Este documento resume el desarrollo de la conciencia individual y su relación con la conciencia colectiva. Explica que la conciencia se desarrolla a través de la percepción y la experiencia, pero que el ser humano está condicionado por factores culturales, biográficos y genéticos que moldean su personalidad. Propone que para despertar la conciencia es necesario reconocer estos condicionamientos y tomar control de la atención para desidentificarse de ellos.
1. - DESPERTARES -
Parte II
Fragmento de un ensayo sobre el devenir en el desarrollo de la
conciencia
“El desarrollo de las civilizaciones”
_______ - _______
“Con el intenso Sol comenzó a despertar.
Sin premura..., y con esfuerzo,
entreabrió sus ojos
buscando reconocer lo que veía.
Entre otras visiones...,
observó a las marionetas
danzar al compás de las Estrellas,
al final de la obra.
Se asomó por la ventana
y presintió ...
que no era el único
que veía”
“Hace tiempo, alguien comparó a la humanidad con un rebaño que
apacentaba en una pradera, donde día tras día, todos vivían sus sueños, sus
luchas, deseos y esperanzas, absortos en el aparente presente, sin vislumbrar
lo que el mañana traería.
Perteneciendo al mismo..., una minoría, pasando casi desapercibida,
constantemente se abocaba a explorar los linderos en busca de nuevas tierras;
tierras fértiles y seguras; ricas en tiernos brotes que a futuro pudieran
acoger y asegurar la continuidad de la especie, ya que vislumbraban que en un
futuro cercano, dictado por la permanencia, la necesidad cruelmente se
impondría”.
Yo... ELEUZELL, me considero un explorador, nada más que eso, un
explorador entre tantos, abocado a intentar abrir nuevos senderos frente al
determinismo fáctico que se nos quiere imponer. Es así... y sólo así, como debe
leerse mis escritos.
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2. EVOLUCION DE LA CONCIENCIA INDIVIDUAL Y SU RELACION CON LA
CONCIENCIA COLECTIVA
-EL DESARROLLO DE LAS CIVILIZACIONES-
Desarrollo y Evolución de la Conciencia Individual
Hablar de “Conciencia” es complejo, y representa un verdadero desafío el
tratar de evitar el desencuentro en la interpretación, de allí que se vuelva necesario
ponernos de acuerdo en un primer momento sobre lo que estamos hablando,
debido a que para algunos es un término relacionado a la ética y la moral, para
otros llega a ser sinónimo de todo lo relacionado al universo mental, desde donde
emergen los pensamientos y las creencias, teñidos aún por los sentimientos y
emociones expresadas en un todo como verdad; pudiéndose de esta manera,
enumerar un largo listado de variadas asociaciones más.
Debido a esta diversidad de acepciones resulta vital para entender las
siguientes líneas, que se intente aclarar lo que comprendo sobre todo esto. A tal
fin, en escritos anteriores he argumentado someramente que la mayor dificultad al
tratar este tema radica en el hecho de relacionar de manera directa a “la
manifestación de la Conciencia” con expresiones propias de nuestro cuerpo físico,
llegando incluso a confundirla con él. Esto se puede observar al reconocer que la
humanidad hasta el momento, si bien ha logrado un manifiesto avance en su
percepción e interpretación sobre sí misma como especie (logros que le ayudan a
despojarse progresivamente de viejas creencias propias de una “Conciencia
mágica primitiva”), aún no ha logrado ir más allá en su interpretación de lo que le
dictaminan las prótesis artificiales creadas por la ciencia, prótesis desarrolladas
con el propósito de ampliar su percepción de la misma realidad.
Según lo que he investigado, la “Conciencia” es algo totalmente ajeno y
diferenciado del cuerpo físico, generador este último de diversos y complejos procesos
como lo son las sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos, imaginación
y la memoria, entre otros, creadores y sostén de todo lo que llamamos el universo
mental. Por lo tanto, sostengo que la “Conciencia” es la que utiliza como vehículo a las
expresiones del cuerpo físico; funciones necesarias para adquirir experiencia, de allí
que su relación con el mismo no sea directa, sino una relación mediatizada por la
“Atención”, único nexo entre la conciencia y el cuerpo físico.
Como he expresado en escritos anteriores, la dificultad al momento de
querer diferenciar a ambos, radica en el hecho de la ausencia de control sobre la
atención por parte de la conciencia; ello hace que la atención tenga una fuerte
tendencia a sumergirse e identificarse con lo atendido, es decir, con los procesos del
cuerpo físico, desvirtuando y deformando de esta manera la percepción del
individuo, generando inevitablemente un bagaje de experiencias e
interpretaciones, la mayoría de las veces contradictorias que relacionándose entre
sí, irán condicionando a futuras vivencias en el transcurso de la vida del individuo.
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3. Siguiendo esta línea de pensamiento, podemos deducir que la “Conciencia”
al desarrollarse en un individuo, va adquiriendo experiencias a través de un
mecanismo que es la “Percepción”, conformado ésta por la interacción de las funciones
del cuerpo físico con el devenir del tiempo, registrado todo ello por la “Atención”, único
nexo entre la conciencia y el cuerpo físico.
Es propio de nuestro estado evolutivo el poseer una “Conciencia pasiva”
con escaso control sobre la Atención, de allí que ella tienda a identificarse
continuamente con lo atendido. Es sencillo deducir que esta característica lleve a
un individuo desde su niñez a absorber experiencias provenientes de su educación,
enriquecida con matices culturales propios de su entorno natal, y a su vez, llegue a la
adultez acumulando experiencias la mayoría de las veces contradictorias, derivadas de
vivencias propias de su biografía, es decir, de su experiencia cotidiana al
interactuar con su entorno inmediato.
Este conjunto de experiencias e interpretaciones vivenciadas desde una
“Conciencia pasiva”, lleva a un individuo a forjar una personalidad en la que
prevalecen las reacciones e interpretaciones condicionadas, propenso a generar
igualmente, respuestas y conductas condicionadas. Esto lo convierte en un ser
vulnerable a la mediatización, cediendo voluntariamente a aquellos estímulos
condicionantes, originados desde la misma sociedad.
