2. El inicio de los problemas que desataron la mal
denominada “Guerra de la Independencia” es el
tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de
octubre de 1807 entre España y Francia. Este
tratado comprometía a ambas naciones a
iniciar una acción militar conjunta para ocupar
y repartirse a Portugal, nación aliada de
Inglaterra en el contexto de las Guerras
Napoleónicas que se desarrollaban en Europa
entre el Imperio de Napoleón y el resto de
grandes potencias. Una de las clausulas de este
tratado era el derecho de transito y de
alojamiento de las tropas francesas en España.
Aprovechando este derecho, los ejércitos
franceses se instalaron en las principales
ciudades de España, iniciando una ocupación de
facto del territorio español que sorprendió a la
débil monarquía española de Carlos IV de
Borbón.
3. Informado de los planes franceses y viendo
que su trono estaba en peligro, el príncipe
Fernando, determinó ese mismo año dar un
golpe de Estado para derrocar a su padre,
Carlos IV y acabar con el gobierno de Godoy.
Su intento fue descubierto y el propio
Fernando, juzgado en el denominado “Proceso
del Escorial”, no tuvo ningún reparo en
traicionar a sus colaboradores, acusándolos a
ellos de instigar sus actos, y en pedir perdón
publico a su padre para salvar así su derecho
al trono.
El 18 de marzo de 1808, Godoy instó a los
reyes a abandonar España a Napoleón y
embarcarse hacía América para gobernar allí,
una imitación de lo que había hecho, Joao VI,
el monarca Portugués, que había formado una
nueva corte en Brasil. Pero antes de que los
reyes pudieran consumar su cobarde huida, el
pueblo, manipulado por los seguidores de
Fernando, se levantó en el denominado “Motín
de Aranjuez”, capturó a Godoy y obligó a
Carlos IV a abdicar en su hijo Fernando VII.
4. Aprovechando la destrucción de La Grande Armée en la
desastrosa campaña rusa de Napoleón, y la escasez de tropas
francesas en España, ya que muchas tropas francesas acudieron a
reforzar a Napoleón, Wellington inició una nueva ofensiva en
1813. Esta vez la ofensiva británica fue más fácil y obligó a José
I a abandonar Madrid y casi toda España para refugiarse de
nuevo en el norte de España. Esta vez Wellington haría las cosas
bien y lograría una victoria definitiva el 21 de junio de 1813 en la
Batalla de Vitoria. Esta victoria decisiva expulsó a los franceses
de España definitivamente.
Wellington conducirá al ejército aliado a una infructuosa invasión
de Francia, aunque la derrota y destierro de Napoleón pondrá fin
a la guerra rápidamente.
Por su parte, Fernando VII una vez liberado regresó a España el
14 de marzo de 1814, encontrándose el país bastante cambiado. El
gobierno ilustrado de José I y los “afrancesados”, los ilustrados
españoles que lo apoyaban, quisieron llevar a cabo una reforma
política y social de España basada en los principios de la
Ilustración y de la Revolución Francesa: una sociedad basada en la
razón. Y, pese a que no habían conseguido modernizar España,
habían conseguido que las ideas ilustradas calaran en sus
enemigos. Las Cortes Generales celebradas en Cádiz proclamaron
la Constitución de 1812 como una alternativa española a la
ilustración francesa. Éste triunfo del modelo de gobierno liberal
será rechazado por Fernando VII, el cual decidió reinstaurar el
más puro absolutismo nada más llegar al país, generándose a
partir de entonces conflictos entre liberales y conservadores que
marcarán todo su reinado y el resto del siglo XIX.