1. Qué comer en verano, por Nora Graciela Modolo
El verano tiene algunos inconvenientes. Por un lado, a veces, sobre todo cuando el calor es
intenso, tenemos menos apetito. Sin embargo, nuestras necesidades nutricionales no
disminuyen. Diríamos incluso que, por el contrario, es probable que aumenten, ya que gastamos
más energía, participamos en más actividades y sudamos más. Pero nos sentamos a la mesa y…
¡uff! No resulta nada atractivo el espectáculo de estofados, guisos y sopas calientes y humeantes
y tendemos a comer poco, a probar apenas la comida. Si éste es tu caso, te tenemos algunos tips
culinarios.
Come muchas frutas y verduras, obviamente.
Recuerda que las carnes no tienen obligatoriamente que estar calientes, ni tampoco los
carbohidratos. Un salpicón de ave con papas es una excelente opción, también una ensalada de
atún. Imagínate algo de pollo, carne o pescado frío acompañado con una ensalada mixta que
incluya papas cocidas. ¿Bastante completo, verdad? Agrégale algo de huevo duro y estará mejor
y si le añades frutos secos –sí, frutos secos, como nueces, pasas y almendras- pues nada, estarás
consumiendo un cañonazo nutricional.
Los gazpachos y todas las variedades de sopas frías, que puedes consumir como aperitivo, como
refresco o como entrada, en vaso tanto como en plato hondo, son una excelente opción.
Recuerda que las legumbres como lentejas y porotos se pueden comer también en ensalada.
Puedes comer toda o la mayor parte de tu comida fría o fresca sin que esto signifique una
comida de peor calidad culinaria ni nutricional. Se dice que el emperador Carlos I de España era
un gran aficionado a la comida fría y lo siguió siendo en su retiro de Yuste. Y era fuerte como
un toro.