1. LA COMPAÑÍA EN ACCIÓN:LA COMPAÑÍA EN ACCIÓN:
MISIONES Y EJERCICIOSMISIONES Y EJERCICIOS
JOSÉ MARIA ROMAN, SV (I Biografía), BAC 1981, pp. 345- 367
CAPITULO XXIICAPITULO XXII
2. ““Lo principal es la instrucción del pobre pueblo del campo”Lo principal es la instrucción del pobre pueblo del campo”
La estructuración constitucional
y el trabajo cotidiano eran los
dos focos de atención de Vicente
y de toda la compañía.
O si se quiere: la naturaleza y el
espíritu de la acción. O también:
El trabajo -la vida- exigía una
estructura específica
determinada:
“Lo principal para nosotros es la
instrucción del pobre pueblo del
campo” (p. 345).
Seminario y misiones: En cualquier
fundación se requerían ambas
cosas, y casi imposible por
separado. Menos terminante era,
en cambio, la norma de no
predicar misiones en las ciudades.
La interpretación de Vicente a este
respecto era amplia, que se
entendía sólo a la predicación
ordinaria, no a la de misiones:
“Cuando al principio de nuestra fundación decidimos no
trabajar en las ciudades donde hubiera obispado, nos
referíamos a la predicación y a las confesiones, que es lo
que hacen las demás órdenes en sus casa y en las otras
iglesias, pero que entonces no pensábamos en dejar de
tener allí la misión” (P. 346).
Después de 1651, se llegaron a admitir sólo 2
excepciones: el mandato de los obispos o el caso
en que los pobres se refugien en las ciudades
(como pasó en San Lázaro).
Vicente asumió varias misiones en París, sobre
todo cuando los campesinos se refugiaron en la
capital durante la Fronda.
3. ““¡Ojalá todo el mundo profetice!”¡Ojalá todo el mundo profetice!”
Las misiones estaban de moda:
las misiones como instrumento
de renovación del cristianismo
popular se inscribía como un
movimiento de reforma o
restauración:
a. Misioneros del Santísimo Sacramento
b. Misioneros de San José
c. Misioneros de Forez
d. Misioneros de las Indias
a) Pedro Fourier (1565- 1640)
b) San Juan Eudes (1601-1680)
c) Juan Francisco Régis (1597-1640)
d) Cristóbal Authier de Sisgau (1608-1667)
…
Todos ellos concurrieron en tiempos
de Vicente, en la animación de
comunidades dedicadas, a la
predicación de misiones.
Olier y San Juan Eudes, se
dedicaban además, a la dirección de
seminarios.
Vicente se daba cuenta de ello: una
avalancha de fundaciones se
sucedieron en la Iglesia francesa:
La reacción de Vicente fue de
ejemplar interés, y con todos
tuvo una actitud de respeto y
de Espíritu:
“Más valdría que hubiera cien
proyectos de misiones…hemos de
desear que todo el mundo profetice
…Por muchos obreros que haya en
la Iglesia de Dios, nunca nos faltará
trabajo si le somos fieles” (p. 347).
El único punto que defendió Vicente
fue la exclusividad del nombre, ya
que la experiencia había
demostrado que a través de él se
podían cometer desagradables
malentendidos.
4. “Ofendería a Dios si no hiciese todo lo posible por las gentes
del campo”
El campo de Francia era
demasiado extenso para
emprender una labor de
transformación espiritual. El
total de misiones de la Casa
de San Lázaro y Bons
Enfants suman 840 misiones
en la diócesis de París y en
sus inmediaciones.
Vicente intervino
personalmente en muchas de
ellas y conservó hasta el final
de su vida el deseo del
ejercicio directo de su
vocación primordial y siguió
aplicándose a él siempre que
le era posible. Se sabe que a
la edad de 72 años tomó
parte activa en ellas. La
duquesa de Aiguillon,
siempre preocupada por la
salud de Vicente, tomó cartas
en el asunto. En 1653 dirigía
al P. Portail una enérgica
protesta:
“No puedo menos de extrañarme
de que el P. Portail y los demás
buenos padres de San Lázaro
permitan que el Sr. Vicente vaya a
trabajar al campo con el calor que
hace, con los años que tiene y
estando tanto tiempo al aire con
este sol. Me parece que su vida es
demasiado preciosa y demasiado
útil a la Iglesia para que le
permitan prodigarla de este modo”
(p. 349).
Pero Vicente, no lo veía así:
“Me parece que ofendería a Dios si no hiciese
todo lo posible por las gentes del campo en
este jubileo” (p. 349).
5. “El Dios de los ejércitos”
El asedio Español, por tercera vez,
estaba de nuevo presente en al
norte de Francia. Luis XIII y
Richelieu improvisaron un nuevo
ejército. Vicente fue testigo de los
sucesos: “París está esperando el
asedio de los españoles…El
claustro están llenos de armas, y
los patios, de gente de guerra…”
(p. 350).
