La sexualidad es una parte natural y válida de la vida de toda persona, independientemente de su edad o discapacidad. Para las personas con discapacidad, es importante recibir información adecuada sobre la sexualidad de una manera comprensible y que responda a sus preguntas. Los profesionales deben mostrar una actitud de confianza para permitir la expresión de dudas e inquietudes, y respetar la intimidad, gustos e intereses de cada persona como parte de su autonomía.