2. Una Iglesia de Discípulos en camino
• Búsqueda humana de
Dios.
• Discípulos de Jesús.
• Valoración de la
religiosidad popular.
• María en la tradición de la
Iglesia y la fe del pueblo.
• La Escucha de la Palabra.
• La Iniciación en el
discipulado cristiano.
3. Búsqueda humana de Dios
• Reconocemos y damos gracias porque a cada uno llama el
Señor por su nombre y por la variedad de caminos y
búsquedas de la Verdad y del Amor que están presentes entre
nosotros. Compartimos la sed del Dios vivo y el deseo de
entrar a ver su rostro.
• Desde la experiencia vivida (en el Sínodo) nos proponemos la
elaboración de los planes pastorales y deseamos que se
celebren nuevos Sínodos con cierta regularidad.
• Sabemos que no somos poseedores de la verdad y nos
comprometemos a mirar con respeto el camino de cada uno
en su búsqueda de Dios, al tiempo que esperamos y pedimos
respeto por nuestra búsqueda, por nuestra fe y por el deseo
de proponerla y compartirla como fuente de vida y alegría
para todos.
4. En el hombre hay una sed del Dios vivo
y un deseo de entrar a ver su rostro
5. Discípulos de Jesús
• Guiados por Jesús oramos sin gritos, sin palabrería, sin
pretender que nuestros rezos sean “poderosos” y recordando
que el Padre sabe lo que necesitamos antes de que abramos
nuestra boca. Nos comprometemos a revisar los modos de
orar reconociendo en el padrenuestro la oración por
excelencia.
• Nos guían las palabras de Jesús, pero sobre todo, su vida
entregada, crucificada y resucitada. Desde Jesús crucificado,
sabemos de la solidaridad de Dios con nosotros. Redimidos
por su amor, reconocemos que no somos discípulos si no
tomamos la cruz de nuestra realidad, si no amamos como él
nos ha amado, si no entregamos la vida. Por eso queremos
cada día estar más cerca de los pequeños, de los que sufren,
de los excluidos y verificar ahí la autenticidad de nuestra fe en
el compromiso con la justicia.
6. Valoración de la religiosidad popular
• Reconociendo la necesidad de revisar nuestras expresiones
religiosas, reconocemos, igualmente, el valor de una
religiosidad vivida en la tradición de las gentes sencillas.
• Es necesario que todos los agentes de pastoral conozcan bien
los modos en que se vive y expresa lo “religioso”, cómo unifica
y da sentido a la persona y cómo puede deformarse y resultar
enfermizo y destructor.
• Es importante conocer nuestra historia religiosa.
7. María en la tradición de la Iglesia
y la fe del pueblo.
• Reconocemos con gozo que
Dios ha querido “estar con
nosotros” y nacer de mujer.
Por eso, confesamos a
María como Madre de Dios
y dichosa por haber creído.
• Ha de ser distintivo de
nuestra espiritualidad
católica este compromiso
de ahondar en la fe, de
modo que María aparezca
como reflejo y presencia
del Evangelio de Dios.
8. La escucha de la Palabra
• La Biblia libro del Pueblo de Dios. Jesús es “la” Palabra de
Dios. Él es el que nos abre la comprensión de las Escrituras.
• Nos alegramos comprobar cómo se difunde cada vez más la
Biblia en nuestra diócesis y deseamos que se facilite aún
más su presencia en cada familia.
• Optamos por difundir la lectura orante de la Biblia tal como
Aparecida y la Verbum Domini nos exhortan.
• Deseamos se edite por separado y se difunda ampliamente
el texto de los evangelios de manera que sea para todos, en
su lectura constante, el camino de iniciación y comprensión
de todos demás textos bíblicos.
• Es imprescindible hacer uso de las introducciones y de las
notas que acompañan las diversas ediciones de la Biblia y
que se facilite, a los más posibles, el acceso a cursos y
talleres presenciales o a distancia sobre la Biblia.
10. Celebrar el bautismo: iniciar un camino
• Nos comprometemos en nuestra Diócesis a celebrar
cuidadosamente el don de Dios que se expresa en el bautismo, a
vivirlo congruentemente y a proclamarlo con entusiasmo.
Consideramos esta tarea como prioritaria para realizar nuestra
vocación de discípulos.
