1. DICTADO 1
Cada mañana hacía lo mismo, repetía idéntico ritual, pues opinaba que el mejor regalo que podía
recibir era poder observar el alba, esos preciosos minutos en que el Sol, desperezándose, surgía
lentamente hasta alcanzar su brillante esplendor allá a lo lejos. De hecho, Nasan, que en mongol
significa "larga vida", creía que su longevidad se debía a esa costumbre suya de madrugar más que
el sol para contemplar su salida.
ARO SÁINZ DE LA
MAZA y JOSEP Mª HERNÁNDEZ RIPOLL,Cuentos de todos los colores.
DICTADO 2
Efectivamente, nadie había venido a esperarme. Me detuve un rato en el andén, mirando a todos los
lados entre las personas que se movían llamándose por sus nombres, pero a mí ninguna se dirigía.
Apenas me había separado de las escalerillas por las que bajé del tren y la gente al salir me
tropezaba. En dos grupos más allá, las chicas de mi departamento se habían reunido con sus
respectivas familias y se saludaban entre las cabezas de los otros.
CARMEN MARTÍN GAITE, Entre visillos.
DICTADO 3
A Céline la vida no le resultaba muy divertida y nadie entendía el porqué. Era guapa, sacaba buenas
notas y estaba en la flor de la vida; de corta estatura, sin ser demasiado baja, tenía un buen tipo. Su
piel era fina, y cuando tomaba el sol se ponía morena rápidamente. Sus ojos oscuros podían
centellear de ira, pero rara vez lo hacían; entonces las comisuras de los labios se arqueaban hacia
abajo. Las personas que la conocían y la querían decían que debía de sufrir depresiones; y las más
críticas aseguraban que era una aguafiestas.
JAN TERLOW, Barrotes de bambú
DICTADO 4
Era un día como tantos de un octubre plagado de ocres. Me gustan los octubres. Hay algo en ellos
que invita a la reflexión y la serenidad después de la locura del verano y antes de la nueva locura
que supone la Navidad. Hoy en día pasamos de preparar las vacaciones de verano a preparar el
consumismo navideño. Así que octubre es una isla. Te recuperas de lo que acabas de vivir y aún no
piensas en el pistoletazo de salida navideño que se desata ya en noviembre, en cuanto los grandes
almacenes, las marcas de cavas y, sobre todo, las de juguetes, invad, tenía un buen tipo
JORDI
SIERRA I FABRA, La música del viento
DICTADO 5
El otro día toda la clase fuimos de excursión por la ribera del río Júcar. Anduvimos durante horas
por este precioso paisaje y comimos sentados en la hierba. Como hacía un poco de frío, algunos se
atrevieron a darse un chapuzón en el río, pero los más valientes no lo dudaron ni un momento y se
lanzaron al agua. Después, el monitor nos enseñó algunas nociones básicas sobre el cuidado y la
2. protección de estos espacios naturales y todos tomamos notas en nuestros cuadernos. ¡Fue un día
genial!
DICTADO 6
Era un sábado de diciembre. Habíamos ido a pasar el fin de semana al pueblo de los abuelos. Al
montar en el autobús, el hombre que revisaba los billetes nos había advertido que iba a nevar, pero
pensamos que bromeaba.
Sin embargo, ahora, al abrir la ventana y asomarnos al balcón, comprobamos que no se equivocaba.
El paisaje era blanco. Y los árboles del bosque —abetos, robles, acebos...— se inclinaban
abrumados bajo el peso de la nieve que todo lo cubría. Más arriba, la niebla tapaba la cumbre de las
montañas. Bajamos a la cocina, avivamos las brasas para encender la lumbre, nos calzamos las
botas y, tapados hasta la cabeza con el abrigo y la bufanda, salimos a la calle. La nieve llegaba hasta
la barandilla que daba acceso al vestíbulo de la casa...
DICTADO 7
Cuando estaba vivo y tenía el corazón humano no conocía las lágrimas -contestó el Príncipe Feliz-.
Vivía en el Palacio de la Despreocupación, donde la tristeza tiene prohibida la entrada. Por el día
jugaba con mis amigos en el jardín y por la noche presidía el baile en el gran salón. Un muro muy
alto rodeaba todo el jardín, pero yo jamás me molesté en averiguar lo que había al otro lado, porque
todo lo que me rodeaba era maravilloso. Pero ahora que estoy muerto me han colocado aquí, tan
alto, que puedo ver toda la fealdad y la miseria de mi ciudad, y, aunque mi corazón es de plomo, no
puedo dejar de llorar.
Oscar Wilde, El Príncipe Feliz.
DICTADO 8
Por alguna razón que jamás pude comprender del todo, el capitán Hardcastle la tomó conmigo
desde el día mismo en que puse mis plantas en St. Peter's. Tal vez fuese porque él enseñaba latín y a
mí no se me daba muy bien esa lengua. O quizá porque ya, a mis nueve años, era casi tan alto como
él. O acaso más probablemente porque desde el primer momento me inspiró aversión aquel
bigotazo de color naranja y con frecuencia me sorprendería mirándole fijo, y a buen seguro con una
sonrisita burlona mal disimulada por mí. Bastaba con que pasase a dos metros de él por el pasillo
para que me lanzara una mirada fulminante y me gritara [...].
