El autor en este escrito, tratará de bosquejar las diversas etapas y momentos por los que transita el desarrollo de la Conciencia durante la vida del ser humano. Poniendo en evidencia los diversos matices y características, de la génesis y sostén del complejo y escurridizo mundo de los Condicionamientos que nos gobiernan.
Estadíos evolutivos en el desarrollo de la conciencia
1. “ESTADÍOS EVOLUTIVOS
EN EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA”
SÍNTESIS DE ETAPAS Y MOMENTOS DE SU EVOLUCIÓN
Por ELEUZELL
Tratando de ordenar y complementar algunas de las ideas expuestas en escritos
anteriores, es mi intención hoy, bosquejar las diferentes etapas y momentos por los que
transita el devenir de la conciencia en el ser humano promedio que habita este planeta. Es
necesario aclarar, que las ideas desarrolladas a continuación son producto de la
investigación, acrecentando la interpretación de mi propia experiencia con la observación y
análisis de casuísticas del entorno inmediato y mediato, enriquecido por el aporte de
información recopilada y acumulada de diversas expresiones culturales, representativas de
la diversidad con que se expresa el quehacer humano. Por tratarse de una aproximación al
tema, el desarrollo será algo escueto, a sabiendas de que la realidad es mucho más rica y
compleja, donde seguramente cualquier otro investigador interesado en el tema encontrará
a su criterio, errores de apreciación, pudiendo incluso enumerar singularidades y
excepciones a la regla. Aún así, motivado por lo trascendente del tema, en la etapa
evolutiva en que nos encontramos como especie, comparto mis conclusiones preliminares,
para que otros las redimensionen y enriquezcan con sus interpretaciones y experiencias.
Considerando lo anteriormente expresado, y tratando de responder a justos
reclamos que me han sido presentados, como por ejemplo la necesidad de elaborar una
definición de conciencia acorde a mi percepción sobre el tema, siendo poco amigo de las
mismas, por ser éstas, cuando no caprichosas, simplemente epocales y transitorias
superables por el aporte constante de la realidad, intentaré decir que “la conciencia es
comparable a un receptáculo de matriz energética propia que emerge acompañando y
complementando otra matriz que obra como vehículo y contenedor, siendo esta última, en
nuestra especie, poseedora de un doble aspecto; una matriz densa - el cuerpo físico -, y otra
más sutil - energética - , cuyas funciones serán la de acceder a vivencias a medida que se
va interactuando con las diversas expresiones de la realidad, brindando la posibilidad de
satisfacer el propósito de dicha conciencia, que es el de acopio de las síntesis de nuestras
experiencias”. Hablar más sobre este tema sería una redundancia, ya que he expresado en
los escritos “Despertares” mis diferencias de percepción con las acepciones habituales, sólo
trataré de aproximarme al planteo de las posibles etapas y momentos que se pueden
reconocer en el transcurrir del desarrollo de la misma, en el ser humano. Para ello, tendré
en cuenta como referencia, los hitos que en la vida de un individuo son de alguna manera
significativos, ya que se traducen en cambios de etapas con una importante influencia en la
formación y desarrollo de su personalidad, por ende, enriquecen cualitativamente el
constante aporte de sustratos de las síntesis de experiencias que arriban a la conciencia,
marcando improntas, características y tendencias en el individuo, que posiblemente
arrastrará en su devenir, hasta el final de su vida.
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2. PRIMER ESTADIO EVOLUTIVO
Al hablar del primer estadío, entramos en un terreno cenagoso, ya que nos induce a
tomar posturas sobre los siguientes cuestionamientos; ¿de dónde emerge la conciencia y en
qué momento entra en relación con su vehículo contenedor? Tratando de ser honesto y
evitando manipular creencias, ya que de eso se trataría,... sólo de creencias, diré que no
tengo la menor idea, porque si bien se podrían realizar especulaciones sobre estos temas,
lejos estamos de poder hoy inclinarnos por tal o cual postura, pero seguramente con el
transcurso del tiempo y disponiendo de un mecanismo perceptual más idóneo, libre de los
límites que nos impone el intelecto, se pueda ir descubriendo las respuestas a estos
interrogantes, pero mientras tanto, debemos aprender a convivir con nuestra propia
incertidumbre.
De todas maneras, a título didáctico y aunque más no sea para evitar la omisión, me
atrevo aquí, a considerar la posibilidad de que la conciencia entra a relacionarse con su
vehículo en el momento de la gestación, considerando que variadas investigaciones dejan
entrever que experiencias en el seno materno se traducen luego como influencias que dejan
huellas e improntas condicionantes en el individuo. De ser así, esta primera etapa en el
desarrollo de la conciencia, posiblemente sea de adaptación, posibilitando ajustes para su
posterior y normal funcionamiento, quedando relegado y con escasa importancia el aporte
de las síntesis de experiencias. Pero vale aclarar, que las influencias que se reconocerían en
la gestación, muy bien podrían tratarse de expresiones del primitivo cuerpo físico, tenues
rastros de su memoria, encontrándose aún ausente, la tan mentada conciencia. Pero ello,...
no lo sabemos aún.
Considerando lo expresado, mucho más no hay para decir, sólo que si con el tiempo
se arribase a la conclusión de que dicho acople entre conciencia y su vehículo se diese en el
momento de nacer, hito en que el nuevo ser se independiza de la influencia directa de la
matriz energética de la madre, estaríamos obligados a hacer un corrimiento en el orden en
que se presentan las etapas, ya que tendríamos que considerar este hito como el comienzo
del primer estadio.
