Campaña Niños Vencedores.pdf

DÍA 1: “UNA MARAVILLA
EN LA ALBERCA”
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DÍA 2: “LA CARRERA MÁS
LARGA”
DÍA 3: “UN EJEMPLO DE
BONDAD EN PÚBLICO”
DÍA 5: “EL CAMPEÓN QUE
PUSO A DIOS EN 1ER. LUGAR”
DÍA 7: “SORPRESA EN LA
HALTEROFILIA”
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DÍA 6: “UNA NUEVA
OPORTUNIDAD”
DÍA 4: “EL CAMPEÓN QUE
PERDIÓ SU CORONA”
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Contenido

Apreciados niños y adolescentes.
Están por iniciar una nueva aven-
tura, pero esto, mas que aventura
será una gran experiencia, la ex-
periencia de compartir por toda
una semana con otros, el amor de
Jesús.
El título para esta serie de evan-
gelismo por niños y adolescentes
es VENCEDORES, son temas e
historias que primero te servirán
a ti, y después tendrás el privilegio
de enseñarles a otros, sean otros
niños o adultos.
Te animo a dar lo mejor de ti, a esforzarte y ser valiente, quizá te dé te-
mor, o vergüenza predicar, pero recuerda que todo lo puedes porque Dios te
fortalece.
Somos VENCEDORES al ponernos en las manos de Dios, al orar, al ayudar,
y al cumplir lo que nos manda el Señor.
Que esta semana de predicación sea muy bendecida, que estés feliz de hacer-
lo y que, al predicar, al orar y al cantar, puedas ayudar a otros a vencer y
decidir por Jesús.
Que Dios te bendiga.
Psic. E. Edith Ruiz-Espinoza
Dir. Ministerio Infantil y del Adolescente
División Interamericana
Carta

3
“Una
maravilla
en la
alberca”
on mucho interés Bob Bowman observaba cómo nadaba el pequeño Michael.
Cada vez que entraba a la alberca, Michael era insuperable. Bob Bowmn se
acercó a los padres de Michael y les hizo una petición: “denme la oportuni-
dad de entrenar a su hijo y le haré campeón en los juegos olímpicos del 2004, 2008 y
2012. Sólo trajimos a Michael a las albercas porque es un niño muy inquieto, respon-
dieron los padres. Déjenme entrenarlo, contestó Bowman y al pequeño Michael, lo
transformaré un campeón. Así comenzó la historia de Michael Phelps, quien llegó a
ser una maravilla en la alberca. Michael es el deportista con más medallas olímpicas.
Michael fue campeón en Atenas 2004, Beijín 2008, Londres 2012 y Rio de Janeiro
2016. Ganando 28 medallas olímpicas de los cuales 23 son de oro.
Es hermoso saber cómo la visión de un entrenado y la disposición de un joven y
su familia, pudieron crear a un verdadero campeón. Del mismo modo, Dios tiene
hermosos planes para cada uno de sus hijos. Una de las más grandes promesas de
la Biblia es esta: “porque yo sé los pensamiento que tengo acerca de vosotros, dice
Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías
29:11). Para entenderlo, tenemos que reconocer lo siguiente.
C
1

4
Dios nos ha creado con un
propósito
Dios conoce a cada ser humano, pues él
nos ha formado de una manera mara-
villosa. Cada uno de nosotros somos la
obra maestra de Dios. El Salmista David
escribió: “tu formaste mis entrañas, me
hiciste desde el vientre de mi madre.
Te alabaré porque formidable y mara-
villosas son tus obras; estoy maravilla-
do y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo
139:13 y 14).
Dios ha creado a cada uno de sus hijos
con capacidades maravillosas, las cua-
les él desea que sean desarrolladas.
“Toda buena dádiva, todo don perfec-
to desciende de lo alto, del padre de
las luces, en el cual no hay mudanza ni
sombra de variación (Santiago 1:17).
Dios ha creado a sus hijos para su glo-
ria: “a todos los llamados de mi nom-
bre, que para gloria mía los he creado,
los formé y los hice (Isaías 43:7)
Dios tiene planes para cada
uno de sus hijos
¿Recuerdas la promesa de Dios? El Se-
ñor les dijo “porque yo sé le los pensa-
mientos que tengo acerca de vosotros,
dice Jehová, pensamientos de paz y no
de mal, para daros el fin que esperáis”
(Jeremías 29:11).
Para entender un poco cómo son los
planes de Dios para sus hijos Jesús utili-
zó la figura del padre terrenal. Trató de
explicarlo con estas palabras: “Pues si
vosotros siendo malos sabéis dar bue-
nas dádivas a vuestros hijos, cuánto
más vuestro Padre celestial dará bue-
nas cosas a los que le piden” (Mateo
7:11). Jesús da a conocer dos cosas im-
portantes. Si los seres humanos en su
imperfección desean lo mejor para sus
hijos, cuánto más nuestro Padre celes-
tial, quien es perfecto. La otra lección
importante es que los padres terrena-
les tienen buenos planes para sus hijos,
pero los planes de Dios superan los to-
das las expectativas humanas. Son pla-
nes perfectos.
¿Te acuerdas de José? Su padre Jacob lo
amaba mucho y tenía hermosos planes
para él. Jacob deseaba que su hijo fue-
ra el heredero de todo lo que él había
construido. Aunque José era uno de los
hijos más pequeños en orden de naci-
miento. Él seguía siendo primogénito;

5
era el primer hijo de Raquel. Jacob le
dio a su hijo José una túnica de colo-
res para demostrarle sus afectos y su
amor (Génesis 37:3). Además de la do-
ble porción correspondiente al primo-
génito, además de heredar la profesión
de su padre y el liderazgo de la familia,
Jacob quería que su hijo fuera herede-
ro de las promesas divinas, las de ser
una bendición para todo el mundos y
ser padre de una gran nación (Géne-
sis 12:1-3). ¡Cuántas veces, bajo la luz
de la luna y de las estrellas, junto a las
tiendas de la familia Jacob relató a José
las promesas de Dios a Abraham! ¡Qué
hermosa escena la de un padre ense-
ñando a sus hijo a amar a Dios sobre
todas las cosas!
Aunque Jacob tenía planes para su hijo,
él no tenía ni idea de la formar maravi-
llosa en que Dios iba a guiar a su mu-
chacho y transformarlos en uno de los
hombres más grandes hombres de la
historia. Dios comenzó a darle destellos
de sus propósitos enviándole sueños,
donde él daba a entender que sus pla-
nes eran verdaderamente grandes (Gé-
nesis 37:5). Para lograrlo Dios permitió
que José pasara por un camino difícil, lo
cual le prepararía para el cumplimiento
de su deber. Cuando José ya era gober-
nador de Egipto él reconoció que Dios
había guiado su vida con un propósito
maravilloso. Declaró que Dios era quien
le había enviado a Egipto (Génesis 45:8)
y encaminó todo con un propósito (Gé-
nesis 50:20)
Recuerda siempre lo siguiente: El ideal
que Dios tiene para sus hijos está por
encima del alcance del más elevado
pensamiento humano. La meta a alcan-
zar es la piedad, la semejanza a Dios.
Ante el estudiante se abre un camino
de progreso continuo. Tiene que alcan-
zar un objetivo, lograr una norma que
incluye todo lo bueno, lo puro y lo no-
ble. Progresará tan rápidamente e irá
tan lejos como le sea posible en todos
los ramos del verdadero conocimien-
to. Pero sus esfuerzos se dirigirán a fi-
nes mucho más elevados que el mero
egoísmo y los intereses temporales,
cuanto son más altos los cielos que la
tierra. [ED 17.4]

