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MUJERES URUGUAYASA FINES DEL SIGLO
XIX: LCÓMOHACER SU HISTORIA?
SilviaRodríguez Villamil
GRECMU.Montevideo
.Si, las mujeres formanparte de los anónimos de la historia,pero, a diferenciade ellos, tam-
bién forman parte y siempre lo han formado de la élite dominante. Están oprimidas pero no
exactamentede la misma maneraque otrosgrupos, racialeso étnicos.Estánsubordinadasy
explotadaspero no son todas ni lo están exactamentecomo las clasesbajas. Todavíano he-
mosresuelto,totalmente,losproblemasdedefinición,noobstantesepuedesugerirquela clave
para comprender la historiade la mujer es aceptar -por dolorosoquesea- que es la historia
de la mayoría de la humanidad..
GerdaLerner,
.The Challengeof Women'sHistoryv en: N Themajorityfinds ítspast. Placing women in
Hístory, OxfordUniversityPress, Nueva York, 1981,traducciónespañola de Mary Nash.
Presentación
El presente trabajo surge a partir de las interrogantes que nos suscitara una
investigaciónencurso sobre lasmentalidadesdominantesy lasvisiones de lamujer
en el Uruguay de fines del siglo XIX.
Esta inquietud nos llevó, por una parte, a analizar la bibliografía nacional más
recientesobre el tema. Asimismo nos condujoa encarar una reflexiónde tipo más
general acerca de la presenciade las mujeres en la Historiay los requerimientos
paraabordar su investigacióndesde unpuntodevistafeminista. Nosreplanteamos
así los desafíosteóricos y metodológicosque dicha propuestaimplica.
* UnaversiónmásbrevedeestetrabajosepublicaenlarevistaRelacionesNV4,Montevideo,mayo
de 1991.
Algunas de lasconclusionesde esa reflexióny esa búsquedabibliográfica,son
las que exponemosa continuación.
1. ¿Cómoeran lasuruguayashace100años?Ideologíasy realidades.
Hasta hace muy pocotiempo, el acopio de informacióny el análisis acerca de
lasituaciónde las mujeresafines del siglopasado,eraincipienteen lahistoriografía
uruguaya. Incluso podemosdecir que en su mayor parte lo realizadoera obra de
las historiadorasfeministas de GRECMU1.
Enun lapso muy breve,esta situaciónhacambiadosustancialmente. Con muy
diferentes enfoques y alcances, otros historiadores han encarado el tema. José
Pedro Barrán, especialmenteen el segundo tomo de su (<Historiade la Sensibili-
dad),, YamandúGonzálezen ((Obreras,madresoprostitutas?Lacuestiónfemeni-
na en el Uruguayde fines delsiglo XIX)) (aun inédito) y Nieves A. de Larrobla en
((JoséPedroVarelaylosderechosdelamuje~).
Tambiénloanalizanmásbrevemente
Zubillagay Cayotaen uncapítulode (c CristianosycambiosocialenelUruguayde
la modernización)).
Esta visibilidad en aumento del tema, no por bienvenidadeja de provocar sin
embargo ciertas perplejidadesque motivan a profundizaraún más la indagación,
como también a clarificaralgunosaspectosteóricosy metodológicosfundamenta-
les para abordarla.
Los materialescitados evidencian hasta que punto en las ciencias sociales el
objetode conocimientose construyea partirde las interrogantesformuladasporel
investigadory en el marco de determinados paradigmasque el mismo considera
válidos-existiendo así la posibilidadde visionesdiferentessobre unamismarea-
lidad.
A víadeejemplo, elArzobispo MarianoSoler,segúnBarrán((elaborósabiamente
la misoginiadel clero),, contribuyendocon milargumentosa consagrarlasumisión
de la mujer - c o m o lo hacían por otra parte la mayoríade los burgueses libera-
les-. En cambio para Zubillaga-Cayota,fue Soler <<un
precursorde la reivindica-
ción femenina en el país,).
La escuela vareliana, en el planteo de Barrán, no solo contribuyó al <<discipli-
namiento,) de la sociedad en general para adecuarla al nuevo orden (capitalista,
((moderno)))que se imponía,sino que esa escuelaconsagrótambién la situación
subordinadade la mujer. Ellibrode Larroblaaportaevidenciasqueotorgaríanfun-
damento a una posicióncontraria;así como Yamandú González consideraque la
reforma escolar, al propiciar la enseñanza científica para ambos sexos, colocó
1. Entre los trabajos de Silvia RodríguezVillamil y Graciela Sapriza, investigadorasdel GRECMU,
grupo de Estudiossobre la Condiciónde la Mujer en el Uruguay,podemos mencionar .Mujer, Estado
y Política en el Uruguay del Siglo XXI, (EBO, 1984); artículos varios sobre el voto femenino, los
feminismosdecomienzosdesiglo, etc.DeGracielaSapriza, ~~Hilamosuna
Historia,Lamemoriasindical
desde las mujeres* (1989) y <<Memorias
de Rebeldía,, (GRECMU-Puntosur,1988); en varios de los
cuales se analizan aspectos de fines del siglo XIX. En particular de S.R.V. El trabajo femenino en
Montevideo (1880-1914)~
en <<La
mujer en el Uruguay:Ayer y Hoy,, (EBO, 1983).
objetivamentea la mujer en situaciones mas igualitarias que prepararon el cami-
no, entre otras cosas, para nuevas posibilidadesprofesionales.
En su brillante presentación de la sensibilidad dominante, analiza Barrán el
marco de absoluta sumisión en que vivía (o ((debíavivir)))la mujer ideal según el
modelo burgués. Se supone además que dicho modelo habría tenido vigencia o
impregnado,en mayor o menor grado, a todos los grupos sociales.
Para el mismo período los trabajos de Yamandú González hacen referenciaa
una realidadtotalmente distinta: agitadas asambleasy huelgas de maestras; una
mujerobreraquetoma lapalabraen el acto de homenajea losmártiresde Chicago,
soñando -en aquel Montevideode 1889- con las infinitas posibilidadesque se
abrirían a ((lamujer redimida))en una sociedadsolidaria.
Estasaparentesdiscordanciasque mencionamosavía de ejemplo-pues hay
muchasmás- replanteanparaelcaso undoble ordende problemasbienantiguos,
tanto ontológicos como epistemológicos, que podríamos concretar en dos
interrogantes:'cuál era la realidad-o las realidades- de las mujeres?y 'cómo
llegar a conocerla?
Al intentardar respuestaa estas preguntas nos identificamosplenamentecon
un reclamoque adquiere ahora resonancias<(postmodernas))
y del cual se hacen
eco un número creciente de investigadorasfeministas. Es que necesitamostam-
biénen estecampodesarrollarnuestracomprensiónde lasdiferencias;de aquello
que pueda ser común a todas las mujeres, pero además de muchosfactores que
lasdividen,factoresquetambién puedenunira algunasde ellascon algunoshom-
bres, como son las diferencias sociales, raciales, culturales. En esa medida pue-
denexistirsimultáneamenterealidadesdistintasparamujeresdistintas,sinqueesto
impliquela ((falsedad,)de unauotraversión, sino unacomprensióndel mundomás
sensible a la heterogeneidadpor parte del investigador.
Estosuponeen primer lugar bucearen los factores diferencialesde distinta ín-
dole que afectan a cada sector de mujeres. Implicatambién la necesidadde recu-
rrir a fuentes lo más variadasy diversificadasque sea posible para poder captar y
reconstruir esa realidad heterogénea. E incluso en cuanto a las metodologías a
emplear, se abre también un campo de innovación,en tanto se trata de aprehen-
der fenómenosque en general no hansido objeto del análisis históricotradicional.
Desdeluego, nosolo la realidades diversasinoque la percepciónde lamisma,
incluso la valoración de un mismo hecho puedevariar según el criteriode cada in-
vestigador y el énfasis mayor o menor que conceda a determinadosfactores. Por
ejemplo,parael períodoque nosocupa, conocidalaposiciónde la Iglesiacon res-
pectoal papelsocialde lamujer-que tan sólidamenteanaliza Barrán- podemos
discreparen cuanto al grado de incidenciareal que tuviese en la vida de las muje-
res esa postura del clero, expresada elocuentemente en sermones, pastorales y
catecismos.
Existenpor fin otras cuestionesque nos preocupan,en tanto pretendemosha-
cer historiacon un puntode vista feminista. Nos preguntamos 'qué factores inter-
vienen para definir la situación de las mujeres-y las concepciones dominantes
sobreellas- en unasociedaddeterminada?y 'cómo se procesanloscambiosen
este terreno?
2. Mujeresy sectores populares: los olvidadosde la Historia
Demasiado a menudo se tiende a considerar la condición femenina y sus va-
riacionescomosimpleconsecuencia,adaptacióno respuestamecánicafrente a los
cambios económicos, políticos o culturales que afectan a la sociedad en su con-
junto. Así las mujeres serían colocadasen posicionesque resulten <<funcionales,)
para los intereses dominantes en cada momento histórico. Este enfoque-poco
tlialéctico- llevaa considerara las mujeresen generalcomo objetospasivosmás
que sujetos de la historiao posiblesagentes de cambio.
Lasprimerashistoriadoras/es(engeneralfeministas)queseocuparondeltema
endistintospaíses,cayeronmuchasvecesen unavisiónde las mujerescomo <<víc-
timas))sociales, haciendo hincapié en su presión y lo penoso de su condición. Al
decir MichellePerrot,era <<una
historiade lasdesgraciasfemeninas),. Siguióluego
en algunas un vuelco hacia el extremo contrario: el intento, a veces forzado, por
subrayar a toda costa el protagonismo femenino, concentrando su atención en
aquellas mujeres más activas y rebeldes.