SEGUNDO ESTADÍO EVOLUTIVO
Al nacer un individuo, tanto su cuerpo físico como su matriz energética, se
independizan de los límites e influencia directa ejercida por el cuerpo físico y matriz
energética de la madre, hasta ese momento crisol gestor y contenedor de él. Consecuencia
de ello es el incremento de manera progresiva con el transcurrir del tiempo, de la calidad y
cantidad de vivencias al interactuar el medio inmediato sobre él, comenzando de manera
simple y sencilla, con un rudimentario o tal vez carente proceso mental, la afluencia de las
síntesis de dichas experiencias hacia una aún elemental y primitiva conciencia.
De esta manera, se inicia un desarrollo evolutivo que irá adquiriendo características
propias en el individuo acordes al ámbito cultural y familiar al que pertenezca, afectando
no sólo la formación y desarrollo de la personalidad del mismo, sino que dejando matices e
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3. improntas en las síntesis de experiencias que arribarán a su conciencia. Aquí es menester
aclarar, que a mi criterio los polifacéticos matices que podemos encontrar relacionados a la
manifestación de las diversas personalidades de los individuos en el planeta, se debe
exclusivamente a los condicionamientos emergentes propios de cada cultura, enriquecidos
con el aporte de su historia personal..., su biografía. No ocurriendo tal diversidad en el
desarrollo de la conciencia, ya que independiente del medio cultural y la biografía, la
conciencia se desarrolla con menos diferenciación, siendo sus expresiones mas homogénea,
por llegar a ella sólo síntesis de las experiencias, careciendo de una función similar a la
memoria del cuerpo físico indispensable en la formación de la personalidad del individuo.
Sintetizando, diré que la personalidad pertenece al ámbito psicológico del individuo, a su
cuerpo físico, mientras que la conciencia sólo acopia las síntesis de las experiencias, con
bastante independencia de las vivencias, que de ir encajando ellas ordenadamente, traerá
claridad, aprendizaje y desarrollo a la conciencia; de no ser así, las contradicciones y
desencuentros acumulados, únicamente le traerá confusión y postergación, propio de una
conciencia aletargada y con escaso desarrollo. Deduciéndose de esto, por ejemplo, que a
pesar de existir manifiestas diferencias en las personalidades de dos individuos alejados
culturalmente, podría no ocurrir lo mismo con sus conciencias, más aún, sus desarrollos
evolutivos podrían encontrarse en sintonía.
Pasemos a hablar ahora de lo que ocurre en este segundo estadío en el desarrollo de
la conciencia, donde podremos reconocer en él dos momentos diferenciados si tenemos en
consideración la influencia de las experiencias transitadas por el individuo promedio. Es
así, que en un primer momento, especialmente en los primeros años de vida del individuo,
se introducen y consolidan las bases psicológicas que lo condicionarán gran parte de su
vida, dadas principalmente por la transferencia de las creencias culturales trasmitidas por
la educación familiar y formal, tratando de facilitar su posterior inserción y adaptación al
sistema en el que vive. Se genera en el individuo, una diversidad de condicionamientos que
lo inducirán a buscar identidad y amparo, integrando sentimientos tribales que lo
diferenciarán de otros grupos con características y matices propios de cada uno de ellos,
pudiendo reconocerse aquí por ejemplo el sentimiento nacionalista, las religiones y los
folclores regionales entre otros. Gestando progresivamente en él “la aceptación del statu
quo”, “el sometimiento a las jerarquías”, delineando las pautas normales para la
convivencia, comenzando a desfilar ante el individuo desde temprana edad, “los roles”,
“los modelos”, “los estilos”, que él tendrá a su alcance para elegir y mimetizar cuando sea
adulto. En regla general, se podría decir sin temor a exagerar, que todo el primer momento
de este estadío, corresponde al accionar por parte de la familia y de la sociedad, donde
aparte de la intención de brindarle la formación necesaria para su transcurrir hacia la
adultez, también se puede reconocer el simple propósito de domesticar al individuo para
insertarlo dentro del sistema, para que no desentone, para que sea uno más y no traiga
problemas, ocurriendo esto con diferentes manifestaciones en todas las culturas.
Podemos ver también influir en la evolución del individuo en este primer momento,
desarrollándose junto a los condicionamientos culturales tribales antes citados, a la
influencia directa y exclusiva del accionar de la familia y su entorno inmediato,
generándole vivencias que con características propias, dejarán huellas más profundas que
las anteriores, ya que se trata de su historia personal, su biografía, de allí que se los
reconozca como condicionamientos biográficos. Si bien la lista que los caracteriza sería
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4. muy larga de enumerar, podemos reconocer la transferencia en el trato y la educación de
los roles paterno y materno, muchísimas veces confusos y contradictorios, acarreando los
mismos padres generalmente, problemas existenciales irresueltos, pudiéndose ver en
muchas oportunidades, quizás demasiadas, problemas de convivencia entre ellos,
transferidos inevitable e inconscientemente a la relación con sus hijos. Encontramos
también las huellas de su rol como hijo o hermano, donde reconocemos los matices de ser
hijo único, o la inevitable competencia entre ellos cuando son varios hermanos, pudiéndose
observar, sentimientos de abandono y desprotección por pasar desapercibido cuando los
hermanos se imponen al momento de llamar la atención de los padres, y así un largo etc....
etc., que se podrían rastrear como condicionamientos en el individuo adulto.
