Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Salmo 078
1.
2.
3. ►El motivo de esta súplicasúplica
nacional es la deplorable situación
en que se encuentra Israel: los
paganos han devastado y
profanado la herencia del Señor (v.
1); muchos fieles han caído bajo la
espada, sus cadáveres han sido
abandonados a las aves de rapiña
y los pueblos vecinos celebran esa
derrota (vs. 2-4).
► El salmista reconoce que la
tragedia nacional es el justo
castigo de reiteradas infidelidades
(v. 8); pero hace presente al Señor
que esa derrota compromete la
gloria de su Nombre (v. 9), ya que
Israel es su Pueblo y su “rebaño”
(v. 13).
► Si no escucha el llanto de los
cautivos, los paganos pensarán
que es inútil servir al Señor (v. 10).
4. +++ El pueblo es consciente de que la desolación de la que tan orgullosamente
llamaban «la heredad de Yavé» ha acontecido a causa de los pecados tanto de sus
antepasados: «No recuerdes contra nosotros las faltas de nuestros antepasados... pues
estamos totalmente debilitados», como de los propios.
+++ Dios, a quien no se le escapa ningún grito de dolor, responde a la oración de su
pueblo enviando a su Hijo como salvador. Jesucristo es enviado para quitar el pecado
no ya sólo del pueblo, sino del mundo, de toda la humanidad.
+++ ¿Cómo responde Dios? ¿Se puede quedar sordo ante esta súplica? ¿Da la
espalda a su pueblo porque le ha sido infiel? ¡Ese Dios no existe!
+++ Por eso, porque sus pecados pesan como una losa de la que no se pueden
liberar, apelan al Dios misericordioso con una invocación llena de esperanza. Acuden a
Yavé para que sea El mismo quien quite los pecados del pueblo: «¡Socórrenos, oh Dios,
Salvador nuestro, por el honor de tu nombre!
¡Líbranos!, y perdona nuestros pecados...».
+++ Una vez más, Israel clama a Dios con una oración profusamente revestida de
tintes dramáticos. La ruina y el saqueo de la ciudad santa de Jerusalén es el cuerpo de
esta súplica-lamento del salmo: «Oh Dios, las naciones han invadido tu heredad, han
profanado tu templo santo ...».
5. Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
6. Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las
aves del cielo, y la carne de tus fieles a las fieras
de la tierra.
12. ¿Por qué han de decir los gentiles:
"dónde está su Dios"?
Que a nuestra vista conozcan los gentiles la venganza
de la sangre de tus siervos derramada.
13. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte.
14. Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre, cantaremos tus alabanzas
de generación en generación.
15. ● Una mentalidad pagana ha aparecido en círculos religiosos. El racionalismo se ha
infiltrado en tu Iglesia. Se rebaja la autoridad, se minimiza el dogma, se ignora la tradición,
se desoye a la obediencia. Todo queda racionalizado, secularizado, desmitificado. Visión
secular de credo religioso. La razón por encima de la fe. El hombre por delante de Dios.
Ese es el peligro del mundo religioso hoy. Penetración pagana en el santuario de
Jerusalén.
«¡Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad!»
«Entonces nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas de generación en generación".
● Restaura en tu Iglesia, Señor, la firmeza de tu revelación. Purifica nuestros
pensamientos y robustece nuestras creencias. Limpia tu santuario y santifica tu ciudad.
Haz que resplandezca la fe de los creyentes con el fulgor de tu verdad.
● Y ése es el peligro de mi propia vida. Yo vivo en medio de ese santuario, pero también a
mí me afectan ahora esos vientos paganos que soplan en él. Todo el mundo piensa así,
ésa es la tendencia moderna; Los asaltos desde fuera del santuario son más fáciles de
rechazar, porque se les reconoce como tales. En cambio, es mucho más difícil resistir la
tentación sigilosa desde dentro, que en un principio parece inocente y amiga.
16. Oh Dios, que nos diste a Cristo como buen Pastor, en
medio de las tribulaciones de este mundo, queremos sentir
su presencia entre nosotros, a fin de que podamos cantar
tus alabanzas de generación en generación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.