2. El monolito está situado en la Plaza de la Merced en un barrio del centro de Málaga y
es en homenaje al General Torrijos y la casa natal de Picasso.
El monolito es un obelisco en honor de José María de Torrijos y Uriarte y está en el
casco histórico de Málaga.
José María Torrijos, fue un general liberal que protagonizó el último intento por
derrocar al régimen absolutista de Fernando VII en
1831, estableció en Málaga su campo de
operaciones. Así, desde su desembarco en la plata
de El Charcón, en la Cala de Mijas, hasta el mismo
momento de ejecución en la playa San Andrés,
intentó liberar a la ciudad y contar sus ideales.
Aquella intentona golpista ha quedado en el
recuerdo y más tarde enterrados bajo el obelisco en
su honor en la Plaza de la Merced. Algunas fuentes
sostienen que el fusilamiento en realidad sucedió en
la Alquería del conde de Mollina tras refugiarse en
Mijas y Alhaurín de la Torre acompañado de 48
liberales.
Nunca se llegó a saberse de qué
manera se las ingenió el llamado
“verdugo de Torrijos” para hacer un
seguimiento minucioso de todos los
movimientos del general liberal y
de sus principales colaboradores.
Lo cierto fue que el barco en el que
intentaban ganar las costas de
Málaga en el mes de Diciembre de
1831 fue sorprendido por las tropas
realistas apostadas en las platas de
Charcón, de Fuengirola. Puesto en capilla en el convento franciscano del Carmen, en el
Perchel, fueron fusilados en las playas del Bulto el 11 de Diciembre.
Llevados a las playas al amanecer, ante el primer pelotón de ejecución figuró el propio
don José María con Juan López Pinto, Francisco Fernández Golfín, Francisco de Borja
Pardío y Manuel Flores Calderón, entre otros.
Un segundo grupo, estaba integrado por veinticuatro personas más, se formó de
inmediato, y se procedió a su fusilamiento, los cuerpos se amontonaron como una
pirámide humana.
3. Hacia las once y media de la mañana de aquel domingo 11 de diciembre de 1831,
todos los cuerpos, cargados en carromatos, fueron trasladados desde El Bulto al
cementerio de San Miguel por el centro de la ciudad para que todos tomaran nota de
que frente al poder real no cabían atentados, traiciones ni aventuras de aristócratas.