la vida de la mujer en el siglo
1: se narra vida y situaciones de pobreza que la mujer vivia en el primer siglo de nuestra era. Las condiciones que se tenia en ese entonces era de mucha represion para ellas. Las mujerees trabajaban en sus casas pero no eran reconocidas
2. • Jesús nació en medio de una
sociedad en cuya conciencia
colectiva estaban grabados
algunos estereotipos sobre la
mujer, trasmitidos de una
generación a otra durante
siglos.
• Mientras crecía, Jesús los
pudo ir percibiendo en su
propia familia, entre sus
amigos y en la convivencia
diaria en su comunidad.
4. • Según el relato del Génesis (Gen 2, 18), Dios había
creado a la mujer solo para proporcionarle una
ayuda adecuada al varón. Para los judíos ese era el
destino de la mujer.
• Sin embargo, en vez de ayudarlo, fue ella la que le
dio a comer del fruto prohibido, provocando la
expulsión de ambos del paraíso.
• Este relato , transmitido de generación en
generación, fue desarrollando en el pueblo judío
una visión negativa de la mujer como fuente
peligrosa de tentación y de pecado. La actitud más
sabia era acercarse a ella con mucha cautela y
mantenerla siempre bajo control.
6. • Para la sociedad patriarcal judía dominada y controlada
por los varones, la mujer era propiedad del varón.
• Primero pertenecía a su padre; al casarse pasaba a ser
propiedad de su esposo; si quedaba viuda, pertenecía a
sus hijos o volvía bajo la tutela de su padre y hermanos.
Era, pues, inconcebible una mujer que tuviera
autonomía propia.
• Aun el decálogo, entregado por Dios a Moisés, la
consideraba una posesión más del jefe de la casa: “No
codiciaras la casa de tu prójimo. No codiciaras su
mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No
codiciarás nada de lo que le pertenece”. (Ex 20, 17)
• Su lugar en la sociedad estaba bien definido: tener hijos
y servir fielmente al marido al que pertenecía.
8. La sangre que vierte la mujer durante su período
menstrual y en el parto, es signo de la capacidad de
vida que las mujeres llevan en su seno.
Pero una religión controlada y legislada por varones,
hizo de esa sangre de vida una impureza, algo
sucio que contagiaba algo malo, obligando a las
mujeres al aislamiento, razón por la cual se vieron
limitadas de participar activa y plenamente en la vida
social y comunitaria.
9. • El control sobre la mujer estaba fuertemente
condicionado por las reglas de pureza sexual.
• Durante la menstruación, cada mes, habían siete o más
días durante los cuales ella estaba ritualmente impura.
• Lo mismo después del parto, necesitaban purificación
luego de dar a luz; cuando nacía un varón la madre
estaba impura por 40 días, cuando era niña, lo era por
80 días (Levítico 12:1-8).
• Nadie debía acercarse a la mujer en esa condición. Las
personas y los objetos que tocaba quedaban
contaminados.
• Esta era, probablemente, la principal razón por la que
las mujeres eran excluidas del sacerdocio, de la
participación plena en el culto y del acceso a las áreas
más sagradas del templo.
10. “La mujer que ha tenido sus reglas será impura por espacio de siete días, por
ser un derrame de sangre de su cuerpo. Quien la toque será impuro hasta la
tarde.
Todo aquello en que se acueste durante su impureza quedará impuro, lo
mismo que todo aquello sobre lo que siente.
Quien toque su cama deberá lavar sus vestidos y luego bañarse, y
permanecerá impuro hasta la tarde. Quien toque un asiento sobre el que se
ha sentado deberá lavar sus vestidos y luego bañarse, y quedará impuro hasta
la tarde.
Quien toque algo que se puso sobre el lecho o sobre el mueble donde ella se
ha sentado quedará impuro hasta la tarde. Si un hombre se acuesta con ella a
pesar de su impureza, comparte su impureza y queda impuro siete días; toda
cama en que él se acueste será impura.
Si una mujer tiene derrame de sangre durante muchos días, fuera del tiempo
de sus reglas, o si éstas se prolongan, quedará impura durante todo este
tiempo, como en los días del derrame menstrual.”
Una vez que sane de su derrame, contará siete días y quedará pura. Al octavo
día tomará para sí dos tórtolas o dos pichones y los presentará al sacerdote a
la entrada de la Tienda del Encuentro. Éste los ofrecerá, uno como sacrificio
por el pecado y el otro como holocausto, y hará la expiación por ella ante
Yahvé, por el derrame que la hacía impura”.
(Levítico 15, 19-30)
11. La mujer era considerada
llena de muchos defectos
12. • La mujer no solo era considerada fuente de
tentación y ocasión de pecado. Se le consideraba,
además, frívola, sensual, perezosa, chismosa y
desordenada.
• Según el escritor judío Filón de Alejandría,
contemporáneo de Jesús, “mientras el varón se
guía por la razón, la mujer se deja llevar por la
sensualidad”.