También se plasman en esta etapa, condicionamientos emergentes de la interacción
con el medio inmediato, situaciones y vivencias generadas en la relación con familiares
más alejados, compañeros de escuela y amigos, destacándose por su influencia a veces la
relación del niño con adultos no pertenecientes a su ámbito familiar, en forma ocasional o
reiterada, pudiendo tener su origen en conductas excesivamente protectoras para con ellos,
que de alguna manera sobredimensionan deformadamente su imagen de sí, o por el
contrario en vivencias traumáticas emocionalmente fuertes para el niño, o simplemente por
el arrastre de repeticiones de experiencias que afecten su autoestima, como por ejemplo
sentirse postergado, degradado o agredido; resultando muy rico el dossier de vivencias
particulares que dejarán su huella bajo la forma de condicionamientos en esta etapa,
considerando un despropósito tratar de enumerarlas aquí.
Tenemos que señalar, que la característica de este primer momento en esta etapa,
sería aquella que desde el nacimiento hasta una edad indeterminada, la mayor parte de las
vivencias del individuo, estarían de alguna manera dependiendo de la elección del ámbito
familiar y regido por las características culturales del ambiente en el que ha nacido.
Quedando poco margen para su elección, desviando esta tendencia sólo el accidente o el
imprevisto.
El comienzo del segundo momento de esta etapa, en regla general no es abrupto, se
trata de una transición progresiva correspondiente algunas veces con la llamada
adolescencia, pero siendo en el tema que nos ocupa las influencias en el desarrollo de la
conciencia, ya no una cuestión de edad, considerando esta transición como relación de
dependencia con la cultura en la que vive el niño, más que de su ámbito familiar. Lo que en
sí lo caracterizaría, sería la paulatina apertura de la posibilidad de interactuar con el medio
mediato, brindándole progresivamente al individuo la opción de las elecciones de las
vivencias propias, donde él aprende a elegir nuevas actividades ya no sugeridas por su
familia, abriendo significativamente su abanico de relaciones tanto cuantitativa como
cualitativamente, exponiéndolo psicológicamente mucho más que en el momento anterior,
de allí su riqueza para el acopio de experiencia para la conciencia.
Esta característica, hace que psicológicamente el individuo se enriquezca con el
aporte de nuevos y diversos estímulos, diferentes a los que lo han llevado hasta aquí,
provenientes de creencias e interpretaciones de otros individuos formados en ambientes tal
vez muy diferentes del suyo. Es así, que con estas nuevas adquisiciones, muchas creencias
y valores serán reforzados, como también muchas otras se verán amenazadas y
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5. sucumbirán, dando paso a un lento pero progresivo replanteo sobre su visión del mundo.
Pudiéndose reconocerse en este momento de su vida, el comienzo de un primer simple y
primitivo intento de parte de la conciencia, por refrescar y ordenar sus contenidos
acumulados hasta ese momento, utilizando mediatizadamente el intelecto y la psiquis del
individuo.
Esto en sí mismo sería muy positivo, de no estar operando ya en él y en aquellos con
los cuales interactuará, un amplio espectro de condicionamientos biográficos y culturales,
que dificultarán y entorpecerán el propósito de la conciencia, por estar ésta aún poco
desarrollada; demasiado inmersa e identificada con el ámbito psicológico del cuerpo físico.
Es así que podemos ver en el segundo momento de esta etapa, conductas repetitivas
basadas en “reacciones”, actitudes con apariencia de “hábitos”, una amplia variedad de
“afinidades”, “rechazos” y “antipatías”, respuestas extremas como las “fobias”, y una
polifacética gama de respuestas teñidas de “resentimientos” y “frustraciones”, por
nombrar algunas de ellas, que empiezan a surgir como “condicionamientos asociativos”,
producto de experiencias grabadas por su intensidad o por repetición y acostumbramiento,
formando en gran medida lo que se suele llamar “condicionamientos biográficos”.
Por otro lado acompañando a los condicionamientos asociativos, y formando
también parte de los condicionamientos biográficos, en este momento se evidencian aún
más y muchas veces se consolidan, tendencias como la “conducta insegura”, o una
compulsiva y “excesiva búsqueda de autoafirmación”, presentándose en ocasiones como
una ingenua “dependencia hacia la consideración”, pudiéndose observar la característica
recurrente del “revanchismo”, la despreciable “soberbia” o el vil “egoísmo”, por nombrar
algunas, todas ellas como manifestaciones de “tendencias compensatorias” expresadas en
la conducta, originadas por “excesos o defectos” en la personalidad del individuo,
pudiendo rastrear sus orígenes inexorablemente en experiencias vividas por él mismo en el
transcurso del tiempo.
Es oportuno mencionar que dependiendo en parte de la cultura en que vive el
individuo, es en dicho momento cuando al profundizar su relaciones sociales ya
independientes del amparo de la familia, muchos comienzan a estar expuestos a dos
grandes tendencias que tratarán de afectar su vulnerabilidad, por un lado la degradación
de los sentidos relacionados básicamente con el sexo, y por otro lado la tortuosa trama de la
telaraña del alcohol y la droga; ambas trampas ilusorias que trataran de desviar o postergar
su posibilidad, encontrándolos generalmente en este momento con carencias en su
orientación, por estar viviendo un tiempo teñido de claroscuros, y donde dependiendo
generalmente de sus recursos, ellos tendrán que aprender a sortear.
