Ayudando a familias iraquíes como enfermera voluntaria de MSF
1. ¿Podéis ver la foto de arriba? Yo soy la chica rubia de Save de Children, la que en ese
momento su único labor y pensamiento era ayudar a todas esas familias que verdaderamente
necesitaban nuestro apoyo, tanto psicológica como físicamente. Esa imagen fue tomada en
Irak, un país al que me decidí ir a ayudar a toda esa gente por las imágenes y noticias que
escuchaba todos los días en la televisión, en la radio, en el periódico… en todas partes.
Tenía una sensación de impotencia grandísima viéndolo todo desde el sofá de mi casa.
No sabía cómo dar las gracias por no encontrarle yo en aquella situación, así pues, me decidí
a parar de pensar y empezar a actuar de una vez por todas, por toda esa gente que lo merecía
y necesitaba, toda esa gente inocente que es la que verdaderamente estaba pagando por la
avaricia, la soberbia de muchos otros. Decidí entrar en la página de Médicos sin Fronteras y
pedí toda la información que necesitaba para ponerme camino a Irak. Como mi oficio era ser
enfermera me decidí a ir a ayudar de la mejor forma que sabía, curando heridas.
Cogí un avión y empecé mi camino. Y tengo que ser sincera; tenía miedo, muchísimo
miedo de lo que me podía encontrar allí, de las situaciones de aquel país sólo sabía las partes
que salían en los informativos, pero nadie realmente podía contarme de primera mano todo, y
eso era realmente lo que más me asustaba. Cuando llegue a Irak y conocí realmente la
situación una sensación indescriptible recorrió mi cuerpo, era una mezcla de dolor, angustia y
desolación.
Comencé a aportar mi grano de arena día a día, todas las horas que podía y más, aquel
era la única meta de mi vida que necesitaba, yo necesitaba para sentirme bien conmigo
misma. Conocí muchas personas, muchas familias y muchas historias emocionantes, de las
cuales a partir de ese viaje, formo parte.
“Mi vida sin este viaje y estas pequeñas aportaciones, no tendría ninguna
importancia” Y a todos vosotros; os pido de todo corazón que ayudéis, con el mínimo gesto
que sea. Todo por una sonrisa en el rostro de alguien que lo haya perdido todo.
Andrea Varela (4º ESO)