Sin desconocer que existen en cada etapa poderosos factores -materiales,
ideológicos, culturales- que tienden a acotar el papel de las mujeres dentro de
ciertos marcos;pensamosquevale lapenaintentarrescatarsu propiavisiónde las
cosas,su protagonismocuandoexista.Susformas específicasde participaciónen
los procesos colectivos, sus rebeldíasy sus protestas aunque sean tímidas, sus
desviaciones de las normas establecidas, por más minoritarios que sean estos
comportamientos.Y vale la pena rescatartodo esto no solo por su interésanecdó-
tico; sinotambién porque el accionar de las mujeres puede alcanzar grados varia-
bles de incidencia en el proceso histórico general y en los cambios en su propia
situación e imagen asumiendo modalidadespeculiares,que a menudo han pasa-
do inadvertidaspara el historiadorcorriente.
De hecho, la escasa o nula apariciónde las mujeres, tanto en la historiografía
tradicional como en las corrientes más modernas, admite diversas explicaciones.
Porquenose trata de que las mujeres notengan historia.Sucedeque, másalláde
ciertoscasos aisladosen quese handestacadoen ámbitostradicionalmentemas-
culinos como la política o las luchas sociales, o de algunas cuyos nombresse re-
cuerdanpor su vinculacióncon algún hombreprominente, granpartede lahistoria
de las mujeres se desenvuelve en un marco cotidiano muy poco espectacular y
alejado de las esferas de poder. Por eso sus huellasse han perdido. Nadie se ha
ocupadode registrarlasy así hanquedado las mujeres (<escondidas
en la historia)),
según la expresiónde Sheila Rowbotham.
Desde un punto de vista feminista, lo que solemos llamar <<recuperación
de la
memoria histórica), de las mujeres (y no <<Historia)>
a secas) respondetambién a
demandas surgidasdel presente. Porque en la medidaen que las mujeresempe-
zamos a constituirnoscomo colectivo,como actores socialescon un perfil común
pese a la diversidad de matices-tal como sucede hoy en el Uruguay- sentimos
la necesidadde afirmar nuestrapropia identidad.Y así como la memoriajuega un
papel fundamental en la conformación de la identidad a nivel personal, también
sucedealgo similara nivelsocial. Enparticularlos movimientosde mujeres-aquí
y en todas partes- requierenrecuperarsu pasado. Las luchasy experienciasan-
teriores se integran así en una trayectoria que va cobrando sentido, haciéndose
inteligibley contribuyendoa enriquecery definir su perfil presente.
En muchosaspectos, el <<olvido>>
de las mujeresen la Historiano constituyeun
caso único, sino que forma parte de lo que sucede con otros grupos marginaleso
carentes de poder, cuya presencia han desconocido durante mucho tiempo los
estudios históricos. Estodetermina una coincidenciaen cuanto a intereses, enfo-
quesy metodologías,entredeterminadascorrienteshistoriográficasinteresadasen
rescatarel protagonismode estos grupos y las que se plantean deliberadamente
rescatar la historiade las mujeres.
En este sentido se podríatrazar toda una línea de antecedentes. Inclusoen la
obra de Gramsci, con la reafirmacióndel protagonismodel individuo y su capaci-
dad creadoraen la historia, encontramosaportes muy concretos en este aspecto.
Suscriteriosde métodosobre la historiade lasclasessubalternas(en <(Cuadernos
de la Cárcel,,) resultan aún sugerentes. Esta historia <<disgregada
y episódica),,
(<entrelazada
con la de la sociedadcivil>>,
presenta rasgoscomunescon una posi-
ble historiade las mujeres.
También en la historiografíafrancesay en labritánica,de innegableincidencia
en América Latina, hay una trayectoria en este sentido. En Francia es a partir de
lostrabajosde Georges Lefebvre, pasandopor Albert Sobouly Georges Rudécon
sus estudios sobre los sectores populares en las revoluciones burguesas. En In-
glaterra con las obras de Eric Hobsbawny E.P. Thompson sobre laformación his-
tórica de la clase obrera y el mundo del trabajo; y posteriormente con Raphael
Samuely el núcleode historiadoressocialistasy feministas del <<History
Workshop>>
de Oxford, propulsoresde la llamada <(historia
popular>)o <<historia
desde abajo),.
Otrastendecias recientesde la historiografíaconfluyentambién por sus intere-
ses y metodologíasa recuperar la historiade las mujeres. Nos referimos a lo que
algunosdenominan <<nueva
Historia,, y que abandonandolas investigacionescen-
tradas en lasgrandesestructuras,valoriza los estudiossobre la vida cotidiana, las
mentalidades,los sentimientos, los gustos, la familia, la sexualidad, la muerte, el
miedo, etc. En el análisis de estos nuevos temas ocurre frecuentemente que es
necesarioocuparsede las mujeres.
También loscaracterizael gusto por una narrativahistórica más viva y amena,
con unaforma casi literaria.Se haseñaladoque este cambio parece indicarque la
historiaharotosu noviazgocon laeconomíay lasociología,iniciandobuenas rela-
ciones con la antropología. Algunos nombres como Delumeau, Duby, Le Roy
Ladurie,Aries, Cipolla, Stone, ejemplificanesta tendencia.
3. Perfiles de la nueva historia de la Mujer
.La ausencia,lainvisibilidadde lamujeren losestudioshistóricosnosedebeaunaconspiración
malvadade cie,rtoshistoriadoresmasculinos,sino al arraigo de unaconcepciónandrocéntrica
de la historia. Estapropició que la historia haya sido consideradadesde la óptica masculina,
dentro de un sistemade valores masculinos,que ha tomado ciertos acontecimientos,proce-
sos y movimientoscomo dignos de unanálisishistóricoy que haexcluidoo ignoradootros por
entender que son accesorios o de nula incidenciahistórica.De este modo, la negligenciade
los historiadoressurge de sus ideasentorno a loque constituyela materiade lacienciahistó-
rica. La misma elecciónde un campo de estudiosy la delimitaciónde los hechos y temas de
investigaciónhistóricaobedecena presupuestos ideológicospreviosque condicionantanto la
temática abarcada como la metodologíaempleada,,.
Mary Nash, Presenciay Protagonismo.Aspectos de la Historiade la Mujer*
Ed.del Serbal, Barcelona, 1984, pág. 17
Desde hace unos años, todo lo que tiene que ver con la presencia y ausencia
de las mujeres en el proceso histórico y en los estudios históricos, viene siendo
discutidodesde diferentes ángulos2.Si bien como área específicala Historiade la
Mujer es de creación reciente, y aún está en procesode legitimaciónen muchos
países,son innegablesa esta altura losaportesrealizados,con unvolumen consi-
derable y creciente de investigaciones específicas, además de su irradiación en
cuanto a la inclusiónde este enfoque en estudios históricoscentradosen otraste-
máticas.
Mary Nash,quefué directoradelCentrode InvestigaciónHistóricade laMujerde
la Universidadde Barcelona,al referirsea lasdistintascorrientes historiográficasen
estecampo, señalaque la (<Nueva
Historiade laMujer))hoyenelaboración, partede
dosvertientesfundamentales.Unaesel intentodeelaboraciónde unmarcoconcep-
tual vinculado al desarrollode lateoríafeminista contemporánea; laotra es la bús-
quedade unanuevametodologíaa partirde unestrechocontactocon lascorrientes
renovadorasen lasdisciplinas históricas,en particularcon lahistoriasocial.
Enel mismosentidose haplanteadoque laincorporaciónde las mujerescomo
sujeto y objeto de la historiapuede suponer nuevos modelosteóricos y metodoló-
gicos que contribuyan a una historiatotal. Inclusose han cuestionado los esque-
mastradicionalesde periodizaciónde la historia, por considerarque fueron elabo-
radosa partirde modelosandrocéntricosdel progreso,debiendoser revisadoscon
relacióna las variacionesen la situaciónde la mujer.
Entreotras cosas se proponeconsiderar las relacionesdesigualesentre hom-
bres y mujerescomo una contradiccióninherentea toda formación social, que se
sumaa lascontradiccionesde clase u otras. Asimismo se incorporannuevascate-
gorías de análisis como la de (<género))
o relaciónsexolgénero,tomada de la an-
tropología, para designar aquelconjuntode comportamientoso atributos no inna-
tos sino socialmente construidos y atribuidos a cada sexo. Ello facilita el análisis
de las relacionessociales entre los sexos, a la vez que contribuyea esclarecer la
historicidadde los llamados roleso papelessexuales.
Otra categoría analítica que ha probadosu fecundidad, a pesar de ser debati-
da, es lade ((culturade la mujer),; que naciódel intentode superar unavisiónde la
2. Véase MaryNash(ed.),<(Presencia
y Protagonismo,Aspectos dela Historiadela Mujer>,,Ed.del
'Serbal, Barcelona,1984;Asunción Lavrin(compiladora),(<Las
mujereslatinoamericanas.Perspectivas
Históricas-, México, FCE, 1985; Verena Radkau, .Hacia una historiografíade la mujer>,,en Nueva
Antropología, Vol VIII, No. 30, México, nov. 1986; Marysa Navarro, ~~Elandrocentrismo
en la historia:
lamujer como sujeto invisible^, IICongresoMundialVasco,octubre1987;MichellePerrot,<<¿Esposible
una historiade mujeres?,,, Lima, FloraTristán, 1988.
experienciafemeninaa partirdecoordenadaspolíticasyeconómicasexclusivamen-
te. Ello sintetizaría el ((modode vivir), de las mujeres: costumbres, ocupaciones
separadas, normas, rituales, percepciones,experiencias y acciones de las muje-
res en sus relacionessociales.
En general se entiendeque, para captar la participaciónespecífica de las mu-
jeres en los procesos históricos hay que adentrarse en el ámbito de lo cotidiano,
de lo privadoy de lo particular;peroya no en contraposicióna lo públicoy lo políti-
co, sino entendiendoestas esferas como unatotalidad.
