La viscosidad es la característica más importante de la lubricación y afecta directamente el desgaste y el consumo de energía. Si la viscosidad del aceite es demasiado baja, habrá mayor desgaste por falta de protección, mientras que si es demasiado alta se producirá mayor consumo de energía, desgaste y calentamiento. Solo la viscosidad correcta maximizará la vida útil y eficiencia del motor u otro sistema lubricado.