Con lo hasta aquí dicho, es válido expresar que el ser humano se encuentra
en un “estado de vulnerabilidad” que le es propio; estado generado básicamente
por un mecanismo operante que predomina en él, heredado y arrastrado
posiblemente desde su filogénesis, y que es la “condicionabilidad”. Pudiéndose
deducir, con poca observación que se haga sobre el tema, que este mecanismo
descansa sobre dos matices; por un lado la carencia de control de la atención por
parte de la conciencia (como lo expresara más arriba), operando ello en desmedro
de la capacidad para diferenciar la constante dualidad a la que estamos expuestos,
entorpeciendo el necesario desarrollo del sentido crítico que otorga la posibilidad
de percibir la realidad sin contradicciones, pudiendo elegir libremente, sorteando
la trampa de caer en los opuestos. Por el otro lado, refuerza y sostiene este
mecanismo la preexistencia de condicionamientos en el sujeto, acumulados en su
devenir, operando como sustrato donde por asociación, puedan anclar los nuevos
condicionamientos.
Condicionamientos
Aquí es necesario que nos detengamos un momento, tratando de mencionar
las diferentes manifestaciones de los condicionamientos que operan en un
individuo. Para tal fin, intentando ordenar y estratificar a los mismos, buscando
tener claridad al momento de intencionar su reconocimiento, los clasificaré en dos
grandes grupos: “los que se originan y actúan sobre el mismo ámbito psicológico”
y “los que tienen otro origen pero terminan influyendo sobre la psiquis”, y
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4. clasificándolos a su vez, desde los más superficiales hasta llegar a los más profundos, es
decir, desde aquellos que se reconocen más fácilmente hasta los más arraigados en uno.
Como ya ha sido desarrollado el tema en la primera parte de esta obra, sólo
dejaré constancia aquí, de los distintos grupos de condicionamientos, teniendo en
cuenta el segundo aspecto. En primer lugar tendremos a los “condicionamientos
de orden situacional” que comparten la característica común del aquí y ahora,
operando de manera circunstancial en el día a día, pudiéndose reconocer diversas
influencias que condicionan en diferentes grados y de manera circunstancial el
desenvolvimiento de la psiquis. En segundo lugar, se puede observar, aquello que
perdura con un tiempo de arrastre, influyendo en el devenir psíquico de la gente,
actuando como valores y creencias en un momento determinado, y encontrándose
de alguna manera circunscriptos a determinados lugares y culturas, hago
referencia a los “condicionamientos culturales-epocales”. Ya con más
profundidad y arraigue están aquellas influencias incorporadas desde temprana
edad provenientes tanto del ámbito familiar como de la sociedad. Ellas hacen a la
sociabilización del individuo, categorizando la identidad cultural y grupal del
mismo y son los “condicionamientos culturales-tribales”. Muy profundos, y
quizás sólo accesibles para aquellas personas que hayan sorteado el escollo de los
anteriores, encontramos los emergentes producto de vivencias que dejan huellas
bajo la forma de condicionamientos asociativos, y de tendencias compensatorias,
originadas por experiencias de carácter individual, provenientes de la relación con
el entorno inmediato desde el nacimiento en adelante, conocidos bajo el nombre de
“condicionamientos biográficos”. Por último, prácticamente inaccesibles para la
mayoría, se encuentran las influencias condicionantes y por momentos
determinantes que marcaran el “piso psicológico” de un individuo y que
condicionarán su percepción de la realidad y lo determinarán en aquellas
situaciones límites de su vida; es así que bajo la forma de un predominio de
funciones, junto a una actitud básica de su conciencia, encontramos a los antiguos
pero siempre vigentes “condicionamientos de los Biotipos”. Se ha mencionado
los diferentes estratos referidos a los condicionamientos haciendo la salvedad de la
existencia de otros más profundos, como por ejemplo las “particularidades
genéticas”, pero para nuestro trabajo es más que suficiente lo expuesto.
Arribamos de esta manera, al triste reconocimiento de que el ser humano
lejos de practicar “el libre albedrío”, se encuentra sometido a una mecanicidad que
lo gobierna casi en la totalidad de su vida. Determinado desde el momento de
nacer por los biotipos que marcan su piso psicológico, se ve sometido a una
educación basada en condicionamientos cargada a su vez de creencias culturales,
variedad que se irán sumando a sus propias vivencias bajo la forma de biografía,
donde actuando sinérgicamente todos ellos, terminarán moldeando la
personalidad del mismo. Así nos encontramos con un individuo adulto, viviendo
en esencia, una vida no elegida, delineada por las circunstancias, y vulnerable a
constantes inducciones condicionantes provenientes de los mecanismos de control
del propio sistema en el que vive, y con la convicción de poseer la capacidad de
libre albedrío.
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5. Imaginemos por un instante un individuo funcionando toda una vida de esta
manera y sumémosle a ello que en realidad casi todas sus reacciones emotivas e
intelectuales están regidas por condicionamientos desarrollados en la infancia y
adolescencia, operando a cada instante por asociación desde la memoria. Es difícil encontrar
allí un “yo soy así” real y homogéneo, debido a que la percepción de sí mismo está
debilitada y desdibujada, por ello, sería más honesto hablar de una máquina cuyas
respuestas dependerían tanto del estímulo como del estado en que se encuentre en ese
momento, impelida a repetir experiencias en su esencia con poca posibilidad de aprendizaje
acumulativo en su conciencia.
Frente a esta realidad..., ¿Qué hacer? La experiencia me dice, que cuando
un individuo enfrenta con honestidad “el reflejo de su conciencia aletargada y
adormecida”, es inevitable el surgimiento de la rebelión en él; volviéndose
imperiosa la necesidad de explorarse y descubrirse, haciéndose cargo
progresivamente del control de su atención, aprendiendo a vivir en un estado de
“alerta consciente”, buscando reconocer aquello que lo condiciona y determina. Deberá
tratar de enfrentar en un primer momento, los estímulos condicionantes
provenientes de su entorno... y pasar, en la medida que sus posibilidades se lo
permitan, con astucia y cautela, a desnudar progresivamente el arrastre de los
condicionamientos acumulados en él.