Cabe señalar que algunas historiadoras-como lafrancesa Michelle Perrot-
se muestranparticularmentepreocupadasante laperspectivade que lahistoriade
lasmujeresseconstituyaen una ((especialidad))
ocompartimentoestanco,unnuevo
ghettofemenino. Enfatizanen cambioel papel renovadorque este enfoquepuede
desempeñar en cuanto a la comprensiónde la historiay la ampliacióndel campo
de sus interrogantes.
4. Las mujeres y el poder en la historia: un nudo a desatar
Unenfoquedeparticularinterés,aúnpocoexplorado,consistiríaenelanálisisde
los nexosexistentesentre lasituaciónde lamujery el ((orden),socialensuconjunto;
planteándoseanalizar en términos de relacionesde poder el lugaren que se sitúan
las mujeresal interiordelsistemadedominaciónimperanteen unsociedaddetermi-
nada. Estorequeriríaunacercamientoentre la historiade lamujery lacienciapolíti-
ca, en labúsquedade unmarcoteóricoy unametodologíaadecuadosparaabordar-
lo. Enese sentido los planteosde algunos autores como Ernesto Laclauy Chantal
Mouffeen torno a la profundizacióndel conceptode hegemonía, sugieren muchos
puntosposiblesde aproximación;asícomosu nociónde unademocraciaradicaliza-
day pluralse emparentacon losobjetivosdelfeminismocomo movimientopolítico3.
« ene-
Desde el lado de la teoría feminista, existe alguna literaturaacerca de g '
ro))y (<poder>)
desde un punto de vista sociológicoy psicoanalítico,si bien no co-
nocemossuaplicaciónconcretaen elcampode lahistoria.Algunas feministaspro-
ponenadoptar en estesentidodeterminadasconcepcionestomadaspor Foucault,
pero no existe un criterio unánimeal respecto.
Una reflexión interesanteen esta línease encuentraen un recienteartículo de
Nancy Hartsock4.Planteaallí lainadecuaciónde lateoríadelpoderde Foucaultpara
reflejar el punto de vista de las mujereso de los grupos oprimidos. Sostieneque a
pesarde laobviasimpatíade esteautor por aquellosqueestánsubyugados, escri-
be desde la perspectiva del dominador. A pesar de que resulta d desenmascara-
do)>en sus mecanismo, el poderaparece como omnipresentee incontenibleen la
sociedad.
3. ErnestoLaclauyChantalMouffe,<<Hegemonía
yestrategiasocialista-Haciaunaradicalizaciónde
la democracia-, Madrid,Siglo XXI, 1987.
4. Nancy Hartstock, aFoucaulton PowecA Theoryfor Women?»en: «Feminism/Postmodernism~,
LindaJ. Nicholson(ed.), New York, Routledge, 1990.
Enese mundola pasividado lanegaciónrepresentaríanla únicaelecciónposi-
ble parael individuo,ya quese enfatizamásen la resistenciaqueen latransforma-
ción. El insistiren la especifidadde cada situación, en cómo los individuosexperi-
mentan y ejercen el poder, llevaría a perder de vista las estructuras sociales. Se
hacedifícil así identificarel ((locus)>
de ladominacióny tampocose visualizacómo
pueden alterarse esas relacioneso producirse los cambios. En suma desde este
enfoquese podríadescribirel poder,pero no rescatar ni promoverlas acciones de
signo transformador.
5. Volviendo al siglo XIX uruguayo: los aportes recientes
A partir de estas consideracionesgenerales, volvamos a situar la cuestión en
ese último cuarto del siglo XIX en que tantos cambios se procesanen la sociedad
uruguaya y a cuyo conocimiento intentamos contribuir actualmente con nuestra
propia investigación. ¿Cuál es el ((estadodel arte))desde el punto de vista de la
historia de las mujeres?
Sin entrar a consideraraquí latotalidadde lostrabajos realizados, quisiéramos
referirnosbrevementea dos importantesaportes recientesya citados.
Encuanto al trabajo de Barrán, que marca sin duda un hito en la historiografía
uruguaya,obvioesdecir que nopretendemoshacer uncomentariodetipo general,
sinoen lo relativoa aquellos aspectosqueahoranosocupan. Sin embargohayque
decir, en primer lugar, que toda la obra ejemplificael tipo de preocupacionesy en-
foques que lasfeministasvenimos reclamandohacetiempodel análisishistórico.
Desapareceaquí el privilegiode losaspectospúblicos,políticosode laproduc-
ción, o el análisisde lasgrandesestructurascomo únicostemas posiblesdel histo-
ruador;paradar cabida al análisisde sentimiento y afectosdominantes, lasituación
de los jóvenes y las mujeres, el lugar de la familia, la crianza y educación de los
niños,el papelde lareligión,laescuelay la medicina,lasvivenciassobre lasexua-
lrdady la muerte.
Enese marcose dibuja netamenteel modelo burguésde <(la
mujercondedal)):
obedientey sumisa al marido, buena administradoray hacendosa, madrey espo-
sa ((casta))y recatada aun en la intimidad,ocupada por entero de su hogar y de
sus hijos,que solodaba cabidaa sus ensueñosrománticoso aventurerosleyendo
novelasy folletines.
Peroel acierto noestá soloen ladescripción,ya que lasumisiónde la mujerse
insertacomo un aspectototalmente integradoal interiorde un sistemade domina-
ción más amplio, que sustentabael poder de los hombres de laclase dirigente.
Otra característica que valoramos de su enfoque es la profundización en las
motivacionesde índole psicológicade hombres y mujeres (especialmentede los
primeros) con un manejo de elementos psiconalíticos-al analizar, por ejemplo,
las razonesde la misoginiadel pater familias burgués- muy elocuentepara anu-
dar aspectos individualesy socialesde aquella cultura y visión de mundo.
En síntesis, al análisis resulta redondo y convincente, demostrando variadas
sutilezas. Hayquedestacarademásque muchosde sus rasgostrasciendenloque
sería lacaracterizaciónde unfenómenopuramentenacional,pueseranpropiosde
la cultura occidental,europea, de lacual la nuevasensibilidadera tributaria.
Tal es el caso de la ((diabolización,, de la mujer, identificada con la tentación
sexual -),nadie estaba más cerca que ella del demonio,)- un rasgo de (<larga
duración))en el pensamientopolíticooccidental, presenteinclusoen autores insos-
pechados como Juan Jacobo Rouseau y otros, según lo han constatado varios
estudios.
Son igualmentemuy significativaslassimilitudescon la ideologíade la burgue-
síavictorianasobre la mujer, analizadaporvarias historiadorasbritánicas(ycuyos
rasgosbásicosserían: la rígidaseparaciónde lasesferas de participación,relega-
miento de la mujer a la esfera doméstica, el hogar y la familia, idealizaciónde la
mujer-madrey de la ((femineidad,),doble moralsexualy consideraciónde la mujer
como ser ase~uado)~.
Asimismo la percepciónde Barránsobre las diferentes ideologíasde hombres
y mujeresque acompañabala división de los sexos-y que le lleva a preguntarse
si no son (<la
punta de un iceberg que oculta formas de vida, conductas y mentali-
dadestambién distintas,,- estádemostrando,tanto la existenciarealde estosfe-
nómenoscomo lavigenciadedeterminadosenfoquesy categoríasanalíticas (como
la de <(cultura
de la mujer,)) acuñadas por la historiografíafeminista.
Contoda su riquezay profundidad, se trata de unavisión focalizada en lasen-
sibilidad dominante:cómo la mujer era percibida y como ((debíaser), para el bur-
guésdesutiempo. Tal vez poreso aquí lasumisiónde lamujerse muestratantotal
y tansofocanteque noparecenquedar resquiciosniescapes posibles. Y aunaque-
llas que llegana tomar concienciade esa opresión (comoel personajede ((Beba,,
de Reyles que cita Barrán)no puedenescapar a la misma, se resignana esa falta
de salidas.
Pensamosque esta eficaz-y necesaria- pinturade laopresiónfemenina se
sitúa en unode los polos (<(victimización,)
o <~protagonismo,~)
entre loscuales pue-
de moversela historiade las mujeres. Faltaríanaquí 19svisionesdel protagonismo,
o más simplementeotras alternativasposiblesdentro o fuera del ámbitode la mu-
jer burguesa; si bien en rigor no cabe esperarlas en el marco de la sensibilidad
dominante,puestoqueconstituíantodavíaexpresionesaisladao minoritarias,aun-
que augurales.
El trabajo de Yamandú González ('Obreras, madres o prostitutas?), aunque
también estácentradoen aspectosideológicos,enfocaunsegmentode la realidad
totalmentediferentealanterior. Conabundantedocumentaciónconstatacomosurge
en Montevideoentre 1870-90la ((cuestiónfemenina,,, es decir un intenso debate
acercade lospapelessocialesde la mujer. Su análisisfocalizaen unode los nudos
centralesde ladiscusión: eltrabajofemenino. Entorno al mismopolemizanempre-
sarios, gobernantes,periodistas,losobreros nucleadosen laAsociación Internacio-
nal de Trabajadoresy en distintosgremios, entre estos Últimosvarias mujeres.
5. Véase Susan Moller Okin, << Wornenin WesternPolitical Thoughb,,Princeton UniversityPress,
USA,1979.
6. EntreotrosP. Branca,c<Silent
Skterhood,Middle-Class Worneninthe VictotianHorne>>,
Londres,1975.
Se destaca que este debate es inseparablede las modificacionesproductivas
introducidas por la actividad industrial,que propiciaron nuevasformas de partici-
paciónfemenina en tareas asalariadas. Otro eje del planteoes el paralelismoen-
tre 'cuestión femenina))y <(cuestión
social,) en las preocupacionesde aquella so-
ciedad en rápidatransformación;así como la inserciónde estos debates en otros
másampliosque involucrabantemasfilosóficos,religiosos, políticos,económicos,
educativos,jurídicos, del Uruguayfinisecular.