6
Los planes de Dios se alcan-
zan en Cristo Jesús
Es un hecho que Dios tiene grandes y
hermosos planes para cada uno de sus
hijos, para cada uno de los seres huma-
nos. Es cierto que necesitamos luchar,
esforzarnos para alcanzar estas metas,
sin embargo te comparto la más grade
verdad. Los planes de Dios para sus hi-
jos, se alcanzan en Cristo Jesús. Jesús
dijo: yo soy el camino, la verdad y la
vida, nadie viene al padre sino por mí
(Juan 14:6). ¿De qué le sirve al hom-
bre si gana el mundo y pierde su alma?
(Mateo 16:26). Cuando entregas tu
vida a Cristo y vives para él, entonces
todo tiene sentido. La sierva del Señor
dijo: El que más ame a Cristo hará la
mayor suma de bien. No tiene límite la
utilidad de aquel que, poniendo el yo a
un lado, deja obrar al Espíritu Santo en
su corazón, y vive una vida completa-
mente consagrada a Dios. (DTG 216. 1)
→
→ Invitación
¿Quieres hoy poner tu vida en las ma-
nos de Cristo para que Dios cumpla su
propósito en ti? Te invito a orar.

7
“La
carrera
más
larga”
E l maratón es la carrera más larga de los juegos olímpicos y forma parte del
atletismo. El atletismo es considerado el deporte olímpico por excelencia, es
el rey de los deportes. En ella participan los hombres más veloces del planeta
y los más resistentes, capaces de correr largas distancias. En los juegos olímpicos de
Tokio 2020, el primero en llegar a la meta fue Eliud Kipchoge, un atleta nacido en
Kenia, África. Eliúd tiene el record mundial del maratón al hacerlo en un tiempo de
oficial de 2 horas 1 minuto y 39 segundos. ¿Cómo logró esta hazaña? Él mismo dio la
respuesta: “Disciplina y esfuerzo”. Cuando era niño, tenía que ir y regresar corriendo
de la escuela, recorriendo 8 kilómetros diarios. Al regresar a su casa, Elíud recorría
diariamente unos 20 kilómetros en bicicleta trabajando para ganar algo de dinero y
ayudar a su mamá. A la edad de 16 años, teniendo ya un entrenador de experiencia,
y con una dura disciplina y esfuerzo, por primera vez, llegó a ganar un campeonato
mundial. Hoy se le considera uno de los más grandes atletas de los tiempos moder-
nos.
2

8
La escuela de la disciplina y
esfuerzo
Cuando escuchamos la historia de los
atletas y de sus hazañas, recordamos
que en la vida se necesita tener metas
claras, esforzarse, creer y ser discipli-
nado. El Apóstol Pablo escribió: ¿No sa-
béis que los que corren en el estadio,
todos a la verdad corren, pero uno solo
se lleva el premio? Corred de tal ma-
nera que lo obtengáis; todo aquel que
lucha, de todo se abstiene; ellos, a la
verdad, para recibir una corona corrup-
tible, pero nosotros, una incorruptible
(1 Corintios 9:24-25).
Tenemos que correr de tal modo que
lo alcancemos. En pocas palabras hay
que esforzarse. Tenemos que entender
que el que lucha de todo se abstiene (1
Corintios 9:25). En palabras más sen-
cillas, el que lucha, se somete a disci-
plina. Cuando Dios habló a Josué, Él le
dio la orden: Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente, no temas ni
desmayes porque Jehová tu Dios estará
contigo donde quiera que vayas (Josué
1:9). Para Josué, no era una opción, era
una orden. Del mismo modo, para ti
hijo. El esforzarse y ser valiente y con-
fiar en Dios, es una orden, un manda-
to divino. Dios promete estar contigo.
Recuerda: “El secreto del éxito estriba
en la unión del poder divino con el es-
fuerzo humano; los que logran mayores
resultados son los que confían más im-
plícitamente en el brazo del todopode-
roso” (Patriarcas y profetas, pág. 485)
Una corona incorruptible
En toda carrera, los atletas buscan al-
canzar una meta, ellos luchan por una
corona. Luchan por la gloria terrenal, la
cual es pasajera. Pero nosotros lucha-
mos por una corona incorruptible. Lo
que Dios tiene para sus hijos es eterno
(1 Corintios 9:25).
¿Alguna vez te has imaginado lo que
Dios tiene para ti si le buscas con todo
tu corazón? Antes bien, como está es-
crito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los
que le aman (1 Corintios 2:9).
Una historia de esfuerzo,
disciplina y fe
Una de las historias más hermosas de
esfuerzo y lucha, es sin duda la historia
de David. Dios mandó al profeta Samuel
a ungirle como rey (1 Samuel 16:13).

9
¡Qué momento más bonito para David!
Pero después de ello, no fue coronado
inmediatamente. 1) siguió siendo pas-
tor de ovejas como antes; 2) su primer
trabajo en el palacio fue el de tocar el
arpa para el rey Saúl cuando se enlo-
quecía (1 Samuel 16:19); c) tuvo que
soportar la envidia de sus hermanos (1
Samuel 17: 28); d) mató a Goliat arries-
gando su propia vida (1 Samuel 17:40);
e) sirvió como capitán en el ejército de
Israel (1 Samuel 18:5); f) fue fugitivo,
viviendo en el desierto, en las cuevas,
entre los peligrosos enemigos de Israel
por causa de la envidia del rey Saúl (1
Samuel 21:10); g) se unieron a él los
amargados, endeudados y fugitivos
(1 Samuel 22:2); h) fue humillado por
Nabal (1 Samuel 25:10); i) supo que es
perder en un solo día a su esposa, sus
hijos y todo los que tenía (1 Samuel
30:3,4). ¿Nos preguntamos por Dios
permitió que David pasara por todo
este sufrimiento? Dios estaba prepa-
rando a David para su misión. David
aprendió a confiar en Dios, a amarle de
todo corazón y se prepara para ser el
mejor rey que ha existido en Israel. Un
hombre conforme al corazón de Dios
(Hechos 13:22).
David llegó a escribir este salmo tan
hermoso: Jehová es mi pastor; nada
me faltará. En lugares de delicados pas-
tos me hará descansar; Junto a aguas
de reposo me pastoreará. Confortará
mi alma; Me guiará por sendas de jus-
ticia por amor de su nombre. Aunque
ande en valle de sombra de muerte, No
temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo; Tu vara y tu cayado me infun-
dirán aliento. Aderezas mesa delante de
mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa
está rebosando. Ciertamente el bien y
la misericordia me seguirán todos los
días de mi vida, Y en la casa de Jehová
moraré por largos días (Salmo 23).
→
→ Una invitación especial
Dios quiere bendecir la vida de cada uno
de sus hijos, como a Josué, Dios te lla-
ma a que te esfuerces y seas valiente.
El consejo del Apóstol Pablo también
es para ti. Para que te vaya bien. Dios te
invita a buscarle con todo tu corazón y
a ponerlo en primer lugar. Dios tiene el
poder de transformar tu vida como lo
hijo con David. Tomándole como un sim-
ple pastor de ovejas y convirtiéndole en
príncipe de su pueblo Israel (2 Samuel
7; 8). Dios desea prepararte para que
tu vida sea de gran bendición aquí en la
tierra, pero sobre todas las casas, que
tengas vida eterna en Cristo Jesús. Para
ello, tienes que luchar con fe, tienes que
aceptar la disciplina del Señor. Te com-
parto las palabras de un padre para su
hijo. “Tú pues hijo mío, esfuérzate en la
gracia que es en Cristo Jesús. (2 Timoteo
2:1). Recuerda esta promesa del Señor:
Todo lo puedo en Cristo que me fortale-
ce (Filipenses 4:13)