Esto último, por su dificultad y complejidad, se convierte inevitablemente
en el individuo decidido a despertar, en el verdadero “le motive de su vida”,
encontrándose quizás la mayor dificultad al comienzo, en el reconocimiento de lo
que creemos sobre nosotros mismos, donde bajo el engañoso nombre de “la
importancia personal” nos enfrentamos al mayor enemigo que se deberá reconocer y
derrotar al trabajar sobre uno, ya que teniendo en cuenta que lo que creemos es
producto de una percepción deformada, es inevitable que la creencia sobre nosotros
mismos esté basada en condicionamientos compensatorios, lo que es decir, que en nuestra
“imagen de sí” se superpongan tanto aspectos sobredimensionados como subvalorados,
por lo tanto estaremos ante la presencia de una percepción en continua
autoafirmación, generando reacciones internas enfrentadas. Con “el desarrollo de
la atención aplicada a la auto-observación”, se van generando “actos de darse
cuenta” que ponen en evidencia de manera clara y consciente lo que llamamos
“importancia personal”, siendo esto de carácter personal e individual, debido a
que nadie lo puede hacer por uno. Se necesita realizar una obra maestra de
estrategia e ingenio aplicado hacia uno, que nos lleve inexorablemente a la toma de
control de sí, comprendiendo que la realidad es sólo una interpretación que
hacemos de la misma, por lo tanto maleable. Con el transcurso del tiempo, aún
empíricamente, uno puede hacer inventarios estratégicos, listas de patrones de
comportamiento en actividades e intereses, para poder comprender y decidir qué
se puede intentar cambiar de uno mismo y con que finalidad. En particular,
considero una estrategia efectiva para enfrentar todo esto, aquello que en su
momento se llamó,... “el arte del acecho”.
Bajo este pintoresco nombre, desarrollado generosamente por otro autor en
sus escritos, se puede reconocer el aprendizaje de un comportamiento clandestino
5
6. y furtivo, como los cazadores cuando acechan a su presa, pero en este caso
“acechándose a sí mismo”, sin compasión, con astucia y paciencia, aprendiendo uno
a desarrollar diversos aspectos, como son:
“La atención”, a través de la disciplina generada para no perder de vista
el objetivo
El desarrollo de la habilidad para “controlar una situación”
El desarrollo de la habilidad para diferir respuestas espontáneas
practicando el “refrenamiento”
El desarrollo de la observación y la estrategia aprendiendo a “escoger el
momento oportuno”
El desarrollo de nuestra intencionalidad como “voluntad consciente”
transformándose en “necesidad de ser”.
A lo mencionado, se le suma el aprendizaje sobre la manera de utilizar a
favor de nuestro crecimiento, a los “individuos o situaciones” que generan en
nosotros molestias, exasperación, hostilidad, en síntesis todo aquello que ponga en
evidencia nuestros límites y miserias, estudiándolos, buscando reconocer tanto
sus puntos más fuertes como los más débiles, actuando en consecuencia con los
elementos mencionados más arriba. El buen uso que se haga de todo lo expresado
en este escrito, no sólo ayuda a eliminar en uno “la importancia personal”, sino
que también nos posibilita el progresivo desarrollo de nuestra “consciencia de sí”,
es decir, nuestra libertad, ya que desarrollamos la capacidad de enfrentar con
serenidad circunstancias que no están incluidas en nuestras expectativas. Por
ende, “si sólo el asombro surge frente a lo inesperado, no hay lugar para la manipulación,
porque no habría qué manipular”.
Acecharse a sí mismo involucra varios aspectos. Uno básico es aprender a
desconfiar de la “primera reacción” que se produce en cualquier situación, sea
ésta, emocional, intelectual o conductual, ya que seguramente estará condicionada.
Observar la primera reacción en cualquier circunstancia con el firme propósito de
tratar de generar otras variables como respuestas en uno mismo nos enfrenta al
hecho de que mientras más variables sea capaz de encontrar más posibilidades tendremos de
ir liberándonos progresivamente de los condicionamientos que nos gobiernan. Este
ejercicio involucra un verdadero cambio de actitud para con uno mismo, y un
inevitable desarrollo progresivo de la auto-observación, es decir “conciencia de sí”.
Para cualquiera que se decida emprender este camino, no se trata de algo
sencillo ni fácil, exige poner en marcha y reforzar nuevas relaciones dentro de uno.
El artífice de esa transformación es la “Atención” y es necesario hacerse cargo de
ella para poder tomar el control. Es indispensable desarrollar el nuevo hábito de
observarse a sí mismo desde una óptica crítica, aprendiendo a evitar el diálogo
innecesario con uno mismo, ya que es a través de él que nos aferramos a una seudo-
identidad. Ese es el centro, si comenzamos a frenar el diálogo interno, controlando
la atención, lo estamos haciendo posicionados desde la misma conciencia, ya que
la única que puede observar al intelecto, sea en la generación de pensamiento como
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7. de imágenes, es la conciencia. El sólo hecho de observar, reconocer y tratar de
controlar los movimientos del intelecto, tanto como de las emociones y los
sentimientos, va generando y fortaleciendo un nuevo centro de gravedad que se
podría llamar “conciencia de sí” o simplemente “Consciencia”.
Controlar tanto las reacciones internas como el diálogo con uno mismo, es
una tarea muy ardua, por momentos casi imposible, como ya se ha expresado
debido a la actitud pasiva de la conciencia, predisponiendo a la misma a
absorberse e identificarse con lo atendido. Aquí es válido comentar que mi
experiencia me ha dado buenos frutos en este sentido, utilizando artilugios como
es aprender a dividir la atención, buscando como referencia generar un punto
“atencional fijo” y el otro “libre y dinámico” como observador de lo atendido.
Siendo mi preferencia por su utilidad, el entrecerrar los ojos generando un ajuste
focal, buscando la “visión periférica” como punto atencional fijo, o bien
“posicionar la lengua en la fosa del paladar”, usando la sensación cenestésica que
ello produce como punto de referencia. Ambos artilugios, me permiten observar
soliviando la tendencia a la absorción, posibilitando así, una observación más
crítica de mi mismo.