Podemos ver, que avanzado el desarrollo de este segundo momento, en general
hallaremos individuos buscando autoafirmarse en su individualidad, cargados de
reacciones condicionadas, emergentes de los condicionamientos culturales y biográficos
acumulados en ellos. Tratando de aceptar que sólo les queda encontrar su propia brújula
que los guíe en su tránsito hacia la adultez pero aferrados aún, por demasiados lazos que
generan una dependencia, imposibilitándoles tanto la autosuficiencia de su diario vivir,
como el de su individualidad psicológica, y lamentablemente, cada vez más, expuestos a
las influencias condicionantes provenientes de la sociedad en la que viven, nuevos
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6. condicionamientos culturales que tratarán de doblegarlos, seduciéndolos con una variada
propuesta de opciones preelaboradas, buscando todas ellas de anclar por afinidad y
compensación en los condicionamientos preexistentes en ellos, con el propósito de
introducirlos y adaptarlos a ese monstruo alienante que llamamos “sistema”. Muchos irán
encontrando un molde adecuado, y sin ser conscientes se deslizarán hacia la próxima etapa
aletargando su rebelión. Otros, más rebeldes pero sin timón, tratarán de postergar su pasaje
aferrados cada uno a sus sueños y fantasías. Pero antes o después, todos han de cruzar la
siguiente línea.
TERCER ESTADÍO EVOLUTIVO
Considerando el nuevo aporte cualitativo para el desarrollo de la conciencia,
veremos que esta etapa se caracteriza por la aceptación de la responsabilidad por su propia
vida como individuo, donde progresivamente y desde la etapa anterior, él va tomando
conciencia de que debe hacerse cargo de sus elecciones y de sus actos, aprendiendo a
sopesar el costo de sus acciones, conviviendo con la ansiedad de correr riesgos, pero aquí
con sus decisiones tratará el individuo de completar el círculo, haciéndose cargo, entre
otras cosas, de su propio sostén económico, intentando encontrar su lugar y su propósito
para sentir que de alguna manera construye su destino.
Es válido aclarar, que transitando el segundo momento de la etapa anterior, el
individuo comienza a gestar su segunda biografía, con la elección de sus actos acorde a
sus vivencias al interactuar con su entorno mediato, acomplejando y profundizando sus
características en esta tercera etapa, diferenciada de la anterior biografía grabada en el
sujeto por tener independencia de su ámbito familiar, pero siendo causa inevitable de
nuevos condicionamientos.
Retomando el último párrafo en el cierre del desarrollo de la etapa anterior, nos
encontramos con las huellas de los llamados genéricamente “adolescentes emergentes”,
individuos que teniendo las condiciones para trasponer el lindero y transitar esta nueva
etapa, se adentran a ella negándose de alguna manera a hacerlo. Algunos seguramente por
comodidad y especulación, arrastran actitudes y conductas ambivalentes abusando de las
posibilidades que otros les han brindado, justificando su accionar sin contemplar el costo
de sus acciones, tratando de correr siempre el mínimo riesgo. Muchos otros evidencian esta
característica, amparados en el arrastre de una aparente pero engañosa justificación,
rechazando y criticando el sistema en el que viven, adhiriendo a propuestas y actividades
“supuestamente alternativas”, posponiendo y rechazando su incorporación completa al
sistema, a sabiendas quizás que de hacerlo... éste se los tragaría. Transitan por esta etapa
la mayoría de las veces como activistas, sin una alternativa con peso real de transformación
para el sistema, postergando así, hacerse cargo totalmente de ellos mismos, juegan muchas
veces a ser adultos, pero dependientes aún en uno u otro aspecto de las posibilidades que
los demás les ofrezcan, abusando en demasiadas ocasiones con desconsideración de su
entorno, creyendo en la validez de sus derechos se convierten en jueces de los demás, en
detrimento de la solidaridad y empatía. Convirtiéndose en ambos casos, en verdaderos
dolores de cabeza para sus padres, que arrastrando ellos mismos aún demasiadas
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7. contradicciones y preguntas sin respuestas, se ven en el serio problema de no saber cómo
ayudar a sus hijos a trasponer los escollos, sorteando las trampas, enfrentando y superando
la inseguridad y los temores que los inmoviliza.
Es así que con tristeza ya se ven desfilar en esta nueva etapa, una variada gama de
individuos depredadores, característica generada en ellos básicamente como consecuencia
de problemas biográficos irresueltos. Lanzados a compensar carencias y excesos en su
personalidad, perdiendo progresivamente la identificación y empatía con el prójimo, usan
a los demás afectándolos sin consideración y sintiéndose libres de culpa por no ser
conscientes, afectan a gran parte del entorno con el cual interactúan, incluso muchas veces
hasta sus propias familias, convirtiéndose ellos mismos, en gestores de nuevos
condicionamientos. Reconociéndose como influencias en las características de su accionar,
tanto su Biotipo predominante, como la profundidad de la huella y los diversos matices
de sus propios condicionamientos, llegando en oportunidades a ser muy peligrosos,
resultando necesario tratar de reconocerlos y cuidarse de ellos, mucho más cuando su
accionar repercute sobre grupos de individuos. Esto puede verse en todas las culturas,
independientemente del lugar y tiempo.