La contribución de Vicente al
esfuerzo bélico por órdenes del
canciller fue de 20 sacerdotes,
pero a cuya petición sólo resolvió
con 15. Vicente acudió a un cuartel
general instalado por el rey, para
ofrecer los servicios de la CM y
dejar allí al P. Du Coudray como
intermediario entre la corte y los
misioneros.
Vicente redacta un reglamento para
estos padres, donde se reflejaba una
alianza entre el sentimiento patriótico y el
religioso: “Dios – Rey – ejército;
gentes de guerra que están en
pecado a salir de él, y a los que
estén en gracia, a mantenerse en
ella – cuando mueran alcancen la
salvación; devoción al «Dios de los
ejércitos»: no he venido a traer la
paz, sino la guerra, y esto para
darnos la paz, que es el fin de la
guerra” (p. 351).
Seis semanas fue la duración de esta misión y los frutos fueron: la confesión de 4000
soldados y de las parroquias por donde pasaba el ejército. En sentido general Vicente
recomendaba no entrometerse en asuntos de política ni en cuestiones de estado.
Podemos decir con esto que una tercera parte del suelo francés fue trabajada a fondo, palmo
a palmo, por los misioneros vicentinos. La efervescencia misionera del siglo XVII fue en
efecto, del movimiento desencadenado por Vicente.
6. ““Dar a conocer a Dios a los pobres”Dar a conocer a Dios a los pobres”
El OBJETIVO: “Dar a conocer a
Dios a los pobres, anunciarles a
Jesucristo, decirles que está cerca
el Reino de Dios y que ese Reino
es para los pobres” (p. 352).
TÉCNICA: Predicación – Catecismo
– Confesión – Misterios de la Trinidad
y Encarnación.
TIPOS DE MISIONES: Existen 2:
Penitenciales y Catequéticas. Las de
Vicente se pueden catalogar como
catequéticas: “Todo el mundo está
de acuerdo en que el fruto que se
realiza en la misión se debe al
catecismo” (p. 352).
TEOLOGÍA: Se pensaba que no
era posible la salvación sin el
conocimiento explícito de esas
verdades o por lo menos no
ignorarlas.
El conocimiento de las
verdades fundamentales
de fe por medio de la
catequesis debía conducir
a la vida sacramental:
confesión y eucaristía;
confesión general y
comunión eucarística
como medios más
excelentes para honrar
los misterios centrales de
la Trinidad y la
Encarnación.
La misión aspiraba a la
renovación total de la
parroquia. La consigna:
no salir de una aldea
hasta que todo el pueblo
haya sido instruido en las
cosas necesarias para la
salvación y que cada uno
no haya hecho su
confesión general.
7. ““Esos hermosos discursos…noEsos hermosos discursos…no
convierten a nadie”convierten a nadie”
La gran masa de población campesina en el
siglo XVII era analfabeta: carecía de la
preparación indispensable. En contraste con
esta gran masa encontramos una oratoria
barroca, típica de la época (un estilo literario
rebuscado, solemne y cargado de alusiones
mitológicas…). Vicente se hizo abogado de
una elocuencia sencilla y directa, al alcance
del pueblo; su actitud era de rechazo a la
corriente general de su tiempo, e incitaba a
sus misioneros a una sencillez propia del hijo
de Dios: “…nuestro Señor bendice los
discursos que se hacen hablando en un
tono común y familiar, ya que El mismo
enseñó y practicó de esta manera;
además, al ser esta forma de hablar la
más natural, resulta también más fácil
que la otra, que es forzada; le gusta más
al pueblo y aprovecha más que la otra…”
(p. 354). Y agregaba: “Difícil resulta
encontrar a uno solo que se haya
convertido con muchas de esas
predicaciones de adviento y cuaresma…”
(p. 354).
8. ““El pequeño método”El pequeño método”
En contraste con la elocuencia estéril Vicente propone un
estilo de predicación, nuevo en el fondo y en la forma que
denominó «la pétite méthode” o “el metodito”. A explicar el
pequeño método dedicó varias conferencia e innumerables
sesiones prácticas de entrenamiento (cf. 20 de agosto de
1655, el discurso sobre el método”).
9. ““Predicar a lo misionero”Predicar a lo misionero”
Algunas características de
este método son: - Se podía variar
- Era un estilo y un lenguaje
- Era la vuelta a la predicación evangélica
- Prudencia en las alusiones
- No ataca
- Preocupación por la eficacia
- Sencillez en la predicación
Vicente se puso de rodillas ante un sacerdote
de la compañía para rogarle que cambiara su
forma de predicación por el pequeño método;
sus súplica no dieron resultado; el p. terminó
abandonando la CM: “Dios no le bendijo; no
sacó ningún fruto de sus predicaciones ni de
sus pláticas; todo aquel montón de palabras y
de períodos se disipó como el humo” (p. 356).
