El documento describe lo que significa ser siervo de Jesús. Esto implica aceptar a Cristo como único Señor, amar a los demás como Él nos amó e imitar a María con un sí incondicional a Dios. Un siervo de Jesús aspira a la santidad como vocación, don y tarea que se concreta en el compromiso diario con el Evangelio. Para lograrlo, se debe potenciar la vida interior, ser dócil al Espíritu Santo, vivir la fe en lo cotidiano y ser fiel a la Iglesia