a.C.
•      Aristóbulo I: 104-103 a.C.
•      Alejandro Janeo: 103-76 a.C.
•      Alejandra: 76-67 a.C.
•      Aristóbulo II: 67-63 a.C.
•      Hircano II: 63-40 a.C.

Juan Hircano I: el sacerdote comandante (134-104 a.C.)
Conocido también como Hircano I, sucedió a su padre, Simón Macabeo, en el año 134 a.C. (1M 16,
19-24). Ya se había destacado en la batalla contra el seléucida Cendebeo (1M 13,53; 16,1-10) y
continuó la expansión de su territorio en Transjordania, al sur de Cisjordania, y en la región costera.

En Transjordania, Hircano conquistó Mádaba después de un largo asedio. Se apropió de Samara,
alcanzando la vía internacional que unía Elat, al sur del mar Muerto, con Damasco, al norte. Hircano ya
tenía el control de la vía Maris, otra vía internacional de Cisjordania, que une el sur con el norte. Esto
le facilitó el control comercial sobre las mayores rutas de comunicación que pasaban por el territorio de
Judá.

En ldumea, conquistó las ciudades de Hebrón, Adora, Engadi y Marisa. Estos pueblos fueron obligados
a aceptar la religión de los judíos y, en pocos años, se integraron a la nación judía. Con esta conquista,
los confines territoriales de Judea llegaron a Bersabá y Orda.
En la región central de Samaría, Hircano 1 se apoderó de la ciudad de Siquén. Destruyó el templo de
los samaritanos sobre el monte Garizim, en el 128 a.C. Estos, sin embargo, no aceptaron el judaísmo y
conservaron su identidad. Sólo un pequeño distrito de Samaría fue integrado al territorio de Judea.


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En la región costera, Hircano retomó las ciudades de Joppe, Gaza y algunos puertos "como el de
Apolonia y Yamnia. Antes de su muerte, se apoderó también de la ciudad de Azoto. Hacia los años
108-107 a.C., Hircano comenzó a cercar la ciudad de Samaría. El asedio de Samaría fue largo y difícil,
pero, finalmente, logró quebrar la resistencia. Destruyó la ciudad y exiló a sus habitantes. El libro de
Judit es probablemente de esta época y no del tiempo de Nabucodonosor, como el mismo libro señala.
La narrativa gira en torno a la ciudad de Betulia, historia muy parecida a la de Bet-El (ciudad de Dios),
sinónimo de Judea.

Otro aspecto que llama la atención son los límites territoriales descritos en el libro de Judit, que
corresponden a los límites de Judea en tiempos de Hircano I, antes de la toma de Citópolis (Tdt 1,8-9;
2,28; 3,9s; 4,4. 6; 7,3). En el período de Hircano I, se constituyeron dos grupos: fariseos y saduceos.
Ambos tenían la preocupación por la observancia de la Ley, aunque los saduceos fueran más liberales e
inclinados a una política de tipo helenista. Los fariseos aparecen, a plena luz, bajo Juan Hircano I,
como un grupo que no discute la soberanía del monarca, sino su dignidad como sumo sacerdote. El
estilo político del rey y su interés por el poder provocaron la oposición de los fariseos en Judea.

Aristóbulo I: ambición y crueldad (104-103 a.C.)
Juan Hircano I murió en el 104 a.C., pero antes había designado a su esposa como responsable del
gobierno. Sin embargo, Aristóbulo., su hijo, le arrebató el poder por un año, y se proclamó rey. Aunque
las monedas no le hayan atribuido este título, al cambiar su nombre Judá del griego al hebreo, entró en
la historia como Aristóbulo I (l04-103 a.C.). Puso a su madre en prisión, la dejó morir de hambre y
apresó a sus cuatro hermanos.

A pesar de su breve reinado, tuvo éxito en la batalla contra los Itureos. Extendió su influencia sobre
Samaría y Bet-Seam. Obligó a una parte de la población de Galilea a obedecer a las leyes del culto ob-
servado en Jerusalén e impuso la circuncisión. Luego de la muerte repentina de Aristóbulo 1, su esposa,
Alejandra Salomé, liberó a sus hermanos. Nombró a uno de ellos rey y se casó con él. Era Alejandro
Janeo (l 03-76 a.C.).

Alejandro Janeo: despotismo y decadencia (103-76 a.C.)
Hijo de Hircano I, hermano de Aristóbulo 1 y sucesor de éste en el gobierno de Judea. Tenía un
carácter ambicioso, persistente y violento y era un hábil militar. Reconquistó, por medio de numerosas
campañas militares, muchos territorios del antiguo reino de Israel y de Judá, desde el territorio de Siria
y de Cisjordania hasta el de Idumea y Transjordania, de la región de los nabateos hasta el este en las
proximidades del nacimiento del río Jordán. Para esto, enfrentó a muchos enemigos externos, sobre
todo los reyes seléucidas y nabateas. No tuvo, sin embargo, el mismo éxito internamente, y enfrentó
varios conflictos con los miembros de la dinastía reinante, los secuaces saduceos y los fariseos, el
partido de oposición. No era bien aceptado por la población de Jerusalén, por su despotismo y su
indiferencia religiosa. ,

Se le atribuye a Alejandro Janeo la fundación de famosas fortalezas, como la de Maqueronte, quizá
Massada y otras. Éstas sirvieron de puntos estratégicos para su defensa contra los nabateos y se
hicieron famosas en tiempos de Herodes el Grande (37-4 a.C.), que las convirtió en castillos forti-
ficados con algunas construcciones espléndidas anexas.

Alejandro Janeo se atribuyó la dignidad de "rey de los judíos", según lo indican las monedas que
mandó acuñar en bronce, pero sin tener tal derecho hereditario. La violencia, el terror y las guerras eran
más para mantener a Judea bajo su dominio; por esto, vivía rodeado de peligros y amenazas, pero no


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sucumbió por los adversarios, ni por sus errores, sino por el vicio del alcoholismo, según informaciones
de Flavio Josefa. Murió en el año 76 a.C., a los 49 años.

'La paz de la reina Alejandra Salomé (76-67 a.C.)
Alejandra Salomé era viuda de Aristóbulo 1, hermano de Alejandro Janeo, quien se convirtió en su
segundo marido. Su doble nombre griego y hebreo y el cargo político que ocupó hacen pensar que fue-
ra de familia noble, de ascendencia asmonea o sadiquita.

Salomé gobernó de 176 al 67 a.C. Mantuvo buenas relaciones con los fariseos. Aseguró su autoridad y
el pueblo vivió un tiempo de paz. Confió a su hijo mayor, Hircano II, el cargo de sumo sacerdote, que
ella no podía ejercer legalmente. Mantuvo el Estado asmoneo sin emprender guerras y no dejó que la
oposición de sus hijos llegara a un conflicto abierto en la lucha por el poder, a pesar del aumento de las
amenazas externas. Con la muerte de la madre, Hircano II asumió el gobierno por poco tiempo (67
a.C.). Lo perdió, luego, ante su hermano Aristóbulo II (67-63), favorecido por Roma, a quien éste había
pedido ayuda.

Aristóbulo 11: sumisión al poder romano (67-63 a.C.)
Aristóbulo II logró arrebatar el poder de manos de su hermano Hircano II con el apoyo de los saduceos,
pero no pudo impedir la entrada de Pompeyo en Jerusalén. Éste la cercó y construyó rampas para
facilitar el acceso 21: la parte alta de la ciudad, donde estaban el Templo y el palacio. Después de tres
meses, venció la resistencia y entró en la ciudad en sábado. Invadió el Templo y entró hasta el Santo de
los Santos. Aunque sin dañarlo, el gesto fue considerado como una profanación a los ojos de los justos.

Aristóbulo se presentó en el campamento de Pompeyo y se entregó, considerado un prisionero fue
deportado a Roma junto con su hijo Antígono. A partir del año 63 a.C., Roma comenzó a dominar la
región, nombrando a los reyes y sumos sacerdotes y exigiendo el pago de tributos.

Hircano II: humillación y dolor (63-40 a.C.)
Pompeyo nombró a Hircano II sumo sacerdote y gobernador de Judea. En realidad; quien gobernaba
era Antípater, su ministro, que fue asesinado en el 43 a.C. Por poco tiempo, los Partos dominaron la
región y constituyeron a Antígono sumo sacerdote y rey (40-37 a.C.). Hircano II fue destituido de sus
funciones y mutilado. Herodes, hijo de Antípater, huyó a Roma, pero en el 37 a.C., retornó y disputó el
poder sobre Judea con Antígono. Herodes salió victorioso.

Escritos de la época de los Asmoneos
En el período de los Asmoneos nacieron algunos escritos que muestran todo el conflicto entre los
judíos arraigados en sus tradiciones religiosas y los autores de la helenización. Son los libros de Daniel
y 1 y 2 Macabeos. En el libro del profeta Isaías, los capítulos 24-27 y 34-35 ya presentan una
perspectiva apocalíptica, probablemente de este período.

La apocalíptica: los secretos de la justicia divina
La palabra "apocalíptica" viene del griego "Apocalipsis", que significa "revelación". En el tiempo de
los Seléucidas comenzaron a surgir escritos de cuño apocalíptico. En un contexto de conflicto,
persecución y brutalidad, en que la vida era amenazada, estos escritos comparten algunas
características: se trata de hechos escondidos a los ojos de la mayoría, pero revelados por Dios a una
persona. Tales escritos se atribuyen a una persona importante para subrayar la relevancia de la
revelación y hablan del cosmos, de la historia y del destino del pueblo de Dios. La intervención de Dios
se da en el "Día del Señor", cuando se manifestará el Hijo del hombre en su gloria. En la perspectiva
profética, la historia puede ser transformada; en la apocalíptica no, se trata de un corte radical. Es una
                                                                                                      204
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Folleto 10