Por otro lado, todo aquel que con honestidad intente reconocer el accionar de
los condicionamientos generados en su biografía, notará que es casi imposible hacerlo
mediante la simple observación de las reacciones. La dificultad reside en que al
tener origen en experiencias desarrolladas en nuestra psiquis, a edades donde
carecíamos de la capacidad de interpretar y comprender nuestras vivencias, nos a
llevado a una situación donde se gravaron principalmente “los registros sensitivos
y emocionales” que produjeron dichas vivencias. Estos registros son los que afloran
por asociación, condicionando nuestras respuestas en el presente sin que nos demos cuenta,
“tendencias compensatorias” que se van incorporando a nuestra conducta e irán
induciéndonos a repetir respuestas, actitudes y conductas sin ser consciente de
ello. Se puede intentar enfrentar la historia personal con el propósito de aprender a
“reconocer la relación que se generó entre vivencias particulares ocurridas en el
pasado, con los registros sensitivos y emocionales asociados en la memoria”,
mediante una técnica muy utilizada con diversos matices en todos los tiempos, y
que un autor moderno la describió como “la Recapitulación”. Mas allá de los
folclores con que se la haya presentado, tengo que reconocer que esta práctica
realizada con resolución y honestidad es un medio idóneo para refrescar nuestra
conciencia, tratando de comprender la continuidad de nuestra existencia,
permitiéndonos progresivamente ver con claridad aquellos matices que nos
condicionan, volviéndonos seres frágiles y vulnerables, a la manipulación y
mediatización. Pero más aún, tengo que resaltar su importancia por ser un medio
eficaz para recuperar parte de lo que históricamente se nos ha quitado, la posibilidad de la
necesaria “experiencia acumulativa” que posibilita el desarrollo de nuestra
conciencia. Pero esto es algo que se entenderá con más claridad en el transcurso de
este escrito.
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8. Mucho más sobre este tema no hay para decir, ya que para alguien sin
experiencia, sólo serán palabras... y más palabras, porque lo que se necesita
fundamentalmente es experimentar, haciéndose cargo de uno mismo, luchando
por salir de la hipnosis en la que estamos inmersos, desarrollando una conciencia
activa que nos vaya liberando de los condicionamientos. Y así lentamente, paso a
paso, podremos ir reconociendo que somos “consciencia y no solamente un cuerpo
físico”.
Hay más,... muchas más posibilidades para el individuo; pero sólo para
aquellos que hayan logrado pasar este primer lindero.
REFLEXIONES SOBRE LA CONCIENCIA COLECTIVA
-Su relación con el Desarrollo de las Civilizaciones-
Comenzaremos este apartado con una referencia semejante a la realizada al
iniciar el anterior, ... hablar de “Conciencia Colectiva” es complejo, y representa
un verdadero desafío el tratar de evitar el desencuentro en la interpretación, de allí
que se vuelva necesario ponernos de acuerdo en un primer momento sobre lo que
estamos hablando, ya que por antonomasia, es un término que conlleva la creencia
de estar hablando de “Conciencia Social”, es decir, el lugar que ocupa el individuo
dentro de la sociedad, su rol y responsabilidad dentro de ella, y un sinnúmero de
cuestiones más. No voy a hablar de esto ya que es otro tema, que si bien se
relaciona en algunos puntos con lo que desarrollaré, no lo exploraré hoy aquí.
Intentaré tomar como ejemplo de referencia, la existencia en una población
dada del “registro de Conciencia de sí” que poseen los sujetos de la mencionada
población. Cabe aclarar que “registro ...” es la imagen que el individuo tiene de si
mismo, como “ser consciente que está evolucionando en un continuo devenir de
crecimiento y aprendizaje, utilizando las experiencias cotidianas para explorarse,
reconocerse y transformarse, lanzado hacia el futuro en busca de su posibilidad, guiado sólo
por su motivación... su propósito”. Es así, que en una determinada población,
encontraremos una diversidad de variantes según el registro mencionado, y que va
desde un casi nulo “registro de sí” como individuo, viviendo el día a día,
aletargado, sin propósito ni destino, hasta aquellos en el otro extremo, individuos
abocados plenamente a desarrollar la posibilidad que le otorga su conciencia, sin
desperdiciar experiencias, sin premura ni desvíos. Podemos también imaginarnos
que según la población que tomemos, de acuerdo a su bagaje de creencias
predominantes, su folclore, la gráfica resultante presentará variaciones, en algunos
casos con altísima disonancia entre las mismas, posiblemente cuanto más alejadas
estén culturalmente unas de otras. Pero debemos destacar que en todas las gráficas
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9. obtenidas, podríamos rescatar un patrón que es el común denominador, lo que se
llama habitualmente “la media”, que evidenciaría “la norma predominante en la
población observada” con respecto a esta característica.
Confiando que la interpretación del lector se acerque al sentido de la idea
expuesta, podemos avanzar un poco más, trasladando el ejemplo a toda la
población humana viviendo en el planeta. Observada como un todo, ella también
tendría su propia gráfica que representaría la diversidad en cuanto a la
característica en cuestión, “el registro de conciencia de sí entre las personas”. Y por
ende, dicha gráfica nos mostraría su media “la norma predominante de esta
característica en nuestra especie”.
Podemos aproximarnos así a una primera conclusión, y es que “la norma
predominante del registro de sí en el ser humano, en coexistencia con los otros
seres humanos en el planeta, representaría el nivel en que se encontraría la
Conciencia Colectiva de la especie”.
Pero antes de avanzar en este tema, y más allá de las deducciones a priori
que uno podría sacar de lo hasta aquí expuesto, es necesario recordar que el
desarrollo y evolución de la conciencia, por lo menos en este planeta, es un proceso
individual que se genera en el fuero interno del individuo, caracterizado por el
acumulo de experiencias conscientes acopiadas por el sujeto, en el transcurso de
su vida.
En este proceso individual, la persona abocada de manera decidida a
desarrollar su posibilidad evolutiva, comienza progresivamente a ser consciente de
las diferencias que la separan de su entorno, alimentando inevitablemente su registro de
individualidad. Esta característica, junto a la progresiva toma de control de las
emociones, va redimensionando en ella los sentimientos antes gobernados por los
condicionamientos, generando consecuentemente una progresiva pérdida de
empatía “para con el otro”, sustentado y reforzado por las diferencias que los
separan. Una mayor tendencia progresiva al aislamiento en su individualidad que
lo llevará paulatinamente al debilitamiento del reconocimiento de las posibilidades
evolutivas del otro, llegado el caso de que no lograra darse cuenta a tiempo, al de una
pérdida de la identidad compartida con el otro, cosificándolo al interactuar con él,
transformándolo en la posibilidad de una experiencia más, capitalizada a su favor
y a cualquier costo. Para ese entonces, tendremos a un individuo transitando por la
vida, relacionándose con el entorno como un artero y desconsiderado depredador.
