1. Cómo organizar tu jornada de trabajo, por Paola Karina Fagill
Éste es un problema la que todos los humanos modernos, que vivimos en un entorno urbano,
nos solemos enfrentar. Pareciera que las cosas se complican en al misma medida en que
simplifican. El trabajo de oficina es considerablemente más ligero que el que se realiza en el
campo o en la mina y, sin embargo, frecuentemente nos cuesta y termina por superarnos.
¿Por qué ocurre esto? Por varios factores. Algunos de ellos son simples malos hábitos como la
escasa voluntad para resistirse a factores distractorios. Si contamos con diarios, revistas y libros
en la oficina, la distracción nos ronda. Si contamos con internet, peor aún. Y con la distracción
llega su hija, la procrastinación.
Procrastinar significa dejar para después. Éste es el primer mal hábito que debemos combatir.
Un modo sencillo de hacerlo es pensando en lo bien que nos vamos a sentir cuando, faltando
aún un buen rato para el cierre de la oficina, nos demos cuenta de que ya hemos terminado toda
nuestra labor del día.
Otro gran obstáculo para organizar eficazmente nuestro trabajo es la falta de planificación. Es
verdad que hay ocasiones en las que esto no es exclusivamente culpa nuestra. Existen oficinas y
empresas donde constantemente hay que “apagar fuegos” sin tener tiempo para planificar la
labor del día, establecer prioridades, etc. Pero vamos a suponer que estamos en una empresa
aceptablemente organizada. Veamos.
Está comprobado que poner tus objetivos por escrito ayuda a la concentración y la eficacia.
Escribe, en un pequeño cuaderno o agenda, “hoy hacer x, y, z”. Fíjale horarios aproximados a
cada tarea y evalúa tu rendimiento. Colócate expectativas realistas. No quieras tener toda la
labor del día terminada para las 10 de la mañana.
No dejes que tus compañeros de trabajo te roben tiempo. Si te piden ayuda explícales que ahora
estás ocupado. No temas hacer eso. Ofrécete ayudarles cuando hayas terminado.
Haz pequeñas pausas al terminar cada tarea. Estira los músculos, prepárate un café.
Lleva una vida sana, mantén una actitud optimista, evita los pensamientos amargos, piensa en
las diversiones y placeres que te esperan fuera de la oficina, descansa bien, aliméntate bien y
haz ejercicio pero sin estresarte y también ese estilo de vida saludable repercutirá en tu
capacidad de concentración y trabajo.