  • 1. 179 17 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 9 X. FE BÍBLICA: UNA LLAMA ARDE EN MEDIO DEL VENDAVAL 1. LA CULTURA DE UN PUEBLO REFLEJA SU MODO DE VIVIR Todos los pueblos son portadores de cultura, unas veces con semejanzas, otras con aspectos diferentes, que reflejan el modo propio de vestir, comer, habitar, celebrar, manifestar sus creencias y organizar su vida familiar y social. Retomando el camino hecho Ciro, rey de Persia, fue esperado por los exiliados de Babilonia como el "ungido", el nuevo "Pastor" del pueblo elegido. Encantó a los sacerdotes de Marduk y al Segundo Isaías por su respeto a las tradiciones religiosas de los pueblos conquistados para su imperio. Dio a los exiliados libertad de volver a sus tierras y, junto con sus sucesores, apoyó diversos proyectos de reconstrucción de Judea. Éstos fueron llevados adelante por Sesbasar, Zorobabel, Josué, Nehemías y Esdras. Persia mantuvo, sin embargo, la región bajo su dependencia política y económica. La comunidad judía, fuera de su tierra y, luego, al volver a ella, se hallaba en medio de una multiplicidad de razas, culturas y religiones. Así, pues, necesitaba encontrar una forma de rescatar su identidad cultural y religiosa; Nehemías y Esdras contribuyeron mucho a esto, por medio de la observancia estricta de la ley de Moisés y de algunas prácticas como la circuncisión, el sábado y, de modo especial, las leyes de santidad y pureza. La situación de amenaza externa en que la comunidad vivía la llevó a cerrarse como forma de defensa de sus principios y prácticas. Esto trajo como consecuencias la exclusión de la mujer extranjera, la lectura nacionalista de la Palabra de Dios y la observancia estricta de la ley, que marginaba incluso a los mismos hermanos samaritanos, considerados como infieles. En este contexto surgieron diversos escritos de protesta contra el encerramiento de la comunidad en sí misma y el rigorismo de la ley. Estos escritos aportaron una visión más abierta y universal sobre la salvación y la mujer, y posibilitaron la reafirmación de algunas tradiciones ya olvidadas por la comunidad judía, como la del redentor y la del levirato. Desde el punto de vista político, Judea no llegó a conquistar la independencia en el período persa, pero reconquistó su posición como provincia, desligándose de la provincia de Samaria, en tiempos de Nehemías. No pasó mucho tiempo y un nuevo imperio comenzó a consolidarse, esta vez no en Oriente, sino en Occidente: Grecia. Israel sufrió mucho pues estaba confrontado a un pueblo con otra mentalidad y con tradiciones culturales y religiosas muy diferentes. Algunos reyes, sobre todo en el período de los Seléucidas, emprendieron una verdadera campaña de helenización de la cultura judía. El resultado fue desastroso, como veremos luego. Todos los pueblos dominados han enfrentado o enfrentan este desafío con mayor o menor intensidad. La civilización griega occidental Los griegos tenían un modo particular de concebir la vida en familia y en sociedad, mucho menos marcada por la tradición y por la dimensión comunitaria. Tenían diferentes formas de organización social, de tradiciones culturales y de vivencias religiosas. Con esta realidad el pueblo de Israel tuvo que convivir durante muchos años y en constante conflicto. Abordaremos algunas de las referencias de esta sociedad helenista. 179
  • 2. 180 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 0 Ciudades griegas La ciudad (polis) es la base de la unidad cultural, social, económica y religiosa de Grecia. Todas las ciudades griegas tenían una gran autonomía. Había poca intervención de los reyes en su organización interna. Eran ciudades-estados regidas por una constitución elaborada en los moldes de la constitución de Atenas, y defendidas por un ejército permanente, formado por sus ciudadanos. Dentro de la ciudad tenían lugar diversos servicios populares: comercio, religión, actividades sociales, cultura, etc. Empórion En el centro de la ciudad estaba el empórion (es decir, mercado), palabra griega que dio origen al castellano "emporio', o mercado. Es una especie de almacén de víveres, ubicado en la plaza central, conocida como ágora. En el mercado se vendían los productos que venían del campo (cereales, legumbres, frutas...); Y los industrial izados como el lino, objetos de guerra, cerámicas y otros. El comercio se realizaba a través dé la moneda propia de cada ciudad. Además del mercado, las minas, de propiedad del Estado, también eran fuente de lucro, arrendadas a pequeñas empresas que absorbían la mayor parte de la mano de obra. Divinidad y templo: centro de la vida cultural Cada ciudad tenía su divinidad protectora principal, con su templo. Éste era atendido por una casta sacerdotal que oficiaba las ceremonias religiosas. Los sacerdotes no ejercían gran influencia en la vida moral del pueblo. La religión importaba en cuanto servía a los intereses de los hombres y mujeres que frecuentaban el templo, que ayudaba no sólo para el culto de la divinidad, sino también como taller de artes, escuela de música, estudio de los textos sagrados (Aeroglíficos y cuneiformes) y también ejercía una función bancaria. Estructura social: diferencias bajo el velo de la igualdad La sociedad griega estaba dividida, básicamente, en tres clases sociales: la de los ciudadanos, la de los libertos y la de los esclavos. Los ciudadanos eran sólo los varones nacidos de padres ciudadanos. Éstos gozaban de plenos derechos. Algunos, con raras excepciones, obtenían la condición de ciudadanos gracias a leyes especiales. La segunda clase social, la de los libertas, era conocida en Atenas con el nombre de metecos. Estaba formada, en su mayoría, por extranjeros que no tenían los mismos privilegios políticos de los ciudadanos, pero podían poseer tierras. Entre tanto, la mayoría de la población estaba constituida por esclavos, divididos en esclavos urbanos y esclavos de las minas. Pocos esclavos urbanos conseguían pasar a la segunda clase social, la de los libertas. Normalmente, mejoraban su posición según los servicios prestados. Podían, entonces, recibir un salario por el trabajo y adquirir propiedades. Algunos llegaban incluso a ocupar posiciones respetables como pequeños funcionarios públicos y gerentes de banco. Pero a los esclavos de las minas se les reservaba un trato muy cruel y carente de derechos. A pesar de las diferencias entre las clases sociales y de la desigualdad entre ricos y pobres, no había un desnivel social tan escandaloso como se presenta hoy. Comían el mismo tipo de comida, vestían el mismo tipo de ropa y participaban en las mismas diversiones. Esta igualdad sustancial era creada por el sistema de servicios que los hombres ricos prestaban al Estado en forma de contribuciones para costear el teatro, equipar la marina y sostener a los pobres. Los 180
  • 3. 181 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 1 griegos estaban habituados a un estilo de vida sin grandes comodidades ni lujos. Profesores, escritores, albañiles, carpinteros y trabajadores comunes de la población recibían un dracma diario. El salario era el mismo para todos. Los pasteles de cebada, cebolla y pescado, regados con vino, eran el alimento principal. El vestido era un pedazo de tela rectangular enrollado en el cuerpo -sostenido por un alfiler en los hombros y amarrado a la cintura por una cuerda- y sandalias. Normalmente, la preocupación de los griegos era vivir de manera sosegada sin la preocupación de acumular riquezas como forma de poder y prestigio. Se contentaban con un pequeño negocio que les diera una renta razonable. Lo que los ciudadanos deseaban era tiempo libre para dedicar a la política, a las conversaciones de la plaza ya las actividades intelectuales y artísticas, cuando había disposición para esto. Filosofía: diferentes escuelas de vida La cultura griega se distinguió por su filosofía de vida y por la filosofía clásica, que tuvo gran influencia en la cultura universal. Entre los primeros filósofos helénicos están los cínicos, que surgieron alrededor del 350 a.C. Diógenes fue una de las figuras más representativas de este movimiento, volviéndose famoso por su gesto de buscar, en pleno día, con una linterna encendida, a un hombre honesto. El mayor objetivo de su vida era el cultivo de la autosuficiencia; cada uno debería encontrar dentro de sí la capacidad de satisfacer sus propias necesidades. En esta misma época surgieron dos escuelas, cada una con su filosofía de vida. La primera fue la escuela de Epicuro, fundada hacia el350 a.C. Ésta dio origen al epicureísmo, cuyo principio era la ley del menor esfuerzo. Era un liberalismo total, con tal de que la persona viviera sin dolor y sin esfuerzo en ningún sentido. La segunda filosofía de la vida nació como reacción a los epicúreos, es la escuela estoica de Zenón de Cício. Ésta primaba por el rigorismo en la observancia de la disciplina y de las reglas del buen vivir, elaborando listas de virtudes que debían evitarse. Pablo, el apóstol, sufrió la influencia de la escuela estoica. En sus escritos encontramos, con cierta frecuencia, listas de defectos y virtudes (cf. Rm 1.29-32; 1 Co 5.10-11; 6,9-10; Ga 5,19-21 y otras). Contemporánea a las filosofías de vida, estaba la filosofía clásica desarrollada por los grandes filósofos como Platón, Sócrates, Aristóteles y otros. Los griegos cultivaban. El espíritu valía más que la materia. Esta mentalidad se produjo en la valoración del trabajo y, por consiguiente, de las personas: la producción intelectual era mejor considerada, mientras el trabajo que exigía más esfuerzo físico, era considerado inferior y se reservaba a los esclavos. Aún hoy existe una valoración diferenciada entre el trabajo manual y el intelectual. Son influencias culturales que persisten y pesan sobre los trabajadores. Etapas de la dominación griega sobre Israel El período helenista es complejo. Para facilitar su comprensión lo estudiaremos en cinco bloques: el período de Alejandro Magno, de los Lágidas o Tolomeos, de los Seléucidas, de la revolución de los Macabeos y de la dinastía Asmonea. 181
  • 4. 182 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 2 TAREA: La cultura popular es una herencia familiar. Los padres enseñan a los hijos. ¿Qué nos enseñaron nuestros padres en la infancia? ¿Canciones? ¿Historias? ¿Leyendas? ¿Danzas? • ¿Hoy enseñamos a nuestros hijos y nietos la herencia cultural que recibimos? • ¿Los niños se interesan por aquellos que tenemos para enseñarles? • ¿Cuál es la cultura del niño, del adolescente y del joven de hoy? En la visión bíblica, el ser humano es integralmente cuerpo y alma. Existe la percepción de la materia y del espíritu (barro y aliento), pero no son antagónicos entre sí como en el mundo griego, en que el cuerpo es la prisión del alma. Sintonía con la Biblia: Leer Tobías 14,3-11. En el exilio, el justo Tobías se mantiene fiel a las prácticas de la fe judía. Así se hace merecedor de la bendición de Dios, la cual comunica a sus descendientes. ¿El diálogo final de Tobías con su hijo es válido también para nosotros y nuestros hijos? ¿En qué aspectos? 2. LA GLOBALIZACION HELENISTA INVADE LA CULTURA DE ISRAEL Helenistas (griegos) y judíos viven mundos culturales diversos. Cuando Grecia dominó a Judea, algunos reyes griegos quisieron imponer sus tradiciones culturales a los judíos. Pero encontraron mucha resistencia de una fracción significativa de la población. La élite, sin embargo, se adhirió en gran escala a la helenización. Alejandro Magno y la expansión del imperio: 336-323 a.C. Filipo de Macedonia, en el 338 a.C., logró unificar bajo su imperio a toda Grecia. Pero no reinó durante mucho tiempo, pues fue asesinado en una riña familiar. Su hijo Alejandro lo sucedió y siguió con las campañas militares de expansión territorial de su padre. Conquistó Siria en el333 a.C. y, en seguida, Tiro, Fenicia y Gaza, llegando hasta Egipto, donde fundó la ciudad de Alejandría, en el33l a.C. En el mismo año conquistó el imperio persa, que era su mayor sueño. La difusión del espíritu griego en el espacio fenicio Palestina no se dio de modo uniforme. Alejandro Magno, al comienzo, conquistó al antiguo núcleo israelita de las montañas de Samaría y de Judá y la planicie costera, y siguió hacia Cisjordania, llegando hasta Transjordania, donde fundó la Decápolis, formada por diez ciudades griegas, entre las cuales se destaca Gadara. Del 330 al 326 a.C., alcanzó progresivamente el Oriente y llegó hasta la India. Poco a poco fue asentando las bases para el gran imperio helenista. Con sólo 32 atlas, Alejandro enfermó, como consecuencia de la malaria que azotó a Babilonia, y murió en el 323 a.C. Muchos hasta hoy lo consideran un genio de la estrategia y de la organización militar, pues nunca perdió una batalla. Era inteligente y estaba dotado de un gran valor. Su muerte prematura desencadenó la ambición de los cuatro diádocos (es decir, generales) en la disputa por la sucesión del imperio, que, luego de muchas luchas, fue dividido entre ellos. Seleuco se quedó con Persia, Mesopotamia y Siria. Lisímaco se apropió del Asia Menor y de Tracia. Cassandro se 182