Roald Dahl, Boy (relatos de la infancia)
SEGUNDO TRIMESTRE
3. DICTADO 1
Cuando entré en la clase, la profesora estaba escribiendo algo en la pizarra mientras los alumnos
iban ocupando cada uno una mesa. Las mesas formaban un semicírculo frente a la pizarra, así que
yo elegí la del medio, la que quedaba más atrás, porque pensé que así no me mirarían tanto. Seguía
con la cabeza gacha y solo la levantaba lo justo para ver los pies de la gente por debajo del flequillo.
A medida que iban llenándose las mesas, me di cuenta de que nadie se sentaba a mi lado. Hubo un
par de veces en que alguien estuvo a punto de sentarse a mi lado, pero luego cambió de idea en el
último momento y se sentó en otra parte.
R. J. Palacio, La lección de August
DICTADO 2
La sita Espe no me encontró traumas. Yo creo que no me miró bien. Le dijo a mi madre que lo único
que yo tenía eran ganas de hablar, muchas ganas de hablar, que me moría por hablar y que eso más
que una enfermedad es una pesadez que uno tiene, como la pesadez de estómago. Vaya diagnósitco
más idiota, así también hago yo diagnósticos, no te joroba. La sita Espe le dijo a mi madre que lo
que hacía falta es que me escucharan un poquito en casa.
Elvira Lindo, Manolito Gafotas
DICTADO 3
Llegó la mañana del sábado. Era un día de verano claro y alegre. Todo el mundo parecía contento y
con ganas de cantar. Los jóvenes tarareaban canciones y sus rostros reflejaban alegría. Era un día de
fiesta para todos, menos para Tom, que estaba castigado.
Salió a la acera con un cubo de cal y una brocha atada a un palo largo. ¡Su castigo consistía en
pintar una valla de treinta metros de largo por tres metros de alto! Miró la valla que tenía que pintar
y se entristeció. Era sin duda alguna el peor castigo que tía Polly podía haberle impuesto.
Mark Twain, Las aventuras de Tom Sawyer
DICTADO 4
Asun llegó al banco de la cita. Primero se quedó de pie, a medio metro, y luego me miró para
comprobar que seguía allí, protegiéndola, y entonces se sentó. Me pareció un poco patético verla
sentada de esa manera, sola en un banco del parque, pintada como una mona.
Pasaron cinco minutos y Cartabón no aparecía. Me senté en el borde de una jardinera y dejé las dos
mochilas a mis pies. Me concentré en estudiar a los chicos que pasaban por ahí cerca, intentando
adivinar si alguno de ellos sería Cartabón, pero ninguno se acercó al banco donde esperaba Asun.
Àngel Burgas, Segundo trimestre
TERCER TRIMESTRE
DICTADO 1
4. Cuando despertó estaba anocheciendo. Oía un crujido persistente, acercándose. La abuela no estaba
en la mecedora, las abejas y los pájaros se habían recogido, las mariposas dormían con las alas
plegadas. Aún estaba abierta la ventana, y toda la habitación se llenaba de un color rosado y verde.
Saltó de la cama, y sus piernas la sostuvieron, sin doblarse, con rara fuerza. Escuchó: alguien
trepaba por el muro, agarrándose a la hiedra. Esperó, con el corazón agitado.
Ana María Matute, La oveja negra
DICTADO
Entonces llegó la Primavera, y toda la región se llenó de florecillas y pajaritos. Solo en el jardín del
Gigante seguía siendo invierno. Los pájaros no se molestaban en cantar en él porque no había niños,
y los árboles se olvidaron de florecer. En cierta ocasión, una linda flor asomó la cabeza fuera de la
hierba, pero cuando vio el cartel, se compadeció tanto de los niños que volvió a hundirse en el suelo
y se puso a dormir. Las únicas que estaban contentas eran la Nieve y la Escarcha.
Oscar Wilde, El Gigante egoísta.
DICTADO
Conversar con la gente también es divertido.
No se puede botar la pelota en el pasillo.
No es conveniente cambiar ahora que ha aprobado.
Algunas gaviotas se posaban en la cubierta del barco.
El niño observaba cómo subían las burbujas.
DICTADO
Terminaba el verano y Verónica recordaba sus días de vacaciones: sus horas buceando en el agua
mientras buscaba tesoros de barcos hundidos; las burbujas que provocaban las olas y que tanto le
gustaban; los barcos que veía a lo lejos; el suave tacto de la arena cuando tocaba sus pies; la
sombrilla nueva de la playa; el poder destructivo de las olas cuando arrasaban sus castillos de arena;
5. los amigos árabes que había hecho y el grave tono de su voz; las comidas nutritivas que su abuela
cocinaba; el tiovivo del paseo.