Un remanente de insignificante peso numérico, cumple con la premisa de someterse
a la experiencia de hacerse cargo de sí mismos, tratando de satisfacer las necesidades de
su precaria conciencia, pero manteniéndose alertas frente a las trampas del sistema, ya que
por decirlo de alguna manera, han comenzado a despertar. Esmerados por estar informados
sobre la dinámica de la vida, tratan de leer la letra chica de la historia que les llega, a
sabiendas que la realidad no es lo que aparenta, indagan, investigan, buscan nuevas
alternativas para enfrentar la compleja realidad, organizando actividades y eventos,
comunicándose cotidianamente por la red con otros con los cuales se identifican, por
saberse vanguardia, por intuir que sin su protagonismo en estos tiempos tan oscuros y
complejos, sería dudoso el sentido de continuidad que tendrían.
Lamentablemente muchos, quizás demasiados de estos nuevos protagonistas, por
diversas razones van decantando junto a la gran mayoría, por transitar los moldes
preestablecidos por el sistema en el que viven, quedando poco a poco atrapados en las
redes de las falsas propuestas, creándoles tanto expectativas como objetivos superfluos, y
poco a poco y sin darse cuenta se distraen, se adormecen y desvían. Progresivamente
acomplejan su carga de responsabilidad entrando en el circuito laboral y de consumo,
manipulados por cada vez más elaborados, sutiles e hipnotizantes condicionamientos
provenientes del sistema, sucumbiendo a una diversidad de propuestas y modelos
alienantes, aún aquel como la formación de “un prototipo de familia”. Es así que todo se
acompleja para el individuo, donde podemos reconocer, ya transitando su adultez, “una
variedad de complejas huellas basadas en diversidad de manipulaciones e influencias,
arrastrando tras de sí un bagaje de pesados condicionamientos culturales que trataran de
dar respuestas a sus cada vez más limitadas inquietudes, junto a los -por momentos tan
tortuosos- condicionamientos biográficos, generadores de fuertes limitaciones al tener que
dar respuestas a los nuevos desafíos, acosado constantemente por sutiles trampas,
perdiendo progresivamente el control de su vida, acumulando sinsabores, contradicciones
y desvíos, quedando a su disponibilidad, sólo la variada oferta de distracciones, la
excitación de la competencia, la exaltación y degradación de los sentidos junto a la opción
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8. del escapismo de la mano de ese viejo pero eficiente mecanismo de control, hoy disfrazado
de polifacéticas apariencias... como son los narcóticos”.
Tristemente podemos ver que en esta tercera etapa se queda la mayoría de la
humanidad del planeta, tronchando su desarrollo evolutivo, no logrando sacar de la
precaria inmadurez sus conciencias. Atrapados en un laberinto de creencias, adormecidos
e hipnotizados sobreviven arrastrando una vida de contradicciones, respondiendo sin
elección a una miríada de estímulos condicionantes, arribando al final del camino sin
vislumbrar que otra posibilidad existía. Alto costo se ha de pagar, por el sólo hecho de
encontrarse sin brújula, sin saber que hacer..., y adaptarse con escasa resistencia al sistema.
CUARTO ESTADÍO EVOLUTIVO
Pero no todo está dicho..., pasando quizás cada vez más desapercibidos, algunos
individuos pertenecientes al grupo de remanentes que osaron trasponer el lindero hacia la
tercera etapa, sorteando las trampas del sistema y manteniendo con claridad su rebelión
intacta, comienzan a reformular su experiencia reconociendo que la resistencia al sistema es
limitada, que se hace necesario algo más que el activismo social para avanzar abriéndose
camino hacia la libertad tan anhelada. Y todavía sin ser totalmente concientes del proceso...,
se permiten comenzar a transitar su tercera biografía.
Mimetizados, rodeados de gente hipnotizada y dormida, es factible encontrarlos en
cualquier cultura, hoy quizás más en occidente que en otras partes del planeta. Esforzados
en reconocer que los condicionamientos provenientes del sistema, gestores de su rebelión y
activismo hasta entonces, no son más que la punta del iceberg de los mecanismos que lo
controlan y limitan. Comienzan a dirigir su mirada lentamente hacia adentro más que
hacia afuera, buscando comprender la manifestación, el mecanismo y sostén de los propios
condicionamientos que operan en él y en su entorno. Haciéndose cargo de sí mismos,
aprendiendo a explorarse con honestidad y entrega comienzan sin saberlo a desarrollar su
tercera biografía, cimiento y pilar del cuarto estadío en el desarrollo de sus conciencias.
Podemos ver a un individuo tratando de capitalizar la experiencia ajena, leyendo y
releyendo las huellas de quienes con anterioridad, exploraron estos temas, buscando
adaptarlos y actualizarlos teniendo como referencia su propia experiencia. Y es así que con
diferentes matices, en un primer momento de manera intelectual, y más adelante por la
comprensión que da la experiencia, incorporando técnicas y artilugios que le posibiliten el
desarrollo de su intención de quitar el velo de lo hasta hoy desapercibido, irán
reconociendo la existencia de una diversidad de condicionamientos operando tanto en él
como en los que los rodean.
Enriquecidos por la experiencia de haber podido sortear el grueso de los
condicionamientos provenientes del sistema, comienzan a cuestionar las influencias de las
creencias, aún aquellas que dieron hasta ese momento abrigo y contención a distintos
aspectos de su personalidad, a sabiendas que en el fondo le quitan flexibilidad..., lo limitan.