  • 5. 183 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 3 estableció en Macedonia y los Tolomeos, también conocidos como Lágidas, ocuparon Egipto, Fenicia y la tierra de Israel. Con esta nueva fase comenzó el período conocido como helenismo, caracterizado por la "fusión" de dos tradiciones culturales: la cultura occidental griega y la cultura oriental semita. Sin duda, esta mezcla no se dio en su totalidad en la vida de ambos pueblos. Los judíos, sobre todo, se resistieron mucho a la helenización, aunque ésta haya dejado sus huellas, como lo veremos más adelante. Israel bajo el dominio de los Lágidas de Egipto: 323 - 198 a.C. Tolomeo era uno de los cuatro generales del ejército de Alejandro Magno. A él le correspondió Egipto, Fenicia e Israel. Era hijo de Lagos de Macedonia, de donde vino el nombre de la dinastía de los Lágidas de Egipto, conocidos también como Tolomeos de Egipto. Estos vivían continuamente amenazados por los Seléucidas de Siria, que ambicionaban su territorio. La secuencia cronológica de sus reyes, según los escritos de Flavio Josefo, Zenón, Aristeas y las referencias bíblicas (Daniel 11; 1 y 2 Macabeos) nos ayudan a ubicar los acontecimientos: • Tolomeo I Soter: 323-285 a.C. • Tolomeo II Filadelfo: 285¬247 a.e. • Tolomeo III Evergetes: 247¬221 a.C • Tolomeo IV Filopátor: 221¬03 a.C. • Tolomeo V Epífanes: 204- 81 a.e. Los Tolomeos establecieron la capital del reino en Alejandría de Egipto. No todos los reyes dieron igual importancia a la tierra de Israel. Destacaremos dos reyes de este período: Tolomeo I Soter y Tolomeo II Filadelfo. Tolomeo I Soter (323-285 a.C) conquistó la tierra de Israel Llegó a Jerusalén hacia el 320 a.C., en un día sábado y con el pretexto de llevar una ofrenda al Templo, se apoderó de éste y de toda la ciudad. Apresó a numerosos judíos y los deportó a Alejandría. El segundo hecho impol1ante en su gobierno fue el incentivo dado a la cultura, al fundar un museo en Alejandría de Egipto. Tolomeo I Soter fue sucedido en el poder por Tolomeo TI Filadelfo (285-247 a.e.). Éste se destacó por dos hechos que tuvieron repercusión sobre la región de Israel: El primero fue haber conseguido un tiempo de paz con los Seléucidas de Siria. Para ratificar esta alianza, Tolomeo 11 concedió su hija, Berenice, en matrimonio, a Antíoco II, Teo, de los Seléucidas de Siria, quien, por ese motivo, despidió a su esposa legítima, Laodicea (cf. Dn 11,6). Posteriormente ésta toma venganza del marido y lo envenena, al igual que de Berenice y del hijo que ésta había tenido con Antíoco n. El segundo hecho de gran importancia para los judíos que vivían en la diáspora es de orden cultural y religioso. Tolomeo mandó traducir la Biblia hebrea al griego, para conservarla en su museo de Alejandría, según informaciones de la pseudo-cat1a de Aristeas. La dinastía de los Lágidas de Egipto perdió la hegemonía sobre Judea hacia el año 198 a.C., en la batalla de Panión, y a partir de esta fecha los Seléucidas de Siria comenzaron a dominar sobre la región de Judea. En el período de los Tolomeos surgieron diversos escritos que reflejan su contexto histórico y sus problemáticas más agudas. Época de los Tolomeos: los antiguos escritos se iluminan Gran parte de los antiguos escritos alcanza su redacción definitiva en este período: los libras de Esdras, Nehemías y 1 Y 2 Crónicas se atribuyen al mismo autor, llamado Cronistas. Los dos libros de las 183
  • 6. 184 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 4 Crónicas habrían constituido inicialmente una sola obra, igualmente Esdras y Nehemías. De hecho, son muy semejantes en su estilo y contenido. Tratan de los mismos temas fundamentales: el Templo, el culto, el clero, el gobierno de David y la restauración de la comunidad pos-exílica. Un testimonio a favor de la unidad de la obra cronista, hoy formada por los cuatro libros, es el final de 2 Crónicas, literalmente igual al inicio del libro de Esdras: "En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió Yahveh el espíritu de 9iro, rey de Persia, quien, mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino. “Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Élme ha encargado que le edifique una Casa en " Jerusalén, en Judá [...]'" (cf. 2Cro 36, 22-23; Esd 1,1-3c). No obstante, en nuestras Biblias, la obra cronista comprende cuatro libros, que abordaremos por separado. Primer libro de Crónicas: se reafirma la herencia de David 1 Crónicas retoma las listas de las genealogías contenidas en el libro del Génesis 1-12. En el Génesis, las genealogías van desde Adán hasta Abrahán. También 1 Crónicas comienza con Adán y llega hasta el final del reinado de David. El segundo libro de Crónicas comienza con Salomón y sigue hasta el siglo V a.C., después del exilio de Babilonia. Podemos dividir 1 Crónicas en dos partes. En la primera, el cronista muestra un interés particular por la tribu de Judá, por la descendencia de David y por los levitas y habitantes de Jerusalén (1 Cro 1-9), preparando, de esta forma, la historia de David, personaje central de la segunda parte del libro (l Cro 10-29). El autor de las Crónicas ignora las fallas del rey David presentadas en los libros de los Reyes: desavenencias con Saúl, el deseo por la mujer de Urías, las intrigas familiares por la sucesión y las revueltas de sus generales. El libro muestra, por otro lado, interés por la profecía de Natán a favor de la casa de David (1 Cro 17) y por las instituciones religiosas de aquel tiempo: el arca y la organización del culto en Jerusalén (1 Cro 13; 15¬16), los preparativos para la construcción del Templo y las funciones desarrolladas en éste por parte de los levitas, las clases sacerdotal es, los cantores y porteros (1 Cro 21¬28). Muestra la preocupación de David por las ofrendas del Templo (1 Cro 29,1-20), sin embargo no será él quien lo construya, sino su hijo Salomón, como aparece en la segunda obra de Crónicas. Segundo libro de Crónicas: la bendición de Dios para la casa de Judá 2 Crónicas también se presenta en dos palies. La primera comienza con la oración de Salomón, pidiendo a Dios la sabiduría para gobernar bien. Sigue la construcción del Templo y su dedicación, el traslado del Arca, las oraciones, los discursos y un elogio a la gloria de Salomón. También acerca de Salomón el autor ignora las sombras que hubo en su reinado, y por el contrario resalta su riqueza y gloria, frutos de la bendición divina (2Cro 1-9). Lo que interesa al autor en la segunda parte de la obra es la exaltación de la monarquía del reino de Judá y de la dinastía davídica. Todos los reyes son juzgados según la fidelidad o infidelidad al Señor. Y el modelo, el parámetro del juicio es el rey David, fiel a Dios. Ningún rey fue fiel al Señor; todos fueron infieles y son desaprobados por el cronista. De Judá, al sur, sólo dos reyes merecieron aprobación: Ezequías y Josías. Éstos fueron aprobados por la reforma religiosa que comprendieron en su gobierno (2Cro 29-35). 184
  • 7. 185 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 5 Esdras y Nehemías: el renacimiento de la comunidad judía Esdras y Nehemías formaban un solo libro en las biblias hebrea y griega, bajo un único nombre: Esdras. En la traducción de las lenguas originales al latín, la Vulgata, san Jerónimo lo dividió en dos libros: Esdras y Nehemías. Las narraciones de las Crónicas terminan con la ruina de la monarquía en el reino de Judá, mientras Esdras y Nehemías retoman la historia después del exilio, con el edicto de Ciro que daba libertad a los exiliados para volver a su tierra, y abordan los diversos proyectos de reconstrucción de Judea y de la comunidad de Israel. Esdras y Nehemías tienen los mismos grandes temas: el templo, la ciudad de Jerusalén y la comunidad del pueblo escogido. La primera preocupación de los exiliados que volvieron a la patria fue la reconstrucción del Templo (Esd 1,2), que era la expresión máxima de la presencia de Dios en medio del pueblo, el lugar por excelencia para mantener la relación con el Señor mediante el culto, los sacrificios y las ofrendas. Al Templo están ligados aquellos que sirven a Dios y lo representan ante el pueblo: los sacerdotes, los objetos de culto, las ofrendas (Esd 1,9-11; 2,68-69) y el altar, el primero en ser restablecido para ofrecer sobre él los sacrificios a Dios (Esd 3,1-7). La segunda preocupación que se refleja en estos escritos es la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén, destruida por Nabucodonosor en el 587 a.C.; ciudad santa que cobija al Templo y al pueblo escogido. Nehemías pidió autorización al rey persa para reconstruir las murallas de la ciudad. Finalizó con éxito la obra, a pesar de las resistencias que encontró. La tercera preocupación que se refleja en estos libros es la restauración de la comunidad, del pueblo escogido por Dios. Este pueblo no tenía ya independencia ni autonomía nacional. Se preocupó, entonces, por conservar la identidad ética y religiosa, volcándose a la observancia rigurosa de la ley de Dios, de las fiestas, de la circuncisión, del sábado y de los diezmos destinados a los sacerdotes y al culto (Ne 10; 12; 13,1-22). Hizo un gran esfuerzo para el imitar los matrimonios mixtos (Esd 10; Ne J 3,23-30) y las desigualdades sociales (Ne 5). Conozcamos lo específico de los libros de Esdras y Nehemías. Esdras: el primado de la Ley de Moisés El libro de Esdras puede dividirse en dos grandes bloques: de 1-6 y de 7-10. En el primer bloque, el autor retoma la historia desde el edicto de Ciro, en e1538, que daba libertad a los exiliados para volver a Jerusalén y reconstruir el Templo. Las obras de reconstrucción se comenzaron, pero fueron obstaculizadas por la oposición de los samaritanos. El segundo bloque narra la llegada del escriba Esdras, encargado de los asuntos judíos en la corte persa, a Jerusalén. Llegó con un decreto que le daba autoridad para imponer la observancia de la Ley de Moisés, reconocida como Ley de Dios y del rey (Esd 7,26). Nehemías: la comunidad retorna la Alianza 'El libro de Nehemías presenta la primera y la segunda misión de Nehemías y la situación de los habitantes de Judá. Este libro puede estudiarse en cuatro bloques. En el primero (Ne 1,1-7,72) el autor presenta la primera misión de Nehemías: la reconstrucción de los muros en Jerusalén y las dificultades que encontró para llevarla a cabo. En el segundo (Ne 7,72b-l0, 40) narra el nombramiento de Nehemías como gobernador de Judá'. Esdras hizo la lectura solemne de la ley y celebró con el pueblo la fiesta de las Tiendas, donde todos confesaron sus pecados y se comprometieron a observar la Ley. El 185
  • 8. 186 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 6 tercer bloque (Ne 11,1-13,3) trae diversas listas de los moradores de Jerusalén, de la provincia de Judá, de los sumos sacerdotes, de los levitas y otras. Presenta la dedicación de las murallas de Jerusalén. El cuarto y último bloque (Ne 13,4-31) narra la segunda misión de Nehemías en Jerusalén, ante la comunidad judía, y aborda cuestiones relacionadas con el orden en el Templo, el diezmo de los levitas, la observancia del sábado y el matrimonio con mujeres extranjeras. 2 Zacarías 9-14: el Rey Mesías es humilde y manso El libro de Zacarías fue escrito en dos épocas distintas: en el período persa, los capítulos 1 -8 (Zc 1,1), hacia el 519 a.C.; y en el período griego, los capítulos 9-14 (Zc 9,1 -8). En la segunda parte, la preocupación central es la llegada de los tiempos mesiánicos. Hay una referencia explícita a la campaña de Alejandro Magno, en el 332 a.C. (Zc 9,1-8). En los capítulos 9-11 predominan el texto en poesía y la utilización frecuente de los libros de Jeremías y de Ezequiel. Se habla de un rey humilde, montado en un borrico (Zc 9, 9- 10), que la tradición cristiana releyó presentando a Jesús, el nuevo Rey Mesías, que entró triunfal en Jerusalén, antes de celebrar la Pascua. Los capítulos 12-14 son escritos casi todos en prosa y, en perspectiva apocalíptica, hablan del "traspasado" con referencia al pueblo (Lc 12,10); el Nuevo Testamento hizo una aplicación de estos textos a Jesús. Malaquías: coherencia y sensibilidad Malaquías, en hebreo, significa "mi mensajero". El libro refleja los grandes problemas que emergieron ya en el período de Nehemías y Esdras y continuaron en el período helenista: los matrimonios mixtos y la práctica inadecuada del culto. El profeta hace una. Acusación contra los sacerdotes que ofrecían a Dios sacrificios de animales defectuosos (MI l ,7¬8.13), mostrando que realizaban un culto vacío que no servía a Dios (MI 2,2). En este escrito el autor aborda también la cuestión de los matrimonios mixtos. Su opinión parece ser contraria a la de Nehemías y de Esdras, que se oponían a esta práctica (MI 2, 14, cf. Esd 9; Ne 6,18; 10,31; 13,23-27). Sin embargo, en otro texto, el profeta parece también oponerse a los matrimonios mixtos por el riesgo de idolatría que representan (MI 2,11). Eclesiastés: el sentido de la vida humana El libro de Eclesiastés es también conocido como Cohélet (Qohélet), que en hebreo significa "aquel que habla en la asamblea". Si por un lado el nombre señala al orador, por otro indica también a la asamblea que éste representa. Cohélet parece estar cansado de la enseñanza clásica de mucho tiempo, tanto en el helenismo como en el judaísmo. Contra el helenismo, que apreciaba el cuerpo, el placer de los sentidos, el lucro, el poder, el enriquecimiento y el conocimiento, Cohélet afirma categóricamente: "He comprendido que aun esto es atrapar vientos" (Ecl 1,17; 2,1): "Vanidad de vanidades, todo es vanidad" (Ecl l, 2). ¡Todo no es más que un soplo! Cohélet cuestiona, también, la doctrina oficial judía sobre la retribución y la piedad tradicional (Ecl3, 12-22). La obra puede estudiarse en dos grandes bloques: de 1 a 6 el autor relativiza todo como "viento", porque nada de este mundo trae felicidad. Ni el mismo Salomón con toda su pompa y sabiduría conoció la felicidad (cap. 2). La mitad de las acciones humanas son un gesto de luto (cap. 3). Luego, evalúa los males de la vida en sociedad y dinero (caps. 4-6). En los capítulos 7-12 considera la práctica de la 186