10
“Un
ejemplo
de bondad
en
público”
E l keniano Abel Mutai estaba corriendo con todas sus fuerzas, liderando una
carrera que se estaba llevando a cabo en España en diciembre de 2012. Abel
estaba ganando la carrera, cuando de repente, a tan sólo 10 metros de llegar
a la meta él redujo sus pasos dejó de correr y comenzaba a saludar al público pen-
sando que ya había ganado. Era evidente que se había confundido. Iván Fernández
Anaya, quien estaba llegando en segundo lugar, al darse cuenta que Abel se había
equivocado, se acercó y lo ayudó a la llegar a la meta. Al final Abel Mutai ganó la
carrera. Sin embargo el noble gesto de Iván pasó a la historia como uno de los más
grandes actos de bondad en el Atletismo. Hay un mandato en la Biblia donde se nos
invita a ser bondadosos unos con otros, misericordiosos y perdonándonos unos a
otros como Dios también nos perdonó. (Efesios 4:32). Al escuchar este mandato divi-
no, nos preguntamos ¿Por qué Dios nos pide que seamos bondadosos?
3

11
Dios es bueno
Al hablar de la bondad, hay que enten-
der primero que Dios es bondadoso.
Un día Moisés quiso ver a Dios en su
plenitud, quiso conocer más profun-
damente quién era Dios. Por esto él le
pidió a Dios que le mostrara su gloria
(Éxodo 33:18). Dios fue claro con él al
revelarle que ningún ser humano podía
contemplar su gloria porque moriría.
La humanidad no podría resistir la glo-
ria y el poder divino. Sin embargo Dios
decidió dar a Moisés un destello de su
gloria. Cuando Moisés estuvo ante la
presencia de Dios, cubrió su rostro y
exclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, mi-
sericordioso y piadoso; tardo para la
ira, y grande en misericordia y verdad
(Éxodo 34:6).
El salmista nos invita: Cantad alegres a
Dios, habitantes de toda la tierra. Ser-
vid a Jehová con alegría; Venid ante su
presencia con regocijo. Reconoced que
Jehová es Dios; Él nos hizo, y no noso-
tros a nosotros mismos; Pueblo suyo
somos, y ovejas de su prado. Entrad
por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con alabanza; alabadle,
bendecid su nombre. Porque Jehová es
bueno; para siempre es su misericordia,
y su verdad por todas las generaciones
(Salmo 100). En este salmo, la razón por
la que se nos invita a adorar y servir a
Dios es que porque Él es bueno y para
siempre es su misericordia.
Dios nos invita a ser bonda-
dosos
Cuando Jesús vino a la tierra, Él vino a
dar a conocer la bondad de Dios para
con todo los seres humanos. Jesús en-
señó a amar tanto con sus palabras
como con su ejemplo. Él dijo: un man-
damiento nuevo os doy, que os améis
los unos a los otros como yo os he ama-
do (Juan 13:34). Jesús dijo que cada vez
que hacemos un acto de bondad, él lo

12
La lepra era una de las enfermedades
más temidas en los tiempos antiguos,
era incurable y mataba a las personas
lentamente invadiendo todo su cuerpo.
El leproso iba perdiendo la sensibilidad
en su cuerpo y su piel se iba llenan-
do de llagas. Por ser una enfermedad
contagiosa, los leprosos eran aislados,
abandonados, rechazados y no podían
relacionarse con la gente sana. Se les
obligaba a vivir en lugares apartados y
a hacer sonar una campana para adver-
tir de su presencia. En tiempos de Jesús
a los leprosos se les llamaban “inmun-
dos”. El leproso que fue a ver a Jesús, ya
estaba muy enfermo, caminaba a duras
penas, estaba sucio y maloliente. La en-
fermedad había hecho terribles estra-
gos y su cuerpo decadente ofrecía un
aspecto horrible (DTG 228. 3). La gente
al verlo huían desesperadamente, pues
presentaba un espectáculo repugnante.
Jesús quedó solo con el leproso y ante
la mirada atónita de las personas, Jesús
no lo rechazó. El salvador fue movido a
misericordia y se manifestó la bondad
de Dios. Jesús teniendo compasión de
él, extendió su mano, lo tocó y le dijo:
quiero, sé limpio (Marcos 1:41). La bon-
dad y la misericordia de Jesús lo llevó
también le mostró afecto al tocarlo. Al
comunicarle aceptación y darle a en-
tender que como ser humano también
tenía derecho a la misericordia y la gra-
cia divina.
Lo siguiente fue la sanidad y la gratitud
del leproso. Tan pronto terminó Jesús
de Halar, la lepra desapareció del hom-
bre y quedó limpio. Su piel quedó tan
hermosa como la de un niño sano.
Dios te muestra su bondad
Amigo, el Señor te ama, él te ama con
un amor infinito. Es probable que al-
guna vez te hayas sentido rechazado.
tiene en cuenta (Mateo 25: 40). Por-
que está escrito: “tuve hambre, y me
disteis de comer; tuve sed, y me disteis
de beber; fui forastero, y me recogis-
teis; estuve desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; en la cárcel,
y vinisteis a mí” (Mateo 25:35,36). El
sabio Salomón escribió estas palabras
tan hermosas para ti: “Hijo mío, no te
olvides de mí ley, y tu corazón guarde
mis mandamientos; Porque largura de
días y años de vida y paz te aumenta-
rán. Nunca se aparten de ti la miseri-
cordia y la verdad; átalas a tu cuello,
Escríbelas en la tabla de tu corazón; y
hallarás gracia y buena opinión ante los
ojos de Dios y de los hombres” Prover-
bios 3:1-3).
Jesús un ejemplo de bondad
Un día Jesús estaba en una ciudad y le se-
guía mucha gente. De pronto vino un le-
proso y se postró ante él y le dijo: Si quie-
res puedes limpiarme” (Marcos 1:40).