• La realidad familiar tan diversas, con una gran proporción de
madres solteras, de madres adolescentes o de parejas en “unión
libre” , supone una necesidad especial de discernimiento y
acompañamiento de cada persona que evite el excluir a los
pequeños del don de Dios y, por otra parte, no traiga consigo una
desvalorización de ese don.
• Se debe de entender la catequesis como un proceso que configura
al discípulo a lo largo de toda su vida.
• Prioridad en la evangelización de adultos no bautizados o
bautizados y no evangelizados, o que no han experimentado un
encuentro vivo con el Señor. Acompañar el camino de estos adultos
es mucho más que ofrecerles unas “charlas”.
• Es imprescindible, igualmente, contar con materiales adecuados
para guiar las etapas del catecumenado, así como formar a las
personas que puedan acompañar al catecúmeno.
11. Una Iglesia de comunión y participación
• Identidad, pertenencia,
corresponsabilidad.
• Vocaciones diversas en la
Iglesia: Obispos,
presbíteros, diáconos,
laicos, consagrados,
pastoral vocacional.
• Estructuras de comunión:
Diócesis, Parroquias, CEB’s,
movimientos.
• Organismos de comunión:
Consejo Pastoral,
Comisiones de Pastoral,
Planificación.
12. Una Iglesia de comunión y participación
• Identidad Católica, frente a la expansión de una “cultura
evangélica”, hemos de cuidar y usar el lenguaje, los cantos, los
símbolos, la teología, los sacramentos católicos, uniendo
tradición y actualización.
• Es tarea de todos invitar, ofrecer oportunidades, implicar en
actividades a los menos comprometidos. Sin conversión al
Señor no hay servicio.
• Se debe promover una espiritualidad de la comunión. Los
Obispos están llamados a hacer de la Iglesia una casa y
escuela de comunión. Los presbíteros cuiden con esmero las
actitudes que favorecen la comunión con los fieles: la
valoración y aprecio, escucha de sus aportaciones y
situaciones, humildad y mansedumbre, caridad cristiana,
evitando el autoritarismo.
13. Compromiso cristiano de los laicos
• Queremos promover las vocaciones al diaconado
permanente.
• Es importante animar y motivar actitudes de disponibilidad,
generosidad y cooperación en los laicos, como exigencia
interior de su bautismo, para el servicio en las diversas áreas
pastorales, evangelización, comunión, liturgia y caridad.
• Anímense los laicos a formar parte de los consejos y
comisiones pastorales, cumplan responsablemente su
función, participen en el discernimiento de los asuntos o de
los planes, en la toma de decisiones y en su ejecución.
14. Pastoral Vocacional
• Los presbíteros tienen la responsabilidad de animar y
organizar la Pastoral Vocacional. Se debe crear la comisión
de Pastoral Vocacional en la Parroquia.
• Poner sumo interés en la formación común y específica de
los agentes de Pastoral Vocacional.
• Se ha de cuidar el acompañamiento personal de todo
vocacionado y contar con personas preparadas.
• Debe darse continuidad y profundización a la reflexión ,
formación y operatividad en torno a lo que la diócesis
llama “cultura vocacional”, de manera que esta “cultura
vocacional” empiece al interior de la misma Iglesia.
16. Lugares o estructuras de comunión
Estructuras de comunión
• Diócesis
• La parroquia
• CEB’s o pequeñas
comunidades
• Asociaciones y movimientos
Diócesis
• Fomentar en todos los fieles el
conocimiento y aprecio y la
valoración de nuestra Iglesia
diocesana.
• Participar regularmente en las
reuniones, encuentros, etc. de
carácter dicesano para que la
parroquia no quede al margen
de la vida diocesana.
• Conocer y secundar el Plan
Pastoral Diocesano como
muestra de comunión pastoral
y unidad.
17. Las CEBs, asociaciones y movimientos en la Parroquia
•
•
•
•
La Parroquia debe ser entendida
como comunidad de comunidades.
Continuar el proceso, inciado el año
2010, de renovación de la
parroquia en las cuatro
dimensiones: comunitaria,
misionera, samaritana y pascual.
En cuanto a las CEB’s concluir la
reflexión y el discernimiento
iniciado en la diócesis sobre los
rasgos fundamentales que han de
caracterizar nuestras CEB´s
Que la comisión encargada siga
preparando y enviando los
materiales para las CEB´s
aprovechando la experiencia de los
grupos sinodales y su diálogo sobre
los “cuadernillos” y teniendo en
cuenta la experiencia y materiales
de las CEBs de otros países de AC y
del continente
•
•
•
Todo movimiento sea de jóvenes,
adultos, familia, etc. Debe tener sus
representantes en la comisión
diocesana respectiva como punto
de información y coordinación.