  • 9. 187 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 7 sabiduría que conduce a la moderación; habla sobre las injusticias, el des- g. tino del ser humano, hace un elogio de la vejez (Ecl 12, 1-8) y, en el epílogo, reporta el encomio de un discípulo a Cohélet. El autor enfrenta la vida humana, bajo diversos aspectos, con mucho realismo, llegando en algunos momentos a la ironía y al pesimismo. Para él, el verdadero "temor" consiste en que el ser humano tenga conciencia de sus limitaciones. Por más que lo intente o se esfuerce, el ser humano es imperfecto, no es Dios: debe aceptar sus límites. Esther: el amor valeroso vence la muerte Existen dos versiones del libro de Ester, una en hebreo y otra en griego. La versión griega aumenta, desde el inicio hasta el fin del texto hebreo, 93 versículos a los 167 ya existentes en la versión hebrea. En las traducciones católicas, las adiciones en griego vienen insertas en la narración hebrea. La versión hebrea cuenta la llegada de Ester al trono de Persia y el descubrimiento de una celada contra el rey de Persia, maquinada por un grupo antijudío liderado por el primer ministro Amán. Muestra la valiente intervención de Ester en favor de los judíos, el ahorcamiento de Amán a causa de su persecución a los judíos y la organización de un movimiento reaccionario de los judíos. , Finalmente, presenta la institución de la fiesta de Purim (es decir, de las Sueltes), celebrada aún hoy entre los judíos. Las adiciones griegas relatan el sueño de Mardoqueo, la carta de condena de los judíos, la oración de Mardoqueo y de Ester, la visita de Ester al rey, la carta de rehabilitación de los judíos y la interpretación del sueño de Mardoqueo. La traducción griega ya era conocida hacia el año 114 a.C., cuando el texto fue enviado a Egipto como una manera de autenticar la fiesta de Purim (cf. Est 10,3). Sin embargo, la versión hebrea es anterior, conocida ya hacia el 160 a.C., porque 2M 15,36 hace referencia al "día de Mardoqueo". Esto nos lleva a pensar que la historia de Ester ya era popular y probablemente el mismo escrito circulaba entre las comunidades judías. La historia de Ester y Mardoqueo recuerda las historias de Daniel y de José en Egipto, que lucharon por la liberación de su pueblo. Salmos 73 y 139: confianza incondicional en Dios Los salmos 73 y 139 son salmos de instrucción. Quieren dar una enseñanza: en el sufrimiento y en la prueba, el salmista depura sus ideas y sus sentimientos. El salmo 73 revela la perplejidad del salmista ante la prosperidad de los impíos (vv.3.12) y el sufrimiento de los justos (vv. 13.14). En esta época, la enseñanza oficial del Templo era la teología de la retribución: Dios bendecía a quien practicaba el bien y maldecía a quien obraba el mal. En virtud de esta doctrina, el salmista expone cómo en la práctica sucede lo contrario: el que hace el bien sufre y el que practica el mal prospera. A partir de esta constatación, muchos entraban en crisis de fe: "En vano guardé el corazón puro, mis manos lavando en la inocencia" (v. 13). Pasada, sin embargo, la crisis, el salmista renovaba la confianza incondicional en Dios: "Mi bien es estar junto a Dios" (v. 28). El salmo 139 presenta una larga meditación sobre la omnisciencia de Dios. Él conoce a cada ser humano aun antes de ser concebido. Acompaña todos sus actos: "Mi alma conocías cabalmente, y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún 187
  • 10. 188 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 8 exista uno solo de ellos" (vv.15-16). El salmista se muestra maravillado e incapaz de comprender la grandeza de los designios de Dios, y le pide que elimine a sus enemigos y le renueve su fidelidad. Escritos sobre el período de los Tolomeos Encontramos algunos capítulos de los libros de Isaías (24-27 y 34-35) Y lo del (3-4) que hablan de este período histórico, pero no fueron escritos en esta época. Estos textos fueron añadidos a otros capítulos de sus respectivos libros. Isaías 24-27: Dios habitará en Jerusalén Los capítulos 24-27 de Isaías son conocidos como el "Apocalipsis de Isaías".Aunque no tengan todas las características de la apocalíptica, muestran, sin embargo, una de sus preocupaciones fundamentales: el fin de los tiempos, cuando los impíos recibirán el castigo definitivo y los justos el premio eterno. Estos capítulos presentan poemas escatológicos (24,1-6; 25,6-10; f},20-27,1) Y cánticos líricos . 24,7-'163; 25,1-5; 26,1-19; },2-13). El autor contrapone la ciudad impía reservada para los judíos (24,10; 25,2; 26,5; 27~ 1O) a la ciudad santa reservada para los justos, los humildes y los pobres (26,1-6). En la montaña de Sión en Jerusalén, se manifestará la gloria del Señor (24,23; 25,6-7,10; 27,13). En ella, Dios congregará a todos los pueblos para el banquete (25,6), aunque el castigo de la ciudad es el preludio necesario para la restauración de la ciudad y la resurrección del pueblo (26,10). Isaías 34-35: la paz no tendrá fin Los capítulos 34 y 35, atribuidos al Primer Isaías, son conocidos normalmente como el "pequeño Apocalipsis de Isaías". Hacen una descripción de los últimos y terribles combates que el Señor debe emprender contra las naciones en general, y contra Edom en particular (cap. 34). El segundo tema es la liberación de Sión: cuando el desierto florecerá y en él se abrirá un camino para el nuevo éxodo, por el cual pasará un pueblo purificado que se establecerá en Sión, para gozar de una paz sin fin (cap. 35). Joel 3-4: un pueblo renacido El tema desarrollado por Joel, en estos dos capítulos, refleja la misma temática de los Apocalipsis de Isaías: la construcción de un pueblo nuevo (3,1.2.5; 4, 16b-18.20-21) y el juicio en el día del Señor (3,3¬4; 4,1-16".17-19). El pueblo estará conformado por aquellos que sobrevivan a la tribulación y sean llamados por el Señor al monte santo de Sión, donde invocarán su nombre y serán salvados. Dios será para ellos refugio y baluarte. TAREA: - Sintonía con la Biblia: Leer Zc 8,10-17; ls 11,1. - El pueblo humilde de Judá recobró el ánimo, cuando pudo habitar y cultivar la tierra. - Isaías dice que este pueblo es un retoño, nacido del antiguo tronco. Cuando es posible compartir los bienes de la tierra, brota la ida, como un retoño del tronco seco. ¿Cuáles son los retoños que nacen en nuestro país, en nuestra región, en nuestra comunidad? 188
  • 11. 189 18 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 9 3. UNA NUEVA POLÍTICA ILUSIONA AL PUEBLO El pueblo judío, bajo el dominio de los Seléucidas, vivió momentos cruciales en su historia. Entre los reyes Seléucidas, Antíoco IV Epífanes se destacó por su intolerancia a las tradiciones culturales y religiosas, promoviendo la helenización de la sociedad judía. En este contexto, nacen los escritos de resistencia como Tobías, Judit, Eclesiástico y otros. Israel bajo el dominio de los Seléucidas de Siria: 198-142 a.C. Seleuco Nicátor era uno de los generales de Alejandro Magno, y dio inicio a la dinastía de los Seléucidas ya hacia el 313 a.C. Estableció su capital, Antioquía de Siria, y una residencia oficial en Babilonia. Él y sus sucesores, llamados Seléucidas, amenazaron varias veces a los Tolomeos hasta conseguir de ellos el dominio sobre la región de Judea, en el 198 a.C., en la batalla de Panión. La dinastía de los Seléucidas ya se había consolidado cuando Antíoco III Magno ocupó la región de Judea. Cinco reyes lo habían precedido en el trono, como se percibe en esta sucesión: * Seleuco I Nicátor: 305/4¬281 a.C. * Antíoco I Soter: 281-261 a.C. * Antíoco II Teos: 261-246 a.C. * Seleuco II Calínico: 246-226 a.C * Seleuco IIJ Cerauno: 226¬223 a.C. * Antíoco III Magno: 223¬187 a.C. * Seleuco IV Filopátor: 187¬175 a.C. * Antíoco IV Epifanes: 175¬164 a.C. * Antíoco V Eupátor: 164¬162 a.C. * Demetrio I Soter: 162- 150 a.C. * Alejandro Balas: 150- 1 45 a.C. * Antíoco VI: 144- 1 42 a.e. • Trifón rey: 142- 138 a.C. * Antíoco VII: Sidetes 139¬129 a.C. Del 129 al 64.a.C., se sucedieron las luchas fratricidas de los Sidetes. Nuestro interés se centra sobre todo en Antíoco III Magno -que conquistó a los Tolomeos la región de Israel-, Seleuco IV Filopátor y Antíoco IV Epífanes. La anterior secuencia cronológica, aunque aproximada, nos ayuda a situar en el contexto a los reyes que nos conciernen de manera particular. Antíoco III Magno: privilegios e intereses El dominio de los Seléucidas sobre la región de Judea comenzó en el 198 a.C., cuando Antíoco III Magno venció a los Lágidas en la batalla de Panión. El paso del poder de los Lágidas a los Seléucidas no significó sólo un cambio político, sino una significativa mejoría para la gente. La población de Judá no estaba satisfecha con el domino de Los Tolomeos. Había un gran descontento. Éstos eran menos generosos en conceder ciertos privilegios a los países dominados, porque tenían miedo de perder su poder si concedían mucha autonomía. Temían las consecuencias, como la pérdida de la hegemonía. Por el contrario, los Seléucidas eran más generosos y concedían a los países dominados la libertad de organizarse a la manera de las ciudades griegas, con un consejo y las asambleas de los ciudadanos, aunque esta libertad no se extendiera a toda la población, como a los esclavos y libelios. 189
  • 12. 190 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 0 Antíoco III favoreció mucho a los habitantes de Jerusalén, renovando los privilegios para la ciudad y el Templo por medio de una decreto especial, en el cual reconoció la buena acogida que los Seléucidas tuvieron por parte del Sanedrín, el cual salió a su encuentro, dio comida al ejército y a los elefantes y ayudó al mismo ejército a capturar la guarnición egipcia. Como retribución, Antíoco III ayudó a reconstruir la ciudad destruida por las acciones bélicas y permitió que los habitantes dispersos volvieran para repoblar las ciudades; dio libertad a los prisioneros; proveyó animales, sal y leña para los sacrificios del Templo; ofreció vino, aceite, incienso, granos y harina para los ritos; prohibió la importación de carnes ritualmente impuras; incentivó la terminación de las obras del Templo y dio libertad para vivir la Ley según las prescripciones de los antepasados; eximió a los ancianos, sacerdotes y escribas de las tasas del Templo sobre los animales y la sal (a los demás habitantes de Jerusalén concedió la misma exención de impuestos durante tres años) y dispensó a los ciudadanos de un tercio de los servicios obligatorios. Antíoco III confirmó el derecho de los judíos a regirse según su Ley, la Torah (2M 4, 11). En esta época, comenzó a destacarse una nueva potencia en el escenario internacional: Roma. Señales importantes fueron la unificación de Italia y la victoria sobre Cartago, en la segunda guerra púnica (218¬201 a.C.), después de haber conquistado ya la parte occidental del Mediterráneo. Antíoco III trató de garantizar las fronteras al sur, luego avanzó por Asia Menor, enfrentándose a Roma, y fue derrotado en la batalla de Magnesia (Dn 11,18). Tuvo que entregar todo el territorio que ya había conquistado en Asia Menor, desarmar al ejército, pagar una gran indemnización y entregar a su hijo Antíoco como rehén (1 M 8,6-7). La paz y la "autonomía" le costaron muy caro. Antíoco III presionado por la enorme deuda contraída con Roma, recurría a todos los métodos, lícitos o no, para saldarla. Fue asesinado cuando se apoderaba del tesoro del templo de Bel, en Elimaida, en el año 187 a.C. (Dn 11,19). Su hijo Seleuco IV Filopátor lo sucedió en el trono. Seleuco IV Filopátor: el alto precio de los favores Seleuco IV Filopátor enfrentó las deudas de su padre e implantó una rigurosa política fiscal, que afectó también a Judea (Dn 11,20). En Jerusalén desató una situación interna muy difícil. Dos familias tradicionales vivían en disputa constante por la hegemonía. La familia de Oníadas -de la descendencia sacerdotal de la línea de Sadoq, que se consideraba con derechos de sucesión al cargo de sumo sacerdote- y la familia de Tobías, que sólo logrará cargos administrativos en Judea y Transjordania y de organización en el Templo. Tobías, el amonita, se opuso a los trabajos de reconstrucción de los muros de Jerusalén en tiempos de Nehemías. Un descendiente suyo, también de nombre Tobías, era general de la colonia militar de la región de Amón y estaba casado con la hija del sumo sacerdote Onías; con ella tuvo tres hijos: José, Simón e Hircano. José, el hijo mayor, recibió del padre el cargo de administrador, que controlaba la política fiscal de Judea y Transjordania. Favorecía, sin embargo, a una pequeña parte de la población, a los magnates de Judá, lo que llevó a la gente a rebelarse contra sus injusticias. Además, limitó mucho la influencia del sumo sacerdote y de la familia de los Oníadas. Simón, el segundo hijo de Tobías, era inspector de la administración del Templo y entró en conflicto con el sumo sacerdote Onías por la supervisión del mercado de la ciudad. Simón sabía de la gran suma de dinero que Onías guardaba en el Templo, e informó a Apolonio, gobernador de Siria. Apolonio, a su vez, habló al rey Seléucidas, Seleuco IV Filopátor, endeudado con Roma, quien envió inmediatamente 190
