El documento propone que la enseñanza de la historia debe ayudar a los estudiantes a analizar el pasado para comprender el presente y el futuro, y sentirse parte de la realidad histórica. También sugiere que la historia permite un aprendizaje continuo que fortalece valores democráticos, la identidad nacional y la herencia humana. Para lograr esto, es crucial desarrollar el pensamiento histórico de los estudiantes.