Unaspectoa destacares el cuidadosoanálisiscomparativode las distintasvi-
siones del trabajo femenino, su valoracióny las correspondientesimágenesde la
mujersustentadaspor losdistintosactoressociales. Se adviertenasí distintoscor-
tes, coincidenciasy disidencias entre los diferentes grupos sociales y corrientes
ideológicas. Se señalan las coincidencias interclasistas o supraideológicas (en
aspectostales como lavaloraciónprioritariade la maternidado lacreenciaen una
mayor (<debilidad
moral))femenina) poroposicióna lasconcepcionescontrastantes
que se dan en otros campos referidostambién a la mujer.
En ese espacio de debate se generan prototipos en pugna -madre, obrera,
prostituta- que son analizadosen su interrelación.Surge asimismo tímidamente
el idealde lamujeremancipada, en el espacioideológicode los internacionalistas,
y lasvoces de las primeras mujeresque conocemosen esa etapa, que hablan por
si mismassobre su propiacondicióny aspiraciones.
6. Lasvisiones que faltan: una historiadesde abajo
Podríamospreguntarnosahora, en base a lo ya realizado, ¿qué resta por ha-
cer? ¿Quévisiones o enfoques importantesinteresaríaaun rescatar de la historia
de las mujeres en este período? Claro está que ésto también depende del punto
de vista de cada investigador.
Personalmente pensamos que resulta indiscutible la existencia de un marco
generaldesubordinacióny opresiónde las mujeres- e n lasideologíasy en laprác-
tica social- situaciónque enciertosaspectosse acentúae institucionalizaen esta
etapa. Si ya teníamos indicios suficientes de ello, la investigación de Barrán lo
ejemplificaexhaustivamente.
Sin embargo, en aparenteparadoja,es también a fines de siglo que estasitua-
ción comienza a ser cuestionadaexplícitamente, por parte de algunos hombres y
algunas mujeres;sin duda con interesesy motivacionesdistintasentre ellos y con
percepcionesdiferentesa las actuales, porquetambiénelfeminismoy las reivindi-
c:aciones femeninas son históricose hijosde su tiempo.
Dentrode loque restaríapor hacera nuestrojuicio, podríanseñalarsedistintos
aspectos. Faltaprofundizarencuantoa lasituaciónmaterialde las mujeres. Coho-
cemos algo sobre su inserción en la fuerza de trabajo, pero muy poco sobre sus
condicionesde vida y de trabajo o su participaciónsindical.
También interesan las formas de sociabilidad, la vida cotidianay las múltiples
expresiones de la cultura de la mujer; así como sus modalidadesespecíficas de
participación-o no- en los procesos socialescolectivos de distinto signo y sus
formas de relacionarsecon los hombres en diferentes ámbitos. Otro aspecto fun-
damental, en el cual comienza a incursionarse, tiene que ver con la demografía
histórica. En ese campo Adela Pellegrinoy María Camou desarrollan una investi-
gación en la Facultad de Humanidades acerca de las estructuras familiares y el
matrimonioen la segunda mitad del siglo XIX.
Pero concretamenteen el aspecto que nos ocupa, en el terreno de las ideolo-
gías o visiones de la mujer, restaría en primer término el identificar más matices
dentro del modelo dominante. Este no era homogéneo, pues convivían en él con-
cepcionese imágenesque presentabansus diferencias. Lo hemosobservadoasí
entre los ganaderosy los integrantesde la Liga Industrial,por citar dos ejemplos.
También habría lugar para exponer las concepciones alternativas acerca del
papel social de la mujer, que existían, por más que en muchos aspectos estuvie-
sen impregnadaspor la sensibilidaddominante. Losjóvenes racionalistasy los li-
berales de las décadasdel 70 y el 80, especialmenteel grupo del Ateneo a través
de su revista o de opiniones volcadas en La Razón o El Siglo, expresabanen los
variados debates de la época sobre el tema, posiciones que cuestionaban el mo-
delo dominante.
Niqué decir de José PedroVarelay sus propuestasno sólosobre la educación
de la mujersino entorno a losderechospolíticos(que reivindicabaya públicamen-
te en 1869).Otro tanto podríadecirse sobre los obreros anarquistasy socialistas;
por más que posiblemente ninguno de ellos fuese totalmente coherente con sus
ideas en la práctica.
Tampoco conocemos en detalle si existían variantes en cuanto a las visiones
de la mujer entre los sectores populares urbanos no tocados por la influencia del
internacionalismo,tanto losdeorigencriollocomo los inmigrantes. Esdecir quenos
falta la percepción de otros sectores sociales: los aún <<no
civilizados>>
(para em-
plear laterminología de Barrán)o los <<civilizados>,
de diferente manera como los
internacionalistaso algunos liberales más radicales.
Pero sobre todo sentimostambién en este aspecto la necesidadde una histo-
ria construida <<desde
abajo,,. Faltanaquí voces de mujeres,experienciasde mu-
jeres, percepcionesde mujeres;de lasque, sin lucharfrontalmente,buscaron res-
quicioso desahogos;tambiénde aquellasquecomenzarona imaginarsituaciones
diferenteso intentaronllevarlasa la práctica.Si es cierto que, como dice Foucault,
dondequieraque existe poder existe una resistenciaal mismo, deberíamosdetec-
tartodo unabanicode posicionesde mujerescontestatariaso simplementeatípicas
en distintosaspectoso niveles. Unprimerpasoconsistiríaen rastrearlapresencia
de aquellas que en alguna forma transgredierono se apartaron del modelo esta-
blecido.
En este aspecto, no aparecensolamente las transgresiones individuales,sino
que encontramos las huellasde diversas organizacionesfemeninas: unas son de
beneficencia,otras de propagandaliberalo de mujeresmasonas,en el ámbitocul-
tural conocemos las actividades del Ateneo de la Mujer. También aparecían las
obrerasy las militantesanarquistas.Existióun Comitéde MujeresSocialistasen el
marco de la Asociación Internacionalde Trabajadores. Estaban las que se inicia-
ban en la literatura,o intentabany lograbanacceder a la Universidad.
Y estaban también las maestras, no sólo en la luchagremial sino como prota-
gonistas de primer plano de la reforma escolar. Está EnriquetaCompte y Riqué,
can 22 años, viajando becada a Europaen 1889 para interiorizarsedel funciona-
miento de los Jardines de Infantese implantarlosen el país; o María Stagnero de
Munar, con 26 años y dos hijas haciéndose cargode la Direccióndel InstitutoNor-
malde Señoritasen 1882,en el mismo momentoen quedesde la prensalosvoce-
ros conservadoresarreciabansus ataques contra la subversión femenil)):
<<No
es necesario para que ésta /la mujer/ llene su misión en la sociedad, que sea oradora,
literata,que recibaovacionesen los clubs, que reclameasientosen los bancos universitarios.
Es tan evidente que eso desvirtúa y desconoce la índole de la mujer; son tan palpables las
consecuenciasque ello traería a nuestrasociedad,que nos limitaremosa llamara la medita-
ción a todos los que puedan influir en los destinos de nuestrapatria.,>
<(...Lamaternidades unafunción excluyentede cualquierotro afány laautoridadmarital,base
de lafamilia, es incompatiblecon la entregade la mujer a las funciones activas de la vida ex-
terior.,,
(<<El
Bien Público,), 29 de noviembrede 1991,
La educaciónde la mujer)
Las maestrasque mencionamos- c o m o tantas otras identificadascon la cau-
sa de la educación popular- no sólo enfrentaron estos desafíos de parte de la
opinión pública, sino que lo hicieron con entusiasmo, sintiéndose partícipe de un
proyectotransformadorque incidiríaen el cambio de la sociedad uruguayatoda.
Si a esto le sumamos el dato de que ellas mismas, como muchas maestras
varelianas, estuvieronvinculadas a lasorganizacionesfeministasdecomienzosde
siglo, comenzaremos a adentrarnos en sus motivaciones y sentimientos. El
protagonismode las mujeresen el escenario educativofinisecular,consusfacetas
transgresorasy sus posiblesambivalencias,constituyejustamente unode loscen-
tros de nuestra investigaciónactual.
Montevideo, 1991
Bibliografía
Ellistadoque presentamosacontinuaciónreúnetrabajosdedistintaíndole.Unos
constituyen reflexionesacerca de la historiade la mujer, los problemasteóricos y
metodológicos para su investigación,o su relación con la teoría feminista. Otros
analizan la bibliografíaexistentesobre eltema o constituyenaportespara la inves-
tigación históricade la mujer desde la perspectivade otras disciplinas.
Todos ellos puedenconsultarseen el Centro de Documentaciónde GRECMU.
No incluimosen cambio los ejemplosconcretosde investigacionesrealizadas
acercade las mujeresen la historia,ya que son numerososy puedentambién ser
consultados en GRECMU.
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Mujeres uruguayas a fines del siglo XIX

  • 1. MUJERES URUGUAYASA FINES DEL SIGLO XIX: LCÓMOHACER SU HISTORIA? SilviaRodríguez Villamil GRECMU.Montevideo .Si, las mujeres formanparte de los anónimos de la historia,pero, a diferenciade ellos, tam- bién forman parte y siempre lo han formado de la élite dominante. Están oprimidas pero no exactamentede la misma maneraque otrosgrupos, racialeso étnicos.Estánsubordinadasy explotadaspero no son todas ni lo están exactamentecomo las clasesbajas. Todavíano he- mosresuelto,totalmente,losproblemasdedefinición,noobstantesepuedesugerirquela clave para comprender la historiade la mujer es aceptar -por dolorosoquesea- que es la historia de la mayoría de la humanidad.. GerdaLerner, .The Challengeof Women'sHistoryv en: N Themajorityfinds ítspast. Placing women in Hístory, OxfordUniversityPress, Nueva York, 1981,traducciónespañola de Mary Nash. Presentación El presente trabajo surge a partir de las interrogantes que nos suscitara una investigaciónencurso sobre lasmentalidadesdominantesy lasvisiones de lamujer en el Uruguay de fines del siglo XIX. Esta inquietud nos llevó, por una parte, a analizar la bibliografía nacional más recientesobre el tema. Asimismo nos condujoa encarar una reflexiónde tipo más general acerca de la presenciade las mujeres en la Historiay los requerimientos paraabordar su investigacióndesde unpuntodevistafeminista. Nosreplanteamos así los desafíosteóricos y metodológicosque dicha propuestaimplica. * UnaversiónmásbrevedeestetrabajosepublicaenlarevistaRelacionesNV4,Montevideo,mayo de 1991.