Todo había sido tan positivo que ya no aguantaba más y quería contarles a sus amigos todo esto.
DICTADO
Comió berenjenas rebozadas con huevo y perejil.
Me trajeron de la agencia un ejemplar de perro con un pelaje precioso.
Cada año surge algún problema.
El abuelo coge del brazo a su nieta.
Un conejo salvaje se ha escapado del circo.
La tarea del policía era dirigir el tráfico.
Como no quería que le distrajera, se marchó.
DICTADO 11 "G-J"
Los que echaban a perder un cuento bueno o escribían uno malo lo enviaban al componedor de
cuentos. Éste era un viejecito calvo de ojos vivos, que usaba unos anteojos pasados de moda,
montados casi en la punta de la nariz, y estaba detrás de un mostrador bajito, lleno de polvorosos
libros de cuentos de todas las edades y de todos los países.
Su tienda tenía una sola puerta hacia la calle y él estaba siempre muy ocupado. De sus grandes
libros sacaba inagotablemente palabras muy bellas y aun frases enteras, o bien cabos de aventuras o
hechos prodigiosos que anotaba en un papel blanco y luego, con paciencia y cuidado, iba
engarzando esos materiales en el cuento roto. Cuando terminaba la compostura se leía el cuento tan
bien que parecía otro.
DICTADO 12
El jardín estaba rodeado por un muro imponente, pero nunca me preocupé por saber qué había
detrás, de tan hermoso como era todo lo que me envolvía. Mis cortesanos me llamaban el Príncipe
Feliz y, en efecto, era feliz, si es que el placer es la felicidad. Así viví y así morí. Y ahora que estoy
muerto, me han colocado aquí en lo alto, para que pueda ver toda la fealdad y toda la miseria de mi
ciudad, y aunque mi corazón es de plomo, no puedo dejar de llorar.
Oscar Wilde, El Príncipe Feliz.
DICTADO 13 "H"
La familia Hernández viajó a Andalucía a pasar las vacaciones del verano 2014 en su vehículo.
Después de cinco horas de viaje y a mitad de camino, decidieron hospedarse en un hotel a pasar la
noche. Las habitaciones eran muy lujosas y amplias. El cuarto de baño estaba equipado con los
últimos avances e incluso se podían relajar en el hidromasaje que había. Todo iba de maravilla
cuando, de repente, uno de los niños gritó. Su cama estaba repleta de hormigas. Llamaron al dueño
y le exigieron la hoja de reclamaciones. Hicieron rápidamente las maletas y abandonaron aquel
lugar. No podían creerse lo que les había sucedido. Se sentían humillados y heridos por aquella falta
de higiene.
DICTADO 14 "H"
Tengo el hábito de desechar toda la propaganda que encuentro cuando abro el buzón. A veces hojeo
los folletos más llamativos pero nunca he encontrado un gran hallazgo. Me sorprende cuántos
papeles entran por un hueco tan pequeño y la habilidad de los repartidores para meterlos por las
rendijas sin destrozarlos. Siempre que voy a abrir la puertecita, tengo que estar preparado para la
avalancha de papeles que inundan tan pequeño agujero. En una ocasión coloqué una pegatina que
ponía: prohibida la propaganda, haciendo hincapié en la palabra prohibir con un rotulador rojo.
6. DICTADO 15
La sonrisa es la más positiva de todas las expresiones emocionales, porque el cerebro humano
parece preferir los rostros felices y los reconoce más fácil y rápidamente que los que expresan
emociones negativas, algo que se conoce como «el efecto de la cara feliz». Algunos neurocientíficos
sugieren que el cerebro posee un sistema que nos predispone hacia los sentimientos positivos y nos
lleva a asumirlos con más frecuencia que los negativos y a tener, en consecuencia, una visión más
positiva de la vida. Eso significaría que la naturaleza tiende a fomentar las relaciones positivas y
que no nos hallamos inicialmente predispuestos hacia la hostilidad, con independencia del
importante papel que desempeñe la agresividad en los asuntos humanos.
(Daniel Goleman)
Comentarios
No tienes permiso para añadir comentarios.
7. DICTADO 15
La sonrisa es la más positiva de todas las expresiones emocionales, porque el cerebro humano
parece preferir los rostros felices y los reconoce más fácil y rápidamente que los que expresan
emociones negativas, algo que se conoce como «el efecto de la cara feliz». Algunos neurocientíficos
sugieren que el cerebro posee un sistema que nos predispone hacia los sentimientos positivos y nos
lleva a asumirlos con más frecuencia que los negativos y a tener, en consecuencia, una visión más
positiva de la vida. Eso significaría que la naturaleza tiende a fomentar las relaciones positivas y
que no nos hallamos inicialmente predispuestos hacia la hostilidad, con independencia del
importante papel que desempeñe la agresividad en los asuntos humanos.
(Daniel Goleman)
Comentarios
No tienes permiso para añadir comentarios.