Los buenos hábitos alimenticios y la importancia de una buena digestión
1. Los buenos habitos alimenticios
La temperatura corporal tomada en la boca es de 36º a 37º de promedio, por lo que es lógico
pensar que en el resto del tracto intestinal sea de mayor temperatura, lo cual favorece la
mantención de la flora intestinal activa, y equilibrada, la descomposición de los virus que entran
a nuestro organismo por diversas vías (oral, respiratoria y sanguínea). Una alteración
prolongada de esta temperatura en el tracto digestivo, altera los procesos digestivos, altera el
mecanismo de la defensa, el equilibrio en la flora intestinal, e incluso, los movimientos
intestinales ya que modifica el flujo sanguíneo de la mucosa, y cambia el pH del medio interno.
Y si consideramos además, que los jugos industrializados y las bebidas gasificadas presentan
un pH netamente ácido, incluyendo algunas de las aguas gasificadas de renombre, no es difícil
imaginar el cambio que podría suceder en el tubo digestivo. Estos cambios no suceden de igual
manera con los jugos vegetales naturales a temperatura ambiental recién exprimidos, sin
azúcar. Un exceso de azúcar, o más allá de 1 hora de exprimidos, la oxidación y
descomposición de sus componentes nutricionales hace que sea también una bebida ácida,
por más natural que fuese.
Entonces no es difícil concluir qué es lo bueno y qué es lo malo. Las diferentes culturas
milenarias y disciplinas de salud concluyen que uno es el resultado final de lo que se come.
Eso incluye lo que uno bebe diariamente. Un vaso de algo que acompaña el almuerzo, puede
tener significado en el futuro si lo repetimos a diario. Esto es ya sea para lo bueno (un estado
saludable) como también para lo malo (la aparición de una enfermedad).
Una buena alimentación pierde el sentido si no hay una buena digestión. Y una buena digestión
depende de un buen hábito alimentario.
¡Que disfrute su almuerzo!