13
O bien sientes que hay algo en tu vida
que piensas que es imposible cambiar.
Recuerda la bondad de Dios y su miseri-
cordia. Para los hombres era imposible
sanar la lepra, pero Cristo Jesús con su
poder divino lo sanó. De la misma ma-
nera, Jesús va a traer sanidad a tu vida,
va a limpiar tu corazón, va a transfor-
mar tu vida si vienes a él orar pidiéndo-
le ayuda. Recuerda las palabras llenas
de bondad y compasión que Jesús pro-
nunció: “Sí quiero, sé limpio” (Marcos
1:41). Recuerda también estas palabras
llenas de compasión. “Para los hom-
bres esto es imposible; más para Dios
todo es posible” (Mateo 19:26)
→
→ Invitación
¿Te gustaría acercarte y orarle a Jesús?
¿Te gustaría acercarte con fe y traer
todos tus problemas a los pies de Je-
sús?¿Quieres venir ante Jesús y en si-
lencio confesarle tus pecados y pedirle
que él transforme tu vida? recuerda
que para Dios todo es posible (Mateo
6:26). Recuerda que Jesús nunca te va a
rechazar, él te acepta tal y como eres y
él te dice hoy: sí quiero, te voy a ayudar.

14
“El
campeón
que perdió
su corona”
E ste ciclista era verdaderamente famoso, ganó siete veces y de forma con-
secutiva el “Tour de France” entre 1999 y 2005. ¿Pudieras decirme su
nombre? Lance Armstrong. Llego a ser toda una celebridad en el mundo
del ciclismo. Pero de repente surgió algo que sorprendió a todo el mundo. Des-
pués de muchas investigaciones se descubrió que Armstrong había usado sustan-
cias prohibidas. ¡Qué situación más triste! Perdió sus títulos porque desobedeció
una de las normativas más importantes en el deporte.
Esta historia nos presenta una realidad, es muy importante obedecer las normas,
las leyes y los reglamentos. Ante esta realidad, viene a nuestra mente otra his-
toria, la de alguien que no sólo perdió sus títulos, sino también perdió su vida a
causa de la desobediencia. Su nombre: Acán (Josué 7).
4

15
Una historia de desobedien-
cia
Dios había obrado un gran milagro para
su pueblo. Los muros de Jericó se ha-
bían derrumbado y el pueblo de Israel
tuvo su primera victoria en la conquista
a Canaán. Dios había dado una orden.
El oro, la plata y todo el botín debía
ser dedicado a Dios y cualquiera que lo
tomara traería sobre sí una maldición
(Josué 618 y 19). La orden resonaba en
la mente de todos porque Dios fue cla-
ro a dar las indicaciones. Pero Acán no
obedeció la orden divina, tomó algo del
Anatema, lo prohibido por Dios. Lo es-
condió en su tienda y actuó como si no
hubiera sucedido nada. Pero Dios que
lo ve todo, actuó para que todo saliera
a la luz. El pueblo de Israel fue derro-
tado, hubo varias muertes y Josué tuvo
que consultar a Dios para saber qué ha-
bía pasado. Al ser descubierto, Acán se
vio obligado a confesar su pecado pero
ya era muy tarde, había traído desgra-
cia sobre el pueblo. Este día Acán fue
apedreado con todas sus pertenencias
y con todo lo que había robado. Sobre
él levantaron un gran montón de piedra
que permaneció por mucho tiempo (Jo-
sué 7:25 y 26).
Los mandamientos de Dios son muy
importantes. Dios ha puesto leyes que
rigen el universo y la naturaleza ente-
ra. Sin estas leyes el universo sería un
verdadero desorden. Del mismo modo,
Dios ha dado sus mandamientos para
bendición y protección del ser humano.
Un hombre sabio dejo el siguiente con-
sejo de parte de Dios para sus hijos: Hijo
mío, no te olvides de mí ley; Y tu cora-
zón guarde mis mandamientos: porque
largura de días, y años de vida y paz te
aumentarán. Misericordia y verdad no
te desamparen; átalas a tu cuello, escrí-

16
belas en la tabla de tu corazón: y halla-
rás gracia y buena opinión En los ojos
de Dios y de los hombres. Fíate de Je-
hová de todo tu corazón, Y no estribes
en tu prudencia. Reconócelo en todos
tus caminos, y él enderezará tus vere-
das (Proverbios 3:1-5).
Los 10 mandamientos
¿Nos preguntamos cuáles son los man-
damientos de Dios? en el libro de Éxo-
do capítulo 20 encontramos los diez
mandamientos de Dios. Y habló Dios
todas estas palabras, diciendo: Yo soy
Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra
de Egipto, de casa de servidumbre. No
tendrás dioses ajenos delante de mí. No
te harás imagen, ni ninguna semejanza
de lo que esté arriba en el cielo, ni aba-
jo en la tierra, ni en las aguas debajo de
la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos hasta la ter-
cera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y hago misericordia a milla-
res, a los que me aman y guardan mis
mandamientos. No tomarás el nombre
de Jehová tu Dios en vano; porque no
dará por inocente Jehová al que tomare
su nombre en vano. Acuérdate del día
de reposo para santificarlo. Seis días
trabajarás, y harás toda tu obra; mas
el séptimo día es reposo para Jehová
tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú,
ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
criada, ni tu bestia, ni tu extranjero
que está dentro de tus puertas. Porque
en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, el mar, y todas las cosas que en
ellos hay, y reposó en el séptimo día;
por tanto, Jehová bendijo el día de re-
poso y lo santificó. Honra a tu padre y a
tu madre, para que tus días se alarguen
en la tierra que Jehová tu Dios te da. No
matarás. No cometerás adulterio. No
hurtarás. No hablarás contra tu prójimo
falso testimonio. No codiciarás la casa
de tu prójimo, no codiciarás la mujer de
tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni
su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu
prójimo. (Éxodo 20:1-17).
Los diez mandamientos tal y como es-
tán en la Biblia, se dividen dos grandes
grupos: a) los primeros cuatro manda-
mientos enfatizan muestra relación con
Dios. Y se resumen en Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu fuerza y con toda du mente (Mateo

17
22:37); b) los últimos seis mandamien-
tos enfatizan nuestra relación con el
prójimo, y se resumen en: amarás a tu
prójimo como a ti mismo (Mateo 22:39)
Bendición en la obediencia
Una de las promesas de bendición ha-
llada en la Biblia se encuentra en el
salmo 1 y nos dice: Bienaventurado el
varón que no anduvo en consejo de
malos, Ni estuvo en camino de pecado-
res, Ni en silla de escarnecedores se ha
sentado; Antes en la ley de Jehová está
su delicia, Y en su ley medita de día y
de noche. Y será como el árbol planta-
do junto a arroyos de aguas, Que da su
fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y
todo lo que hace, prosperará. No así los
malos: Sino como el tamo que arrebata
el viento. Por tanto no se levantarán los
malos en el juicio, Ni los pecadores en
la congregación de los justos. Porque
Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
(Salmo 1). Aquí hay una bendición es-
pecial para todo aquel que medita en
la ley de Dios, que ama a Dios de todo
corazón y le obedece. Jesucristo dijo
que cualquiera que quebrante uno de
estos mandamientos muy pequeños, y
así enseñe a los hombres, muy peque-
ño será llamado en el reino de los cie-
los; mas cualquiera que los haga y los
enseñe, éste será llamado grande en el
reino de los cielos (Mateo 5:19).
→
→ Jesús te invita
Jesús te invita a ser obedientes a sus
mandamientos. Él dijo: si me amáis,
guardad mis mandamientos (Juan
14:15). El que tiene mis mandamientos
y los guarda, éste es el que me ama; y el
que me ama será amado de mi padre, y
yo lo amaré y me manifestaré a él (Juan
14:21). El que me ama, mi palabra guar-
dará; y mi Padre lo amará, y vendremos
a él y haremos morada en él.