  • 13. 191 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 1 a suministro Heliodoro a un encuentro con Onías para obtener grandes sumas de dinero. Onías le informó que éste pertenecía a las viudas y a los huérfanos y en su mayor parte a Hircano Tobías, hermano de Simón Tobías. Heliodoro quiso invadir el tesoro del Templo, a pesar de la resistencia, pero quedó inmovilizado ante una visión que le impidió seguir, por lo que desistió de su intento e informó al rey que en aquel lugar había un poder divino (cf. 2M 3,4-40). El relato, sin duda, es tendencioso, pero refleja el conflicto entre los reyes Seléucidas y los sumos sacerdotes, ávidos de dinero. Onías decidió hacer una visita al rey, pero, al llegar, Heliodoro ya lo había liquidado. A pesar de la tentativa de obtener recursos del tesoro del Templo de Jerusalén para pagar la deuda externa impuesta por Roma, Seleuco IV parece haber tenido buenas relaciones con los judíos, pues pagó con su renta personal todos los gastos necesarios para los sacrificios (2M 3,3). Logró liberar algunos rehenes que su padre, Antíoco III, tuvo que entregar a Roma, entre ellos su hermano Antíoco, quedando, sin embargo, su hijo Demetrio. Seleuco IV fue asesinado por su ministro Heliodoro en el 175 a.C., (Dn 11,20; 2M 3) Y Antíoco, su hermano, lo sucedió en el trono. Antíoco IV Epífanes: el rey-dios Antíoco IV Epífanes es el hijo menor de Antíoco III y hermano de Seleuco IV, a quien sucedió en el trono. Su política apresuró el declive de la dinastía Seléucidas y provocó la rebelión de los Macabeos. Era un rey muy soberbio y jactancioso: usó el nombre de una de las divinidades más invocadas en Grecia para proclamarse "Zeus" Epífanes. De esta manera, desagradó a griegos y judíos, y rompió la promesa que les hicieron a sus padres de respetar su autonomía religiosa. Antíoco IV desestabilizó también la legitimidad de la sucesión al cargo de sumo sacerdote, nombrando a quien le ofreciera mayores ventajas económicas (2M 4,23-29), porque necesitaba pagar los tributos impuestos por Roma. Por esto, en Jerusalén los sumos sacerdotes se sucedieron a un ritmo acelerado: Onías III era sumo sacerdote cuando Antíoco asumió el poder (2M 3; 4,5). Mientras Onías viajaba, su cargo fue robado por su hermano Jasón, que, además de romper con la legitimidad de la línea sacerdotal, apoyó el helenismo (2M 4,7-20). Pero Jasón no duró mucho tiempo, pues apareció Menelao, que compró al rey el cargo de sumo sacerdote, "superando en trescientos talentos de plata la oferta de Jasón". Tal situación causó mucho descontento entre los judíos. Helenización de Antíoco IV Antíoco IV Epífanes promovió la helenización en Judea. Como él no era aceptado en Jerusalén (2M 5,1-4), envió a Apolonio, "encargado de los impuestos" (1M 1,29; 2M 5,24), para helenizar la ciudad y tomar las medidas necesarias para su seguridad militar. En todas sus empresas encontró un gran apoyo por parte de los sumos sacerdotes Helenizados. Mandó construir junto al Templo, en la colina occidental, Arca, la ciudad alta, también conocida como "Antioquía de Jerusalén", que no era muy grande, pero servía para abrigar a la guarnición sirio- macedónica y refugiar a los judíos helenizantes (1 M 1,33-35), hasta ser conquistada por Simón Macabeo (1 M 13,49-51). Esta ciudad constituía una amenaza constante para el Templo, que estaba situado sobre el monte Sión, en la parte este, pero a un nivel inferior. En ella, Antíoco construyó un gimnasio deportivo y un templo consagrado a Júpiter. El pueblo judío ya había echado raíces profundas, durante todos estos años, en torno a sus principios religiosos, la Ley y las tradiciones culturales que lo hacían diferente de los demás pueblos. El helenis- mo ya había conquistado una cierta unidad cultural entre los demás pueblos de Oriente, después de la 191
  • 14. 192 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 2 conquista de Alejandro, excepto entre los judíos. No todos se habían adherido a la helenización, pero la mayoría de los simpatizantes estaba formada por personas influyentes, sumos sacerdotes y miembros de la élite. La asimilación de los principios de esta cultura no era posible sin quebrar las bases de la fidelidad a la Ley y a las tradiciones judías. La cultura helenista, se juzgaba superior a la cultura oriental, con una visión más abierta y universal. La cultura judía se distinguía, aún, entre las diversas culturas del Oriente: se le consideraba tradicional y cerrada; hablaban una lengua incomprensible; practicaban costumbres diferentes e, incluso, comían alimentos extraños y repugnantes. Según los helenistas, seguían leyes injustas como el ayuno y desconocían el arte y diversas formas culturales. Mientras tanto, los griegos eran conocidos por tener una lengua "universal", sus grandes filósofos, divinidades, muchas ciencias apreciadas en la época -como astronomía, matemática, literatura, jurisprudencia- y las artes figurativas y melódicas. Tenían ciudades monumentales, escuelas de filosofía, gimnasios deportivos, termas y circos famosos. Esto encantaba a la élite joven judía, que veía su propia cultura como poco conocida y rechazada entre los pueblos. Su fe era muy estricta con instituciones únicas y "anticuadas", como el descanso del sábado, la emancipación del esclavo después de seis años de servicio prestado, una ética muy exigente y una jurisprudencia sin penas crueles, que defendía la dignidad de la persona. En el helenismo había espectáculos crueles, penas sádicas y. parasitismo de la clase intelectual, que disfrutaba de la riqueza producida por el trabajo esclavo. La cultura helenista encontraba resonancia y apoyo en los líderes reli- giosos judíos. Participación de los sumos sacerdotes en la helenización Jasón, sumo sacerdote, llegó a promover el helenismo introduciendo juegos e instituciones culturales y deportivas como la "eufebía", frecuentada por jóvenes de 18 a 20 años que aprendían a manejar armas y se dedicaban a los ejercicios físicos y a la cultura literaria. Los jóvenes judíos seguían costumbres helenistas, sobre todo en la práctica de deportes, pero se veían humillados a causa de la circuncisión. Para evitar este vejamen, "rehacían sus prepucios y renegaban de la alianza santa" (1 M 1,14-15; 2M 4,9). También recae sobre Jasón la acusación de haber usado ofrendas del Templo para ofrecerlas como contribución a los sacrificios ofrecidos a las divinidades griegas, con ocasión de los juegos (2M 4,18-20). Todas las competencias deportivas se ponían bajo la protección de los dioses y se practicaban en su honor. Antes de los juegos, se ofrecía un culto a los dioses protectores del deporte: Hércules o Hermes. Estos usos y costumbres en las tradiciones culturales y religiosas helenistas dificultaban, en gran parte, la adhesión masiva de los judíos. Menelao, al usurpar el cargo de sumo sacerdote de Jasón, también se adhirió totalmente a la helenización de Jerusalén. Eliminó a Onías III, legítimo sumo sacerdote (2M 4,23-5,23) Y fue enviado a Antioquía con una misión de paz entre los judíos, aunque no fue bien recibido por los más observantes (2M 11,27-32). Según el texto bíblico, Menelao fue asesinado (2M 13,1-8). Antíoco IV: una piedra que aplasta al judaísmo Antíoco IV Epífanes emprendió dos campañas militares contra Egipto. La primera fue en el 170 a.c., y venció, provisionalmente, al ejército enemigo, llegando hasta Menfis, donde se proclamó rey. Al volver a Antioquía de Siria, pasó por Jerusalén y se apoderó de los tesoros del Templo (M 1,16-28, 2M 5,15-21; Dn 11,21-28). Emprendió una segunda batalla contra Egipto en el 168 a.C., pero fue detenido por un comandante romano que lo obligó a dejar el país y volver a Antioquía de Siria (Dn 11,29; 2M 5,1). 192
  • 15. 193 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 3 En el año 167 a.C., Antíoco IV Epífanes desencadenó una gran persecución religiosa contra los judíos. No sólo prohibió el culto al Señor, los sacrificios en el templo, la circuncisión, la observancia del sábado y las dietas alimenticias, sino que decretó sentencia de muerte para quien practicara todo esto. Mandó ofrecer sacrificios a los dioses (l M1, 59; 2M 10,5; 6,2) en el templo de Jerusalén y levantó un altar dedicado a la divinidad pagana "Zeus olímpico", este gesto fue interpretado por Daniel como la "abominación de la desolación" (Dn 9,27). Las prácticas y ritos del judaísmo eran juzgados como delitos políticos y rebelión contra la soberanía Seléucidas. Muchos judíos, para no renegar de sus tradiciones religiosas, migraron a otras tierras, aumentando el número de ciudades que ocupaban en la diáspora (l M 15,22-23). Otros preferían la muerte a renunciar a su propia fe (2M 6,18-7,42). Antíoco IV Epífanes, a pesar de encontrar gran resistencia, sobre todo por parte de los Macabeos y de los asideos 7 -comunidades de judíos apegados a la Ley (l M 2,42) continuó la persecución a los judíos, hasta enfrentarse con la resistencia armada de la familia sacerdotal de Matatías (1 M 2,15-28). La oposición crecía cada vez más, sobre todo en el campo. Antíoco murió como su padre, mientras intentaba saquear un templo persa en el año 164 a.C. (lM 6,1-17; 2M 9; 10,9-13). Escritos bíblicos del período Seléucidas: fe y heroísmo En el período de la ocupación seléucida, surgieron otros escritos que reflejan los conflictos de esta época: Judit, Tobías y Eclesiástico. Judit: Dios actúa por la mano de quien lo ama Judit es el personaje principal del libro que lleva su nombre. Era viuda y conocida por su piedad y belleza. Cuando el poderoso ejército de Holofernes, general persa, cercó Betulia -pequeña ciudad de la tribu de Benjamín situada junto al camino que lleva a Jerusalén (Jd 4,6)- Y amenazó destruida, junto con su población predominantemente judía, Judit se presentó al general para defender su tierra natal. Holofernes se apasionó por el la y le ofreció un banquete. Al final, estaba muy bebido e introdujo a Judit a sus aposentos. Ella se llenó de valor y lo decapitó. Con su muerte, el ejército que amenazaba a Betulia se dispersó y la población quedó a salvo del enemigo. El libro no hace parte de la Biblia hebrea, pero llegó a nosotros por medio de la versión griega. Éste quiere mostrar el poder y la determinación de Dios a través de intermediarios en los que Él confía, como esta viuda. Ella era fiel a la Ley y muy piadosa, como lo demuestran sus discursos y su conducta. El discurso que Ajior (5,5-21) hace, de Judit (8,11-27) y su conducta (8,6; 10,5; 12,2.19). El libro puede subdividirse en tres partes: 1-7: la campaña de Holofernes contra Israel y el cerco a la ciudad de Betulia, con la ayuda de Moab y Edom; 8-16,20: la intervención de Judit y la victoria sobre el enemigo; 16,21-25: la ofrenda a Dios de la propia viudez, por parte de Judit, con piedad y fidelidad, en memoria de su marido. Tobías: la certeza de la fidelidad de Dios El libro de Tobías no está en la Biblia hebrea. Llegó a nosotros por medio de la Vulgata (Biblia latina). Se divide fácilmente en cuatro partes: El prólogo (Tb 1,3-3,17), narra diversos hechos sobre la vida de Tobit y de su familia, durante el exilio, donde permaneció fiel a la Ley y a las tradiciones de los antepasados. Narra también la ceguera de Tobit y su condición de indigente, e introduce la historia de Sara, una judía piadosa que ya había tenido siete maridos, quienes, antes de consumar el matrimonio, eran asesinados por un demonio llamado Asmodeo. 193