Lo más propio es que los miembros
concretos de la asociación o
movimiento se integren en la vida y
acción de la parroquia a la que
pertenecen, aunque el movimiento
tenga un carácter supra parroquial.
Las orientaciones y líneas
formativas y pastorales dadas a los
movimientos por sus dirigentes
tienen que integrarse y aplicarse
según las dadas por la autoridad
diocesana para toda la diócesis.
18. Organismos de comunión:
Consejos y comisiones de Pastoral
•
•
•
•
Para que los consejos pastorales sean
fieles a su naturaleza y funciones
cuidaremos con diligencia: La
elección de los miembros. La
preparación del consejo. La
participación de todos. La relación
con la comunidad.
Las constituciones sinodales serán la
base de la elaboración del nuevo PPD
2014-2019
A partir de este PPD, las parroquias,
comisiones, asociaciones y
movimientos diocesanos deberán
hacer su Plan Pastoral o revisar el
existente.
Es importante hacer y dar a conocer
la programación anual a todos a los
que afecte, evitando superposiciones
de actividades y desconciertos.
19. Una Iglesia que celebra la Fe
• Orientaciones Generales:
Liturgia y espiritualidad,
formación y participación.
• Orientaciones para cada
sacramento.
• Otros aspectos: liturgia de
las horas.
• Religiosidad popular y
liturgia.
20. Espiritualidad litúrgica
• La verdadera espiritualidad litúrgica se arraiga en los
principales misterios de Cristo, de la Iglesia y de la vida
humana celebrados en la liturgia. La liturgia y la vida van
unidas y no pueden separarse como si fueran realidades
paralelas.
• En nuestras celebraciones litúrgicas han de recoger la vida
de la comunidad concreta, y han de motivar el compromiso
cristiano con la realidad económica, sociopolítica, cultural y
religiosa en que se vive.
• La celebración de cada sacramento ha de ir precedida de
una verdadera preparación, y a esta formación ha de darse
continuidad también después de la recepción del
sacramento. Es necesario asegurarse que los fieles no
reciben los sacramentos solo por costumbre social. Cada
sacramento es un encuentro personal con Dios.
21. Orientaciones específicas para cada sacramento:
Eucaristía y Reconciliación
• Hemos de poner un cuidado, esmero e interés especial en la
preparación, ambientación y participación de la Eucaristía por parte
de todos, especialmente por parte de los sacerdotes y de los
equipos litúrgicos, de manera que la celebración dominical sea un
acontecimiento intenso de fe, comunión y alegría.
• Debemos esforzarnos para garantizar que en cada comunidad haya
celebración dominical de la Eucaristía o de la Palabra, con comunión
si hay ministro extraordinario.
• Debe ampliarse la distribución de la comunión bajo las dos especies
siempre que sea posible y especialmente en ocasión de la primera
comunión, confirmación o matrimonio.
• Los párrocos cuidarán de preparar y revisar la homilía con los
Delegados de la Palabra de Dios de su Parroquia.
• El sacramento de la reconciliación debe presentarse no como
acción puntual en la vida del cristiano sino como parte cualificada
del proceso de conversión permanente que lleva a la santidad,
conversión que es acogida, ayudada y potenciada por el sacramento
de la Iglesia.
22. Unción de enfermos
• Conviene preparar a las personas
que visitan a los enfermos y a los
miembros de la pastoral de la
salud para que conozcan mejor el
sentido de este sacramento.
• La Unción de enfermos, como
todo sacramento, es eclesial por
lo que es conveniente que la
comunidad no se desentienda de
sus enfermos, más bien les visite
y les ayude solidariamente.
• Se propone que en cada
comunidad los párrocos y los
responsables pastorales: de
liturgia, salud, CEBs, etc. Cuiden
de que haya acompañamiento a
las familias que han perdido un
ser querido
23. El Matrimonio y la familia
• Es necesario hablar con frecuencia del amor verdadero, de la fidelidad, y
de la gracia que otorga el sacramento del matrimonio para que los
esposos vivan las exigencias del amor conyugal.