18
“El
campeón
que puso
a Dios
en primer
lugar”
E rick se había preparado durante cuatros años y estaba muy entusiasmado
en participar de la carrera. Para él era un honor representar a su país.
Emocionado, Érick se acercó para mirar el calendario de las distintas com-
petencias. Al mirar la agenda, se dio cuenta de que tenía que tomar una decisión.
La carrea de los 100 metros donde iba a participar, se desarrollaría en un día que
él consideraba sagrado. Erick recordó la promesa de Dios: “Yo honro a los que me
honran” (1 Samuel 2: 30). Con firmeza, él tomo una decisión. Poner a Dios en pri-
mer lugar y honrarle sobre todas las cosas. En los juegos olímpicos de Paris 1924
se difundió la siguiente noticia: “Erick Lidell no participó de la carrera de los 100
metros a causa de su fe pero logró una hazaña, ganó la carrera de los 400 metros
estableciendo así mismo un nuevo récord olímpico”. Aunque Érick estaba con-
fundido en cuanto al verdadero día de reposo, él pasó a la historia como ejemplo
de alguien que puso a Dios en primer lugar.
5

19
El cuarto mandamiento
Entre los diez mandamientos del Señor,
está el cuarto mandamiento donde
Dios dice: “Acuérdate del sábado para
santificarlo. Seis días trabajarás y ha-
rás toda tu obra, pero el séptimo día
es de reposo para Jehová, tu Dios; no
hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo,
ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni
tu bestia, ni el extranjero que está den-
tro de tus puertas, porque en seis días
hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar,
y todas las cosas que en ellos hay, y re-
posó en el séptimo día; por tanto, Je-
hová bendijo el sábado y lo santificó”
(Éxodo 20:8-11). Este mandamiento es
muy especial, porque forma parte de
los cuatro primeros mandamiento don-
de se nos insta a poner a Dios en primer
lugar. Dios realizó tres cosas especiales
en este hermoso día: a) reposó en él; b)
lo bendijo; c) lo santificó.
Un regalo en el tiempo
El reposo sabático es parte de los man-
damientos de Dios, y nos lleva también
a la creación, donde Dios le da al ser
humano el séptimo día como un regalo
de amor grabado en el tiempo. Está es-
crito: Fueron, pues, acabados los cielos
y la tierra, y todo lo que hay en ellos. El
séptimo día concluyó Dios la obra que
hizo, y reposó el séptimo día de todo
cuanto había hecho. Entonces bendijo
Dios el séptimo día y lo santificó, por-
que en él reposó de toda la obra que
había hecho en la creación (Génesis
2:1-3). Por esta razón, cuando se guar-
da el sábado, se reconoce a Dios como
Creador, Sustentador y Dueño del uni-
verso, de la tierra y de nuestra propia
vida.
Un regalo para beneficio del
hombre
Jesús nos dejó un hermoso ejemplo. Él
guardaba el sábado. En Lucas 4:16 la Bi-
blia dice que Jesús vino a Nazaret don-
de se había criado y entró a la sinagoga
conforme a su costumbre y se levantó
a leer (Lucas 4:16). Jesús dijo que el sá-
bado fue hecho por causa del hombre
(Marcos 2:27). Jesús nos invita también
a hacer el bien en el día sábado (Lucas
6:9).
Hay una bendición especial para todos
los que ponen a Dios en primer lugar y
deciden servirle guardando el sábado.
Dios dice: Si retrajeres del sábado tu
pie, de hacer tu voluntad en mi día san-
to, y al sábado llamares delicias, santo,
glorioso de Jehová; y lo venerares, no
haciendo tus caminos, ni buscando tu
voluntad, ni hablando tus palabras: En-
tonces te deleitarás en Jehová; y yo te
haré subir sobre las alturas de la tierra,

20
y te daré a comer la heredad de Jacob
tu padre: porque la boca de Jehová lo
ha hablado (Isaías 58:13, 14).
Poniendo a Dios en primer
lugar
En la Biblia tenemos muchos ejemplos
de hombres y mujeres que decidieron
honrar a Dios y ponerlo en primer lu-
gar. José decidió honrar a Dios y no pe-
car contra Él (Génesis 39:8,9); Daniel
y sus amigos decidió honrar a Dios no
comiendo la comida del rey ni bebien-
do del vino que el rey les había man-
dado (Daniel 1:8). Entendieron que su
cuerpo era templo de Dios y tenían que
honrarle sobre todas las cosas.
Uno de los relatos más maravillosos
que encontramos a la biblia es la de los
tres jóvenes hebreos, Ananías, Azarías
y Misael. El Rey Nabucodonosor les
cambió de nombres y los llamó Sadrac,
Mesac y Abed Nego (Daniel 1:7). Sus
nombres hebreos tenían significados
muy hermosos. Eran adoradores de
Dios. Ananías significaba amado del Se-
ñor; Misael: quién es como Dios; y Aza-
rías: el Señor es mi ayudador. Por otro
lado los nombres babilónicos se rela-
cionaban con los dioses falsos. Sadrac
significa iluminado por el dios sol; Mes-
ac: quién es como venus; y Abed Nego:
siervo de Nego.
Un día el rey Nabucodonosor mandó
hacer una enorme estatua de oro y
pidió que lo adoraran todos los gober-
nantes y líderes de su reino. El que no lo
hiciera sería echado al horno ardiente.
Todos temieron ante la orden del rey. Al
son de los instrumentos musicales, to-
dos se arrodillaron menos tres jóvenes.
Sadrac, Mesac y Abed Nego (Daniel 3).
Ellos no se arrodillaron ante la estatua
de oro ni la adoraron porque recorda-
ron los mandamientos de Dios. Al ser
llevados ante el rey Nabucodonosor,
Sadrac, Mesac y Abed-nego respon-
dieron, diciendo: “No es necesario que
te respondamos sobre este asunto. He
aquí nuestro Dios a quien servimos pue-
de librarnos del horno de fuego ardien-
do; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y
si no, sepas, oh rey, que no serviremos
a tus dioses, ni tampoco adoraremos la
estatua que has levantado (Daniel 3:16-
18). Estos jóvenes valientes decidieron
honrar a Dios y ponerlo en primer lu-