  • 16. 194 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 4 En los capítulos 4-9, Tobit encarga a su hijo Tobías ir a la ciudad de Ecbatana a cobrar un dinero, pero le pide que lleve a alguien consigo. El ángel Rafael-que oculta su identidad usando el nombre de Azarías acepta acompañado e/1 el viaje. En el transcurso, Rafael impide que Tobías sea devorado por un pez, y le sugiere que guarde las entrañas del animal. En Ecbatana, Tobías conoce a Sara y se apasiona por ella, pero sólo logra desposada después de expulsar al demonio Asmodeo que la había maldecido, quemando las vísceras de aquel pez. En los capítulos 10-13, Tobías, Sara y Rafael vuelven a Nínive. Con la hiel del pez, Tobías cura la ceguera de su padre. El ángel Rafael se despide y sigue al cielo sin revelar su identidad. Tobías entona un himno de alabanza a Dios por sus grandes obras. El Epílogo (cap. 14) habla de la muerte de Tobit a una edad avanzada, luego de haber instruido a su hijo sobre la observancia de la Ley. El libro insiste sobre algunas obras de beneficencia características del judaísmo: la limosna (I,17;2,2-4;4,7-11), la piedad hacia los muertos (4,4; 14,12-13), la atención a los peregrinos (1,6; 5,14) Y la abstención de alimentos paganos (l, 1 0-12). El libro de Tobías quiere enseñar que Dios no abandona jamás a quien confía en Él. Este hombre pasó por diversas pruebas que parecían insolubles, pero Dios abrió los caminos y recompensó su fidelidad. Tobías representa la visión nacionalista de la tradición ortodoxa judía. Eclesiástico o Sirácida: la sabiduría es sencilla El libro del Eclesiástico es conocido también como Sirácida, porque fue escrito por "Jesús, hijo de Sirac" (EcIo 50,27; 51,30). Todo indica que era un escriba reconocido en Jerusalén, dedicado desde su juventud al estudio de la Ley y empeñado en extenderlo a los demás (Eclo 24,34; 33,18). Tenía un aprecio especial por el Templo, el sacerdocio y el culto (Eclo 50,5-21). El autor revela un cierto malestar que expresa el sentimiento de muchos correligionarios. Por esto, comienza a escribir para defender los principios religiosos y culturales del judaísmo: su visión de Dios, del mundo y del ser humano y la conciencia de ser el pueblo escogido. El libro hace parte del bloque de los escritos sapienciales ya conocido en Israel. Lo específico del Sirácida consiste en releer la historia de su pueblo en una perspectiva sapiencial (Eclo 44,1-49; 46). Identifica la sabiduría con la ley dada a Israel en el Monte Sinaí (Eclo 24,23). Otro tema querido para el Sirácida es el temor a Dios (Eclo 2,15-17), que se manifiesta en la observancia de la Ley. Quien es fiel a la Ley también es sabio (Eclo 1,26; 6,37). La búsqueda de la sabiduría se identifica con el estudio de la Torah y viceversa. En la comprensión del Sirácida, Dios es eterno y único (Eclo 18,1; 36,4; 42,21); conoce todo (Eclo 42,18-25); lo es todo (Eclo 43,27); gobierna el universo con justicia y providencia (Eclo 16,17-23) y es Padre no sólo de Israel (Eclo 17,17; 24,12), sino de cada ser humano (Eclo 23,1). Sirácida escribió esta obra entre los años 200 y 180 a.C., en la fase de transición del poder de los Tolomeos a los Seléucidas. Desde Alejandro Magno (333) la cultura griega comenzó a imponerse en Oriente, y en diversos puntos se constituyó en una amenaza para las exigencias fundamentales de la religión judía (Eclo 2,12-14). La retribución por el bien y el mal que alguien realiza está limitada a una visión terrestre: salud y larga vida; amplia descendencia y renombre; prosperidad y abundancia para quien obra el bien, y todo lo contrario para quien practica el mal. 194
  • 17. 195 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 5 El libro de Sirácida no hace parte de la Biblia hebrea, está formado por una colección de sentencias sobre los más diversos asuntos. Puede dividirse en dos grandes secciones: la primera (Edo 1 ~23) es una alabanza a la sabiduría que en todos los casos viene de Dios: Eclo 1,1.16.20; 2,1¬4.10. Las virtudes ligadas a la sabiduría reciben un gran elogio: paciencia, humildad, misericordia, confianza en Dios, obediencia a sus mandamientos, piedad filial y solidaridad con los pobres (Eclo 4,11-6,17). Siguen diversos consejos prácticos sobre las compañías, la búsqueda de la sabiduría, las advertencias sobre el dinero, el amor, la previsión, el dominio de sí, los sabios y los insensatos, los justos y los pecadores (Eclo 6, 18-23,27). La segunda parte de Eclo 24-50 comienza con una auto-presentación de la sabiduría, que se identifica con la Torah de Moisés. Los temas son muchos: matrimonio, honestidad, prudencia, educación de los hijos y sabiduría, entre otros. En resumen, el autor del Eclesiástico mostró diversos elementos que entraron en conflicto con la cultura helenista: en particular la fe, la Torah, la ética y la sabiduría. El autor acentúa la fe en el Dios UNO que salva al individuo y a la colectividad, base de la resistencia espiritual y cultural judía frente a la helenización (Eclo 17,14.17 Y Dt 32,8-52). Israel es el pueblo escogido por el Señor (Eclo 35,24.19). Dios es quien le dio la Torah, que manifiesta su voluntad (Eclo 24, 23,34) con fuerte dimensión ética en la línea de la predicación profética: Eclo 2,15-17; 15,11-13; 32,]4; 35,3.5. Esta voluntad divina es revelada al hombre mediante la Torah: Eclo 2,16. Es sabio aquel que la sigue. La sabiduría de Israel es entendida como bien vivir, vuelta hacia la práctica y no tanto al saber especulativo, propio del helenismo. Salmos 44; 74; 86; 91: lágrimas ante Dios Los salmos 44 y 74 integran las oraciones colectivas de petición de socorro. El salmo 44 es una especie de elegía nacional que opone a los triunfos del pasado las humillaciones del presente: "Oh Dios, con nuestros propios oídos lo oímos, nos lo contaron nuestros padres, la obra que tú hiciste en sus días, en los días antiguos, y con tu propia mano. Para plantarlos a ellos, expulsaste naciones [...] (v. 2). Como ovejas de matadero nos entregas, y en medio de los pueblos nos has desperdigado; vendes tu pueblo sin ventaja, y nada sacas de su precio" (vv. 12-] 3). El salmo 74 hace una lamentación después del saqueo del Templo. Este episodio puede referirse a los tiempos de Nabuconodosor en el 587 a.C., o también a los de Antíoco IV Epífanes, hacia el 169 a.C. (Sal 74,3; cf. 1 MI, 1-28). En este salmo la causa del pueblo elegido se identifica con la causa del Señor (v. 10). El salmo 86 hace parte de las oraciones de petición de socorro en medio de la prueba: "En el día de la angustia yo te invoco [...]" y, al mismo tiempo, de agradecimiento por la liberación obtenida: "Gracias te doy de todo corazón, Señor, Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre, pues grande es tu amor para conmigo, tú has librado mi alma del fondo del Sheol" (vv. 7.12.13). El salmo 91 es una oración de confianza que el justo dirige a Dios, pues ha experimentado la prueba, y así mismo renueva su entrega: "Que Dios te libra de la red del cazador, de la peste funesta; con sus plumas te cubre, y bajo sus alas tienes un refugio, escudo y armadura es su verdad" (v. 3). Escritos sobre el período seléucida: búsqueda de la identidad Algunos escritos son posteriores, pero se refieren al período de los Seléucidas, como 1 y 2 Macabeos. 1 Macabeos revela una preocupación mayor por los intereses patrióticos y nacionalistas. Comienza con la división del reino de Alejandro Magno (323 a.C.) (1,1-9), pasa a la helenización bajo Antíoco IV 195
  • 18. 196 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 6 Epífanes (175-164 a.C.), sigue con la reacción de Matatías y sus hijos y llega hasta Simón en el 134 a.C. Este libro es de origen palestinense, mientras 2 Macabeos es, probablemente, de origen helenista, y su preocupación central es la teología de la retribución. Dios recompensará, en el más allá, toda la fidelidad a su Ley y la resistencia alma!' Todo indica que fue escrito antes de 1 Macabeos. Para profundizar - En mi vida, ¿hay valores por los cuales me arriesgaría a morir? ¿Cuál es la fuerza que sostiene estos valores? - ¿He conocido a alguien que haya sufrido o muerto para defender los valores de su vida? Leer 2M 6,18-7,42. La situación de opresión extrema de muchas personas las ha llevado también a una fe heroica. ¿Cuáles han sido estas situaciones y personas que se destacan en Colombia? ¿Interpelan nuestra fe? Encender, en el centro de la sala, el cirio pascua o una vela grande, o incluso una lámpara, que simboliza la fe. Rodearla de flores. Luego, alrededor de ella, se pondrán los nombres de las personas recordadas. 4. EL AMOR CONSTRUYE LA FIDELIDAD La resistencia judía a la helenización impuesta por los reyes Seléucidas llegó a la confrontación armada en tiempos de los Macabeos. Matatías y sus hijos, de la tradición sacerdotal, tomaron distancia para organizarse mejor y reconquistar su espacio y la autonomía de sus tradiciones culturales y religiosas. Movimientos de resistencia judía En la cultura helenista, la vida presente merecía ser vivida intensamente, porque la muerte no era vista como una feliz liberación. Los helenistas se preocupaban por la plena afirmación del yo, tenían una visión más individualista de la vida y rechazaban la mortificación de la carne y todas las formas de abnegación que pudieran disminuir la satisfacción total de los sentidos. El Judaísmo, por el contrario, estaba estructurado sobre los principios de la comunidad constituida por la familia patriarcal, el clan y la tribu. Tenía aprecio por el placer de vivir, pero orientado por la disciplina, las leyes y las normas que no tenían un fin en sí mismas, sino que miraban a la felicidad de todos en una convivencia más igualitaria. Otro punto de conflicto entre griegos y judíos, en la época, era la tradición religiosa. Los griegos admitían el politeísmo (muchos dioses), mientras el judaísmo era monoteísta (un solo Dios). En la tradición griega, la religión no interfería en la moral ni en la ética de la vida personal, familiar o social. En la tradición religiosa judía, la adhesión a Dios exigía fidelidad y coherencia con los principios éticos y morales de la Ley de Moisés. La insatisfacción de la población más fiel a las tradiciones culturales y religiosas, dentro del judaísmo, fue creciendo de tal forma que la familia sacerdotal de Matatías encabezó una resistencia abierta a la helenización que venía siendo impuesta por los reyes Seléucidas, sobre todo por Antíoco IV Epífanes. Sacerdote Matatías: la vida por la alianza de los padres, año 167 a.C Antíoco IV Epífanes y sus consejeros, apoyados por los judíos helenizantes, creían que la mayoría de la población judía estaba dispuesta a aceptar la cultura griega. Pero, en realidad, esto no estaba sucediendo. 196
  • 19. 197 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 7 Aún así, la imposición cultural y religiosa helenista continuó hasta llegar a una confrontación armada, en la ciudad de Modín, distrito de Lida, en Judea. Matatías y sus hijos rehusaron obedecer las órdenes del rey, que los obligaba a hacer sacrificios a Zeus, divinidad griega. Matatías llegó a matar a un correligionario judío y a uno de los mensajeros del rey que pretendían presentar ofrendas a Zeus. Destruyó también el altar erigido al dios extranjero (l M 2,24-25). Temiendo una represalia, Matatías y sus hijos huyeron hacia las montañas de Gofna (1M 2,28), donde fueron alcanzados por los asideos, hombres piadosos que se les unieron en defensa de la Ley (1 M 2,42). De vez en cuando, salían de sus refugios e iban por los alrededores destruyendo los altares erigidos a los dioses extranjeros e incentivaban a la población de judíos a rebelarse contra los helenizadores que se habían establecido en Jerusalén bajo la protección del ejército seléucida. Matatías no vivió mucho tiempo. Antes de morir, hizo un testamento y confió a sus hijos la continuidad de la misión, dándoles su bendición: '" Ahora reina la insolencia y la reprobación, es tiempo de ruina y de violenta cólera. Ahora, hijos, muestren su celo por la Ley; den su vida por la alianza de nuestros padres. Recuerden las gestas que en su tiempo nuestros padres realizaron; alcanzarán inmensa gloria, inmortal nombre [...]. Hijos, sean fuertes y manténganse firmes en la ley, que en ella hallarán' gloria [...]