Esto último, para el individuo que lo padece, en sí mismo, no es un
problema. El problema es para los demás, para su entorno, pudiendo ser las
consecuencias de largo alcance, cuando él con su poder de decisión, llegue a afectar a
grandes números de individuos. Pero en definitiva, si se generaliza esta característica,
termina por afectar a toda la especie, ya que un individuo desarrolla y evoluciona en su
conciencia a través del acopio de sus experiencias al interactuar con los demás, por ende,
necesita de los demás, de allí que sociabiliza. Mientras se trata de grupos, las
consecuencias serán limitadas y de mayor alcance si son naciones o regiones,
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10. llegando a afectar a toda la especie cuando la misma tienda a la globalización en
busca de una civilización que abarque a todo el planeta, como parece ser el tiempo que
nos toca vivir.
Aquí es válido destacar que un individuo con características de depredador
moviéndose en la sociedad, puede ser molesto, irritante y hasta dañino, de allí que
sean personas para relacionarnos con cautela. El problema empeora cuando los
depredadores se agrupan, buscando con su accionar ampliar sus posibilidades. Y más
aún se agrava cuando éstos acceden a lugares con poder de decisión que afecta a
considerable cantidad de personas. Nos encontramos frente a un cuadro donde se
impone una espiral de degradación, ya que veremos distintos grupos de poder,
conformando elites, enfrentados entre ellos, ejerciendo potestad, dominio y control
sobre las mayorías, con el sólo propósito de acceder a más poder para ampliar aún
más sus posibilidades depredadoras; convirtiéndose en un aparente camino sin
retorno, ya que aunque prevalezca un grupo sobre otro, la lucha por la supremacía
continuará, debido a que estos grupos intrínsecamente están conformados por individuos
depredadores, cada uno agazapado y al acecho, esperando su propia oportunidad.
La mencionada situación ha existido siempre y se la puede reconocer en
toda cultura que haya dejado huellas en el planeta. La gravedad en el presente, es
que estamos inmersos como especie en un proceso que nos engloba a todos,
generando las bases de una civilización de alcance planetario, y con mucha tristeza y no
menos preocupación, podemos ver que esta transición lleva implícito una
progresiva espiral de degradación de la raza humana matizada por el trato
insensible y deshumanizante de la gente, con la progresiva instalación de
sofisticados, ineludibles y cruentos mecanismos de control, pudiéndose vislumbrar en
el horizonte futuro, la sombra de un oscuro y perverso totalitarismo global.
Con un sombrío paisaje futuro; sólo nos queda la esperanza de la necesaria
y osada rebelión de la vanguardia, esa joven generación dentro de la especie, que tiene
que abrirse camino a futuro en medio de tanta maraña. Pero aquí me detengo,... y una
doble preocupación surge en mí, ya que por un lado me duele aún el recordar el
rotundo fracaso de mi generación en el siglo pasado, lanzada a tratar de revertir
esta tendencia. Es así que hoy, tratando de comprender lo acontecido en aquella
oportunidad, sólo me lo puedo explicar reconociendo el bajo nivel de conciencia
colectiva que entre nosotros existía, donde el desarrollo de la conciencia individual
predominante entre los activistas, arrastraba aún un bagaje de condicionamientos
debilitantes, oscuros problemas irresueltos que cada uno cargaba en demasía.
Vulnerabilidad que supo aprovechar la minoría,... los depredadores de siempre
que con astucia y vilmente supieron socavar el esfuerzo de la rebeldía. Es así que
me pregunto,... ¿cuán diferente es la realidad de los jóvenes de ayer comparada
con la vanguardia de esta generación protagonista?, y mil dudas me asaltan por
no poder reconocer aún en ellos, las suficientes y necesarias diferencias. Sigo viendo
a los enteógenos deformando y debilitando la percepción de la realidad, tanto la de ellos
mismos como individuos, como a sus posibilidades de transformación colectiva
que como vanguardia tendrían. Abocados a un activismo denunciante, recorriendo
por momentos caminos ya transitados por la generación anterior, expuestos con
10
11. vulnerabilidad a ser confundidos y desgastados por la desinformación y la
desesperanza; consecuencia inevitable por la falta de logros. Y más preocupante
aún, puedo ver a la mayoría de ellos acarrear sobre sus espaldas sin ser conscientes,
condicionamientos principalmente de orden biográfico, puestos en evidencia
principalmente a través de sus actitudes y conductas. Vulnerables, indecisos y
desorientados deambulan por la Red dando manotazos a ciegas, donde muchas
veces,... demasiadas quizás, se los puede ver propensos a caer en las soluciones mágicas,
con la esperanza de intervenciones bienhechoras, cargadas de falacias y fantasías.
Siendo válida la aclaración, que si bien el epíteto de “individuos
depredadores” es fácil de reconocer en los integrantes de todas las elites de todos
los tiempos, no es exclusivo de ellos, ya que también es aplicable a los individuos que
integrando las filas de los vanguardistas de todas las generaciones, acceden a las
trincheras cargados de condicionamientos culturales y biográficos, ocultando
detrás de su aparente sensibilidad social, avidez desmesurada de protagonismo,
de reconocimiento frente a los demás, deseosos de poder..., fáciles de caer en la
manipulación y control de los otros, dificultando y entorpeciendo con su accionar
personalista e individualista el propio trabajo de sus compañeros de lucha, llegando
incluso en muchas oportunidades a convertirse en causa de frustración de sus mismas
expectativas.
Mi mayor preocupación, radica en el hecho de ver que en el nivel de
conciencia colectiva predominante, muy pocas personas alcanzan a reconocer lo
que se impone a mi criterio como realidad, donde vemos un notorio avance y
desarrollo de la ciencia-tecnología en grave contraste con el desarrollo y evolución
de la conciencia colectiva, siendo posiblemente esto consecuencia directa del accionar de
otra especie actuando en el planeta. Seres a los que genéricamente llamo “los
rubios”, que manipulan, controlan y dominan sin misericordia desde antaño a
nuestra inmadura humanidad.