En cambio, el obispo de Sarlat, Nicolás Servin,
le expresaba: “Señor obispo, hoy me ha
convertido usted..” (p. 356).
10. El nuevo estilo de predicación invadió poco a
poco los púlpitos. Era un movimiento general y
que a él contribuyeron predicadores de
diversas órdenes y congregaciones; el púlpito
francés se transformó:
“Si un hombre quiere pasar ahora por buen
predicador en todas las iglesias de París y en
la corte, tiene que predicar de este modo…Lo
cierto es que predicar de otra manera es hacer
comedia, es querer predicarse a sí mismo, no a
Jesucristo. ¡Predicar a lo misionero! ¡Oh
Salvador! Tú has sido el que ha hecho a esta
pequeña y humilde compañía la gracia de
inspirarle un método que todo el mundo desea
seguir” (p. 357).
Vicente se puso de rodillas ante un sacerdote
de la compañía para rogarle que cambiara su
forma de predicación por el pequeño método;
sus súplica no dieron resultado; el p. terminó
abandonando la CM:
“Dios no le bendijo; no sacó ningún fruto de
sus predicaciones ni de sus pláticas; todo
aquel montón de palabras y de períodos se
disipó como el humo” (p. 356). En cambio, el
obispo de Sarlat, Nicolás Servin, le expresaba:
“Señor obispo, hoy me ha convertido usted..”
(p. 356).
11. La eficacia de las misionesLa eficacia de las misiones
Los misioneros juzgaban el éxito de una misión
según dos criterios fundamentales: el número
de asistentes y el de confesiones generales
oídas. Y por tanto, para los misioneros, todo se
reduce a voluntad de pecado o de vida en
gracia, y fundamentalmente, a ignorancia
religiosa, para combatir la cual se pone en el
catecismo el acento principal de la misión.
Las poblaciones acudían en masa a los actos
misionales arrastrando a los habitantes de los
lugares próximos:
Asistencia multitudinaria a pesar de una nevada
Algunos aguardaron 10 días a que les llegara el turno
de confesarse
La predicación a las 2 am.
Un baile público, a las que el misionero se opuso…
Se cerraron todas las tabernas, etc.
En todas partes, las despedidas constituían
espectáculos conmovedores en los que los
fieles lloraban a lágrima viva y pedían a gritos
que no se marchasen los misioneros.
Vicente acostumbraba a pedir un informe a los
misioneros de los resultados de las misiones
dadas. Abelly, que las tuvo a la vista ha
conservado un florilegio de las más edificantes
y llamativas. Una lectura atenta de las crónicas
misionales permite asomarse a la realidad
religioso-moral de las poblaciones como de la
mentalidad teológico pastoral de los
misioneros:
- Se hace hincapié en los herejes convertidos
- Blasfemias, odios, enemistades, embriaguez,
prostitución, concubinatos y otros
desórdenes
sexuales, diversiones ilícitas, etc.
- Rara vez se habla del precepto dominical y
otros mandamientos de la iglesia..y por
tanto,
se encubrían varios abusos y sacrilegios en
la
recepción de los sacramentos.
12. ““No pueden mirar a la luz”No pueden mirar a la luz”
Vicente salió en su defensa: “espíritus descontentos…como ellos hacen tan poco, se
exagera al decir que los demás hacen mucho….Es que por la debilidad de sus ojos
cegatos, no pueden mirar a la luz” (p. 360).
No todo fueron alabanzas. Aparece el apartado
de críticas, que llegaron a oídos de Vicente,
por algunos espíritus exigentes:
“hay demasiado fuego de pajas, muy ardiente,
pero de poca duración”
Objeciones con la explicación del 6to.
Mandamiento (minuciosidades)
Confesiones descuidando las disposiciones
interiores y poco cambio de vida.
Lo efímero de los frutos de las misiones; emoción
pasajera, esbozo de conversión muy imperfecto,
imprudencia de los confesores; poco cambio de
vida y comuniones indignas, etc.
13. Collet, comenta que tales
críticas no podían dirigirse
contra las misiones en sí
mismas, sino contra el abuso
de las misiones hecho por
algunos desaprensivos…y es
mejor algo que nada…Daniel –
Rops, un historiador anota
sobre este asunto, que las
regiones en la que tuvieron
presencia los misioneros –
hace más de 300 años-, ha
permanecido cristiana hasta el
siglo XX.
No puede rendirse más exacto
homenaje a las misiones del
siglo XVII y a los admirables
hombres que tan
acertadamente las condujeron.
