El documento describe un encuentro sexual entre el narrador y un hombre atractivo en el autobús de regreso a casa desde la universidad. En el autobús, el hombre se sienta junto al narrador y le permite practicarle sexo oral, corriéndose en su boca. Semanas más tarde, el narrador descubre que el hombre es el prometido de la hermana de una vecina, quien lo reconoce con una sonrisa.
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En el autobús
Bueno, hace ya bastante tiempo que no escribo historias y en ese tiempo
han ocurrido muchísimas cosas, por eso decidí regresar y contarles mis
historias (¡las cuales son 100% verdaderas!).
Esto sucedió hace algún tiempo cuando regresaba a casa después de un
largo día en la universidad. En mi facultad los baños tienen unos pequeños
huequitos por donde puedes ver a tu vecino de la par y ese día estuve por
ahí un buen rato y me había calentado un montón, pero no había conseguido
a alguien que quisiera pasar más allá de observar por el agujero.
En el bus de regreso a casa recordé que en varias ocasiones en la parte
trasera había coincidido con otros chicos que buscaban diversión y si el bus
no se llena mucho es fácil disfrutar de un poco de acción en el viaje, así que
me dirigí al final del autobús y me senté en la última fila de asientos, con la
esperanza de que por fin alguien me ayudara a sacarme la presa que tenía.
Como era el final de la tarde y todo el mundo regresaba a sus casas
después de clases o del trabajo, el bus se llenó por completo, por lo que
perdí la esperanza y me dormí. El viaje de regreso tardó aproximadamente
hora y media y no sé cuánto dormiría, pero cuando desperté gente se había
bajado muchísima gente y había más espacio… Claro, que como había
estado dormido era posible que aún así no encontrara nada, además, a mi
lado sólo quedaba un hombre grueso y bastante mayor que no me llamaba
la atención y que no parecía estar buscando nada, así que me resigné.
Un par de paradas más adelante el hombre de mi lado se bajó del
autobús y fue cuando pude notar que en el asiento de enfrente había un
joven moreno. Se veía bastante alto, pues no cabía bien en el espacio del
asiento. Era delgado, se podía ver que su cuerpo estaba trabajado pues
llevaba la camisa bastante ajustada, traía pantalón de vestir gris también
algo ajustado y una corbata a juego, por lo que supuse que vendría del
trabajo. Le calculé unos 28 o 29 años. Me pareció sumamente atractivo… ¡Y
me estaba mirando!
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Tan pronto como el bus prosiguió su camino me sonrió, se levantó de su
asiento y se sentó en la línea de atrás… Sólo dos asientos nos separaban…
El simple hecho de pensar que algo podría pasar me puso a mil y él notó la
creciente erección en mi pantalón pues me miró fijamente y sonrió. Bajó la
mano y comenzó a acariciarse el paquete, que en ese momento noté que
era bastante apetecible. Al ver cómo me relamía los labios, con un hábil y
rápido movimiento para no despertar sospechas se sentó a mi lado.
Inmediatamente intenté agarrar su tesoro, pues deseaba intentar adivinar
el tamaño por encima del pantalón, pero de inmediato quitó mi mano y me
dijo al oído: “El viaje ya casi termina…No hay tiempo que perder”. Acto
seguido se abrió el pantalón y sacó el más hermoso trozo de carne que he
visto en mi vida. Era enorme, grueso, su cabeza resplandecía y se podía
observar un poco de líquido pre-seminal en la entrada. Unos suaves vellos
claros lo rodeaban. Ante tan magnifica visión no pude resistirme y bajé para
tomarlo con mi boca. Primero lo besé para luego comenzar a pasar la lengua
por toda la extensión del tronco, estaba disfrutando muchísimo aquel
instante y de pronto me dijo: “Vamos, trágatela ya, que no nos dará tiempo
de terminar”. En otras circunstancias me hubiera parecido grosero, pero en
ése momento me pareció lo más excitante del mundo, pues me hizo sentir
dominado.
Por tanto decidí hacer caso a quien de momento era mi dueño y me la
tragué por completo, sentí cómo aquél hermoso pene me llenaba por dentro,
lo sentía rozar en el fondo de mi garganta mientras mi guapísimo amo
empujaba mi cabeza con la mano tratando de meter hasta sus bolas dentro
de mí. Inmediatamente comencé un juego de labios y lengua mientras
aceleraba el ritmo, él comenzó a mover el culo de arriba abajo para cogerme
por la boca. Escuchaba cómo hacía su mayor esfuerzo por ahogar los
gemidos de placer, pero aún así yo podía escucharlos.
De repente la presión sobre mi cabeza se detuvo y levanté para ver qué
sucedía. Entonces me besó tiernamente y me dijo que le encantaba lo que
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estaba haciendo pero que si continuaba se iba a correr y no tenía cómo
limpiarse y no podía llegar a casa con la ropa manchada. Le di un beso en
señal de que entendía bien lo que decía pero que no me iba a quitar el gozo
que estaba sintiendo.
Acto seguido regresé a mi faena y ahora más motivado que nunca
comencé a mamarlo lo mejor que pude. Para ese entonces el bus iba
prácticamente vacío (o al menos la parte trasera lo estaba), por lo que mi
amante ya no se esforzaba en esconder lo que sentía y podía escuchar su
respiración agitada. Mi mano acariciaba su rostro y él reaccionaba besando
mi mano e introduciendo mis dedos a su boca.
De repente un gemido cortado salió de él, sentí cómo la hermosa verga
que tenía dentro de mi boca se ponía aún más dura y los músculos del
abdomen contra los que tenía mi mejilla se tensaban cada vez más y de
repente mi boca se inundó de leche. Nunca había visto a nadie correrse de
esa manera, mi boca estaba llena, parte de la corrida llegó directa a mi
garganta por la fuerza con que lo hizo, pero yo estaba decidido a no meter
en problemas a mi amante secreto, por lo que no dejé escapar ni una sola
gota. Limpié lo mejor que pude aquél rico capullo y él limpió unas gotas que
quedaron en la comisura de mis labios con los suyos. Me dio uno de los
mejores besos que he recibido y me dijo: “Nos veremos otra vez”. Acto
seguido se levantó y bajó del bus, unas cuantas paradas antes de la mía.
Un par de semanas después lo volví a ver pero en una situación distinta,
resultó ser el prometido de la hermana mayor de una de mis vecinas.
Cuando llegué a casa de ella me lo presentó y él simplemente me mostró la
mejor de sus sonrisas, me extendió la mano y me dijo guiñándome un ojo:
“Me llamo Erick, y tengo la impresión de que te conozco”.
Esta es la historia de cómo conocí a quien fue una de mis mejores
experiencias furtivas. Si te gustó mi relato escríbeme a mi correo
XXXX@hotmail.com y si quieres me puedes enviar tus fotos para motivarme
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a escribir más historias. Y si eres de XXXX como yo, quien sabe... ¡Tal vez
tú seas el protagonista de mi próximo relato!
Relato: teenlover.net
Corrección: Pgay18