La clase política que parasita o aspira a parasitar del usufructo del Estado continúa usando "el trago y el nacatamal" como recompense por el voto —que usó la dinastía somocista— para corromper la mente del electorado, principalmente del sector empobrecido.
Nicaragua: La corrupción del voto por un trago y un nacatamal
1. Politikos
Revista del pensamiento racional
Editor: Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
31 de Diciembre de 2014 -Los Angeles, California, USA
Nicaragua:
La corrupción del voto por un trago y un nacatamal
Un trago y un nacatamal era la recompensa que la dinastía somocista —
burguesa, católica y pro imperialista— daba por su voto a las personas
campesinas a quienes mantenía en el estado de empobrecimiento creado por sus
antecesores —los encomenderos del Imperio Español y del Imperio Yanqui—
con la indulgencia de la Iglesia Católica Colonialista (ICC). Esta política de
relación con el electorado empobrecido para corromper su mente ahora es
practicada por los líderes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
quienes como saqueadores del Estado han hecho de la corrupción una virtud
católica que imponen en la sociedad con la mentira, la confesión y la violencia
de su turba reminiscente de la terrible “Colacha”.
La conformidad de un sector de la nación con la corrupción como una
forma de vida moral conveniente fue la base del somocismo y de todos los
gobiernos antecesores al sandinismo. A pesar de que el mundo decente repudia
la corrupción del FSLN como un virus social, el virus sobrevive porque se
incuba en la mente receptora no sólo de las personas empobrecidas, sino que
también de las demás clases e instituciones: la burguesía, la pequeña burguesía, el
estudiantado, el proletariado, el lumpen proletariado, el Estado, el Consejo
Superior de la Empresa Privada (COSEP), la ICC, partidos políticos y
sindicatos.
La corrupción instituida como gobierno por los “padres de la patria” que
se apropiaron el país que sus antecesores colonialistas —soldados, curas
doctrineros y encomenderos— robaron a las naciones indígenas y negras es el
gen que unifica a todos los líderes vendepatria de la estirpe vil de Adolfo Díaz
Recinos. El voto por un trago y un nacatamal produjo la presidencia de José
Arnoldo Alemán Lacayo, el tal Gordo, y José Daniel Ortega Saavedra, el tal
Danielito; dos ladrones y mentirosos que hicieron un pacto de defensa de la
2. Nicaragua: La corrupción del voto por un trago y un nacatamal
Por Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
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corrupción como una virtud natural de los parásitos sociales que viven o aspiran
a vivir del erario.
Sin embargo, el Gordo y Danielito no son efecto de su corrupción
individual, sino que de la corrupción de las personas que comparten su
corrupción, la sostienen y diseminan en la sociedad como una virtud. Estas
personas son responsables de las consecuencias de su voto por un ladrón y
mentiroso. Una de las consecuencias del voto sin reparo moral —por un trago y
un nacatamal— es el Pacto Wang-Ortega. Este acuerdo de venta de un país
robado —cuyos medios de producción de la nación son propiedad privada
garantizada por la Constitución del FSLN y el COSEP— y cuya riqueza es usada
por el gobierno para alimentar la avaricia de los usureros imperialistas es la
continuación de la tradición establecida por el “Tratado Bryan-Chamorro” y el
“Pacto del Espino Negro” en la mente política-católica de los explotadores de la
nación.
Quienes votaron por el Chino Ortega institucionalizaron su corrupción y
la de su confesor, Miguel Obando y Bravo. Apoyados en ese voto, ellos y el
Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) —apoyado por el
COSEP, el Fondo Monetario Internacional y el Vaticano— están desarrollando
la guerra civil en defensa de los intereses de los capitalistas filibusteros
representados por Wang Jing, el "gran hermano" del Chino Ortega.
Entonces, si el electorado no cambia su mente política —extirpando el
cordón umbilical de la corrupción que los une a sus líderes y elevándose al
altruismo como el único valor de su vida— los políticos sucesores de la estirpe
vil de Adolfo Díaz Recinos, Anastasio Somoza Debayle, José Arnoldo Alemán
Lacayo, el tal Gordo, y José Daniel Ortega Saavedra, el tal Danielito,
continuarán reproduciéndose y destruyendo a la nación como una marabunta.
Nota acerca del Editor:
HuGóS es el autor del libro “Nicaragua: El diálogo entre los curas doctrineros y
encomenderos”