. A continuación los bendijo y fue a reunirse con sus padres" (1 M 2,49-51.64.69). A Matatías lo sucedió su hijo Judas, quien recibió el apelativo de Macabeo, que significa "martillo" en hebreo, tal vez como alusión a Zc 2,1-5 y Dn 7,24-25. Los cuatro hermanos de Judas: Juan, Simón, Eleazar y Jonatán tenían apellidos diferentes, pero eran generalmente identificados por el mismo apelativo de Judas (1 M 2,2-3). Judas Macabeo: ojos fijos. En la paz distante (166-160 a.C.) Judas Macabeo, desde que asumió el lugar de su padre, enfrentó muchas luchas y obtuvo varias victorias. La primera batalla que llevó adelante, sin Matatías, fue contra Apolonio, gobernador de la región de Gofna y comandante del ejército seléucida situado en Samaría. Apolonio vino para sofocar la revuelta de los Macabeos, pero Judas y su ejército se enfrentaron con él en la subida de Lebna. Judas mató a Apolonio, tomó su espada y "en adelante entró siempre en combate con ella" (1 M 3,12). El Macabeo enfrentó sucesivas represalias de comandantes Seléucidas: Serón, en Bet-Horon, en el 166 a.C. (1M 3,13-24); Lisias, en Emaús, en el 165 a.C. (lM 3,38-4,25 Y 2M 8,2-29) y más tarde en Betsur (1 M 4,28-61). La victoria de Judas en Betsur sobre Lisias, general y ministro de Antíoco lV Epífanes, fue muy importante, porque permitió la entrada de los Macabeos en Jerusalén. Éstos conquistaron la ciudad y el Templo, pero no la fortaleza de Acra (1 M 1,33-35); restauraron el Templo que había sido abandonado hacía mucho tiempo; restituyeron el culto al Señor, en su estado primitivo, después de tres años de haberse interrumpido. En aquella ocasión, fueron encendidas las luces del candelabro de siete brazos, conocido como Menorah Este era usado iluminar el Templo. Así, el 25 de Kasleu (9° mes del calendario babilonio, que va de la mitad de noviembre a la mitad de diciembre) del año 165 a.C., por primera vez, se celebró la fiesta de Jamukká, de las Luces o de la Dedicación del templo. Judas fortificó el monte Sión, el monte del templo y Betsur, "para que el pueblo tuviese una fortaleza frente a Idumea" (1 M 4,28-61). La vida en defensa de la tierra Judas Macabeo tuvo que enfrentar muchas campañas militares defensivas y ofensivas, no sólo contra los Seléucidas, sino también contra los pueblos vecinos: idumeos y amonitas al sur y los habitantes que se hallaban más allá del Jordán, de la región de Galaad (1 M 5,3-13.24-36; 2M 10,24-37; 12,1-11), que oprimían a los judíos. 197
  • 20. 198 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 8 Simón, su hermano, al mismo tiempo avanzaba al norte en dirección a Aco (es decir, Tolemaida), Tiro y Sidón. Igualmente victorioso, llevó consigo a los judíos de Galilea y de otras regiones y los condujo a Jerusalén. Judas se unió a Simón y cercaron la "Ciudadela de Acra", en Jerusalén. Pero tuvieron que prescindir del cerco e instalarse en Bet-Zacarías, donde combatieron contra Lisias. Aquí no corrieron con suerte. En esta batalla murió Eleazar, hijo menor de Matatías, hermano de los Macabeos (1M 6,46). Judas fue obligado a volver a su refugio en Gofna. Lisias y Antíoco volvieron a Jerusalén, absteniéndose de interferir en el campo religioso y en los servicios litúrgicos del Templo (1 M 6,55-60, 2M 13,22). Sin embargo, Alcimo, sumo sacerdote, seguía ofreciendo sacrificios por el rey (1 M 7,33). Varias veces instigó a los reyes seléucidas a oponerse a Judas Macabeo (1M 7,20-23; 9,1¬22). La paz aún estaba muy lejos. Judas Macabeo enfrentó batallas: contra el general Báquides, en Cafarsalamá, cerca de Gabaón (1 M 7,19-32; 2M 14,15-18) y contra el general Nicanor, en Adasa (l M 7,39¬49; 2M 15,25-28). Sin embargo, no se enfrentó a Báquides cuando vino a Damasco para acabar con los judíos rebeldes de Arbela, junto al mar de Galilea, desde donde avanzó por Samaría y Judea, hasta llegar a Jerusalén (1 M 9,1-4). El blanco de las acciones de Báquides eran los rebeldes de Judas, a quienes se enfrentó en la batalla de Elasa. La alianza que Judas hizo con Roma (1M 8, 17-32) fue inútil. Judas fue asesinado en esta batalla y su ejército se dispersó. Sus restos mortales fueron llevados por Jonatán y Simón a la ciudad de Modín (1 M 9,5-19). Durante su gobierno, Judas Macabeo recibió gran apoyo de los asideos, firmes en la lucha por la fidelidad a la Ley. Asideos: los guardianes de la fe bíblica El grupo de los asideos (es decir, piadosos) parece ser más antiguo que las persecuciones religiosas de los Seléucidas (1 M 2,29-42). Representaban, sin duda, el grupo de observantes de la Ley. Estaban en contra de la helenización de los Seléucidas y se oponían también a los judíos que no eran observantes de las leyes de los antepasados. Después de haber batallado largamente al lado de Judas Macabeo (2M 14,6), se unieron nuevamente al sumo sacerdote Alcimo, pues creían que él les daría suficiente garantía religiosa. Pero la conducta de Alcimo fue decadente y desagradó a los más piadosos. Progresivamente se fueron independizando del sacerdocio dominante. Alcimo fue asesinado en el 159 a.C., luego de haber ofendido a los asideos en la destrucción de los muros externos del Templo de Jerusalén, que limitaban el acceso de los paganos al lugar sagrado. Algunos estudiosos atribuyen a los asideos la redacción de Daniel 7":"'12 y 2M 6-7, textos que hablan del martirio de Eleazar y de la madre con sus siete hijos. Posteriormente, los asideos dieron origen a los esenios y fariseos; estos últimos recibieron su nombre”separado”, peyorativamente “separatista”de los griegos. Jonatán Macabeo: líder de la resistencia (160-143 a.C.) Jonatán sucedió a su hermano Judas Macabeo. Él y sus partidarios fueron perseguidos y se mantuvieron en Tecoa, en el desierto de Judá, donde hizo contactos con los nabateos. Era respetado por otras poblaciones árabes de la región y transformó a Tecoa en un refugio (1M 9,28-35). Báquides, general seléucida, se vio obligado a seguir defendiendo Judea. Para asegurar su control, fortificó todas las ciudades que rodeaban a Jerusalén: Betel, Bet-Jorón, Emaús, Tamnatá, Tecoa, Jericó, Faraón, Acra, Gazara y Betsur (lM 9,50-53). Después de la muelle de Alcimo, Báquides volvió a Antioquía, dejando a Judea en paz durante dos años (l M 9, 56s.69-72). 198
  • 21. 199 19 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 9 Ante el avance de Jonatán, que ocupó y consolidó Bet-Basí entre Belén y Tecoa (1 M 9,58-68), Báquides se sintió amenazado. Volvió a Bet-Basí y cercó la ciudad con una fuerte maquinaria. Jonatán dejó a Simón luchando contra Báquides, quien logró incendiar los ingenios que asediaban la ciudad, huyó al desierto y convención a dos tribus beduinas de que se le unieran en la lucha contra Báquides. Este último tuvo que rendirse y dejar Judea. Jonatán extendió su dominio sobre ella, excepto en Jerusalén y en la fortaleza de Betsur. Jonatán en Mikmás: lugar estratégico Jonatán actuó en Mikmás durante cinco años (1 M 9,73). Desde este lugar mantenía el control sobre Jerusalén. Pudo mantener contactos con el valle del Jordán y estudiar el lugar estratégico más propicio para reconquistar posteriormente a Judea. Poco a poco, fue fortificando su posición, aunque dejando provisionalmente el Templo y la ciudad en manos de los enemigos. La dinastía de los Seléucidas muy pronto se dividió entre Demetrio 1 y Alejandro Balas, rivales entre sí. Ambos tenían interés en conquistar la simpatía de los Macabeos. Jonatán era favorecido por Demetrio l, y por Alejandro Balas. Por eso, Demetrio "le concedía [a Jonatán] autorización para reclutar tropas, fabricar armamento y contarse entre sus aliados. Mandaba, además, que le fuesen entregados los rehenes que se encontraban en la Ciudadela" (1 M 10,6). Joi1utún se estableció en Jerusalén y luego comenzó a reconstruir y restaurar la ciudad, y a fortificar el monte Sión (1 M 10,6-14). Recibió de Alejandro Balas el nombramiento de sumo sacerdote (lM 10,18-21). Demetrio 1 quedó indignado con Alejandro Balas por haber conquistado la simpatía y el apoyo de Jonatán y de los judíos. Entonces, escribió una carta a Jonatan alegrándose por su fidelidad ante los acuerdos firmados entre ellos ya su amistad, y haciéndole nuevas promesas: "Les descargaremos de muchas obligaciones y les concederemos favores. Y ya desde ahora los libero y descargo a todos los judíos de las contribuciones, del impuesto de la sal y de las coronas. Renuncio también de hoy en adelante a recibir el tercio de los granos y la mitad de los frutos de los árboles que me correspondían, del país de Judá y también de los tres distritos que le son anexionadas de Samaría-Galilea, Jerusalén sen santa y exenta así como todo su territorio, sus diezmos y tributos. Renuncio asimismo a mi soberanía sobre la Ciudadela de Jerusalén y se la cedo al sumo sacerdote que podrá poner en ella de guarnición a los hombres que él elija" (1M 10,28-32). Pero las promesas de Demetrio I no convencieron a Jonatán y los judíos, que recordaban la opresión que Israel había sufrido en sus manos, "se decidieron, pues, por el partido de Alejandro que, a su parecer, les ofrecía mayores ventajas y fueron aliados suyos en todo tiempo" (1 M 10,47). Celos, competencia y muerte Alejandro Balas, entonces, hizo la guerra contra Demetrio 1 y lo venció. Y, en este día, Demetrio murió. Alejandro Balas hizo una alianza con el rey Tolomeo de Egipto, casándose con su hija Cleopatra. Jonatán fue invitado especial al matrimonio (1 M 10,51-66) Y recibió de Alejandro Balas el nombramiento como gobernador de Judea y la ciudad de Acarón como recompensa por la victoria obtenida sobre el ejército de Demetrio II (1M 10,84-89). Éste, queriendo conquistar la simpatía de Jonatán, transfirió a su dominio, en Judea, tres distritos de Samaría: Lida, Ramatayin y Aferema (1M 11,34). Llegó a incluir en sus dominios también a Perea. Demetrio II pidió ayuda a Jonatán para defenderlo de Trifón, general del ejército de Alejandro Balas (quien para entonces había muerto en Arabia, a manos del rey Zabdiel). Muy pronto, Demetrio II 199
  • 22. 200 20 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 0 olvidó las promesas hechas a Jonatán (l M 11,52-53). Trifón quiso reconquistar los favores de Jonatán y Simón, concediendo a éste el gobierno de la región costera, desde Tiro hasta el torrente de Egipto. Jonatán atravesó Siria, Escalón, Gaza, Betsur y toda Judea, menos Acra de Jerusalén, que siguió en manos de los helenizantes (1 MIl ,54-62). Enfrentaron otras batallas contra el ejército seléucida en azor (lM 11,63-74) y en la Jamat en el valle del Líbano (1 M .. U,24-38). La última batalla de Jonatán fue contra Trifón, que, al ver el numeroso ejército de Jonatán, se rindió, pero luego lo traicionó y asesinó (1 M 12,39-53). En consecuencia, Simón fue elegido para guiar al pueblo. Simón Macabeo: un líder popular (143-134 a.C.) La traición de Trifón hizo que Simón se pusiera del lado de Demetrio II, rey seléucida. En el 142 a.C., concedió independencia a Judea, pero Simón no se satisfizo con su extensión territorial. Ya había anexado la ciudad de Joppe y a través de ella llegó a las islas del mar (1 M 14,5). Conquistó Gázara y la transformó en centro militar, construyendo allí una fortaleza y un palacio; consiguió la rendición de la población de Acra (1 M 13,49-50) y tomó posesión de la Ciudadela (1 M 13,51-52). Simón gozaba de gran estima del pueblo. En su época, la población conoció períodos de paz y prosperidad (1 M 14,8-15). Infelizmente, Simón con sus dos hijos, Judá y Matatías, fueron asesinados a traición por Tolomeo, su yerno y gobernador de Jericó. La muerte ocurrió en el 135 a.C., durante un banquete en la ciudad de Dok. A pesar de la desgracia, los Seléucidas no pudieron conquistar Judea. Juan Hircano, hijo de Simón, que se hallaba en la fortaleza de Gázara, escapó de la matanza y asumió el liderazgo de su padre. Las narraciones de 1 Macabeos terminan con la muerte de Simón Macabeo (1 M 16,11¬24). La historia que sigue a estos acontecimientos nos la transmite Flavio Josefa, en su obra Antigüedades judías. Macabeos: fidelidad, grandeza y tragedia En la lucha de los Macabeos se mezclaron grandeza y tragedia. Sus decisiones y luchas estaban inspiradas en el celo por la ley del Dios de Israel. Salvaron la Ley y el culto divino en el Templo de la más grave crisis producida hasta entonces por la helenización. Los Seléucidas eran fuertes en la milicia y en la política, pero ante la resistencia de los judíos observantes nunca lograron imponerse de forma estable en Judea. Los Macabeos fueron más allá de los intereses religiosos. Se vieron obligados a pasar del celo por la Ley a la política del poder. Sólo la indecisión y la debilidad del gobierno central sirio permitieron a los Macabeos alcanzar su objetivo religioso y su independencia política. Diversas causas favorecieron la independencia de Judea: la decadencia progresiva del poder "de los Seléucidas y de los Tolomeos; Siria y Egipto estaban envueltos en luchas internas y Roma, igualmente, sufría las guerras civiles. Hacia los años 89-69 a.C., los Seléucidas perdieron el poder sobre Siria para el rey, el armenio Tigrano, hasta cuando Pompeyo venció a Siria y la transformó en provincia romana, en el año 63 a.C., cuando los Seléucidas y los Asmoneo s perdieron su independencia. Jerusalén en el tiempo de los Macabeos: división y dolor Al comienzo de la helenización, los ciudadanos más progresistas creían que la ciudad antigua, sobre la colina oriental, cercada por muros del tiempo de Nehemías, era accesible y se adaptaba a cambios. Por 200