  • 2. Algunas de lasconclusionesde esa reflexióny esa búsquedabibliográfica,son las que exponemosa continuación. 1. ¿Cómoeran lasuruguayashace100años?Ideologíasy realidades. Hasta hace muy pocotiempo, el acopio de informacióny el análisis acerca de lasituaciónde las mujeresafines del siglopasado,eraincipienteen lahistoriografía uruguaya. Incluso podemosdecir que en su mayor parte lo realizadoera obra de las historiadorasfeministas de GRECMU1. Enun lapso muy breve,esta situaciónhacambiadosustancialmente. Con muy diferentes enfoques y alcances, otros historiadores han encarado el tema. José Pedro Barrán, especialmenteen el segundo tomo de su (<Historiade la Sensibili- dad),, YamandúGonzálezen ((Obreras,madresoprostitutas?Lacuestiónfemeni- na en el Uruguayde fines delsiglo XIX)) (aun inédito) y Nieves A. de Larrobla en ((JoséPedroVarelaylosderechosdelamuje~). Tambiénloanalizanmásbrevemente Zubillagay Cayotaen uncapítulode (c CristianosycambiosocialenelUruguayde la modernización)). Esta visibilidad en aumento del tema, no por bienvenidadeja de provocar sin embargo ciertas perplejidadesque motivan a profundizaraún más la indagación, como también a clarificaralgunosaspectosteóricosy metodológicosfundamenta- les para abordarla. Los materialescitados evidencian hasta que punto en las ciencias sociales el objetode conocimientose construyea partirde las interrogantesformuladasporel investigadory en el marco de determinados paradigmasque el mismo considera válidos-existiendo así la posibilidadde visionesdiferentessobre unamismarea- lidad. A víadeejemplo, elArzobispo MarianoSoler,segúnBarrán((elaborósabiamente la misoginiadel clero),, contribuyendocon milargumentosa consagrarlasumisión de la mujer - c o m o lo hacían por otra parte la mayoríade los burgueses libera- les-. En cambio para Zubillaga-Cayota,fue Soler <<un precursorde la reivindica- ción femenina en el país,). La escuela vareliana, en el planteo de Barrán, no solo contribuyó al <<discipli- namiento,) de la sociedad en general para adecuarla al nuevo orden (capitalista, ((moderno)))que se imponía,sino que esa escuelaconsagrótambién la situación subordinadade la mujer. Ellibrode Larroblaaportaevidenciasqueotorgaríanfun- damento a una posicióncontraria;así como Yamandú González consideraque la reforma escolar, al propiciar la enseñanza científica para ambos sexos, colocó 1. Entre los trabajos de Silvia RodríguezVillamil y Graciela Sapriza, investigadorasdel GRECMU, grupo de Estudiossobre la Condiciónde la Mujer en el Uruguay,podemos mencionar .Mujer, Estado y Política en el Uruguay del Siglo XXI, (EBO, 1984); artículos varios sobre el voto femenino, los feminismosdecomienzosdesiglo, etc.DeGracielaSapriza, ~~Hilamosuna Historia,Lamemoriasindical desde las mujeres* (1989) y <<Memorias de Rebeldía,, (GRECMU-Puntosur,1988); en varios de los cuales se analizan aspectos de fines del siglo XIX. En particular de S.R.V. El trabajo femenino en Montevideo (1880-1914)~ en <<La mujer en el Uruguay:Ayer y Hoy,, (EBO, 1983).
  • 3. objetivamentea la mujer en situaciones mas igualitarias que prepararon el cami- no, entre otras cosas, para nuevas posibilidadesprofesionales. En su brillante presentación de la sensibilidad dominante, analiza Barrán el marco de absoluta sumisión en que vivía (o ((debíavivir)))la mujer ideal según el modelo burgués. Se supone además que dicho modelo habría tenido vigencia o impregnado,en mayor o menor grado, a todos los grupos sociales. Para el mismo período los trabajos de Yamandú González hacen referenciaa una realidadtotalmente distinta: agitadas asambleasy huelgas de maestras; una mujerobreraquetoma lapalabraen el acto de homenajea losmártiresde Chicago, soñando -en aquel Montevideode 1889- con las infinitas posibilidadesque se abrirían a ((lamujer redimida))en una sociedadsolidaria. Estasaparentesdiscordanciasque mencionamosavía de ejemplo-pues hay muchasmás- replanteanparaelcaso undoble ordende problemasbienantiguos, tanto ontológicos como epistemológicos, que podríamos concretar en dos interrogantes:'cuál era la realidad-o las realidades- de las mujeres?y 'cómo llegar a conocerla? Al intentardar respuestaa estas preguntas nos identificamosplenamentecon un reclamoque adquiere ahora resonancias<(postmodernas)) y del cual se hacen eco un número creciente de investigadorasfeministas. Es que necesitamostam- biénen estecampodesarrollarnuestracomprensiónde lasdiferencias;de aquello que pueda ser común a todas las mujeres, pero además de muchosfactores que lasdividen,factoresquetambién puedenunira algunasde ellascon algunoshom- bres, como son las diferencias sociales, raciales, culturales. En esa medida pue- denexistirsimultáneamenterealidadesdistintasparamujeresdistintas,sinqueesto impliquela ((falsedad,)de unauotraversión, sino unacomprensióndel mundomás sensible a la heterogeneidadpor parte del investigador. Estosuponeen primer lugar bucearen los factores diferencialesde distinta ín- dole que afectan a cada sector de mujeres. Implicatambién la necesidadde recu- rrir a fuentes lo más variadasy diversificadasque sea posible para poder captar y reconstruir esa realidad heterogénea. E incluso en cuanto a las metodologías a emplear, se abre también un campo de innovación,en tanto se trata de aprehen- der fenómenosque en general no hansido objeto del análisis históricotradicional. Desdeluego, nosolo la realidades diversasinoque la percepciónde lamisma, incluso la valoración de un mismo hecho puedevariar según el criteriode cada in- vestigador y el énfasis mayor o menor que conceda a determinadosfactores. Por ejemplo,parael períodoque nosocupa, conocidalaposiciónde la Iglesiacon res- pectoal papelsocialde lamujer-que tan sólidamenteanaliza Barrán- podemos discreparen cuanto al grado de incidenciareal que tuviese en la vida de las muje- res esa postura del clero, expresada elocuentemente en sermones, pastorales y catecismos. Existenpor fin otras cuestionesque nos preocupan,en tanto pretendemosha- cer historiacon un puntode vista feminista. Nos preguntamos 'qué factores inter- vienen para definir la situación de las mujeres-y las concepciones dominantes sobreellas- en unasociedaddeterminada?y 'cómo se procesanloscambiosen este terreno?
