1. JUAREZ Y LOS PROTESTANTES
Del Diario Mexicano Uno Más Uno
29 de Marzo de 1990
La lucha encabezada por los liberales, con Juárez al frente, en contra del clero católico
tenía como objetivo terminar con el monopolio político-económico y religioso que detentaba
la Iglesia Católica mexicana. Esta lucha tuvo su antecedente en nuestra historia en la
propuesta de los grupos liberales en 1833, en el sentido de que era necesario que en nuestro
país se garantizara la libre emisión y circulación de las ideas, así como la supresión a las
limitaciones de la libertad de imprenta.
La Reforma juarista hizo posible que, sin temor a ser perseguidos o expulsados del
país, se asentaran en nuestra nación distintos grupos protestantes como episcopales,
metodistas, bautistas y presbiterianos. Este hecho, que algunos ven como una muestra de
proclividad a EU por parte de Juárez, en realidad representa una conquista no sólo religiosa y
benéfica para un sector de la sociedad, sino un principio democrático que sentó las bases para
la tolerancia y el derecho a existir de las minorías de toda clase en la vida social mexicana.
Ante la cerrazón clerical y su intención de identificar mexicanidad con catolicidad, Benito
Juárez, y la brillante generación liberal que le acompañó, antepuso el principio de pluralidad
y libre examen de las ideas con el que los protestantes están de acuerdo. No por interés
sectario sino por convicción teológica y política.
Valga esta referencia histórica para plantear el presente comentario y situarlo en la
discusión nacional sobre la nueva relación iglesias-Estado. Y escribo iglesias porque aunque
la jerarquía católica quisiera ser el único interlocutor del gobierno en este asunto, no lo puede
ser porque existe una gama de otras confesiones cristianas que tienen el legítimo derecho de
hacer valer sus opiniones ya que están formadas por ciudadanos mexicanos a quienes no se
les puede hacer de lado con el trivial pretexto de que son "sectas extranjeras antes que
dividen a las comunidades". Por si este hecho no fuera suficiente, lo cual sería desconocer la
Constitución Política que nos rige, habría que citar una evidencia por demás concluyente,-
que las iglesias protestantes y/o evangélicas -según la misma serie de reportajes de este diario
elaborada por Daniel Moreno- tienen una población de 10 millones de compatriotas (esta
estimación puede ser superada por los datos que arroje el reciente Censo).
El reto que los protestantes mexicanos tienen ante sí es el hacer oír su voz no
únicamente en lo que respecta a la modificación de¡ articulo 130 constitucional, sino también
acerca de lo que se denomina los grandes problemas nacionales. Tiene que romperse su
silencio porque de esta forma el aporte que puedan brindar enriquecería a la nación toda. Una
muestra significativa de que algo está sucediendo en ese sector, lo fue la serie de marchas
multitudinarias organizadas por los evangélicos para celebrar el natalicio de Juárez.
Desafortunadamente, por deformación en la percepción de la prensa nacional, dichos actos no
fueron cubiertos con la oportunidad y el espacio requeridos (prácticamente todos los diarios
de la capital le dedicaron mucho más espacio a la ceremonia efectuada en las Pirámides de
Teotihuacán, donde estuvieron presentes ocho monjes tibetanos). No es posible desdeñar una
concentración como la del Hemiciclo a Juárez del pasado día 21, donde asistieron 40 mil
personas. En el caso de la marcha realizada en Tabasco la concurrencia fue masiva y
reivindicadora de la tolerancia en todos los aspectos de la vida nacional.
2. En el Hemiciclo a Juárez se dijeron cosas que no pueden tomarse como anécdota o
propaganda protestante. Se señaló el clima de intolerancia y franca beligerancia de la
jerarquía católica en contra de quienes se atreven a disentir de ella en el campo religioso, y
político en consecuencia. Se denunciaron las recientes y permanentes persecuciones de
protestantes en el! campo y la ciudad, como la agresión sufrida por 160 evangélicos en las
inmediaciones del Ajusco la noche del 2 de febrero Último y que a Carlos Monsiváis le llevó
a escribir la crónica "Resurrección de Canoa", por el parecido que este hecho tuvo con el
linchamiento, por parte de turbas previamente aleccionadas por el cura Enrique Meza Pérez,
de trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla en septiembre de 1968.
Es imprescindible desterrar de la vida nacional la violencia moral y física que sufren los
disidentes de la religión mayoritaria. Porque como sostuvo el orador principal en el acto
protestante de homenaje a Juárez. "Esto no es racional (la persecución) en una nación que
histórica y constitucionalmente se ha pronunciado por la libertad de creencia, reunión, cultos
y expresión, por ello, aquí denunciamos públicamente estos hechos, una feroz persecución de
la que el pueblo evangélico es víctima reiterada, sus ministros son agredidos, los predicadores
lesionados y aun asesinados impunemente,- las mujeres mancilladas, los predios son
invadidos; los templos son destruidos y las instancias promovidas ante autoridades locales
son frenadas en su acción; por ello nuestra demanda para que autoridades mayores detengan
estos atentados que son cínicamente promovidos por religiosos oscurantistas, que al final del
siglo XX, se encuentran peligrosamente agazapados". Es por esto que el legado de Juárez
sigue vigente, ante la intolerancia y los intentos desesperados de reinstaurar el monolitismo
religioso y, por ende, una cultura corporativa que inhibe la democracia y la igualdad de las
distintas creencias.
29/III/1990
Carlos Martínez García
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