Jesús se describe a sí mismo como la vid verdadera y a los discípulos como los sarmientos. Explica que Dios es el labrador que poda los sarmientos para que den más fruto y arranca los que no dan fruto. Jesús enfatiza la importancia de permanecer unidos a él para poder dar fruto.
1. DOMINGO V DE PASCUA- CICLO B
LECTURAS: Hch.9, 26-31; Sal. 21; 1Jn. 3, 18-24; Jn. 15, 1-8
Evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el
labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda,
para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;
permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros
los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no
podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca;
luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi
Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
REFLEXIÓN SOBRE LA PALABRA
¿Me siento unido a Cristo? ¿Qué pongo de mi parte para que así
sea y qué medios busco para realizar esto?
Mi vida cristiana no es sólo para recibir, sino que yo tengo que
dar fruto. ¿Qué frutos da mi vida?. Hacer una revisión en
profundidad, es decir, no basta con ver el fruto en sí, si es bueno
o malo, sino llegar al origen de porqué es así, para que nuestro
cambio sea real, no sólo superficial.
¿Me “extirpo” yo mismo de la vid que es Cristo, y sólo me acerco
a Él cuando me conviene?
Para permanecer en Cristo tenemos que aceptar sus palabras y
asimilarlas en nuestra vida. ¿Cómo vivo esto?
“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador”
ORACIÓN
Tú eres la Vid, nosotros los sarmientos, danos la savia para que demos fruto.
Tú eres el Pan, nosotros los comensales, danos deseo de sentarnos a tu mesa.
Tú eres el Camino, nosotros los peregrinos, danos fuerzas para no desfallecer.
Tú eres la Roca, nosotros la casa cimentada, que la riada no nos haga caer.
Tú eres la Luz, nosotros la lámpara, que no nos ocultemos debajo del celemín.
Tú eres la Cabeza, nosotros el Cuerpo, que respondamos siempre a tus mandatos.
Tú eres el Pastor, nosotros el Rebaño, álzanos sobre tus hombros.
Tú eres el Hermano, nosotros tus hermanos.
Tú eres el Hijo Único, nosotros los hijos por adopción.
Tú eres el Amén de Dios, nosotros el Sí de María.
Tú, el Perseguido, nosotros los despreciados.
Tú, el Crucificado, nosotros, los consolados.
Tú, el Resucitado, nosotros, los esperanzados.
Tú eres, y nosotros no somos nada sin ti.
Tú, Vid, Pan, Camino, Roca y Luz.
Tú, Cabeza, Pastor, Hermano e Hijo.
Tú, Perseguido, Crucificado, Resucitado.
Tú, Amén, Amén.(Dewww.sscc-andalucia.org/oracjesus.htm)
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