Donde bajo este criterio, el desarrollo y evolución de la historia humana se
ha dado y se da, principalmente mediante la manipulación de la imaginación, los
sentimientos y las emociones de los individuos encargados de tomar decisiones
que afectan la vida de las mayorías. Ellos,”los rubios”, serían los hacedores de nuestra
historia a través de la manipulación de las jerarquías, de las elites representativas de
cualquier grupo, sociedad y cultura que haya existido y exista en el planeta. Motivados tal
vez por necesidad, estarían aún hoy usufructuando de nosotros gracias a la
impunidad que les da el mantenerse a la sombra, oprimiendo nuestra conciencia
aletargada y pasiva, limitando y deformando nuestra percepción, atándola a las
estrechas posibilidades del cuerpo y la realidad física. Pero por ahora no haré
más comentarios sobre este tema, ya que lo desarrollaré con más profundidad al
final de este escrito.
Continuando con lo desarrollado, es de vital importancia el que asumamos
nuestra situación como especie, ya que estamos en los albores de la posibilidad de
una nueva civilización que englobe a todo el planeta, y planteadas como están las
cosas, entraremos abrupta y vertiginosamente en una larga época de degradación,
11
12. postergación y oscuridad. Es responsabilidad de la vanguardia el no escatimar
esfuerzos por tratar de levantar el nivel de conciencia colectiva existente, ya que es
imperioso madurar como especie, salir de la ignorancia, dejando atrás la inocencia
porque el momento histórico así lo demanda. Cada uno debe encontrar su
propósito, donde poder desarrollar su accionar dentro del cambio, convirtiéndose él
mismo con total entrega y sin postergación en parte activa de dicha transición. Ya que no
hay soluciones mágicas, no hay donde escapar, y todos irremediablemente
estamos afectados.
Me gustaría hacer un parangón, tratando de traer claridad aunque más no
sea a título didáctico sobre los diversos roles activos que deberían existir y
manifestarse en el seno de una civilización para que ésta pudiera aspirar a tener
cierta estabilidad y continuidad en el tiempo. Es así, que sin importar el orden ya
que todos interactúan de manera dinámica, ni establecer jerarquías porque todos
son vitales para el desarrollo y evolución de la especie, podemos tomar el ejemplo
dado en la primera página de este escrito, y reconocer a los individuos oficiando
de “exploradores”, buscando constantemente ampliar y expandir las posibilidades
evolutivas, sondeando e interpretando nuevas experiencias que puedan beneficiar
el desarrollo y evolución de la conciencia colectiva de la especie. Este aporte
constante y de diversos matices que se vuelcan a la sociedad, es tomado por los
individuos encargados de “procesar y digerir lo nuevo”, testeándolo,
transformándolo y enriqueciéndolo para luego etiquetarlo según su utilidad. El
material ya elaborado que pasa los controles de calidad queda al alcance de los
“diseminadores”, hábiles en generar los medios para difundir las nuevas
propuestas, adecuándolas y exponiéndolas arropadas de conocimiento al alcance
de la mayoría. Por último, pasados todos los filtros, nos encontramos con “los
ejecutores”, individuos expeditivos, insertados en los diversos estratos del
quehacer humano, generadores de tendencias, cultura y política, serían los
encargados de buscar la forma de aplicarlos, de hacerlos útiles al desarrollo y a la
expansión de la civilización humana, corrigiendo, generando nuevas tendencias o
reforzando y enriqueciendo las ya existentes.
Todos ellos, tanto los exploradores, como los procesadores, los diseminadores y los
ejecutores, de alguna manera estarían representando a la vanguardia de la especie,
buscando constantemente elevar la conciencia colectiva de la misma, poniendo
nuevos cimientos, - escalón tras escalón -, generando la nueva base de la próxima
vanguardia que los reemplazaría algún día... ¿Interesante, verdad? Pero
lamentablemente estamos muy lejos de esto. Y me pregunto si algo parecido...
algún día se daría.
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13. Reflexiones sobre “ELLOS”... los controladores.
Todo lo hasta aquí dicho, en menor o mayor grado, puede ser explorado y
reconocido por cualquiera que se aventure en este camino. Por el contrario, lo que
sigue, para el lector pertenecerá al campo de la suposición, tratándose en realidad
de interpretaciones a las que hasta el momento he arribado en mi investigación,
impelido por la necesidad de encontrar explicaciones a diversas experiencias que
he tenido que sobrellevar en el transcurso de estos últimos veinte años. Si bien,
este tema ha sido desarrollado en escritos anteriores, siento la obligación de
reiterarlo por su importancia y gravedad, debido a estar convencido de que hoy
“es vital para nosotros el que podamos reconocer que nuestra especie se encuentra sometida,
controlada y manipulada desde hace milenios por otras especies”.
Dejando de lado el posible desarrollo de nuestra historia tutelada sobre lo
cual ya me he explayado, en la que “Ellos”, miles de años atrás se atribuyeron la
potestad sobre nuestra especie, sometiéndola, controlándola y manipulando nuestra
evolución, delineando según su parecer nuestro destino, me dedicaré en este
apartado a reflexionar brevemente sobre las posibles causas que los motivaron,
basándome en deducciones realizadas según su posible accionar sobre nosotros en
el presente. Aclaro que “Ellos”, mencionados bajo el nombre genérico de “los
rubios”, por ser éstos los que se han mostrado en el siglo pasado en un reiterado
dossier de episodios de “contactados”, podrían en realidad tratarse de más de una
especie en relación de connivencia operando desde antaño sobre nosotros.
Es así, que me encuentro hoy en situación de afirmar, basándome en mi
experiencia, de que “Ellos” además de tener la posibilidad de manipular a los
individuos, a través del control de su imaginación y dialogo interno, generando de
acuerdo a sus intereses, emociones y sentimientos, por ende, manipulando las
conductas de los mismos..., gozarían a su vez de la potestad de ocuparlos cuando lo
considerarían adecuado, pudiendo introducir en ellos una conciencia parásita, la de
ellos mismos. Situación ésta, que no sólo les otorgaría el total control de la persona,
además les permitiría cosechar y acopiar la experiencia, propia de las vivencias
que tendría el individuo sometido.
Detengámonos un momento, y analicemos un poco este último tramo.