• En algunos casos, las parejas no se deciden a casarse porque consideran
que tendrían que incurrir en gastos que no pueden afrontar. Deseamos
que estas parejas reciban apoyo económico por parte de grupos,
comisiones, etc. para que la situación económica no sea un obstáculo para
el sacramento.
• Para el matrimonio, se requiere una preparación inmediata que no
debería durar menos de tres meses. Las charlas han de ser de mayor
profundidad, y ha de tener cabida la tecnología (videos, documentales,
material actualizado y atractivo). Las personas que las impartan deben
tener la formación que requiere este tema. Conviene acudir a especialistas
en temas de interés para la pareja: el aspecto espiritual, sexualidad según
los planes de Dios, aspecto económico, legal, etc.
• Urge a nivel diocesano y parroquial, orientar sobre la paternidad
responsable y para ello deben especializarse más personas en estos
campos. Deben crearse centros de asesoría familiar.
24.
25. IV. Una Iglesia en estado permanente de misión
• Evangelización, Misión
permanente
• En y de nuestra realidad:
Encarnación-liberación
• Evangelización y cultura:
(Cultura de la Paz, de la
Vida, Vocacional, MCS)
• La transmisión de la fe (la
familia, la educación
católica)
26. Evangelizar: llevar la Buena Nueva a
todos los ambientes de la humanidad
• Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia.
• Con Aparecida recordamos las palabras de Jesús en la sinagoga de Nazaret
y hacemos nuestra su opción por el anuncio del evangelio a los pobres.
• No podemos conformarnos con estar muy ocupados. Nos
comprometemos, como agentes de pastoral, a revisar los tiempos y la
energía dedicados a cada una de las tareas y a preguntarnos si son
conformes con la opción misionera y evangelizadora.
• Es tarea prioritaria del Seminario formar misioneros que, sean ya, desde
esta etapa de discernimiento, testigos entusiastas del evangelio.
• Asumimos la opción de Aparecida por una misión permanente que haga
presente en nuestra Diócesis la propuesta de Jesucristo: la oferta de una
vida plena para todos.
• Queremos transparentar la atractiva oferta de una vida más digna en
Cristo. No queremos hacer proselitismo, queremos compartir esperanza y
dignidad. Al mismo tiempo, desde la libertad y sin complejos queremos
proclamar, con obras y con palabras, la Buena Noticia que da sentido a
nuestra vida y nuestra opción por los valores del Reino.
27. Testimonio en la vida y misión.
•
•
•
•
Toda actividad misionera tiene su
fundamento en el testimonio. Es la
coherencia entre la fe y la vida en la
persona lo que hace de ella un
verdadero testigo.
Es necesario para ello un serio
proceso de conversión personal y
pastoral.
Todo anuncio del evangelio, toda
predicación que olvida la realidad en
la que vivimos no es verdaderamente
cristiana porque no asume el
principio de la encarnación.
Por eso nos comprometemos a
profundizar el estudio de la DSI,
promover su estudios en los diversos
ámbitos pastorales. Establecer cauces
de encuentro y diálogo con creyentes
y no creyentes sobre las propuestas
éticas de la DSI
28. Evangelizar es tarea de todo cristiano
• Pedimos a los presbíteros y delegados que cuiden especialmente las
celebraciones, en las que, por motivos sociales o familiares, están
presentes personas no creyentes, alejados o pertenecientes a otros
grupos religiosos de modo que en la homilía y en toda celebración hagan
presente el evangelio de la gracia.
• El anuncio del evangelio es propuesta dirigida a la libertad y que genera
libertad por lo que evitaremos cualquier especie de obligatoriedad e
imposición, de condena o exclusión, en la escucha del mensaje.
• Evangelizar es tarea de todos, la opción por la misión implica a todo el
pueblo de Dios. Asumimos, por tanto, la prioridad de dedicar los mejores
esfuerzos a la convocatoria y a la formación de laicos misioneros.
• La opción por la misión nos lleva a abrir el horizonte más allá de Honduras
y seguir compartiendo generosamente recursos para la misión en otras
naciones y en otros pueblos.
• La realidad social y cultural de nuestra Diócesis es profundamente diversa
y esto exige que la convocatoria y formación de laicos misioneros
responda a esa diversidad de modo que el Evangelio se inculture
realmente en esta diversidad.