  • 4. 2. Mujeresy sectores populares: los olvidadosde la Historia Demasiado a menudo se tiende a considerar la condición femenina y sus va- riacionescomosimpleconsecuencia,adaptacióno respuestamecánicafrente a los cambios económicos, políticos o culturales que afectan a la sociedad en su con- junto. Así las mujeres serían colocadasen posicionesque resulten <<funcionales,) para los intereses dominantes en cada momento histórico. Este enfoque-poco tlialéctico- llevaa considerara las mujeresen generalcomo objetospasivosmás que sujetos de la historiao posiblesagentes de cambio. Lasprimerashistoriadoras/es(engeneralfeministas)queseocuparondeltema endistintospaíses,cayeronmuchasvecesen unavisiónde las mujerescomo <<víc- timas))sociales, haciendo hincapié en su presión y lo penoso de su condición. Al decir MichellePerrot,era <<una historiade lasdesgraciasfemeninas),. Siguióluego en algunas un vuelco hacia el extremo contrario: el intento, a veces forzado, por subrayar a toda costa el protagonismo femenino, concentrando su atención en aquellas mujeres más activas y rebeldes. Sin desconocer que existen en cada etapa poderosos factores -materiales, ideológicos, culturales- que tienden a acotar el papel de las mujeres dentro de ciertos marcos;pensamosquevale lapenaintentarrescatarsu propiavisiónde las cosas,su protagonismocuandoexista.Susformas específicasde participaciónen los procesos colectivos, sus rebeldíasy sus protestas aunque sean tímidas, sus desviaciones de las normas establecidas, por más minoritarios que sean estos comportamientos.Y vale la pena rescatartodo esto no solo por su interésanecdó- tico; sinotambién porque el accionar de las mujeres puede alcanzar grados varia- bles de incidencia en el proceso histórico general y en los cambios en su propia situación e imagen asumiendo modalidadespeculiares,que a menudo han pasa- do inadvertidaspara el historiadorcorriente. De hecho, la escasa o nula apariciónde las mujeres, tanto en la historiografía tradicional como en las corrientes más modernas, admite diversas explicaciones. Porquenose trata de que las mujeres notengan historia.Sucedeque, másalláde ciertoscasos aisladosen quese handestacadoen ámbitostradicionalmentemas- culinos como la política o las luchas sociales, o de algunas cuyos nombresse re- cuerdanpor su vinculacióncon algún hombreprominente, granpartede lahistoria de las mujeres se desenvuelve en un marco cotidiano muy poco espectacular y alejado de las esferas de poder. Por eso sus huellasse han perdido. Nadie se ha ocupadode registrarlasy así hanquedado las mujeres (<escondidas en la historia)), según la expresiónde Sheila Rowbotham. Desde un punto de vista feminista, lo que solemos llamar <<recuperación de la memoria histórica), de las mujeres (y no <<Historia)> a secas) respondetambién a demandas surgidasdel presente. Porque en la medidaen que las mujeresempe- zamos a constituirnoscomo colectivo,como actores socialescon un perfil común pese a la diversidad de matices-tal como sucede hoy en el Uruguay- sentimos la necesidadde afirmar nuestrapropia identidad.Y así como la memoriajuega un papel fundamental en la conformación de la identidad a nivel personal, también sucedealgo similara nivelsocial. Enparticularlos movimientosde mujeres-aquí
  • 5. y en todas partes- requierenrecuperarsu pasado. Las luchasy experienciasan- teriores se integran así en una trayectoria que va cobrando sentido, haciéndose inteligibley contribuyendoa enriquecery definir su perfil presente. En muchosaspectos, el <<olvido>> de las mujeresen la Historiano constituyeun caso único, sino que forma parte de lo que sucede con otros grupos marginaleso carentes de poder, cuya presencia han desconocido durante mucho tiempo los estudios históricos. Estodetermina una coincidenciaen cuanto a intereses, enfo- quesy metodologías,entredeterminadascorrienteshistoriográficasinteresadasen rescatarel protagonismode estos grupos y las que se plantean deliberadamente rescatar la historiade las mujeres. En este sentido se podríatrazar toda una línea de antecedentes. Inclusoen la obra de Gramsci, con la reafirmacióndel protagonismodel individuo y su capaci- dad creadoraen la historia, encontramosaportes muy concretos en este aspecto. Suscriteriosde métodosobre la historiade lasclasessubalternas(en <(Cuadernos de la Cárcel,,) resultan aún sugerentes. Esta historia <<disgregada y episódica),, (<entrelazada con la de la sociedadcivil>>, presenta rasgoscomunescon una posi- ble historiade las mujeres. También en la historiografíafrancesay en labritánica,de innegableincidencia en América Latina, hay una trayectoria en este sentido. En Francia es a partir de lostrabajosde Georges Lefebvre, pasandopor Albert Sobouly Georges Rudécon sus estudios sobre los sectores populares en las revoluciones burguesas. En In- glaterra con las obras de Eric Hobsbawny E.P. Thompson sobre laformación his- tórica de la clase obrera y el mundo del trabajo; y posteriormente con Raphael Samuely el núcleode historiadoressocialistasy feministas del <<History Workshop>> de Oxford, propulsoresde la llamada <(historia popular>)o <<historia desde abajo),. Otrastendecias recientesde la historiografíaconfluyentambién por sus intere- ses y metodologíasa recuperar la historiade las mujeres. Nos referimos a lo que algunosdenominan <<nueva Historia,, y que abandonandolas investigacionescen- tradas en lasgrandesestructuras,valoriza los estudiossobre la vida cotidiana, las mentalidades,los sentimientos, los gustos, la familia, la sexualidad, la muerte, el miedo, etc. En el análisis de estos nuevos temas ocurre frecuentemente que es necesarioocuparsede las mujeres. También loscaracterizael gusto por una narrativahistórica más viva y amena, con unaforma casi literaria.Se haseñaladoque este cambio parece indicarque la historiaharotosu noviazgocon laeconomíay lasociología,iniciandobuenas rela- ciones con la antropología. Algunos nombres como Delumeau, Duby, Le Roy Ladurie,Aries, Cipolla, Stone, ejemplificanesta tendencia. 3. Perfiles de la nueva historia de la Mujer .La ausencia,lainvisibilidadde lamujeren losestudioshistóricosnosedebeaunaconspiración malvadade cie,rtoshistoriadoresmasculinos,sino al arraigo de unaconcepciónandrocéntrica de la historia. Estapropició que la historia haya sido consideradadesde la óptica masculina, dentro de un sistemade valores masculinos,que ha tomado ciertos acontecimientos,proce- sos y movimientoscomo dignos de unanálisishistóricoy que haexcluidoo ignoradootros por
  • 6. entender que son accesorios o de nula incidenciahistórica.De este modo, la negligenciade los historiadoressurge de sus ideasentorno a loque constituyela materiade lacienciahistó- rica. La misma elecciónde un campo de estudiosy la delimitaciónde los hechos y temas de investigaciónhistóricaobedecena presupuestos ideológicospreviosque condicionantanto la temática abarcada como la metodologíaempleada,,. Mary Nash, Presenciay Protagonismo.Aspectos de la Historiade la Mujer* Ed.del Serbal, Barcelona, 1984, pág. 17 Desde hace unos años, todo lo que tiene que ver con la presencia y ausencia de las mujeres en el proceso histórico y en los estudios históricos, viene siendo discutidodesde diferentes ángulos2.Si bien como área específicala Historiade la Mujer es de creación reciente, y aún está en procesode legitimaciónen muchos países,son innegablesa esta altura losaportesrealizados,con unvolumen consi- derable y creciente de investigaciones específicas, además de su irradiación en cuanto a la inclusiónde este enfoque en estudios históricoscentradosen otraste- máticas. Mary Nash,quefué directoradelCentrode InvestigaciónHistóricade laMujerde la Universidadde Barcelona,al referirsea lasdistintascorrientes historiográficasen estecampo, señalaque la (<Nueva Historiade laMujer))hoyenelaboración, partede dosvertientesfundamentales.Unaesel intentodeelaboraciónde unmarcoconcep- tual vinculado al desarrollode lateoríafeminista contemporánea; laotra es la bús- quedade unanuevametodologíaa partirde unestrechocontactocon lascorrientes renovadorasen lasdisciplinas históricas,en particularcon lahistoriasocial. Enel mismosentidose haplanteadoque laincorporaciónde las mujerescomo sujeto y objeto de la historiapuede suponer nuevos modelosteóricos y metodoló- gicos que contribuyan a una historiatotal. Inclusose han cuestionado los esque- mastradicionalesde periodizaciónde la historia, por considerarque fueron elabo- radosa partirde modelosandrocéntricosdel progreso,debiendoser revisadoscon relacióna las variacionesen la situaciónde la mujer. Entreotras cosas se proponeconsiderar las relacionesdesigualesentre hom- bres y mujerescomo una contradiccióninherentea toda formación social, que se sumaa lascontradiccionesde clase u otras. Asimismo se incorporannuevascate- gorías de análisis como la de (<género)) o relaciónsexolgénero,tomada de la an- tropología, para designar aquelconjuntode comportamientoso atributos no inna- tos sino socialmente construidos y atribuidos a cada sexo. Ello facilita el análisis de las relacionessociales entre los sexos, a la vez que contribuyea esclarecer la historicidadde los llamados roleso papelessexuales. Otra categoría analítica que ha probadosu fecundidad, a pesar de ser debati- da, es lade ((culturade la mujer),; que naciódel intentode superar unavisiónde la 2. Véase MaryNash(ed.),<(Presencia y Protagonismo,Aspectos dela Historiadela Mujer>,,Ed.del 'Serbal, Barcelona,1984;Asunción Lavrin(compiladora),(<Las mujereslatinoamericanas.Perspectivas Históricas-, México, FCE, 1985; Verena Radkau, .Hacia una historiografíade la mujer>,,en Nueva Antropología, Vol VIII, No. 30, México, nov. 1986; Marysa Navarro, ~~Elandrocentrismo en la historia: lamujer como sujeto invisible^, IICongresoMundialVasco,octubre1987;MichellePerrot,<<¿Esposible una historiade mujeres?,,, Lima, FloraTristán, 1988.
  • 7. experienciafemeninaa partirdecoordenadaspolíticasyeconómicasexclusivamen- te. Ello sintetizaría el ((modode vivir), de las mujeres: costumbres, ocupaciones separadas, normas, rituales, percepciones,experiencias y acciones de las muje- res en sus relacionessociales. En general se entiendeque, para captar la participaciónespecífica de las mu- jeres en los procesos históricos hay que adentrarse en el ámbito de lo cotidiano, de lo privadoy de lo particular;peroya no en contraposicióna lo públicoy lo políti- co, sino entendiendoestas esferas como unatotalidad. Cabe señalar que algunas historiadoras-como lafrancesa Michelle Perrot- se muestranparticularmentepreocupadasante laperspectivade que lahistoriade lasmujeresseconstituyaen una ((especialidad)) ocompartimentoestanco,unnuevo ghettofemenino. Enfatizanen cambioel papel renovadorque este enfoquepuede desempeñar en cuanto a la comprensiónde la historiay la ampliacióndel campo de sus interrogantes. 4. Las mujeres y el poder en la historia: un nudo a desatar Unenfoquedeparticularinterés,aúnpocoexplorado,consistiríaenelanálisisde los nexosexistentesentre lasituaciónde lamujery el ((orden),socialensuconjunto; planteándoseanalizar en términos de relacionesde poder el lugaren que se sitúan las mujeresal interiordelsistemadedominaciónimperanteen unsociedaddetermi- nada. Estorequeriríaunacercamientoentre la historiade lamujery lacienciapolíti- ca, en labúsquedade unmarcoteóricoy unametodologíaadecuadosparaabordar- lo. Enese sentido los planteosde algunos autores como Ernesto Laclauy Chantal Mouffeen torno a la profundizacióndel conceptode hegemonía, sugieren muchos puntosposiblesde aproximación;asícomosu nociónde unademocraciaradicaliza- day pluralse emparentacon losobjetivosdelfeminismocomo movimientopolítico3. « ene- Desde el lado de la teoría feminista, existe alguna literaturaacerca de g ' ro))y (<poder>) desde un punto de vista sociológicoy psicoanalítico,si bien no co- nocemossuaplicaciónconcretaen elcampode lahistoria.Algunas feministaspro- ponenadoptar en estesentidodeterminadasconcepcionestomadaspor Foucault, pero no existe un criterio unánimeal respecto. Una reflexión interesanteen esta línease encuentraen un recienteartículo de Nancy Hartsock4.Planteaallí lainadecuaciónde lateoríadelpoderde Foucaultpara reflejar el punto de vista de las mujereso de los grupos oprimidos. Sostieneque a pesarde laobviasimpatíade esteautor por aquellosqueestánsubyugados, escri- be desde la perspectiva del dominador. A pesar de que resulta d desenmascara- do)>en sus mecanismo, el poderaparece como omnipresentee incontenibleen la sociedad. 3. ErnestoLaclauyChantalMouffe,<<Hegemonía yestrategiasocialista-Haciaunaradicalizaciónde la democracia-, Madrid,Siglo XXI, 1987. 4. Nancy Hartstock, aFoucaulton PowecA Theoryfor Women?»en: «Feminism/Postmodernism~, LindaJ. Nicholson(ed.), New York, Routledge, 1990.