14. ““Por el nombre de ejercicios espirituales”Por el nombre de ejercicios espirituales”
A la obra de las misiones, surgió otra paralela: los
ejercicios espirituales. La fórmula la había
encontrado un siglo antes San Ignacio de Loyola.
Los ejercicios eran ya una práctica aceptada por la
Iglesia y Abelly nos narra estos ejercicios
impregnados de espíritu vicentino, por puño y letra
del mismo Vicente: “Por este nombre de retiro
espiritual o de ejercicios espirituales se entiende
un apartamiento de todos los negocios y
ocupaciones temporales a fin de aplicarse con
seriedad a conocer bien el propio interior, a
examinar el estado de la conciencia, a meditar, a
contemplar, a orar y preparar así el alma a
purificarse de todos los pecados, de todas las
malas afecciones y costumbres; a llenarse del
deseo de las virtudes, a buscar y hallar la voluntad
divina y, una vez hallada, someterse, amoldarse y
adherirse a ella, y de este modo tender, avanzar y,
finalmente, llegar a la propia perfección” (p. 362).
La finalidad principal de los ejercicios era el
descubrimiento de la propia vocación y el
afianzamiento en ella: “Llegar a ser perfecto
cristiano y perfecto en la vocación en que uno
está: perfecto estudiante, si es estudiante;
perfecto soldado, si es soldado; perfecto juez, si
es hombre de justicia; perfecto eclesiástico como
San Carlos Borromeo, si es sacerdote”. En una
palabra: “perfeccionarse en su vocación o escoger
una” (p. 362).
15. ““El arca de Noé”El arca de Noé”
El mérito y la originalidad de
Vicente estuvieron en generalizar
los ejercicios y hacerlos accesibles
a toda clase de personas. En tan
solo poco meses, la casa de San
Lázaro, que el mismo Vicente hacía
una comparación: Parece el arca
de Noé, donde toda clase de
animales, grandes o pequeños,
eran bien recibidos”. Podían verse
personas de toda clase y condición:
pobres y ricos, jóvenes y viejos,
estudiantes y doctores, sacerdotes,
oficiales del Parlamento y de la
justicia, comerciantes, artesanos,
soldados, pajes y lacayos. Entre
1635 y 1660 pasaron por San
Lázaro cerca de 20,000
ejercitantes.
16.
“ “¡Es que quieren salvarse!”¡Es que quieren salvarse!”
Los ejercicios se impartían de manera
gratuita. Algunos daban una pequeña
limosna. Otros pensaban que se
contaba con una fundación expresa.
Nada más equivocado. El gasto recaía
enteramente sobre San Lázaro. Dicha
situación provocó varias reacciones de
protesta que llegaban a Vicente, tanto
de hermanos como de sacerdotes.
Se abordó el problema y Vicente iba
dando razones y justificaciones. Tantas
protestas impresionaron a Vicente, y
tomó cartas en el asunto. El mismo se
encargó personalmente del examen de
los solicitantes. Pero ¡oh sorpresa!
Todo aumentó en vez de disminuir: “Si
todas las habitaciones están ocupadas,
denles la mía” (p. 364).
17.
“ “Hay que mezclar tres colores: modestia, Hay que mezclar tres colores: modestia,
alegría y mansedumbre” alegría y mansedumbre”
A diferencia de los ejercicios para
ordenandos, los ejercicios espirituales
no se practicaban en tandas. Cada
ejercitante acudía por su cuenta y los
realizaba a solas, ayudado y guiado por
un director. Todos los sacerdotes de la
comunidad y a veces los estudiantes de
teología se hallaban ocupados en
atender a uno o varios ejercitantes.
Vicente temía que llegaran a fastidiarse
y seguir realizando ese ministerio.
Vicente impuso un manual del Jesuita
holandés Juan Buys, que el mismo
Vicente hizo traducir a fin de facilitar su
manejo por los seglares. Era una obra
sólida, de tendencia racional, con temas
clásicos de los ejercicios ignacianos.
Como método: oración mental de San
Francisco de Sales.
18.
“ “Sobre todo, el Sr. Vicente”Sobre todo, el Sr. Vicente”
Los testimonios eran de sorprender: “En
manos de usted, la virtud es tan bella
que parece haberle escogido a usted…”.
La actitud de Vicente, su presencia y su
persona, constituían el mayor atractivo
de aquellos retiros. Su presencia creaba
un ambiente de paz y confianza. En una
palabra, los frutos de los ejercicios no
fueron menos consoladores que los de
las misiones. Vicente recibía constantes
pruebas de agradecimiento de parte de
sacerdotes y seglares.
Gracias a las misiones y a los ejercicios
la gran masa y minorías más selectas
dieron un nuevo rostro al cristianismo
francés, lo que hacía de Vicente un
líder indiscutible del gran movimiento
restaurador.