29. El Evangelio que anunciamos no son ideas o escritos. No anunciamos
algo sino a alguien, a Jesucristo. Al anunciar a Jesucristo queremos
encarnar su estilo de vida y desde ahí proponer los valores que dieron
sentido a la vida de Jesucristo, los Valores del Reino. Los católicos
estamos en medio de la sociedad viviendo y proponiendo los valores
del evangelio. Desde Jesucristo discernimos, asumimos y compartimos
los valores que generan vida para todos. No hacemos proselitismo.
30. Familia y escuela transmisora de valores
• La globalización es un fenómeno complejo y poderoso que integra
dimensiones económicas y culturales, por eso hoy hablamos no
tanto de una época de cambios sino de un cambio de época. El
cambio cultural actual afecta a la misma visión del mundo, el
hombre, la historia y por supuesto de Dios. Sólo desde una
espiritualidad misionera que sabe reconocer confiadamente que el
tesoro que lleva está en vasos de barro podremos afrontar esta
tarea.
• Familia y escuela transmisoras de valores. En nuestra realidad la
familia y escuela son realidades frágiles y con múltiples deficiencias.
Es necesario profundizar en nuestro compromiso en el cuidado y
servicio a la multiplicidad de situaciones de las familias de nuestra
diócesis. Urgimos a las personas vinculadas a asociaciones y
movimientos familiares a realizar una tarea decididamente
evangelizadora que evite la tentación de encerrarse en su propio
ámbito social y cultural y de fragmentarse y aislarse unos de otros y
de las opciones pastorales de conjunto.
31. Apoyar la educación de los adultos
• La pastoral educativa ha de
reforzar la coordinación de los
educadores católicos en la
escuela pública.
• Necesitamos realizar una
presencia más significativa en los
centros públicos de enseñanza,
especialmente en los que forman
a los futuros educadores.
• Es necesario aprovechar la
experiencia de la Campaña
Infantil y realizar una oferta seria
de formación en valores en las
escuelas, colegios y
universidades.
• Llamamos a potenciar y apoyar la
educación de los adultos, a
suscitar más voluntarios, a
ofrecer recursos para su
realización y aprovechar todos los
nuevos medios para hacer posible
su mejor realización.
32. Es necesario afrontar la cultura de la muerte con la cultura de la vida.
Evangelizar la paz. Reconocemos que la tarea nos sobrepasa y que
necesitamos escuchar al Señor Resucitado que nos invita a la paz. La
experiencia de oración confiada, la cercanía con todos los llamados a
evangelizar, la capacidad por aprender especialmente de los
pequeños, son rasgos de una espiritualidad misionera que hemos de
seguir cuidando.
“Felices los que
trabajan por la paz,
porque serán
reconocidos como
hijos de Dios.”
Mt 5,9
33. Transmitir la fe
• Transmitir la fe es presentar la salvación del Dios que escucha el
grito de su pueblo y libera. Dios, en Jesucristo quiere que nuestra
vida sea feliz. Nos ofrece, en el Evangelio, el camino para hacerla
posible.
• Necesitamos una más decidida y profunda opción por los jóvenes
que nos ha de llevar a destinar y prepara más agentes de pastoral a
esta tarea.
• Igualmente, la toma de conciencia de que nuestra diócesis es
industrial y universitaria, nos lleva a cuidar a las y los jóvenes
trabajadores –muchos de ellos sin empleo- y a los jóvenes
universitarios- muchos de ellos con graves dificultades para el
estudio.
• La transmisión de la fe exige escucha constante para expresarla en
un lenguaje comprensible para los jóvenes de hoy en su diversidad.
34. MCS y evangelización.
• Convocar a los profesionales
católicos que laboran en este
ámbito para que reflexionen
sobre su responsabilidad y
compartan iniciativas y proyectos
para estar al servicio de los
valores del Reino, especialmente
de la verdad, la belleza, la
solidaridad, la paz y el
compromiso con la justicia.
• Buscar y aprovechar espacios en
los diversos medios de
comunicación no sólo en los de la
Iglesia, para hacer visible los
valores del evangelio.
• Hay que considerar la presencia
de nuestra Iglesia en la red y en
las redes sociales; para proclamar
el mensaje evangélico.
35. Una Iglesia sacramento de amor,
solidaridad y justicia
• Espiritualidad de la
Caridad.
• Estilo de vida pobre,
sencillo, y evangélico.
• Niveles de la acción
social: Asistencia,
promoción y estructuras.
• Rostros sufrientes de
Cristo: Alcohólicos,
drogadictos, migrantes,
campesinos pobres, etc.