  • 8. Enese mundola pasividado lanegaciónrepresentaríanla únicaelecciónposi- ble parael individuo,ya quese enfatizamásen la resistenciaqueen latransforma- ción. El insistiren la especifidadde cada situación, en cómo los individuosexperi- mentan y ejercen el poder, llevaría a perder de vista las estructuras sociales. Se hacedifícil así identificarel ((locus)> de ladominacióny tampocose visualizacómo pueden alterarse esas relacioneso producirse los cambios. En suma desde este enfoquese podríadescribirel poder,pero no rescatar ni promoverlas acciones de signo transformador. 5. Volviendo al siglo XIX uruguayo: los aportes recientes A partir de estas consideracionesgenerales, volvamos a situar la cuestión en ese último cuarto del siglo XIX en que tantos cambios se procesanen la sociedad uruguaya y a cuyo conocimiento intentamos contribuir actualmente con nuestra propia investigación. ¿Cuál es el ((estadodel arte))desde el punto de vista de la historia de las mujeres? Sin entrar a consideraraquí latotalidadde lostrabajos realizados, quisiéramos referirnosbrevementea dos importantesaportes recientesya citados. Encuanto al trabajo de Barrán, que marca sin duda un hito en la historiografía uruguaya,obvioesdecir que nopretendemoshacer uncomentariodetipo general, sinoen lo relativoa aquellos aspectosqueahoranosocupan. Sin embargohayque decir, en primer lugar, que toda la obra ejemplificael tipo de preocupacionesy en- foques que lasfeministasvenimos reclamandohacetiempodel análisishistórico. Desapareceaquí el privilegiode losaspectospúblicos,políticosode laproduc- ción, o el análisisde lasgrandesestructurascomo únicostemas posiblesdel histo- ruador;paradar cabida al análisisde sentimiento y afectosdominantes, lasituación de los jóvenes y las mujeres, el lugar de la familia, la crianza y educación de los niños,el papelde lareligión,laescuelay la medicina,lasvivenciassobre lasexua- lrdady la muerte. Enese marcose dibuja netamenteel modelo burguésde <(la mujercondedal)): obedientey sumisa al marido, buena administradoray hacendosa, madrey espo- sa ((casta))y recatada aun en la intimidad,ocupada por entero de su hogar y de sus hijos,que solodaba cabidaa sus ensueñosrománticoso aventurerosleyendo novelasy folletines. Peroel acierto noestá soloen ladescripción,ya que lasumisiónde la mujerse insertacomo un aspectototalmente integradoal interiorde un sistemade domina- ción más amplio, que sustentabael poder de los hombres de laclase dirigente. Otra característica que valoramos de su enfoque es la profundización en las motivacionesde índole psicológicade hombres y mujeres (especialmentede los primeros) con un manejo de elementos psiconalíticos-al analizar, por ejemplo, las razonesde la misoginiadel pater familias burgués- muy elocuentepara anu- dar aspectos individualesy socialesde aquella cultura y visión de mundo. En síntesis, al análisis resulta redondo y convincente, demostrando variadas sutilezas. Hayquedestacarademásque muchosde sus rasgostrasciendenloque
  • 9. sería lacaracterizaciónde unfenómenopuramentenacional,pueseranpropiosde la cultura occidental,europea, de lacual la nuevasensibilidadera tributaria. Tal es el caso de la ((diabolización,, de la mujer, identificada con la tentación sexual -),nadie estaba más cerca que ella del demonio,)- un rasgo de (<larga duración))en el pensamientopolíticooccidental, presenteinclusoen autores insos- pechados como Juan Jacobo Rouseau y otros, según lo han constatado varios estudios. Son igualmentemuy significativaslassimilitudescon la ideologíade la burgue- síavictorianasobre la mujer, analizadaporvarias historiadorasbritánicas(ycuyos rasgosbásicosserían: la rígidaseparaciónde lasesferas de participación,relega- miento de la mujer a la esfera doméstica, el hogar y la familia, idealizaciónde la mujer-madrey de la ((femineidad,),doble moralsexualy consideraciónde la mujer como ser ase~uado)~. Asimismo la percepciónde Barránsobre las diferentes ideologíasde hombres y mujeresque acompañabala división de los sexos-y que le lleva a preguntarse si no son (<la punta de un iceberg que oculta formas de vida, conductas y mentali- dadestambién distintas,,- estádemostrando,tanto la existenciarealde estosfe- nómenoscomo lavigenciadedeterminadosenfoquesy categoríasanalíticas (como la de <(cultura de la mujer,)) acuñadas por la historiografíafeminista. Contoda su riquezay profundidad, se trata de unavisión focalizada en lasen- sibilidad dominante:cómo la mujer era percibida y como ((debíaser), para el bur- guésdesutiempo. Tal vez poreso aquí lasumisiónde lamujerse muestratantotal y tansofocanteque noparecenquedar resquiciosniescapes posibles. Y aunaque- llas que llegana tomar concienciade esa opresión (comoel personajede ((Beba,, de Reyles que cita Barrán)no puedenescapar a la misma, se resignana esa falta de salidas. Pensamosque esta eficaz-y necesaria- pinturade laopresiónfemenina se sitúa en unode los polos (<(victimización,) o <~protagonismo,~) entre loscuales pue- de moversela historiade las mujeres. Faltaríanaquí 19svisionesdel protagonismo, o más simplementeotras alternativasposiblesdentro o fuera del ámbitode la mu- jer burguesa; si bien en rigor no cabe esperarlas en el marco de la sensibilidad dominante,puestoqueconstituíantodavíaexpresionesaisladao minoritarias,aun- que augurales. El trabajo de Yamandú González ('Obreras, madres o prostitutas?), aunque también estácentradoen aspectosideológicos,enfocaunsegmentode la realidad totalmentediferentealanterior. Conabundantedocumentaciónconstatacomosurge en Montevideoentre 1870-90la ((cuestiónfemenina,,, es decir un intenso debate acercade lospapelessocialesde la mujer. Su análisisfocalizaen unode los nudos centralesde ladiscusión: eltrabajofemenino. Entorno al mismopolemizanempre- sarios, gobernantes,periodistas,losobreros nucleadosen laAsociación Internacio- nal de Trabajadoresy en distintosgremios, entre estos Últimosvarias mujeres. 5. Véase Susan Moller Okin, << Wornenin WesternPolitical Thoughb,,Princeton UniversityPress, USA,1979. 6. EntreotrosP. Branca,c<Silent Skterhood,Middle-Class Worneninthe VictotianHorne>>, Londres,1975.