Decimos por un lado que “Ellos” pueden con total impunidad, controlar las
conductas de los individuos, manipulando sus pensamientos, imaginación, y
sentimientos, ¿puede ser esto posible?..., desde ya que sí, porque la gran mayoría
de los individuos de este planeta carecen de un control adecuado de su atención,
absorbiéndose e identificándose constantemente con lo atendido, de allí que todos
creemos ser auténticos, creemos que lo que decimos, pensamos y hasta sentimos,
nos pertenece, nos identifica, estamos convencidos que actuamos a cada instante
en consecuencia y que realmente elegimos. Pero lamentablemente esto no es así. Se
trata de una ilusión, una fantasía, ya que en realidad somos vulnerables y
propensos a la mediatización; a ceder involuntariamente al accionar de los
condicionamientos. ¿Y porqué “Ellos” tendrían necesidad de controlar las
13
14. conductas de los individuos? Sencillo..., entre otras cosas, para tener el control de
la especie, generando según sus intereses, los diversos y complejos matices que
puedan ir envolviendo el desarrollo de nuestra historia. Es fácil imaginarse que
manipulando a los individuos pertenecientes a las diversas jerarquías que conforman la
estratificación dentro de las distintas sociedades, se pueda manipular mediatizadamente el
sentir y la conducta de la mayoría.
Pero me atrevo a hilar más fino con respecto a la manipulación y control de
la conducta de los individuos. Tengo que reconocer, amparado por mi propia
experiencia, que esta manipulación también se desarrolla posiblemente de manera
selectiva sobre todos los individuos del planeta, por tratarse de un método idóneo para
exprimir y cosechar energía. Energía sutil, generada por las singulares emociones y
sentimientos que nos caracterizan, posible alimento para algunos de “Ellos”, los
incorpóreos, asociados a nosotros por comensalismo, llamados genéricamente
“Los Energéticos”, pero no diré más, ya que en anteriores escritos hablé en
demasía con respecto a esto. Sí me interesaría aquí agregar y dejar en claro que con
impunidad “los Rubios Controladores” se encuentran constantemente abocados a
la manipulación de manera selectiva de individuos comunes de todas las culturas,
generando y adecuando situaciones orientadas a desarrollar historias personales, ricas en
experiencias, acordes a cada ser humano ocupado, en beneficio de la conciencia que lo
parasita.
Pero esta ocupación parasitaria, o “fusión” como a ellos mismos les gusta
llamar, ¿realmente es algo factible de realizar?, posiblemente no se trate de un
accionar sencillo para ellos, pero realizable..., seguro que sí, lo dice mi experiencia.
Siendo fácil de entender porqué para nosotros suena a fantasía, basta comprender
que el estado de inmadurez en el que nos encontramos, nos imposibilita poder
diferenciar nuestra conciencia del cuerpo físico, atando nuestra percepción a la
realidad física. ¿Cómo podríamos reconocer desde esta situación de precariedad, la
invasión de una conciencia foránea?, difícil..., para no decir imposible, ya que sólo
una conciencia activa, con una percepción de sí clara y definida, podría notar la diferencia
de haber sido violentado e invadido por una conciencia parasitaria.
¿Pero para qué y por qué nos ocupan? Difícil encontrar una respuesta que
nos dé certeza. La observación y análisis de este posible fenómeno en los demás,
junto a una difícil experiencia, me llevó a encontrar una posible respuesta a
sabiendas que sólo se trataría de una probabilidad, un intento de aproximarse a la
realidad. Y aquí tendríamos que sortear de entrada el condicionamiento de las
creencias, donde muchas veces damos por hecho que una civilización mucho más
desarrollada y avanzada que la nuestra tendría intrínsecamente solucionados muchos de los
problemas existenciales que nos caracterizan. Posiblemente no sea así, y en ellos
también reconoceríamos, si pudiéramos graficar el estado de desarrollo y
evolución de su conciencia, una media representativa de su “conciencia colectiva”, y
por ende, una estratificación en más y en menos respecto de su media. Y es factible
pensar que en parte debido a tener estándares de vida muy homogenizados y
organizados encuentren dificultades al momento de dar respuestas, tratando de reorientar
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15. a los más marginados, con la esperanza de levantar el nivel de su propia “conciencia
colectiva”.
Y con ello, arribamos a una posible motivación de su intervención sobre
nuestra especie, por lo menos por parte de ellos “los Rubios”, desde los albores de
nuestra existencia. Nos han ido acondicionando a través del tiempo, acortando nuestro
ciclo vital, manipulando nuestra genética, adaptándonos a su necesidad, tratando de hacer
más idónea nuestra receptividad para poder albergar en nuestros cuerpos... sus conciencias.
Viviendo cada individuo ocupado una rica vida programada para transitar
determinadas experiencias, adaptando su entorno a través de la manipulación,
generándole a él - el ocupado -, la posibilidad de tener exclusivas vivencias. Y
como el devenir de las experiencias ineludiblemente lo capitaliza la conciencia, en
este caso la de ellos por ser más desarrollada que la nuestra, nos queda a nosotros
sólo desenfocadas fotografías de nuestra biografía, en desmedro de nuestra
evolución, ya que carecemos del tan necesario progresivo acumulo consciente de
experiencias.
Pero veamos otro aspecto, posible usufructo de su accionar sobre nosotros
con esta maniobra, donde podríamos ver sin demasiado esfuerzo por parte
nuestra, al reconocer que muchos de ellos de alguna manera estarían impelidos reiteradas
veces a pasar por diversas experiencias aquí en la tierra, con el sólo propósito de
reconocer, enfrentar y transformar características y tendencias propias de su
psicología..., deberían existir también muchos más dedicados permanentemente a
programar, organizar y ejecutar las condiciones básicas necesarias para tales experiencias.
Delicado y elaborado accionar ha de ser el de “los hacedores de historia”, exigente
en derroche de sutileza y eficiencia, capaz de generar y sostener realidades
humanas..., individuales y colectivas.
Si es así, ¿cómo lograrían pasar desapercibidos pudiendo actuar con tanta
impunidad y sutileza? Sencillo..., mediante una maniobra ejecutada por ellos
desde los inicios sobre la humanidad. Nos ataron al cuerpo físico, limitando nuestra
percepción a la realidad física, ligando nuestro registro individual como conciencia a las
funciones principalmente del intelecto. Nos adormecieron e hipnotizaron negándonos el
acceso a nuestra matriz energética, nuestro cuerpo energético, de allí la constante
sensación de insatisfacción e irresolución que nos caracteriza. Privados del acceso
a las funciones de nuestra matriz energética, somos esclavos del tiempo y la materia,
presas vulnerables al alcance de cualquier especie depredadora que exista.