21
gar. Dios obró de manera maravillosa y
envió a su Ángel a ayudarles. Aunque
se calentó el horno siete veces más, el
fuego no les quemó, no les hizo daño.
¡Fue un milagro! El mismo rey Nabu-
codonosor dijo: “¿No echaron a tres
varones atados dentro del fuego? Ellos
respondieron al rey: Es verdad, oh rey.
Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones
sueltos, que se pasean en medio del
fuego sin sufrir ningún daño; y el aspec-
to del cuarto es semejante a hijo de los
dioses” (Daniel 3:24,25).
→
→ Decide honrar a Dios
Dios desea que le pongas en primer lu-
gar ¿Quieres honrarle obedeciendo su
Palabra? Recuerda lo que dios nunca te
va a abandonar él te dice: “Porque yo
Jehová soy tu Dios que te sostiene de la
mano derecha y te dice: No temas, yo
te ayudo” (Isaías 41:13)

22
“Una
nueva
oportunidad”
No lo podía creer, Sifan Hassan había tropezado y sufrió una caída. Era la última
vuelta y estaba en juego la calificación para la final de la carrera de los 1500
metros. Era cuestión de milésimas de segundos. Ella se levantó rápidamente
y con todas sus fuerzas corrió, corrió y corrió. Sifan Hassan pudo remontar y alcanzar
calificarse a la gran final donde ella ganó una medalla. En varios noticieros alusivos a
los juegos olímpicos de Tokio 2020, a esta atleta de origen etíope se la conoce como
la atleta que se cayó, se levantó, remontó y ganó la carrera.
El valor de la perseverancia
Según las palabras del sabio Salomón, “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a
levantarse; pero los impíos caerán en el mal” (Proverbios 24:16). Estas palabras están
llenas de sabiduría y muestran el valor de la perseverancia. Un autor anónimo escri-
bió: “las grandes victorias corresponden siempre a quienes se preparan, a quienes
luchan y a quienes perseveran”
Hay una gran bendición en intentarlo una vez más. Este es el camino para el cre-
cimiento, a la madurez y al aprendizaje; es allí donde uno aprende de sus errores y
puede mejorar. Se puede observar esto en la misma naturaleza humana. Cuando un
6

23
niño está comenzando a dar sus prime-
ros pasos, es normal que tropiece y cai-
ga sin embargo cada caída es una opor-
tunidad para mejor y fortalecerse. Una
de las promesas que más trae fortaleza
en los momentos difíciles es esta: “Y sa-
bemos que a los que aman a Dios todas
las cosas les ayuda bien, esto es a los
que conforme a su propósito fueron lla-
mados” (Romanos 8:28)
El valor de la resiliencia
Otro de los valores necesarios para se-
guir adelante a pesar de las dificulta-
des, es la resiliencia. Sí, la resiliencia es
la capacidad que tiene el ser humano
de sobreponerse a las circunstancias
difíciles por los que se atraviesa en la
vida. Es la capacidad que nos permite
seguir adelante a pesar de los proble-
mas, las desgracias y las adversidades.
Esto sólo se consigue mediante la fe,
la oración y la confianza en Dios. La si-
guiente promesa Dios te promete darte
nuevas fuerzas para seguir adelante:
“Los muchachos se fatigan y se cansan,
los jóvenes flaquean y caen; pero los
que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águi-
las; correrán, y no se cansarán; camina-
rán, y no se fatigarán” (Isaías 40:30,31).
El valor del perdón
La oportunidad de levantarse y seguir
adelante no solo nos muestra la necesi-
dad que hay en el ser humano de supe-
rarse, sino que también nos hablan un
Dios Misericordioso: cada día él nos da
nuevas oportunidades. Según el profe-
ta Jeremías “Por la misericordia de Dios
no hemos sido consumidos, porque
nunca decayeron sus misericordias;
nuevas son cada mañana, grande es su
fidelidad” (Lamentaciones 3:22, 23).
Dios entiende que somos pecadores:
Dios sabe que cometemos errores y
se compadece de nosotros “como el
padre se compadece de sus hijo, así se
compadece Jehová de los que le temen
(Salmo 103:13). Precisamente él sabe
que somos pecadores “porque él cono-
ce nuestra condición; se acuerda que
somos polvo (salmo 103:14). Jesús al
hablar de su misión, nos dio a conocer
que él vino a buscar a los pecadores y
no a los justos (Marcos 2:17).
Dios es perdonador: Dios es quien per-
dona todas nuestras iniquidades y sana
nuestras dolencias (Salmo 103:3). Su
perdón es completo: “yo soy el que bo-
rro tus rebeliones por amor a mí mis-
mo y ya no me acordaré de tus pecados
(Isaías 43;25)
Dios ofrece gratuitamente su perdón:
Según su Palabra, somos justificados
gratuitamente por su gracia mediante
la redención que es en Cristo Jesús (Ro-
manos 3:24). Dios no sólo nos justifica
gratuitamente, sino que invita a cada
uno a acercarse para recibir el perdón

24
que ofrece y tener una nueva vida, una
nueva oportunidad. Venid luego, dice
Jehová y estemos a cuenta: aunque
vuestros pecados fuesen como la gra-
na, como la nieve serán emblanqueci-
dos: si fueran rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana (Isaías
1:18). De este modo, Dios nos ofrece
una nueva oportunidad.
Una historia de perseveran-
cia y perdón
¿Alguna vez has escuchado hablar del
paralítico de Capernaúm? Sí, aquél
hombre que fue bajado de un techo
por sus amigos para que Jesucristo la
sanara (Marcos 2:1-12). La historia de
este paralítico es una historia de fe y
de perseverancia tanto del paralítico
como de sus amigos. ¡Qué bueno es
tener amigos que nos acercan a Cristo!
Cuando ellos llegaron a la casa donde
se encontraba Jesús, se dieron cuenta
de que no podía entrar a causa de la
multitud. Ellos no se desanimaron, no
regresaron a su casa aceptando de este
modo la derrota. Su fe les llevó a perse-
verar, a buscar una alternativa a pensar
en soluciones y llegar ante la presencia
de Jesús. Jesús lo sabía muy bien. Jesús
vio la fe de ellos (Marcos 2:5).
Es también una historia de perdón, por-
que el paralítico estaba lleno de senti-
mientos de culpa. Él entendía que su
enfermedad era el resultado de sus ma-
los hábitos. Que sus malas decisiones lo
habían llevado a la desgracia y habían
arruinado su salud y su vida. Él anhela-
ba encontrar sanidad, pero sobre todas
las cosas quería tener paz en su cora-
zón. Lo que más necesitaba era el per-
dón de sus pecados. Entonces Jesús le
dijo: Hijo, tus pecados te son perdona-
dos (Marcos 2:5). Jesús le estaba dando
una nueva oportunidad. Por la gracia
de Dios aquél paralítico se aferró a esta
nueva oportunidad, la aceptó por fe y
pudo levantarse y alabar al Señor.
→
→ Invitación
Del mismo modo Jesús te invita hoy a
recibir su perdón, él sabe cuántas veces
te has equivocado, él te conoce y sabe
cómo está tu corazón. Quieres decirle
hoy al Señor: “Padre, gracias porque
has enviado a Jesucristo y por su sacri-
ficio, has perdonado mis pecados y me
has dado una nueva oportunidad. Hoy
acepto y te entrego mi corazón para
que los transformes para gloria de tu
nombre.

