El documento presenta un resumen de la historia de un grupo de jóvenes que planean escapar del instituto para buscar un tesoro descrito en un mapa que encontraron. Engañan a sus profesores para ir a Bilbao supuestamente de excursión, pero en realidad huyen en una furgoneta hacia Inglaterra para comenzar su búsqueda.
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
Viaje a la búsqueda de un tesoro oculto
1. Música: “Nere Herriko Neskatxa Maite”
Benito Lertxundi
No acabaron ahí los acontecimientos.
Una tarde que Ainhoa
paseaba su perrita por los
jardines del Lago , ésta
depositó en el césped un
montoncito verdoso y
perfumado. Como no llevaba
bolsa, miró alrededor y
descubrió un par de
papeles. Los cogió con
disimulo y con uno de ellos limpió la ¡mierrrrda!, como buena ciudadana. El
otro lo guardó en el bolsillo por si le volvía a hacer falta.
Cuando al siguiente día se disponía a lavar la ropa de la familia, miró
los bolsillos antes de echar el pantalón a la lavadora y descubrió el papel que
había cogido la tarde anterior.
2. Como todas las tardes, pero más nerviosa, a las cinco y media se
reunió con Leydy, Eneko y Nabintou, en la puerta del Corte Inglés. Ainhoa no
había acabado de extender su papel cuando Eneko exclamó:
—¡Ahí va, un plano!
—¡Qué cotilla! —protestó Leydy cariñosamente.
Efectivamente, se trataba de un plano. Se distinguía claramente una
señal al pie de un árbol de gigantescos frutos situado a la izquierda de la
boca de una cueva bajo una roca redondeada.
—Tenemos que avisar a todos —afirmó contundente Leydy
—¡Puestos a largarnos, pillamos el tesoro! —concluyó Nabintou.
Al día siguiente se reunieron todos en torno al ordenador de nueva
generación que había tocado a Denis en la tómbola.
Carlos que había vuelto de sus
prolongadas vacaciones en Salou, tras
sus pesquisas en la Web, aseguraba
que tenía que tratarse de un país
tropical. Leire que acababan de llegar
de dorar su ombligo en las playas de
Almería aseguraba que se trataba de
un país del lejano Oriente. A última
hora de la tarde, concluían que el tipo
de montaña rocosa que aparecía en el dibujo era similar al que podía
contemplarse en imágenes de algunas islas de Oceanía.
Aquella misma noche lo decidieron. A partir de entonces contaban con
un doble motivo para salir zumbando: la fuga del instituto y la búsqueda del
tesoro. Darían con él, aunque para ello tuviesen que cruzar el mundo entero.
Aprenderían mogollón, se harían ricos y, además, se librarían de Marisa,
Manolo y Consuelo.
—¿Qué más se puede pedir a la vida? —chillaba Eneko con voz grave
arrancándose por bulerías.
—¡Ez errez! —se adelantaba a contestar Ainhoa en euskera. Todos le
coreaban— ¡Nada!
El 13 de septiembre trajo el inicio del curso. Tal como habían
planeado, se comieron a besos a sus profesoras y aseguraron a éstas que
tenían inmensas ganas de empezar a trabajar. Consuelo, cuando oía
semejantes afirmaciones, no se fiaba y observaba atentamente a Carlos, a
3. Denis, a Nabintou. Éstos, como actores profesionales de teatro, lo
aseguraban categóricamente.
Dejaron pasar unos días antes de proponer a Marisa hacer una salida
a Bilbao. De esa manera, afirmaban, celebrarían la dicha de estar todos
juntos este nuevo curso. Además, escucharían euskera, rezarían en Begoña,
reunirían recetas de marmitako, viajarían en metro, admirarían el Gugenhein
y se postrarían, incluido Denis, en la catedral de Sanmamés.
Marisa, tierna, cayó en la trampa. Y no sólo cayó, sino que convenció a
los otros terneros... ¡perdón!, tiernos, de Manolo y Consuelo.
Al siguiente viernes, diez culos se
acomodaron en diez asientos de la Burundesa
camino de Bilbao. Una vez allí, se dirigieron al
Gughenhein. Consuelo, que seguía igual de
pelma, les hizo una foto ante el perro
floreado, antes de situarse en la cola, no del
perro, sino de la taquilla.
Los tres profes contemplaban
embobados la estructura de titanio. El
estupor envolvió sus caretos cuando, al llegar
a la ventanilla, descubrieron que sus alumnos,
los siete, se habían esfumado como por encanto. También como por encanto
y al mismo tiempo, había desaparecido una furgoneta roja del aparcamiento
contiguo.
Consuelo paró toda la circulación. Manolo dio aviso a los cocineros del
entorno y Marisa buceó por la ría. En un momento el museo estaba rodeado
de televisiones, ambulancias y bomberos. Arzak, Subijana, Berasategi y
Argiñano buscaron inútilmente a los futuros restauradores.
En la bodega de un ferrys que hacía sonar su sirena mientras
abandonaba el superpuerto de Bilbao, Leire echaba el freno de una
furgoneta roja y los siete ascendían a cubierta dispuestos a disfrutar de la
puesta de sol y la travesía que los llevaría al Reino Unido.
Cuando llegó la hora de cenar, tras todo el día con un simple bocadillo,
sintieron hambre. Leydy y Eneko pararon a un camarero que llevaba cuatro
bandejas de marisco y le dieron la chapa sin piedad. En cuestión de minutos,
el camarero, rendido, era depositado en un armario y ellos a zampar.
5. RECETA DE MARMITAKO DE BONITO
INGREDIENTES ( 6 pax. ).
½ kilo de cebollas.
1’3 Kg. de patatas.
1 cabeza de ajos.
3 pimientos verdes.
¼ kg. de tomates maduros.
2 hojas de laurel.
1’2 kg. de bonito.
1’5 dl. de aceite de oliva.
1 poco de perejil
ELABORACION.
1.-.Poner en una cazuela el aceite y rehogar a fuego suave la cebolla y los
ajos picados en Brunoise, junto con el laurel y el perejil.
2.- Se añade los tomates troceados y los pimientos troceados y limpios y los
dejamos rehogar por espacio de unos minutos.
3.- Añadir las patatas, mezclar bien y añadir el agua ó caldo caliente
suficiente para cubrir las patatas. Dejar cocer todo a fuego lento por
espacio de unos diez minutos y se le da punto de sal.
4.- Repartir el bonitro troceado y limpio por la superficie del marmitako y
se deja cocer todo el conjunto a fuego suave hasta ver que las patatas
resulten tiernas. El tiempo aproximado de cocción será de una media hora
aproximadamente.
NOTA: Si el caldo resultará poco espeso, lo engordaremos machacando unas patatas.
El bonito deberá de ser fresco e irá sin piel ni espinas.