Este documento analiza las próximas elecciones en Haití, Guatemala y Argentina, señalando que en los tres países los pobres son mayoría pero no tienen poder de decisión. En Haití continuará el control estadounidense y la corrupción beneficiará a los allegados al gobierno saliente. En Guatemala los indígenas son cada vez menos y los candidatos continuarán sirviendo a los intereses estadounidenses. En Argentina la clase media de las grandes ciudades elegirá entre candidatos respaldados por sus riquezas personales. En los tres países
1. Haití, Guatemala, Argentina:
Elecciones ¿De quiénes? ¿Para qué?
rubèn ramos
23-10-15
Tres son los procesos electorales en América latina anunciados para este
domingo 25 de octubre. Los “ciudadanos” de Haití, Guatemala y Argentina
acudirán a las urnas para ejercer “su derecho al voto”. Como siempre, por
obligación; con, o sin, coima. Todos, impelidos por la sanción y/o la multa, o por
el temor al castigo de la secta o sectas religiosas que apoyan a los candidatos.
De cualquier forma:
Nada distinto es esperable
1. En Haití, los pobres seguirán comiendo galletas de lodo “horneadas” al sol,
con un poco de aceite y sal. Los ricos (el 1% de los ocho millones de su
población) seguirán usufructuando del 80% del ingreso nacional. Los miles de
“cooperantes” internacionales; los burócratas del “poder permanente”; los
mercenarios de las empresas “contratistas” (que cuidan de la seguridad de los
ricos y del gobierno gracias a la ONU); y, esos otros mercenarios de las ONG
(que alimentan la ignorancia, el hambre, la prostitución, la violencia, el SIDA),
seguirán gozando de los millones de dólares de las instituciones
financiarizadoras de la deuda; de las vinculadas con el espionaje, la violencia y
el terror; de las “humanitarias” vinculadas con la salud, la educación y la
cultura, la infancia. En Haití los pobres son afro-caribeños. Son mayoría, pero
no definen ni deciden nada.
2. Son 54 los candidatos que buscan
“continuar” la trayectoria del presidente
saliente Michel Martelly auto-apodado
como el “dulce o rico Micky” (Sweet Micky).
Aficionado al teclado electrónico, este “drag
queen” hizo “carrera musical” en sórdidos
cabarets de los suburbios de Puerto
Príncipe interpretando una degeneración,
aún mayor, del llamado “konpa dirèk”. Une
a la ignorancia común que vertebra a la
población haitiana, su evangelismo y su
adherencia a la francmasonería subsidiaria
en su país de origen. Halagado por Obama
es, sin lugar a dudas la más clara
expresión de lo que la ignorancia y
estupidez pueden escalar en el orden
democrático impuesto y manejado por
Estados Unidos.
Íntimo del dos veces presidente de Haití René Preval, entre 1996 y 2011, que
llegó al poder aupado por la dupla FMI-BM, y del comandante Michel François
convicto por crímenes de lesa humanidad, el “dulce o rico Micky”, sirvió de
bufón travestido a la rancia “burguesía” haitiana y a los “tonton macutes” del
poder militar. Su gobierno ha transcurrido en un Estado donde la ocupación
estadounidense impuso la desaparición del parlamento y determinó que todos
los puestos electivos de administración local como alcaldías y otros, así como
todos los cargos administrativos del ejecutivo fuesen ocupados por personas
pertenecientes al partido del presidente, llamado “Haitien Tèt Kale-PHTK”, o
por simpatizantes comprometidos con éste. Por su parte, el “dulce Micky”
gobernó desde sus casas en Puerto Príncipe y en Palm Beach-Florida. (El
refugio preferido de músicos y artistas decadentes y de “políticos” mil
millonarios como Donald Trumph).
Esto agravó aún más el estado de corrupción del Estado y el enriquecimiento
de los allegados al gobierno como es el caso del actual candidato a la
presidencia Jovenel Moise al que promueve y apoya el “dulce Micky”. Miembro
del PHTK, Moise ha hecho fortuna con una empresa exportadora de banano
orgánico a Europa a través de contratos otorgados por el gobierno. Ha sido
promocionado como el continuador de las “políticas” del “rico Micky”. Es, a no
dudarlo, el candidato que asegura la continuidad del intervencionismo
estadounidense. No en vano, el Secretario de Estado John Kerry, ha dicho:
"Estados Unidos y otros miembros de la comunidad internacional (como la
OEA) están trabajando con el Consejo Electoral Provisional haitiano para
asegurar que las elecciones del 25 próximo sea un proceso más suave que el
que tuvo lugar el 9 de agosto pasado". Fecha en la se celebraron las
elecciones municipales y que han sido denunciadas como fraudulentas. Por su
parte, la Iglesia jesuítica y masónica ha dejado entrever que Haití sólo puede
ser capaz de organizar las elecciones como un Estado moderno con la
presencia de EEUU y de la OEA.