  • 10. Se destaca que este debate es inseparablede las modificacionesproductivas introducidas por la actividad industrial,que propiciaron nuevasformas de partici- paciónfemenina en tareas asalariadas. Otro eje del planteoes el paralelismoen- tre 'cuestión femenina))y <(cuestión social,) en las preocupacionesde aquella so- ciedad en rápidatransformación;así como la inserciónde estos debates en otros másampliosque involucrabantemasfilosóficos,religiosos, políticos,económicos, educativos,jurídicos, del Uruguayfinisecular. Unaspectoa destacares el cuidadosoanálisiscomparativode las distintasvi- siones del trabajo femenino, su valoracióny las correspondientesimágenesde la mujersustentadaspor losdistintosactoressociales. Se adviertenasí distintoscor- tes, coincidenciasy disidencias entre los diferentes grupos sociales y corrientes ideológicas. Se señalan las coincidencias interclasistas o supraideológicas (en aspectostales como lavaloraciónprioritariade la maternidado lacreenciaen una mayor (<debilidad moral))femenina) poroposicióna lasconcepcionescontrastantes que se dan en otros campos referidostambién a la mujer. En ese espacio de debate se generan prototipos en pugna -madre, obrera, prostituta- que son analizadosen su interrelación.Surge asimismo tímidamente el idealde lamujeremancipada, en el espacioideológicode los internacionalistas, y lasvoces de las primeras mujeresque conocemosen esa etapa, que hablan por si mismassobre su propiacondicióny aspiraciones. 6. Lasvisiones que faltan: una historiadesde abajo Podríamospreguntarnosahora, en base a lo ya realizado, ¿qué resta por ha- cer? ¿Quévisiones o enfoques importantesinteresaríaaun rescatar de la historia de las mujeres en este período? Claro está que ésto también depende del punto de vista de cada investigador. Personalmente pensamos que resulta indiscutible la existencia de un marco generaldesubordinacióny opresiónde las mujeres- e n lasideologíasy en laprác- tica social- situaciónque enciertosaspectosse acentúae institucionalizaen esta etapa. Si ya teníamos indicios suficientes de ello, la investigación de Barrán lo ejemplificaexhaustivamente. Sin embargo, en aparenteparadoja,es también a fines de siglo que estasitua- ción comienza a ser cuestionadaexplícitamente, por parte de algunos hombres y algunas mujeres;sin duda con interesesy motivacionesdistintasentre ellos y con percepcionesdiferentesa las actuales, porquetambiénelfeminismoy las reivindi- c:aciones femeninas son históricose hijosde su tiempo. Dentrode loque restaríapor hacera nuestrojuicio, podríanseñalarsedistintos aspectos. Faltaprofundizarencuantoa lasituaciónmaterialde las mujeres. Coho- cemos algo sobre su inserción en la fuerza de trabajo, pero muy poco sobre sus condicionesde vida y de trabajo o su participaciónsindical. También interesan las formas de sociabilidad, la vida cotidianay las múltiples expresiones de la cultura de la mujer; así como sus modalidadesespecíficas de participación-o no- en los procesos socialescolectivos de distinto signo y sus
  • 11. formas de relacionarsecon los hombres en diferentes ámbitos. Otro aspecto fun- damental, en el cual comienza a incursionarse, tiene que ver con la demografía histórica. En ese campo Adela Pellegrinoy María Camou desarrollan una investi- gación en la Facultad de Humanidades acerca de las estructuras familiares y el matrimonioen la segunda mitad del siglo XIX. Pero concretamenteen el aspecto que nos ocupa, en el terreno de las ideolo- gías o visiones de la mujer, restaría en primer término el identificar más matices dentro del modelo dominante. Este no era homogéneo, pues convivían en él con- cepcionese imágenesque presentabansus diferencias. Lo hemosobservadoasí entre los ganaderosy los integrantesde la Liga Industrial,por citar dos ejemplos. También habría lugar para exponer las concepciones alternativas acerca del papel social de la mujer, que existían, por más que en muchos aspectos estuvie- sen impregnadaspor la sensibilidaddominante. Losjóvenes racionalistasy los li- berales de las décadasdel 70 y el 80, especialmenteel grupo del Ateneo a través de su revista o de opiniones volcadas en La Razón o El Siglo, expresabanen los variados debates de la época sobre el tema, posiciones que cuestionaban el mo- delo dominante. Niqué decir de José PedroVarelay sus propuestasno sólosobre la educación de la mujersino entorno a losderechospolíticos(que reivindicabaya públicamen- te en 1869).Otro tanto podríadecirse sobre los obreros anarquistasy socialistas; por más que posiblemente ninguno de ellos fuese totalmente coherente con sus ideas en la práctica. Tampoco conocemos en detalle si existían variantes en cuanto a las visiones de la mujer entre los sectores populares urbanos no tocados por la influencia del internacionalismo,tanto losdeorigencriollocomo los inmigrantes. Esdecir quenos falta la percepción de otros sectores sociales: los aún <<no civilizados>> (para em- plear laterminología de Barrán)o los <<civilizados>, de diferente manera como los internacionalistaso algunos liberales más radicales. Pero sobre todo sentimostambién en este aspecto la necesidadde una histo- ria construida <<desde abajo,,. Faltanaquí voces de mujeres,experienciasde mu- jeres, percepcionesde mujeres;de lasque, sin lucharfrontalmente,buscaron res- quicioso desahogos;tambiénde aquellasquecomenzarona imaginarsituaciones diferenteso intentaronllevarlasa la práctica.Si es cierto que, como dice Foucault, dondequieraque existe poder existe una resistenciaal mismo, deberíamosdetec- tartodo unabanicode posicionesde mujerescontestatariaso simplementeatípicas en distintosaspectoso niveles. Unprimerpasoconsistiríaen rastrearlapresencia de aquellas que en alguna forma transgredierono se apartaron del modelo esta- blecido. En este aspecto, no aparecensolamente las transgresiones individuales,sino que encontramos las huellasde diversas organizacionesfemeninas: unas son de beneficencia,otras de propagandaliberalo de mujeresmasonas,en el ámbitocul- tural conocemos las actividades del Ateneo de la Mujer. También aparecían las obrerasy las militantesanarquistas.Existióun Comitéde MujeresSocialistasen el marco de la Asociación Internacionalde Trabajadores. Estaban las que se inicia- ban en la literatura,o intentabany lograbanacceder a la Universidad.
  • 12. Y estaban también las maestras, no sólo en la luchagremial sino como prota- gonistas de primer plano de la reforma escolar. Está EnriquetaCompte y Riqué, can 22 años, viajando becada a Europaen 1889 para interiorizarsedel funciona- miento de los Jardines de Infantese implantarlosen el país; o María Stagnero de Munar, con 26 años y dos hijas haciéndose cargode la Direccióndel InstitutoNor- malde Señoritasen 1882,en el mismo momentoen quedesde la prensalosvoce- ros conservadoresarreciabansus ataques contra la subversión femenil)): <<No es necesario para que ésta /la mujer/ llene su misión en la sociedad, que sea oradora, literata,que recibaovacionesen los clubs, que reclameasientosen los bancos universitarios. Es tan evidente que eso desvirtúa y desconoce la índole de la mujer; son tan palpables las consecuenciasque ello traería a nuestrasociedad,que nos limitaremosa llamara la medita- ción a todos los que puedan influir en los destinos de nuestrapatria.,> <(...Lamaternidades unafunción excluyentede cualquierotro afány laautoridadmarital,base de lafamilia, es incompatiblecon la entregade la mujer a las funciones activas de la vida ex- terior.,, (<<El Bien Público,), 29 de noviembrede 1991, La educaciónde la mujer) Las maestrasque mencionamos- c o m o tantas otras identificadascon la cau- sa de la educación popular- no sólo enfrentaron estos desafíos de parte de la opinión pública, sino que lo hicieron con entusiasmo, sintiéndose partícipe de un proyectotransformadorque incidiríaen el cambio de la sociedad uruguayatoda. Si a esto le sumamos el dato de que ellas mismas, como muchas maestras varelianas, estuvieronvinculadas a lasorganizacionesfeministasdecomienzosde siglo, comenzaremos a adentrarnos en sus motivaciones y sentimientos. El protagonismode las mujeresen el escenario educativofinisecular,consusfacetas transgresorasy sus posiblesambivalencias,constituyejustamente unode loscen- tros de nuestra investigaciónactual. Montevideo, 1991 Bibliografía Ellistadoque presentamosacontinuaciónreúnetrabajosdedistintaíndole.Unos constituyen reflexionesacerca de la historiade la mujer, los problemasteóricos y metodológicos para su investigación,o su relación con la teoría feminista. Otros analizan la bibliografíaexistentesobre eltema o constituyenaportespara la inves- tigación históricade la mujer desde la perspectivade otras disciplinas. Todos ellos puedenconsultarseen el Centro de Documentaciónde GRECMU. No incluimosen cambio los ejemplosconcretosde investigacionesrealizadas acercade las mujeresen la historia,ya que son numerososy puedentambién ser consultados en GRECMU.
  • 13. Sally ALEXANDER Y BárbaraTAYLOR 1984 En defensadel ~patriarcadon, en:),Historia popular y teoría socialista^, Raphael Samuel (ed.), Ed. Crítica. Barcelona, pp. 257-261. Jorge Alberto SOARES BARCELLOS 1988 Antropología e historia:familia,mulher e sexualidadena historiografiarecentedo Brasil.CongresoLatinoamericanode Sociología, Montevideo. RicardoClCERCHlA 1990 Mujeres e historia:¡Vivala diferencia!en:<<Nueva sociedad,,, N." 08,julio-agos- to, pp. 47-55, Caracas. Anna DAVlN 1984 Feminismo e Historia del Trabajo,en: .Historia Popular y teoría socialista),, Ra- phael Samuel (ed.), EditorialCrítica, Barcelona, pp. 262-270. Pilar DlAZ SÁNCHEZY Pilar DOM~NGUEZ PRATS 1988 LasmujeresenlahistoriadeEspaña.SiglosXVIII-XX,Bibliografíacomentada,Cua- dernos Bibliográficosdel Institutode la Mujer, N." ,Madrid. Nélida ElROS 1990 Mujer y Trabajo:unaperspectiva historiográfica,UniversidadNacionalde Luján, Argentina, rnimeo. Arlette FARGE 1988 Prácticay efectosdela historiademujeres,en: MichellePerrot, << ¿Esposibleuna historiade mujeres?),, Lima, FloraTristán, pp. 9-19. Maríadel Carmen FEIJOO 1988 Introducción,en: <<Nuestra Memoria, NuestroFuturo- Mujerese Historia- Améri- ca Latinay el Caribe)),lsis Internacional- Grupo Condición FemeninaCLACSO, Edicionesde las MujeresN." O, Santiago,pp. 7-17. Lola GONZÁLEZ LUNA 1982 Androcentrismoe Historia deAmérica, en <<El sexismo en la ciencia)),Grupo de Estudios de la Mujer, Departamento de Sociología. Universidad Autónoma de Barcelona, pp. 151-159 LindaGORDON 1986 What'sNewin Women'sHistory,en: <<Feminist StudiesICriticalStudies,,, Editedby Teresa de Lauretis, IndianaUniversityPress, Bloomington, pp. 20-30. Eric HOBSBAWM 1987 El hombrey la mujer:imágenesala izquierda,en: Eric Hobsbawm, <<El mundodel trabajo. Estudios históricos sobre la formación y evolución de la clase obrera,), EditorialCrítica, Barcelona, pp. 117-143. Rose-MarieLAGRAVE 1990 Recherchesfeministesourecherchessur les femmes?en:«Actesde la Recherche en Sciences Sociales),, N.V3, París. Asunción LAVRIN 1985 Introducción,en: <<Las mujeres latinoamericanas:perspectivashistóricas,,, Asun- ción Lavrin (comp.), México, FCE, pp. 9-31. Lila LElBOWlTZ 1975 Perspectiveson the evolutionof sex differences,en: Rayna Reiter, <<Towards an anthropologyof women,,, New York, Monthly Review Press, pp. 20-35. Gerda LERNER 1986 Thecreationof patriarchy,Oxford UniversityPress, Oxford.
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