36. El seguimiento de Jesucristo nos lleva a
vivir como él vivió.
• “La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio
de la Palabra de Dios (Kerigma-martyria), celebración de los Sacramentos
(leiturgia) y servicio de la caridad (diakonia). Son tareas que se implican
mutuamente y no pueden separarse una de otra.
• Hoy contemplamos a Jesucristo tal como nos lo transmiten los Evangelios
para conocer lo que Él hizo y para discernir lo que nosotros debemos hacer
en las actuales circunstancias”. DA139
• Todos los cristianos y, en particular, para los agentes de la caridad, la
necesidad de la fe, del “encuentro con Dios en Cristo que suscite en ellos el
amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo
no sea ya un mandamiento impuesto desde fuera, sino una consecuencia
que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad”.
• Hacemos una llamada especial a las familias católicas para no entrar en
una competición por alardear de bienes y riquezas. Ya que esto resulta
ofensivo en una realidad como las nuestra llena de empobrecidos y
excluidos. Pedimos que esta llamada se tenga en cuenta, especialmente, en
las celebraciones litúrgicas familiares que, aunque tengan esa dimensión,
son siempre celebraciones de la Iglesia.
37. Aprender a amar iluminados por San Vicente de Paúl
• Hemos recibido en nuestra
Diócesis en estos 50 años y en
los 47 anteriores del Vicariato
la tradición de amor y entrega
a los pobres de San Vicente de
Paúl y recordamos esta
enseñanza suya: “Es tan sólo
por tu amor, y sólo por él que
los pobres te van a perdonar
el pan que tú les das…” Fieles
al mandato de Jesús, hecho
vida en tantos testigos,
queremos aprender y enseñar
cada día a amar y cuidaremos
que esa sea tarea prioritaria
de cada uno y de la acción
pastoral de la diócesis.
38. Caridad y Justicia.
• Sabemos que el arte de amar integra dimensiones diversas y exige
estar atento a acoger a cada uno en su necesidad, a acompañarlo
en la tarea de afrontar sus retos y a compartir con él la defensa de
sus derechos. En ese trípode de asistencia inmediata, promoción y
denuncia ha de apoyarse el compromiso de caridad de cada uno.
• “La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de
lo “mío” al otro; pero nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al
otro de lo que es “suyo”, lo que le corresponde en virtud de su ser y
de su obrar. No puedo “dar” al otro de lo mío sin haberle dado en
primer lugar lo que en justicia le corresponde.
• Necesitamos estar atentos a la necesidad de quien está próximo
para dar respuesta a la misma. En una realidad como la nuestra,
una situación de enfermedad, un accidente, un robo y cualquier
acontecimiento imprevisto desequilibran la economía familiar y
generan situaciones de dolor y desesperanza. Quizá se requiera
cooperación de la comunidad local o parroquial, pero quien vive esa
situación ha de saberse acogido como persona y no como un
problema social que ha de presentar de oficina en oficina.
39. Acoger, acompañar, comprometerse
• Nos comprometemos a que antes de un año se estructure en cada
parroquia el correspondiente servicio de caridad que integre diversidad de
acciones realizadas en la misma y se coordine en la Caritas Diocesana y en
las diversas comisiones de Pastoral Social.
• Las comisiones diocesanas o parroquiales de Pastoral Social, la Caritas o
cualquier otro organismo actúan en nombre de la Iglesia y no en nombre
propio y deben informar, motivar, orientar y animar el servicio a la caridad
de cada creyente.
• Se hace necesario que nuestra acción caritativa sea, además de
organizada, una acción en red donde participen todas las pastorales y
grupos de la acción social de la Parroquia o de la comunidad.
• Rasgos de un servicio social de la Iglesia: Está abierta a todos sin ninguna
discriminación por razones de sexo, raza o religión. Promueve la
participación de los grupos y personas receptores de ayuda y cuida, sobre
todo, de defender su dignidad de hijo de Dios. Implica en la tarea de
solidaridad a toda la comunidad cristiana y suscita reflexión, análisis y
denuncia sobre las causas que generan empobrecimiento y marginación.
Suscita un compromiso con la justica en el conjunto de la sociedad y esta
abierta a colaborar con otras instituciones para conseguirlo. Informe
adecuadamente y con total trasparencia de la utilización de sus recursos.
41. Nos comprometemos a mantener abierto el oído
a ese grito de los pobres porque en él está el Señor.