En este acto de inflexión, aprenden progresivamente a estar alertas, descubriendo y
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9. reforzando la única herramienta con que cuentan, “la atención”, logrando lentamente
tomar el control de la misma, aprendiendo a observarse en situación, reconociendo en sus
reacciones y actitudes, la emergencia, en la mayoría de las veces, de expresiones de los
mismos condicionamientos. Con no poca osadía, se aprontan a romper los moldes de roles
y estereotipos con los cuales se relacionan con los demás, tratando de aprender a elegir
entre variables “el cómo y porqué hacerlo”, liberándose entre otras cosas de ansiedades,
especulaciones y expectativas. Se asombran al ver lo vulnerables que son frente a cosas
simples, perdiendo el control de la atención, por ejemplo en situaciones inesperadas..., no
previstas, generadoras de frustración y estrés, que embargan sus emociones y lo
desestabilizan, o aún en momentos cotidianos como estar afectados por un malestar, una
dolencia, llegando incluso a sentir y reconocer la influencia condicionante de algo tan
externo como lo es un cambio climático o el enterarse por ejemplo, de alguna particular
noticia...; pudiéndoselos ver cada vez más predispuestos y esmerados en aprender de esta
manera a aprovechar a favor de su despertar, las vivencias cotidianas de la vida.
Acumulando experiencias, avanzan en la compresión de lo vulnerables que son, de la
fragilidad en que se encuentran, abocándose por necesidad a reforzar el “alerta de la
atención conciente”, tratando de aprovechar todo momento, toda situación que evidencie
sus límites, sus miserias, intencionando ampliarlos y superarlos, buscando ganar la
seguridad y confianza que sustente sus aún inseguros pasos hacia el futuro que se avecina.
Adentrados en el camino, la experiencia y el conocimiento que han adquirido, los
lleva a enfrentar al principio tímidamente, a los tan nombrados como escurridizos
condicionamientos biográficos. Tratando de diferenciar las vivencias que han dejado
huella tanto en su primera como segunda biografía, con no poco esfuerzo, tratarán de
reconocer en sus reacciones cotidianas y en la impronta de sus creencias, rastros de tales
influencias. Y como se expresó anteriormente, observando y redimensionando cada vez
que afloran, tanto sus “afinidades”, “rechazos” y “antipatías”, junto a otra variedad de
características que podrían evidenciar las huellas entre otras cosas, de “resentimientos” y
“frustraciones”, emergentes inevitables de influencias ancladas en anteriores vivencias,
expresadas solapadamente en su presente como “condicionamientos asociativos”. Cada
vez más despiertos, y con la premura que da el saber que aún queda camino por recorrer,
pero con la cautela de quién se sabe un neófito frente a estos complejos temas, ahondan su
búsqueda tratando de reconocer las tendencias que los gobiernan, y apoyados en caso de
necesitarlo, cuando la habitual auto-observación no sea suficiente, en técnicas que permiten
hacer un sondeo en las vivencias del pasado, recapitulan sus experiencias; buscando
encontrar las génesis de características manifiestas en su personalidad, como lo puede ser
“una conducta insegura”, o “una dependencia hacia la consideración”, la “búsqueda de
autoafirmación” , o un manifiesta “actitud revanchista”, formando parte entre otras, de la
llamadas “tendencias compensatorias”, todas ellas originadas por “excesos o defectos” en
la personalidad del individuo, pudiendo rastrearse sus orígenes inexorablemente en
experiencias vividas por él en el transcurso del tiempo.
En un proceso concatenado, en la medida que el individuo se va liberando de los
condicionamientos, al romper las estructuras psicológicas que lo contenían, va ganando en
fluidez, con una mayor disponibilidad energética aplicable a su atención, controlada ésta
ya desde su conciencia, pudiéndose decir acertadamente, que con el ejercicio y trabajo
realizado sobre sí mismo, él acrecienta la “conciencia de sí”, estado buscado por la misma
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10. conciencia, para dejar de identificarse con su vehículo contenedor..., el cuerpo físico, hasta
entonces causa de aletargamiento y limitaciones de su potencialidad. Pero aún queda
escollos por sortear en su travesía hacia la liberación, y aparecen de la mano de los
llamados “Biotipos”, ese catálogo de estereotipos humanos que siempre el hombre trató de
entender como influencias condicionantes, y por momentos determinantes que marcan el
“piso psicológico” de un individuo. Presentando a mi entender, dos características bien
definidas; por un lado el “predominio de funciones”, donde se puede reconocer en el
desarrollo psicológico del individuo, una primacía de funciones sobre otras, entendiendo
aquí por funciones a lo netamente corporal (dado por el aporte de los sentidos), las
manifestaciones emocionales (puras o asociadas a sentimientos), el desarrollo del intelecto
(con la generación de imágenes y pensamientos), y la expresión volitiva (definida a través
de la voluntad del ego). Por otro lado, tenemos a la “actitud básica de la conciencia”,
representada por tres posibilidades como tendencia funcional que prevalece en un
individuo; la de proyectar su conciencia hacia el mundo externo para realizarse,
“conciencia expansiva”, o por el contrario internalizar su yo hacia el mundo interno en la
búsqueda de su realización, “conciencia contractiva”; complementándose con un tercer
tipo que se caracteriza por fluctuar su atención cíclicamente entre los dos mundos sin llegar
a profundizarlos, la “conciencia cíclica”. Es así, que ese individuo que ha tenido que
enfrentar con perseverancia y esfuerzo, todo un abanico de influencias condicionantes
grabadas desde su nacimiento, se ve cara a cara con un matiz propio de su identidad, ya no
con condicionamientos culturales o biográficos generados en su interacción con el medio, y
reconociendo los límites que éste le impone, se vuelca a reconocerse y transformarse aún en
esta esencia que lo identifica, buscando reconocer qué función de las cuatro provenientes
del mismo cuerpo predomina en él, y cual de las tres tendencias grabadas mecánicamente
lo representa. Para progresivamente, en la medida de sus posibilidades, poder ampliar los
límites que ellas le imponen, enriqueciendo cualitativamente sus experiencias, siendo el
tema de los Biotipos, tan rico y complejo en sus matices, que no mucho más hablaré sobre
él aquí, quedando pendiente su desarrollo en un escrito posterior dedicado exclusivamente
al mismo. “Arduo es este trabajo para la conciencia, ya que se encuentra en los albores de
la posibilidad real de alcanzar el control de la atención, capaz de posibilitar su
desconexión a voluntad del vehículo contenedor... el cuerpo físico, abriendo la puerta a una
posibilidad para ella hasta ahora sólo comentada de modo deformado en las crónicas
antiguas, la de conectarse, reconocer y aprender a usar, su matriz energética”.