• Probablemente Flavio Josefo resume bien el sentir
mas generalizado en tiempos de Jesús: “Según la
Torá, la mujer es inferior al varón en todo”.
14. • Al casarse, la mujer salía de su propia familia y pasaba,
muchas veces sin ser consultada, de la autoridad del
padre a la de su marido.
• En adelante, toda su vida transcurriría a su servicio. Sus
deberes eran siempre los mismos: moler el trigo, cocer
el pan, cocinar, tejer, hilar, lavar el rostro, las manos y
los pies de su señor.
• Naturalmente su principal cometido consistía en
satisfacerlo sexualmente y darle hijos varones para
asegurar la subsistencia de la familia.
• Sin embargo, en algunos casos, la influencia de la mujer
era grande dentro de la familia: muchos hombres las
respetaban y ensalzaban como madre de sus hijos. Ellas
eran, seguramente, las que cuidaban el clima familiar y
religioso dentro de la casa.
15. • La mujer era considerada como un ser vulnerable
al que los varones debían de proteger de la
agresión sexual de otros varones.
• Por eso se la retenía recluida en el hogar y retirada
de la esfera de la vida pública.
• Los varones cuidaban del honor de la casa y lo
defendían públicamente; las mujeres tenían que
cuidar de su propia reputación y no avergonzar a la
familia con alguna acción deshonrosa.
• Lo más seguro era encerrarlas en su casa para que
guardaran mejor su honor sexual y por tanto el de
su familia.
16. • No podían alejarse de la casa sin ir acompañadas
por un varón y sin ocultar su rostros con un velo.
• No podían hablar en público con ningún varón.
Debían permanecer apartadas y calladas.
• No podían participar en banquetes.
• Salvo en casos excepcionales, su testimonio no era
aceptado como válido, como sí lo era el de los
varones.
• El comportamiento de mujeres que salen solas de
sus casas, sin la vigilancia de un hombre,
participando en actividades reservadas a los
varones, era considerado como una conducta
desviada, propio de mujeres que descuidan su
reputación y su honor sexual.
18. • También en la vida religiosa, controlada por los
varones, la mujer tenia una condición de
inferioridad.
• Solo en la celebración domestica del Sabbat tenía
alguna participación, en todo lo demás actos
religiosos su presencia era totalmente secundaria.
• Las mujeres estaban separadas de los varones tanto
en el templo como en la sinagoga. Las normas de
pureza establecidas solo les permitían acceso al
atrio de las mujeres, no podían pasar mas allá.
20. • El protagonista de la religión judía era el varón; por
eso la circuncisión era el rito que hacía de los
varones miembros del pueblo de la Alianza. La
mujer, por tanto, no tenía ante la ley la misma
dignidad que el varón.
• Estaba sometida a las prohibiciones de la ley al
igual que el varón, pero no participaba activamente
de la vida religiosa:
• no tenía que recitar diariamente el Shemá,
• no estaba obligada a peregrinar a Jerusalén para la
Pascua y demás fiestas religiosas judías,
• no necesitaba ser iniciada en la Torá, ni obligada al
estudio de la ley,
• no eran aceptadas como discípulas de los escribas
22. • De acuerdo a todo lo anterior, las mujeres judías,
sin autonomía, siervas del esposo, obligadas a
permanecer en la casa, siempre sospechosas de
estar impuras desde el punto de vista ritual, vistas
como inferiores religiosa y jurídicamente hablando,
constituían sin duda alguna un sector
profundamente marginado dentro de la sociedad
de aquel entonces.
• Tal era su situación que el Rabí Yehudá
recomendaba la siguiente oración para ser recitada
a diario por los varones: “Bendito seas, Señor,
porque no me has creado pagano ni me has hecho
mujer ni ignorante”
24. • Jesús jamás dijo o hizo algo que pudiera resultar lesivo para
la mujer. Nunca describió a la mujer como algo malo, ni en
ninguna parábola la hace ver negativamente; ni previene
nunca a sus discípulos de la tentación que podría suponerles
una mujer. Ignora en absoluto las afirmaciones despectivas
para la mujer del Antiguo Testamento.
• Jesús salta por encima de los convencionalismos sociales de
su tiempo. No acepta los planteamientos discriminatorios
hacia la mujer. Para Jesús, la mujer tiene la misma dignidad
y categoría que el hombre. Por eso no se muestra en favor
de leyes y costumbres discriminatorias de la mujer, forma
una comunidad mixta con hombres y mujeres que viven y
viajan juntos, mantiene amistad con mujeres, defiende a la
mujer cuando es injustamente censurada...
• Jesús se puso decididamente de parte de los marginados y
la mujer era marginada y maltratada en la sociedad judía de
entonces. Por eso, su mensaje, fue también una verdadera
Buena Noticia para las mujeres.