25
“Sorpresa
en la
halterofilia”
¿ Has oído hablar de la Halterofilia? Se trata del deporte que comúnmente
se conoce como el levantamiento de pesas. En este deporte participan las
personas más fuertes del mundo. En los juegos olímpicos de Tokio año 2020,
dos de las campeonas fueron de nacionalidad ecuatoriana. Neisi Dajones de 23 años
ganó la medalla de oro al levantar un total de 264 kilogramos, ¿puedes créelo? Es
equivalente a un total de 5 bultos de cemento y un poco más. Oh, pero quien ganó
la medalla de plata, también levantó muchos kilogramos, y ella se llama Tamara Sa-
lazar. La victoria de estas dos señoritas, fue una hermosa sorpresa para Ecuador, que
consiguió por medio de ellas, medallas históricas. Neisi y Tamara nacieron en familias
muy humildes, pero sus victorias llenaron de gozo a toda una nación: Ecuador. La vic-
toria de Neisi y Tamara tuvo un significado especial. No importan dónde has nacido,
no importa de qué familia seas, eres una persona muy especial para Dios. Recuerda
siempre quién eres.
La historia de estas dos campeonas nos recuerda uno de los relatos más hermosos y
fascinantes de la Biblia, la de la reina Ester (Ester 2:1,2). Ester era huérfana, vivía en
el cautiverio es decir, en un país donde fue llevado sin su consentimiento. Pero Dios
quiso que fuera una reina. Para Dios, Ester siempre fue una princesa.
7

26
Aunque era huérfana, aunque cauti-
va, era una princesa, hija de Dios. Dios
quería que ella recordara quién era. Al
igual que Ester, Dios desea que vengas
a Él y te recuerda quién eres. Dice la Pa-
labra de Dios (Mirad cuán grande amor
nos ha dado el Padre para que seamos
llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por
esto el mundo no nos conoce, porque
no lo conoció a él. (1 San Juan 3:1)
Dios es quien te hizo
Somos hijos de Dios en primer lugar
porque él nos creó. En la biblia está
escrito “Creó pues Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó; hom-
bre y mujer los creó” (Génesis 1:27).
Este versículo es muy hermoso y signi-
ficativo. Nos explica de dónde venimos.
Tú y yo hemos sido creados por Dios.
Dios nos ha hecho a su imagen y seme-
janza. Todos los seres humanos somos
de una sola familia. De la familia de
Dios y para él, somos muy especiales.
El pecado trajo sufrimiento
y dolor
Dios creó todo y lo hizo bien. ¿Puedes
imaginar cómo era el mundo? No había
sufrimiento, no había enfermedades,
ni tampoco había muerte. Cuando Dios
terminó de crear al ser humano, dice la
biblia que Dios vio que todo era bueno
en gran manera (Génesis 1:31). El sabio
Salomón dijo que Dios lo hizo todo her-
moso a su tiempo y en el corazón del
hombre puso un anhelo de eternidad
(Eclesiastés 3:11).
Pero todo cambió cuando llegó el pe-
cado. Está escrito: “Por tanto, como el
pecado entró en el mundo por un hom-
bre y por el pecado la muerte; así la
muerte pasó a todos los hombres por
cuanto todos pecaron (Romanos 5:12).
El pecado trajo consigo el sufrimiento,
la enfermedad y la muerte. El pecado
nos aparta de Dios y nos hace olvidar
de dónde venimos y quiénes somos.

27
El profeta Isaías escribió “Vuestras ini-
quidades han hecho división entre vo-
sotros y vuestro Dios y vuestros peca-
dos han hecho que oculte de vosotros
su rostro para no oíros” (Isaías 59:2)
Jesús vino a restaurar en ti
la imagen de Dios
La buena noticia es que Dios diseñó
un plan especial para salvar al ser hu-
mano. Jesús lo explicó de esta mane-
ra. “Porque de tal manera amó Dios al
mundo que ha dado a su hijo unigénito
para que todo aquél que en él crea no
se pierda más tenga vida eterna” (Juan
3:16). “Porque el hijo del hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había per-
dido” (Lucas 19:10).
¡Qué hermosa noticia! Jesús vino para
salvarte a ti y a mí. Vino a recordarnos
quiénes somos, de dónde venimos y a
quien le pertenecemos. Él vino a res-
taurar la imagen de Dios en cada uno
de sus hijos. Él vino a reconciliarnos con
Dios y para ello él te invita a aceptar-
lo y entregarle tu corazón. Dice Juan el
discípulo amado: “mas todos los que
le recibieron, a quienes creyeron en
su nombre, les dio potestad de ser he-
chos hijos de Dios” (Juan 1:12). Cuando
aceptas a Cristo, cuando crees en él y lo
recibes, él te da este don tan hermoso
de ser hecho hijo de Dios. Jesús de in-
vita y te dice. Hijo recuerda quién eres.
Eres hijo de Dios, le perteneces él y él
desea que le entregues tu corazón.
¿Alguna vez has oído hablar de Mefi-
boset? Él nació siendo un príncipe. Su
abuelo Saúl era el rey de Israel y su pa-
dre Jonatán era el príncipe heredero.
Después de una guerra contra los filis-
teos el pequeño príncipe perdió a su
papá, a su mamá, a su abuelo y todo
lo que tenía. Perdió toda su herencia,
su prestigio y lo más triste perdió su au-
toestima. Su corazón se llenó de triste-

28
za, se había lastimado las piernas de tal
modo que ya no podía caminar.
Un día Mefiboset, ya grande recibió
una noticia, el rey David le mandó a
llamar. Cuando Mefiboset llegó ante el
rey David, él sentía que no merecía es-
tar ante el rey, que no era nada en este
mundo y que su vida no tenía valor. El
rey David le dijo que no tuviera miedo,
que recordara quién era. Para el rey
David, Mefiboset era una persona muy
valiosa, era un príncipe, era hijo de su
mejor amigo Jonatán. David restauró a
Mefiboset como príncipe, adoptándolo
como uno de sus hijos, desde entonces
le dijo: Mefiboset, vas a vivir en el pala-
cio real, vas a vestirte como uno de los
príncipes, vas a comer junto al rey y se
te restituirá tu herencia.
¡Qué maravillosa experiencia! Esto es lo
que Jesús hace con nosotros, él nos ha
restaurado con su amor y poder y por
medio de él Dios nos recibe como sus
hijos y nos hace herederos de todas sus
promesas y de todas sus bendiciones.
La biblia dice que a todos los que reci-
bieron a Jesús, los que creyeron en su
nombre, él les ha dado la potestad de
ser llamados hijos de Dios (Juan 1:12).
Y el apóstol Juan dice: Mirad cuánto
amor nos ha dado el Padre, para que
seamos llamados hijos de Dios (1 Juan
3:1). Todo esto sucede cuando nos en-
tregamos a Jesús y le aceptamos como
nuestro salvador.
→
→ INVITACIÓN
¿Hoy te gustaría venir a Jesús y entre-
garle tu corazón? Recuerda que eres
especial para Dios, eres valioso, eres un
hijo de Dios. El Señor te dice: a mis ojos
eres de grande estima, eres honorable
y yo te he amado (Isaías 43:4)
Dios te invita hoy: Dame hijo mío tu co-
razón y miren tus ojos por mis caminos
(Proverbios 23:26)