3. 2. En Guatemala, si bien los indígenas aún no han empezado a comer galletas
de barro, esto ocurrirá cuando las empresas transnacionales hayan terminado
con desarraigarlos de sus tierras; el ejército y los paramilitares haya terminado
de mutilar sus organizaciones comunales; y las sectas religiosas (católicas y
evangélicas) hayan terminado por convencerlos que “ganarse el pan con el
sudor de la frente significa volver a la misma tierra, pues tierra eres y en tierra
te convertirás”.
Aquí los indígenas son cada día menos. Los erradicados del campo, forman
parte de los pobres de las ciudades y se han “aculturado”. Han perdido su
identidad y sobreviven con eso que llaman “informalidad”. Esta incluye
servidumbre doméstica, prostitución, delincuencia en todas sus formas. Los
“aculturados”, son “achorados”. Una mezcla que agrega, al mestizaje, el
desclasamiento, la sub-ocupación y el robo. Cada nueva generación reconoce
menos su origen indígena. En cambio se reconocen como “hermanos”. Hechos
a la medida de las iglesias y sectas religiosas. “Jimmy” Morales, el candidato
con más opción de ganar las elecciones es uno de estos. Por su parte, la
jerarquía militar es una “élite” que desde hace más de 70 años sirve al poder de
los EEUU. Desde entonces se ha sucedido en el poder y lo continuará
haciendo. No sólo por ser parte del llamado “poder permanente”, sino porque
es la única institución que puede garantizar la continuidad del orden impuesto
bajo el control del Comando Sur. La “burguesía” nacional es minoritaria y, junto
a los militares, medran del control de la riqueza y del poder político que ejercen
las instituciones financieras y sus “socios” inversionistas transnacionales. La
Iglesia (jesuítica y masona) completa, junto a la Universidad y a la burocracia
del Estado, la estructura del “poder permanente”. ONGs y Fundaciones, como
la de la premio nobel de la paz de 1992, le hacen el amén.
Morales, otrora llamado James, cambió su nombre
por uno más popular y merenguero. Evangelista,
familiar e institucionalmente, es de esos “peritos”
contadores que le entran a todo. De allí su (de)
formación como “teólogo”, sus estudios en
defensa y seguridad y su experticia en “moralejas”
y “comediante” en películas y televisión “chicha”.
Ese híbrido del folklore callejero donde lo cursi, lo
banal, lo vulgar, se entremezcla con la imitación, el
reality show, lo estupidizante.
3. En Argentina, la complejidad demográfica es mayor. Se trata del país “crisol
de razas”, donde la historia del poder político, desde la invasión española hasta
hoy, pasando por sus constantes inmigraciones europeas, euroasiáticas y
orientales, advierte una preeminencia de lo “blanco” sobre lo nativo u originario
de las pampas, la Patagonia, el Nordeste argentino, y sobre los descendientes
de los negros llegados como esclavos durante el Virreynato. Quienes decidirán
la elección del sucesor de Cristina Fernández será esa variopinta “clase media”
de las grandes ciudades como Buenos Aires que va desde la farándula hasta
los oligopolios mediáticos. Tampoco aquí, en Argentina, los pobres definen ni
deciden algo.
4. Los tres candidatos con mayor opción, fueron proclamados por “su clase” y
están respaldados por sus riquezas personales acumuladas al “servicio del
Estado” y por la “inteligentzia” del Mossad, la CIA, el FBI. Cada uno se
encargó, durante su trayectoria como funcionario público, de cimentar las
alianzas que les permitan garantizar que lo ganado con “su esfuerzo” nadie lo
ponga en cuestión. Sólo así se hace “verdadera historia”, dicen sus slogans.
Los tres acusan una trayectoria política que se entronca con el “menemismo”
de la deformación peronista y con el “radicalismo” decadente de la Unión
Cívica.
Elecciones a la medida de la institucionalidad dominante
No hay por qué extrañarse. En Haití, en Guatemala y en Argentina se trata, una
vez más, de elecciones donde los pobres son obligados a “escoger” a quienes
los “representarán”. No entre los suyos, sino entre los que no son pobres y se
imponen en nombre de la “Constitución del Estado”. El instrumento que les fue
igualmente impuesto por los mismos que hacen las elecciones y “fabrican” a los
gobernantes.
Los pobres, siendo mayoría, son tratados como retardados mentales urgidos
de que alguien piense y hable por ellos. Esto, en parte, porque la única
educación “de calidad” (esto es, con sello de clase), es la de los “blancos” y
poderosos, cuya riqueza y capital cultural, dicen, les viene “de sangre y
apellido”. También porque los “nuevos ricos” del narcotráfico, de la farándula,
de la administración pública, del cohecho, de la corrupción, del servilismo, de la
obsecuencia, son unos perfectos analfabetos y unos ignorantes en política.
Apenas payasos del travestismo del poder en la “nueva era”.
De manera contundente, porque la única institucionalidad existente para todo
orden de cosas, desde el nacimiento hasta la tumba, tiene la marca y es
impuesta por el poder burgués imperialista sobre los explotados. Fue creada y
responde a los intereses supranacionales de las élites del poder mundial, del
FMI-BM, del BID-USAID, de la banca especulativa, de las transnacionales, del
Comando Sur, de la inteligencia sionista internacional. A esa institucionalidad
pertenece y sirve el modelo de democracia representativa y sus elecciones.