Los factores económicos fueron una causa principal del imperialismo europeo a finales del siglo XIX. La crisis económica de 1872-1873 llevó a los países europeos a buscar nuevos mercados y materias primas en ultramar para impulsar su industrialización y comercio. Las potencias europeas ocuparon territorios ricos en recursos naturales como metales y materias primas para sus industrias, y desarrollaron infraestructura como ferrocarriles para extraerlos y transportarlos de regreso a Europa.