  • 23. 201 20 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 1 eso, comenzaron a construir una ciudad helenista llamada Acra sobre la colina occidental, usada como fortaleza, un gimnasio y un templo consagrado a Júpiter. Hubo mucha resistencia por parte del ala conservadora de los judíos. Judas Macabeo conquistó el monte del Templo y restableció el culto en el año 164 a.C. La ciudad fue dividida en dos: el monte Sión fue ocupado por los Macabeos, en tiempos de Judas, Jonatán y Simón, que estuvieron en lucha constante contra la otra parte ocupada por los helenizadores, la fortaleza de Acra. Los Macabeos construyeron un muro de asedio conocido como Kaffenatá y un cuartel con el mismo nombre, para dejar fuera la plaza de mercado con la guarnición, obligándola a rendirse por hambre. Después de su conquista definitiva en el 141 a.C., los mismos destruyeron la fortaleza que dominaba el Templo y levantaron una muralla alrededor de la colina occidental. Construyeron un puente sobre el valle de Tyropeon, entre el monte del Templo y la ciudad alta. Construyeron también un palacio sobre las ruinas de Acra y fortificaron la ciudadela con algunas torres. Cerca del Templo estaba la colina de Ofel, cuartel de la residencia real, citada en Is 32,14; Mi 4,8; 2Cro 27,3; Ne 3,27. Para reflexionar ¿Ya he logrado todo lo que soñaba y anhelaba en la vida? ¿Soy consciente de estar preparando las bases de un edificio que mis descendientes habrán de continuar? Leer 1M 4,36-59. Después de muchas luchas, el Templo está libre de las manos de los paganos, se consagra de nuevo y se da inicio a la Janukká, la fiesta de las luces o de la Dedicación, como memoria para las generaciones futuras. ¿Nuestras luchas han construido ya algo que quedará como herencia de fe para las generaciones futuras? 201
  • 24. 202 20 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 2 5. DIOS ACTUARA TRAYENDO LA PAZ Simón fue el último hijo del sacerdote Matatías. Juan Hircano, su hijo, lo sucedió en el poder; continuando la dinastía que llega hasta el año 40 a. c., con Hircano II. Con el permiso de Roma desde el año 63 a. c., el gobierno de Judea se había convertido en una concesión. Los escritos bíblicos de este periodo tienen un cuño apocalíptico. Dinastía de los Asmoneos: 134 - 37 a.C. Simón Macabeo comenzó una nueva época. Recuperó la independencia de Jerusalén y de Judea. Conquistó Jerusalén, que se había vuelto casi en un símbolo de la potencia seléucida en medio del pueblo judío. Se convirtió en fundador de una nueva dinastía: los Asmoneos. El nombre "asmoneo" es de origen hebreo y fue dado por Flavio Josefo a los descendientes de Simón Macabeo. Los Asmoneos mantuvieron el poder supremo sobre Judea, desde la muerte de Simón (134 a.C.) hasta la conquista de Jerusalén por Herodes el Grande, en el 37 a.C. Esta dinastía prosperó hasta Alejandra Salomé en el año 67 a.C. Luego se dividió en dos facciones rivales: de un lado Hircano II y, del otro, Aristóbulo n. Hircano II comenzó a gobernar en el 67 a.C., pero fue depuesto por Aristóbulo Il, que tomó el poder y gobernó del 67 al 63 a.C. Pompeyo depuso a Aristóbulo II y nombró a Hircano II, que gobernó del año 63 hasta el año 40 a.C. En el mismo año, los Partos dominaron la región y nombraron a Antígono, sobrino de Hircano n, rey y sumo sacerdote de Judea, pero esto no duró mucho tiempo. En el 37 a.C., Herodes el Grande venció a Antígono en la disputa por el poder sobre Judea. Vamos a conocer con más detalles esta historia. La cronología nos ofrece la secuencia de la dinastía asmonea que, a partir de Aristóbulo I, se arrogó el título de "reyes": • Juan Hircano 1: 134-104 a.C. • Aristóbulo I: 104-103 a.C. • Alejandro Janeo: 103-76 a.C. • Alejandra: 76-67 a.C. • Aristóbulo II: 67-63 a.C. • Hircano II: 63-40 a.C. Juan Hircano I: el sacerdote comandante (134-104 a.C.) Conocido también como Hircano I, sucedió a su padre, Simón Macabeo, en el año 134 a.C. (1M 16, 19-24). Ya se había destacado en la batalla contra el seléucida Cendebeo (1M 13,53; 16,1-10) y continuó la expansión de su territorio en Transjordania, al sur de Cisjordania, y en la región costera. En Transjordania, Hircano conquistó Mádaba después de un largo asedio. Se apropió de Samara, alcanzando la vía internacional que unía Elat, al sur del mar Muerto, con Damasco, al norte. Hircano ya tenía el control de la vía Maris, otra vía internacional de Cisjordania, que une el sur con el norte. Esto le facilitó el control comercial sobre las mayores rutas de comunicación que pasaban por el territorio de Judá. En ldumea, conquistó las ciudades de Hebrón, Adora, Engadi y Marisa. Estos pueblos fueron obligados a aceptar la religión de los judíos y, en pocos años, se integraron a la nación judía. Con esta conquista, los confines territoriales de Judea llegaron a Bersabá y Orda. En la región central de Samaría, Hircano 1 se apoderó de la ciudad de Siquén. Destruyó el templo de los samaritanos sobre el monte Garizim, en el 128 a.C. Estos, sin embargo, no aceptaron el judaísmo y conservaron su identidad. Sólo un pequeño distrito de Samaría fue integrado al territorio de Judea. 202
  • 25. 203 20 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 3 En la región costera, Hircano retomó las ciudades de Joppe, Gaza y algunos puertos "como el de Apolonia y Yamnia. Antes de su muerte, se apoderó también de la ciudad de Azoto. Hacia los años 108-107 a.C., Hircano comenzó a cercar la ciudad de Samaría. El asedio de Samaría fue largo y difícil, pero, finalmente, logró quebrar la resistencia. Destruyó la ciudad y exiló a sus habitantes. El libro de Judit es probablemente de esta época y no del tiempo de Nabucodonosor, como el mismo libro señala. La narrativa gira en torno a la ciudad de Betulia, historia muy parecida a la de Bet-El (ciudad de Dios), sinónimo de Judea. Otro aspecto que llama la atención son los límites territoriales descritos en el libro de Judit, que corresponden a los límites de Judea en tiempos de Hircano I, antes de la toma de Citópolis (Tdt 1,8-9; 2,28; 3,9s; 4,4. 6; 7,3). En el período de Hircano I, se constituyeron dos grupos: fariseos y saduceos. Ambos tenían la preocupación por la observancia de la Ley, aunque los saduceos fueran más liberales e inclinados a una política de tipo helenista. Los fariseos aparecen, a plena luz, bajo Juan Hircano I, como un grupo que no discute la soberanía del monarca, sino su dignidad como sumo sacerdote. El estilo político del rey y su interés por el poder provocaron la oposición de los fariseos en Judea. Aristóbulo I: ambición y crueldad (104-103 a.C.) Juan Hircano I murió en el 104 a.C., pero antes había designado a su esposa como responsable del gobierno. Sin embargo, Aristóbulo., su hijo, le arrebató el poder por un año, y se proclamó rey. Aunque las monedas no le hayan atribuido este título, al cambiar su nombre Judá del griego al hebreo, entró en la historia como Aristóbulo I (l04-103 a.C.). Puso a su madre en prisión, la dejó morir de hambre y apresó a sus cuatro hermanos. A pesar de su breve reinado, tuvo éxito en la batalla contra los Itureos. Extendió su influencia sobre Samaría y Bet-Seam. Obligó a una parte de la población de Galilea a obedecer a las leyes del culto ob- servado en Jerusalén e impuso la circuncisión. Luego de la muerte repentina de Aristóbulo 1, su esposa, Alejandra Salomé, liberó a sus hermanos. Nombró a uno de ellos rey y se casó con él. Era Alejandro Janeo (l 03-76 a.C.). Alejandro Janeo: despotismo y decadencia (103-76 a.C.) Hijo de Hircano I, hermano de Aristóbulo 1 y sucesor de éste en el gobierno de Judea. Tenía un carácter ambicioso, persistente y violento y era un hábil militar. Reconquistó, por medio de numerosas campañas militares, muchos territorios del antiguo reino de Israel y de Judá, desde el territorio de Siria y de Cisjordania hasta el de Idumea y Transjordania, de la región de los nabateos hasta el este en las proximidades del nacimiento del río Jordán. Para esto, enfrentó a muchos enemigos externos, sobre todo los reyes seléucidas y nabateas. No tuvo, sin embargo, el mismo éxito internamente, y enfrentó varios conflictos con los miembros de la dinastía reinante, los secuaces saduceos y los fariseos, el partido de oposición. No era bien aceptado por la población de Jerusalén, por su despotismo y su indiferencia religiosa. , Se le atribuye a Alejandro Janeo la fundación de famosas fortalezas, como la de Maqueronte, quizá Massada y otras. Éstas sirvieron de puntos estratégicos para su defensa contra los nabateos y se hicieron famosas en tiempos de Herodes el Grande (37-4 a.C.), que las convirtió en castillos forti- ficados con algunas construcciones espléndidas anexas. Alejandro Janeo se atribuyó la dignidad de "rey de los judíos", según lo indican las monedas que mandó acuñar en bronce, pero sin tener tal derecho hereditario. La violencia, el terror y las guerras eran más para mantener a Judea bajo su dominio; por esto, vivía rodeado de peligros y amenazas, pero no 203
  • 26. 204 20 ESCUELA BÍBLICA – CAPÍTULO 10 4 sucumbió por los adversarios, ni por sus errores, sino por el vicio del alcoholismo, según informaciones de Flavio Josefa. Murió en el año 76 a.C., a los 49 años. 'La paz de la reina Alejandra Salomé (76-67 a.C.) Alejandra Salomé era viuda de Aristóbulo 1, hermano de Alejandro Janeo, quien se convirtió en su segundo marido. Su doble nombre griego y hebreo y el cargo político que ocupó hacen pensar que fue- ra de familia noble, de ascendencia asmonea o sadiquita. Salomé gobernó de 176 al 67 a.C. Mantuvo buenas relaciones con los fariseos. Aseguró su autoridad y el pueblo vivió un tiempo de paz. Confió a su hijo mayor, Hircano II, el cargo de sumo sacerdote, que ella no podía ejercer legalmente. Mantuvo el Estado asmoneo sin emprender guerras y no dejó que la oposición de sus hijos llegara a un conflicto abierto en la lucha por el poder, a pesar del aumento de las amenazas externas. Con la muerte de la madre, Hircano II asumió el gobierno por poco tiempo (67 a.C.). Lo perdió, luego, ante su hermano Aristóbulo II (67-63), favorecido por Roma, a quien éste había pedido ayuda. Aristóbulo 11: sumisión al poder romano (67-63 a.C.) Aristóbulo II logró arrebatar el poder de manos de su hermano Hircano II con el apoyo de los saduceos, pero no pudo impedir la entrada de Pompeyo en Jerusalén. Éste la cercó y construyó rampas para facilitar el acceso 21: la parte alta de la ciudad, donde estaban el Templo y el palacio. Después de tres meses, venció la resistencia y entró en la ciudad en sábado. Invadió el Templo y entró hasta el Santo de los Santos. Aunque sin dañarlo, el gesto fue considerado como una profanación a los ojos de los justos. Aristóbulo se presentó en el campamento de Pompeyo y se entregó, considerado un prisionero fue deportado a Roma junto con su hijo Antígono. A partir del año 63 a.C., Roma comenzó a dominar la región, nombrando a los reyes y sumos sacerdotes y exigiendo el pago de tributos. Hircano II: humillación y dolor (63-40 a.C.) Pompeyo nombró a Hircano II sumo sacerdote y gobernador de Judea. En realidad; quien gobernaba era Antípater, su ministro, que fue asesinado en el 43 a.C. Por poco tiempo, los Partos dominaron la región y constituyeron a Antígono sumo sacerdote y rey (40-37 a.C.). Hircano II fue destituido de sus funciones y mutilado. Herodes, hijo de Antípater, huyó a Roma, pero en el 37 a.C., retornó y disputó el poder sobre Judea con Antígono. Herodes salió victorioso. Escritos de la época de los Asmoneos En el período de los Asmoneos nacieron algunos escritos que muestran todo el conflicto entre los judíos arraigados en sus tradiciones religiosas y los autores de la helenización. Son los libros de Daniel y 1 y 2 Macabeos. En el libro del profeta Isaías, los capítulos 24-27 y 34-35 ya presentan una perspectiva apocalíptica, probablemente de este período. La apocalíptica: los secretos de la justicia divina La palabra "apocalíptica" viene del griego "Apocalipsis", que significa "revelación". En el tiempo de los Seléucidas comenzaron a surgir escritos de cuño apocalíptico. En un contexto de conflicto, persecución y brutalidad, en que la vida era amenazada, estos escritos comparten algunas características: se trata de hechos escondidos a los ojos de la mayoría, pero revelados por Dios a una persona. Tales escritos se atribuyen a una persona importante para subrayar la relevancia de la revelación y hablan del cosmos, de la historia y del destino del pueblo de Dios. La intervención de Dios se da en el "Día del Señor", cuando se manifestará el Hijo del hombre en su gloria. En la perspectiva profética, la historia puede ser transformada; en la apocalíptica no, se trata de un corte radical. Es una 204