29
“Venció
junto
a su
Guía”
Mónica estaba muy atenta a la señal de partida, lista para correr. De pronto
escuchó el sonido que indicaba que la carrera había iniciado. Mónica co-
rrió y corrió con todas sus fuerzas. Al terminar la carrera ella se enteró fue
la primera en llegar a la meta y que había batido un nuevo record. Al completar la
carrera de los 1500 metros en un tiempo de tan solo 4:37:40.
La carrera donde participó Mónica fue una carrera especial, donde los que corren
son ciegos o débiles visuales. De hecho Mónica corrió con los ojos tapados. ¿Te
has preguntado cómo es posible que ella haya corrido tan rápido sin desviarse,
ni tropezar? La respuesta es sencilla. Ella corrió con un guía. De hecho se dijo lo
siguiente: La mexicana Mónica Olivia Saavedra y su guía Kevin Aguilar hicieron
historia al llevarse la medalla de oro.
8

30
Jesús nuestro guía
De la misma manera que Mónica nece-
sita de un guía para poder avanzar y lle-
gar a la victoria, nosotros necesitamos
a Jesús para avanzar en la vida y ser
vencedores. Jesús dijo: “el que perma-
nece en mí, y yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de mí nada
podéis hacer” (Juan 15: 5). Para todos
los que participaron de esta carrera es-
pecial era muy importante la función
del guía. Jesús desea nos acerquemos a
Él para que nos guíe. ¿Pero, cómo pue-
de ser esto?
El estudio de la Biblia
La Biblia es una lámpara que nos alum-
bra el camino como está escrito: Lám-
para es a mis pies tu palabra, y lumbre-
ra a mi camino (Salmo 119:105). Es este
mapa que nos muestra el camino a se-
guir. Allí encontramos las indicaciones
del guía, Cristo Jesús. Recibimos gran-
des bendiciones cuando estudiamos la
Biblia. Un padre escribió a un hijo estas
palabras: “y que desde la niñez has sa-
bido las Sagradas Escrituras, las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación
por la fe que es en Cristo Jesús. Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar, para redargüir, para co-
rregir, para instruir en justicia, a fin de
que el hombre de Dios sea perfecto, en-
teramente preparado para toda buena
obra” (2 Timoteo 3:15-16).
Además de alumbrarnos el camino y
proveernos de indicaciones para ser
vencedores, la Biblia nos ayuda a cono-
cer a Jesús, nuestro guía. Él dijo: “Escu-
driñad las Escrituras; porque a vosotros
os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testi-
monio de mí” (Juan 5:39). Cuando es-
tudiamos la biblia, no sólo conocemos
de Jesús, sino que también llegamos a
conocer su voluntad y sus indicaciones
para con nosotros.

31
La oración
Cuando leemos la Biblia, Dios nos ha-
bla; pero cuando oramos, hablamos
con Dios. La experiencia del profeta Da-
niel fue tan especial. Él mismo decía: Y
volví mi rostro a Dios el Señor, buscán-
dole en oración y ruego, en ayuno, cili-
cio y ceniza. Y volví mi rostro a Dios el
Señor, buscándole en oración y ruego,
en ayuno, cilicio y ceniza (Daniel 9:3). A
Daniel le gustaba orar tanto que acos-
tumbraba dedicar tres momentos en
el día para orar de forma muy especial.
Daniel oraba tres veces al día (Daniel
6:10). No había nada que le hacía olvi-
dar el momento de oración. Ni siquiera
el decreto del rey. Daniel siempre ora-
ba, para él era una costumbre, un deber
y un privilegio orar y buscar estar siem-
pre en comunión con Dios. Dios salvó a
Daniel de ser devorado por los leones
enviando a su ángel para acompañarlo.
Aunque esta experiencia fue tan impor-
tante, esto no fue lo más hermoso que
le sucedió a Daniel. Un día un ángel fue
enviado del cielo con un mensaje muy
especial para Daniel. Daniel, eres muy
amado allí en el cielo, Dios te ama de
manera especial y está tan atento a tus
oraciones que me envió a ayudarte in-
mediatamente cuando comenzaste a
orar (Daniel 9:21; 10:11,12). ¿Verdad es
hermoso tener esta comunión tan es-
pecial con Jesús? Jesús desea que cada
uno de sus hijos ore. Él dijo: “Si perma-
necéis en mí, y mis palabras perma-
necen en vosotros, pedid todo lo que
queréis, y os será hecho” (Juan 15:7).
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo” (Juan 14:13).
El hombre que caminó con
Dios
¿Alguna vez has escuchado la histo-
ria de Enoc? Es una historia muy corta
pero muy especial. Enoc amaba mucho

32
a Dios. Enoc era tan amigo de Dios que
se dice que caminó con Dios. Era tanta
su amistad con Dios, que un día él des-
apareció porque Dios lo llevó consigo
(Génesis 5: 24). ¡Qué maravillo es cami-
nar con Dios! Nos preguntamos ¿Cómo
lo hizo? La respuesta vino muchos años
después cuando fue revelado el secre-
to: Por la fe Enoc fue traspuesto para
no ver muerte, y no fue hallado, porque
lo traspuso Dios; y antes que fuese tras-
puesto, tuvo testimonio de haber agra-
dado a Dios (Hebreos 11:5). El secreto
es la fe que tuvo Enoc. Esta fe está a
disposición de cada uno de nosotros si
deseamos con todo el corazón caminar
con Jesús.
→
→ Invitación
¿Te gustaría que Jesús sea tu guía? ¿Te
gustaría caminar con Jesús? ¿Te gusta-
ría que tu amistad con Jesús crezca?
Un día un joven pastor de áfrica reci-
bió una hermosa planta. Por un tiem-
po, este pastor y su esposa guardaron
aquella planta dentro de la casa y casi la
habían olvidado; no le dedicaban tiem-
po. Un día observaron que las hojas de
aquella planta se estaban volviendo
amarillas y ya no daba flores. Ellos deci-
dieron investigar qué tipo de planta era
y qué cuidados necesitaba. Descubrie-
ron que era una flor del desierto y que
debía ser expuesta al sol. Al seguir las
indicaciones, sus hojas se reverdecie-
ron y comenzó a florecer.
Así también necesitas fortalecer tu re-
lación con Jesús. Si te olvidas de Jesús
y no oras ni lees la biblia, tu relación
con él se va a marchitar poco a poco.
Pero cuando decides buscarle con fe,
mediante la oración y el estudio de la
Biblia, entonces tu relación con Él se va
a fortalecer.
¿Te gustaría hoy caminar con Jesús? ¿Te
gustaría hoy cultivar tu relación con Je-
sús mediante la oración y el estudio de la
Biblia? Te invito a hacer de Jesús tu guía.

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