Las corbatas de fantasía son apropiadas para ocasiones informales y festivas como los viernes, pero no para ejecutivos mayores o situaciones formales. Se originaron en los años 70 como una fusión de lo formal y casual. Mientras que los jóvenes empleados pueden usarlas dependiendo de su rango, es mejor usar corbatas discretas la mayoría de los días para mantener la seriedad apropiada en el trabajo.
Cuándo y cómo usar corbatas de fantasía alejandra mónica silvero
1. Cuándo y cómo usar corbatas de fantasía, por Alejandra Mónica
Silvero
Todas y todos las hemos visto alguna vez. Corbatas con imágenes de los Peanuts, de los Looney
Tunes, de los habitantes de Patolandia o Patoburgo, de Springfield o Shelbyville. Corbatas con
los rostros de Gene Simmons y los demás integrantes de Kiss. O con los de John, George, Paul
y Ringo. O con la imagen de Marilyn o James Dean o Janis Joplin. La pregunta es cu ándo se
pueden usar. En qué circunstancias son apropiadas.
¿En qué momento comenzó esta mudanza desde el mundo de las remeras estampadas al de las
corbatas? ¿En qué momento se encontraron así lo formal y lo casual? No lo sabemos con
exactitud aunque todo parece indicar que esto comenzó en algún momento de los años 70. Hoy
es frecuente ver a jóvenes oficinistas luciendo su corbata de Bugs Bunny o Taz sin ningún
problema.
Mi opinión es que, como en todas las cuestiones de moda y estilo, hay un lugar y un momento
adecuados. Un señor grande, un gerente general por ejemplo, luciendo una corbata de fantasía
se vería casi tan ridículo como si se vistiera de payaso. Un empleado joven la puede utilizar en
determinadas circunstancias y de acuerdo a su rango. En esto, curiosamente, la jerarquía da una
mayor libertad a los de abajo. Una corbata de fantasía puede estar bien el viernes. Los demás
días mejor usar corbatas sobrias y discretas.
Las corbatas de fantasía, como las remeras estampadas, pueden quedar muy bien en
circunstancias informales y festivas, siendo, como son, una especie de broma o parodia sobre el
atuendo formal. Estamos ante la versión informal de lo formal, ante la formalidad casual. Como
dice el Eclesiastés, hay un momento para cada cosa.