1. UNIVERSIDAD TÉCNICA DE ORURO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE PROFESIONALES EN ATENCIÓN TEMPRANA Y EDUCACIÓN INFANTIL
1 EL USO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA FORMACIÓN DEL DUCADOR INFANTIL -2-
NOMBRES : ………………………………………………………………
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FECHA: ……………………………………………………………………
ANALISIS DE CASO
Lucas nace un frío día de invierno. El parto fue largo y agotador. Apenas puedo ver unos instantes
a mi bebé, antes de que se lo lleven para limpiarle las vías respiratorias y darle oxígeno. Al cabo
de un rato lo estabilizan y por fin me permiten abrazarlo. Siento su cuerpito tibio y suave sobre mi
vientre. Es un pequeño milagro. Rozo con los labios su tersa frente e inhalo su aroma. ¡Si tan sólo
pudiera guardar esta emoción en un frasco!, un frasquito que pudiera abrir de vez en cuando para
recordar las maravillas de la vida...
Lucas es apenas un nene de dos años cuando comienzo a darme cuenta de que es diferente. ¡Es tan
callado! Si quiere algo, me tira de la ropa y lo señala. Pero aparte de eso, rara vez usa gestos para
comunicarse. Tampoco dice sí ni no con la cabeza. A menudo se frustra y se enoja porque no lo
entiendo: grita, patalea y da manotazos. No reacciona cuando le hablo ni al llamarlo por su
nombre. Mi esposo, Calle, y yo, empezamos a preguntarnos si será un poco sordo. ¿O no? Cuando
digo “dulce”, Lucas corre hacia mí de inmediato. No obstante, escapa del contacto físico. A veces
acepta sentarse a upa, pero por lo general sólo cuando está muy cansado. Aprovecho cualquier
oportunidad para abrazarlo, pero no son más que unos instantes, y demasiado infrecuentes.
El niño tiene problemas para concentrarse. Revolotea por todos lados como una mariposa, y
apenas se detiene en algún lugar para reiniciar el vuelo en seguida. No le gustan los juguetes; le
interesa más explorar. Le encanta hacer que las cosas giren: si tiene un cochecito, en vez de
ponerlo a rodar en el suelo, lo da vueltas y hace girar las ruedas. Le fascina hacer esto con todo
objeto redondo: anillos, monedas... También lo hace con su cuerpo. Tratamos de detenerlo, porque
si no, continúa hasta que se marea y se cae.
No le interesa jugar con otros chicos. Si estamos en el parque, se sienta en el arenero y tira arena a
su alrededor, o arroja piedras en los charcos, indiferente a los demás. A veces trata a su hermanita,
Sara, como si fuera un objeto o un mueble. Suele taparla con una manta, y si ella le obstruye el
paso, la levanta —en algunas ocasiones agarrándola por el cuello—, la cambia de lugar y la deja
caer al suelo. La palabra “autismo” me ronda la cabeza. Busco información en Internet. Mucho de
lo que leo allí describe a Lucas, pero Calle y yo nos negamos a creer que sea tan grave. Le
contamos nuestros temores a la abuela de Lucas, Gunilla, que lo ve con frecuencia y se lleva muy
bien con él. Ella nos dice que nuestro hijo no puede ser autista: ¡es tan alegre y juguetón! Es cierto
que apenas habla, pero todavía es chico. Su hermanita nació hace poco, y en estos casos es común
que el desarrollo de los niños se retrase por un tiempo. Ante nuestras dudas, Gunilla nos sugiere
buscar ayuda profesional. Luego de hacer varios llamados, hablamos con una terapeuta del
lenguaje que puede atender a Lucas, pero no antes de octubre. Tal vez sea lo mejor; así podrá
madurar un poco más.
LEER Y ANALIZAR EL ESTUDIO DE CASO Y EMITIR DE FORMA GRUPAL:
- ANÁLISIS
- CONCLUSIONES
- RECOMENDACIONES