QUINTO ESTADÍO EVOLUTIVO
Como expresé al comienzo de este escrito, todo lo hasta aquí dicho, se fundamenta
en el hecho de observar e interpretar actitudes, conductas e historias de individuos del
entorno inmediato y mediato, junto a mi propia experiencia, no ocurriendo lo mismo con
las siguientes líneas, ya que la observación e interpretación de los casos que he percibido de
manera directa que las fundamentan, son muy escasos, pero mi percepción me lleva a
considerar seriamente la posibilidad de la existencia de muchos otros individuos que con
experiencias similares transitan mimetizados entre los demás, tratando de pasar
desapercibidos, evitando a toda costa la vulnerabilidad que da el exponerse, de allí que lo
desarrollado, en parte sea interpretaciones de mi propia experiencia.
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11. Avanzado el tránsito por el cuarto estadío, como consecuencia de la progresiva
liberación de las influencias condicionantes, se va generando un ahorro energético en el
individuo, debido principalmente a un mejor control de sus reacciones internas por un uso
más eficiente de las funciones del cuerpo físico. Al existir cada vez menos derroches de
energía, por el uso cada vez más preciso principalmente de las emociones e intelecto,
consecuencia de un progresivo control y mejor manejo de la atención, comienza a
manifestarse de manera espontánea e imprevista en el individuo, nuevas experiencias
reconocidas por él hasta entonces sólo en la lectura de libros. De esta manera, se descubre
en alguna oportunidad sobresaltado por el hecho de reconocer que se está vivenciando un
sueño, no hablo de sueños lúcidos, sino de estar consciente de estar protagonizando un
sueño. O en más de una oportunidad, interactuando con personas muy afines, el tener la
experiencia inequívoca por ser compartida, de reconocer mecanismos rudimentarios como
el de la llamada telepatía. También con diferentes matices, el individuo se sobresalta al
corroborar experiencias aún desdibujadas como la nombrada precognición, o la visión a
distancia; ellas nuevas funciones “emergentes del acceso por parte de su conciencia a su
otro vehículo contenedor, la matriz energética”. Lo asombra también, el lograr por
momentos un estado único y singular de conciencia, donde se puede pensar sin que exista
diálogo ni monólogo interno, donde un pensamiento deja el registro de un concepto
desarrollado y comprendido, donde los sentidos sólo existen e interfieren cuando uno los
focaliza prestándole atención. De esta manera el individuo se enriquece con un nuevo y
variado abanico de experiencias, donde con cautela y no poco esfuerzo, investigando y
experimentando con psicotécnicas, comienza a transitar el quinto estadío en el desarrollo
de su conciencia.
Adentrándose tímidamente a un mundo hasta hoy por él ignorado, empieza a dar
sus primeros pasos en el descubrimiento de las nuevas y extrañas funciones, reconociendo
y experimentando por acierto y error, aprendiendo a ser prudente a partir de sus
sinsabores y malas experiencias. Portando aún un bagaje de sutiles condicionamientos, va
reformulando su percepción, quedándole en claro que se vuelve necesario y vital para él,
para poder explorar estas nuevas experiencias, el tratar de mantener de manera constante
un funcional equilibrio de su psiquis, haciéndose totalmente cargo de aspectos de ella que
lo vuelven frágil y vulnerable, como lo es por ejemplo la visualización desbordada y el
diálogo interior sin control, desencadenantes y gestores de las influencias de las
emociones, embargando y tiñendo con los matices de los sentimientos a su psiquis
desprevenida. Aprendiendo a capitalizar sus vivencias en estos temas, descubre la
importancia de encontrar el medio a través de psicotécnicas, que le permita lograr en
aquellos momentos en donde intenta generar un nuevo estado de conciencia que le
posibilite ampliar su experiencia, el tan nombrado “silencio interior”, amortiguando
progresivamente la influencia de los sentidos, tratando de retrotraer la atención hacia ese
espacio virtual que llamamos conciencia. A esta altura del desarrollo de su proceso, él ya
puede reconocer “que sólo liberando a la conciencia de la influencia del cuerpo físico, es
posible para aquella acceder a las funciones de su matriz energética”.