Surgiendo de esta manera, otro posible accionar depredador por parte de
ellos; efectuado desde antaño sobre los humanos de este planeta. Ya que
ignorantes totalmente de la existencia de nuestra matriz energética junto a sus
variadas y peculiares funciones, que bien orientadas amplían notablemente las
posibilidades de experiencia de la conciencia; al ser ocupados nosotros
impunemente por esas conciencias parásitas, queda disponible nuestra matriz para ser
utilizada por la conciencia foránea, en beneficio de sus propias experiencias.
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16. Frente a este determinismo, ¿qué podemos hacer? Lo único que nos resta
por hacer, es abocarnos decididamente a “tomar el control de nuestra atención”,
para progresivamente ir liberándonos de lo que nos condiciona, aprendiendo a
sortear la mediatización; y generando un centro de gravedad que opere como
soporte de un claro y decidido registro de “conciencia de sí”, ya que sólo desde allí,
podremos reconocer y enfrentar a la posible conciencia foránea que nos parasita. Debemos
poner especial énfasis en tratar de recuperar la memoria de nuestra historia
personal, recapitulándola, refrescando el bagaje de desenfocadas fotografías, editando
conscientemente nuestra biografía. Y ya en este nuevo estado, esforzarnos con
resolución a tratar de recuperar el contacto con nuestra matriz energética,
reconociéndola, aprendiendo a hacer uso de sus funciones, ampliando nuestra
percepción más allá del cuerpo físico, superando las limitaciones de la misma
realidad física. Todo esto es posible..., lo sé por el acopio de mis precarias
experiencias.
Lo último expresado, si bien hasta para un lego es compresible, por tratarse
de un hecho que afecta al individuo, surge la inevitable pregunta, ¿qué pasará con
la historia humana, la futura civilización sobre el planeta? Aquí sólo me queda la
esperanza de realizar una lectura acertada de lo que ellos mismos han dejado
asentado, posiblemente ex-profeso en las escrituras antiguas. Y es que ellos
reconocerían como límite de su intervención sobre nosotros, el momento en que
logremos pasar el lindero que nos separa, demostrando que aún en la limitación en que nos
encontramos podemos ponernos de pié, reclamando nuestra postergada posibilidad de
conciencia en evolución, que por derecho nos pertenecería.
Aún si lo mencionado en el párrafo anterior fuera así, me queda el sabor
amargo de que posiblemente sea inevitable para nosotros que ellos lleven adelante,
lo que a mi entender sería “la segunda selección artificial” que ha de sufrir la especie
de este planeta, ya que puedo ver como fueron armando el último tramo de nuestra
historia, llevando a la humanidad a un tiempo de confrontación y degradación, a
un aparente callejón sin salida; donde además de la evidente futura y cruenta
confrontación bélica a gran escala en el planeta, se sumaría la posibilidad de
catastróficos cambios climáticos, alteraciones de magnas consecuencias, en parte
generados por el propio hombre, afectando posiblemente a considerables regiones
de la tierra.
Y al ya de por sí nefasto paisaje futuro, le sumo una honda preocupación
que se genera en mí al atreverme a interpretar un fenómeno demasiado oscuro que
se estaría desarrollando en el planeta, donde con algunos matices muy particulares y
desinformadamente, ha llegado hasta nosotros como la escurridiza “enfermedad de
Morgellons”. Comprendo, como ya en parte lo expresé en otro escrito, que esto
sólo sería la punta del iceberg de algo que se estaría desarrollando, con alcances
terribles para toda la humanidad. Es así que aún a sabiendas de caer en el error,
(espero que así sea), me insta a hablar sobre ello por el sólo hecho de su posible
existencia. De allí que hoy reconozca que la tibia expresión de esa enfermedad,
aparecida tiempo atrás, se tratase en realidad de reducidos casos aislados donde los
cuerpos de los individuos afectados habrían alcanzado a generar un intento de rechazo
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17. frente a la implantación masiva de un nuevo mecanismo de control sobre toda la
humanidad. Sofisticado y cruel mecanismo de degradación que posiblemente
llevaría a toda la especie humana a sufrir un despiadado accionar de reingeniería,
de Epigenética, lanzado a reprogramar el sistema humano, introduciendo una
transformación artificial, modificando quizás en profundidad hasta el mismo
genoma humano. Llegando hoy a la conclusión que su autoría no depende de los
depredadores antes mencionados, sino que detrás de esto se encontraría una nueva
especie interviniendo en el planeta, llamados genéricamente “los Grises”, donde la
casuística acumulada los relacionaría como responsables de abducciones,
experimentos y miserias.
Hoy es factible reconocer que una parte del llamado fenómeno
“Chemtrails”, específicamente el realizado a baja altura en las áreas dominadas de
manera directa por los centros de poder, sería una maniobra humana, intentando
contrarrestar la siembra masiva que los “grises” aún podrían estar realizando. ¿Pero
qué intenciones tendrían infectando con esta supuesta “Peste Gris” a
posiblemente toda la población del planeta? Difícil de encontrar respuesta, aún
así me atrevo a razonar que sus intenciones son depredadoras y considerando las
características de su accionar, más las interpretaciones de algunos concienzudos
investigadores del tema, me atrevo a sugerir que sus intenciones son en un futuro
próximo el acopio masivo de “almas”, de nuestra quizás tan singular “matriz
energética”.
Y aquí no tengo respuesta..., ni siquiera una suposición me atrevería, ya que
no alcanzo a dilucidar si estos últimos obran en acuerdo con los antes
mencionados, formando con su peculiar accionar, parte de su grupo de tarea; o
bien operan respetando entre ellos una simple connivencia, arribando hace poco al
planeta, aggiornándose a la mesa, prontos y dispuestos a ser comensales del
banquete, que los ancestrales controladores..., sobre nosotros..., para este tiempo
dispusieran.
Como se podrá ver, llegando al final del escrito, mi visión de la realidad deja mucho
de tener buenos deseos, sólo quedan para el lector quizás, algunos matices de esperanza,
nada más que eso. Pero de algo estoy seguro..., y es que lejos de ser un vil agorero, exhorto
con mi llamado al despertar de nuestra especie, esforzándonos por salir de la hipnosis en la
que nos han sometido. Y lo hago consciente de que posiblemente no estoy descubriendo
nada nuevo; que en realidad todo esto expuesto como consecuencia de mi observación y
reconocimiento, sea nada más que lo que “ellos”... probablemente, permitieron.
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