El documento argumenta que la educación necesita ser más dinámica e interactiva para motivar a los estudiantes. Propone que los profesores deben hacer participar a los estudiantes en clases y fomentar sus talentos en lugar de dictar lecciones de manera rígida. También sugiere que los profesores deben inspirar a los estudiantes a no rendirse y proponerles actividades nuevas cada día para guiarlos en su desarrollo personal y profesional.
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
Guiando en la sala de clases
1. Guiando en la Sala de Clases
CEO: Sebastián Errázuriz
El verdadero aprendizaje no pasa por una estructura tan rígida y estructurada como lo hay todavía
en establecimientos educacionales. Hace falta un mayor dinamismo e interacción a la hora de
impartir las lecciones en el aula. Cómo no va a ser motivante para los jóvenes aprender sobre el
Combate Naval de Iquique con una actuación teatral, en vez de memorizar fechas y personajes
para la siguiente clase.
Es muy factible que exista un rechazo por parte de los alumnos en levantarse todas las mañanas de
manera desmotivada para ir clases, si tienen al frente a un profesor que llega con su material de
apoyo para ponerse a dictar, o que esté en el pizarrón escribiendo ante un curso en donde reina el
silencio. Simplemente no es ese el tipo de educación que le queremos brindar a nuestros niños y
jóvenes.
Hay que hacer partícipes a los estudiantes en la sala de clases, motivarlos a que den su opinión y que
sientan que son un aporte ante sus maestros y no un obstáculo. Foméntenle sus talentos y
capacidades que están muchas veces en estado de hibernación por el mínimo uso que les dan como
estímulo.
El verdadero aprendizaje no pasa por una estructura tan rígida y estructurada como lo hay todavía en
establecimientos educacionales a lo largo de Chile. Hace falta un mayor dinamismo e interacción a la
hora de impartir las lecciones en el aula. Cómo no va a ser motivante para los jóvenes aprender
sobre el Combate Naval de Iquique a modo de una actuación teatral, en vez de entregarles una
guía que tendrán que memorizar principales fechas y personajes para la siguiente clase.
Hasta los mismos profesores se sentirían más orgullosos de su labor si ven en sus alumnos ganas de
aprender y de participar. Aparte de los padres, fuera de sus hogares depende de ellos formarlos
para que lleguen a ser personas completas en valores y virtudes, que tengan convicciones y sueños
por los que hay que luchar hasta conseguirlos.
Inspiren a sus alumnos a ser los mejores, a no darse nunca por vencidos. Háganlos competir de una
manera sana y lúdica. Que aprendan a ganar y perder. Inculcarles que la vida tiene sus dificultades y
tropiezos, pero siempre llegará el momento de levantarse.
Propónganles todos los días algo nuevo a sus a sus estudiantes. Contenidos o actividades que
trasciendan en el tiempo para que les sirvan en su quehacer profesional y familiar al momento de
decidir formar un hogar. Las buenas clases y esos motivantes consejos que alguna vez recibimos de
nuestros académicos, son los que van ayudando a construir los cimientos para definir hacia dónde
van nuestros anhelos e intereses.
El que los jóvenes puedan sentirse libres en lo que quieren hacer por el resto de sus vidas es muy
importante. Pero ese objetivo no se logra solo. Profesores, profesoras: ustedes son clave en la
conducción de la locomotora para entregarle a sus pupilos las herramientas necesarias, que
logrando encontrar de esta manera sus identidades al momento de definir su presente y proyectar
el futuro.