•
•
•
•
•
Alcoholismo. Como Iglesia necesitamos dar una respuesta más comprometida a
este problema con campañas sistemáticas de prevención y de apoyo en las
terapias y centros de rehabilitación.
En cuanto a la drogadicción, cabe señalar la necesidad de unir esfuerzos e
iniciativas con otras diócesis y aprovechar las experiencias de otros lugares.
Colaborar con el narcotráfico aún en aspectos que pueden parecer secundarios
supone para cualquier católico un pecado grave que excluye de la comunión con la
Iglesia.
El apoyo en la formación y capacitación de niños y jóvenes y, especialmente de los
adultos, es un espléndido signo de amor comprometido que abre horizontes y
dignifica al hermano. Lamentamos que la mayoría de la población no pueda
acceder a una educación de calidad y consideramos que el amor cristiano pide una
atención mayor a esta realidad para exigir respuestas adecuadas a las instituciones
del Estado y para suscitar iniciativas solidarias con las que paliar las deficiencias del
sistema.
Los campesinos pobres sufren frecuentemente una mayor marginación. En
nuestra diócesis la población rural es muy minoritaria con relación a la urbana, por
eso hemos de cuidar una atención cercana y solidaria que dé ánimo a su desarrollo
personal y que garantice la calidad de sus vidas.
42. Movilidad humana. “Maras”. MCS.DSI.
•
•
*
La emigración interna y hacia el exterior es un fenómeno al que estamos
dando una respuesta todavía insuficiente. Necesitamos que la Comisión
Diocesana de Movilidad Humana facilite una mayor información y
promueva un mayor número de voluntarios para ofrecer un servicio eficaz e
integral de orientación, acogida, acompañamiento y defensa del migrante y
sus familias.
El fenómeno de las “maras” es muy complejo en su origen y en su
diversidad actual. La violencia, el dolor, la destrucción de la paz y la
convivencia que generan son inmensas. Ante ello surge la tentación,
también entre cristianos, de desear la muerte y el exterminio de estas
personas. Ante esta realidad:
Denunciamos esas actitudes y los asesinatos cometidos, financiados o
promovidos en nombre de una mal llamada “justicia” que no puede ocultar,
sin embargo, su carácter criminal.
Nos comprometemos a continuar en la difícil tarea de buscar cauces de
rehabilitación y reinserción de los caídos en las redes destructivas de las
“maras”.
Seguiremos apoyando programas y proyectos de prevención entre niños,
adolescentes y jóvenes en situación de riesgo y marginación.
Los MCS de la Iglesia en la Diócesis deben dedicar una parte importante
de su programación a la necesaria tarea de difundir la DSI y motivar el
compromiso solidario de todos y para informar de las tareas que se realizan
y denunciar las situación de injusticia que generan pobreza y exclusión
entre nosotros.
43. I Sínodo de la Diócesis de San Pedro Sula (Honduras)
Decreto de aprobación y promulgación de las Constituciones Sinodales.
“En virtud del ministerio episcopal recibido y a tenor del canon 466 del
Código del Derecho Canónico, apruebo los textos, tal como a continuación
son transcritos, como Constituciones Sinodales porque ellos recogen el
sentir y el querer del Pueblo de Dios de Cortés y en ellos promulgo estas
constituciones Sinodales en los siguientes términos:
•
•
•
Ellas marcarán el rumbo del caminar
de nuestra diócesis en los próximos
años y serán la base del nuevo plan
pastoral diocesano 2014-2020
Invito a todos los fieles a recibirlas
con disponibilidad, asimilar su letra y
espíritu con el estudio, la oración y el
dialogo y a cumplirlas con diligencia y
alegría de corazón.
•
•
Corresponde al obispo diocesano
tanto la interpretación de estas
Constituciones como la tarea de
motivar a las personas y de coordinar
los medios para que sean conocidas,
aplicadas y revisado su cumplimiento
contando especialmente con la ayuda
del Consejo Presbiteral y del Consejo
Pastoral.
Entrará en vigor el día 2 de octubre,
fiesta de los Ángeles Custodios.
SPS, a 13 de julio del año 2013,
celebración de los 50 años de la
diócesis
44. GRACIAS A TODOS LOS QUE HAN HECHO HECHO
POSIBLE EL SÍNODO DE S.P.S. SEA UNA REALIDAD QUE
ENRIQUECE A LA IGLESIA