En el capítulo 5 de Romanos, Pablo discute el origen y solución del pecado. Introduce que Adán trajo el pecado al mundo a través de su desobediencia, condenando a la humanidad a la muerte. Sin embargo, Dios, motivado por Su gran amor, provió la solución a través de Jesucristo. Aunque éramos pecadores, Cristo murió por nosotros y Su justicia nos es acreditada a través de la fe, dándonos acceso a la gracia de Dios y la vida eterna.