Pero en todo este derrotero, él comienza a reconocer la emergencia ocasional de
“accidentes”, situaciones a veces sutiles o en momentos densas, que proviniendo en
oportunidades como alteraciones perturbadoras de su entorno, o bajo la forma de la
aparición de bruscas afecciones físicas, lo desvían de su propósito, haciéndole perder en
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12. muchas oportunidades algunos escalones de los logros obtenidos, dejándole con mayor
asiduidad el sabor de la postergación y el desvío. Así y todo, con perseverancia y
precaución se esmera en avanzar y profundizar sus singulares experiencias, haciendo
ajustes y evitando transitar reiteradas veces, huellas que se presentan demasiado confusas
y tortuosas, tratando de eludir el quedar sin recursos, aletargado y aturdido. De esta
manera, lentamente y con cautela se adentra en el reconocimiento de estas nuevas
funciones, explorándolas tímidamente cuando la posibilidad se presenta, aún sin
demasiado control sobre las mismas, dependiendo la mayoría de las veces más de lo
ocasional de la situación que de su determinado propósito. Posiblemente el terreno en el
que mejor se maneja y donde más logros obtiene es con “el ensoñar”, donde la atención
consciente se conserva en un sueño, aprendiendo a explorarlos, llegando incluso a
modificarlos a voluntad de acuerdo a su interés, o más aún siguiendo su propósito y sin
perder continuidad..., cambiar de sueño; abriéndose una nueva posibilidad de aprendizaje
para su conciencia, ya que ésta comienza a enriquecerse con un acopio de experiencias
alternativo al de la realidad física debido a que sus elecciones y vivencias en los sueños
tienen la misma impronta de realidad para ella. Con el paso del tiempo, a pesar del
incremento de cada vez más reiterados “accidentes”, logra en determinadas experiencias,
tener registros únicos en su tipo, de singulares características, dejándole por momentos el
sabor de haber vivido una experiencia ya no generada en su psiquis, sino el haberse
encontrado vivenciando experiencias en las llamadas realidades paralelas, tan reales en sí
mismas, como su propia realidad física.
Pudiendo darse el caso, en que gracias al desarrollo obtenido en el reconocimiento y
control de “sus registros internos”, en alguna oportunidad entre los tantos vaivenes y
dificultades acaecidos, buscando hacer los ajustes que le permitan corregir y reorientar sus
experiencias, logre con sorpresa reconocer la posibilidad de encontrarse con un registro
interno por él no previsto. Y explorándolo, estudiándolo en reiteradas oportunidades,
arribe a la posibilidad de encontrarse ocupado..., invadido por una presencia energética no
reconocible ni compatible con su ser. Nueva contingencia, que de ser factible, explicaría en
parte los altibajos vividos todo este tiempo, dejando entrever la rara pero posible relación
entre esa ocupación y las reiteradas interferencias por él sufridas. Y casi con seguridad,
pueda ocurrir que en su intento por encontrar los medios que le permita liberarse de esta
influencia, por más que lograse tener éxito en su propósito, se viera inmerso en un aluvión
de nuevos y singulares “accidentes”, todos ellos con el común denominador de distraerlo,
aletargarlo y desviarlo de su designio. Descubriendo de esta manera, nuevos aspectos de su
vulnerabilidad, fragilidad que evidenciaría el acoso constante dejando expuestos sus
puntos débiles, grietas en que sentiría penetrar la desconsiderada cuña buscando su
desestabilización. Tratándose en muchas oportunidades de la estimulación y manipulación
de sutiles condicionamientos aún arrastrados por él, o bien la excitación desbordada de su
dialogo interno, u otras veces por depender todavía demasiado de la necesidad de
estabilidad en sus relaciones inmediatas, verse vulnerable por ejemplo al vivir la
manipulación de situaciones desfavorables generadas en su entorno. Ya que en definitiva
de eso se trata, el individuo empieza paulatinamente a descubrir la posible influencia y
manipulación a la que se está sometido, y con asombro y no menos cautela, comienza a
tratar de descubrir los hilos desde donde se manipula a los individuos, observando a los
demás y así mismo, buscando percibir las relaciones de causa y efecto en las generaciones y
desarrollo de situaciones e historias cotidianas. Acomplejando su vida, tratará de
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13. recuperar en sus experiencias el territorio perdido, buscando fortalecerse amparado en el
estar “alerta consciente”, tratando de sortear “las trampas”, evitando ser encontrado
desprevenido, junto a un nuevo y oscuro tema que comenzará minuciosamente a
investigar, refrescando lo olvidado en antiguos escritos, tratando de atar cabos sueltos
dejados por otros en su camino, buscando de explicarse los variados matices y la
complejidad de todo lo vivido.
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Es muy probable que exista deformadas interpretaciones en estas
comentadas experiencias, ya que reconozco que mi percepción es aún tan
limitada como rudimentaria.
Como es muy probable también, que existan muchos individuos con
singulares experiencias y percepciones de las mismas, que en algún u otro
punto se podrían acercar a las aquí relatadas.
Hasta es posible de que existan individuos que trasponiendo con diversos
matices lo vivido, hayan logrado elaborar su percepción aproximándose aún
más a la realidad, y se encuentren ya transitando una sexta etapa en el
desarrollo de sus conciencias.
Lo errado es pretender tapar el sol con las manos, especialmente en este
tiempo de fuerte y decisiva transición en la que nos encontramos. Tal vez sea el
tiempo de empezar a abrir los ojos, y permitirnos como especie..., reconocer,
enfrentar y desafiar los límites heredados que nos determinan y nos han
impuesto; hasta hoy... por nosotros ignorados.
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